sábado, 31 de agosto de 2024

Frases memorables: Cuatro corazones con freno y marcha atrás


"La medicina no es una ciencia, es un arte […] el arte de acompañar con palabras griegas al sepulcro”

Cuatro corazones con freno y marcha atrás fue un libro que no me gustó demasiado. Es un texto con una propuesta teatral de lo más original y esperpéntica, que para mí falló en lo más importante: el humor. No me hizo ni pizca de gracia, y eso que era una comedia. Quizás por eso marqué esta cita que os traigo hoy, el único comentario que me pareció gracioso. Si os interesa leer la minireseña que hice, la podéis encontrar aquí. Ya he intentado leer otras cosas de Jardiel Poncela y tengo claro que es un autor cuyo humor no encaja conmigo. Quizás me animaría a ver una representación teatral, aunque dudo que alguna vez tenga la oportunidad.

La cita que os traigo hoy es una crítica a los médicos que usan un lenguaje intrincado y técnico (lleno de latinismos y helenismos propios de la medicina) para hablar con sus pacientes. En algunos casos es sin darse cuenta, por deformación profesional; en otros, es para disfrazar un poco la verdad y que el diagnóstico no suene tan desmoralizador. En mi opinión, los médicos, siempre con mucho tacto, deberían hablar a las claras. Creo que no hay nada peor que vivir en la incertidumbre y no saber a ciencia cierta qué dolencia sufres ni cuáles son tus expectativas de futuro.

Poco más tengo que decir sobre el tema. ¿Vosotros alguna vez os habéis encontrado con algún médico que, en lugar de ayudaros, os haya dejado desorientados? ¿Sois de leer obras de teatro? ¿Alguna obra cómica que queráis recomendar?

miércoles, 28 de agosto de 2024

Crónica del Celsius 232 (2024). Parte II


Hace un par de días publiqué la primera parte de esta crónica, donde os hablo tanto del turismo que hice por Oviedo como de mis impresiones generales sobre el festival. La entrada de hoy está dedicada en específico a las actividades a las que asistí, con el objetivo de que os hagáis una idea de lo que podéis encontrar si vais alguna vez. 

Hay que tener en cuenta que cada uno tiene sus preferencias, por lo que a mí me gustaron más las conferencias que adoptaban un tono más académico y trataban los temas con más profundidad, que no las presentaciones o los encuentros con autores. Os cuento lo que a mí me llamó la atención de cada actividad, por tanto, es una opinión completamente parcial

 Martes 16 de julio


Presentación: Orzaria, el origen de lo inexplicable, de Martín Castro Masaveu (Diego García Cruz, moderador). Fue una presentación poco memorable. El tema de la novela, interesante sin más, no fue suficientemente atractivo como para captar mi atención. Lo mejor fue el moderador (¡Diego es el mejor!), quien supo sacarle todo el jugo a la novela e hizo preguntas muy acertadas.

Presentación: Caleidoscopio, de Pablo Fraile Dorado (Diego García Cruz, moderador). Una presentación ligeramente más interesante que la anterior, en parte debido a que el autor se expresó mejor. Aun así, tampoco terminé lo suficientemente convencida como para apuntarme el libro.

Conferencia: Arcos, arcabuces y blásters: sobre las armas a distancia en la ficción (Pelayo Mejido). Fue una de las mejores conferencias del festival. El ponente es el fundador de la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua, domina diversas artes marciales (aunque se especializa en esgrima) y se dedica al asesoramiento histórico y de coreografías de combate para cine, televisión y teatro. Vamos, que sabe de lo que habla. Eso sí, la exposición fue algo caótica, ya que saltaba de un tema a otro sin ton ni son; se notaba que, como confesó, lo había empezado a preparar una hora antes. Con un tono amigable y cercano, rompió un par de mitos relacionados con el uso de las armas (sobre todo armas a distancia) en novelas de fantasía y en películas (los arqueros no pueden sujetar el arco durante mucho rato, dos ejércitos corriendo para enfrentarse es absurdo porque los soldados se cansan, las ballestas no se pueden usar a caballo, las flechas con efecto no son útiles en una guerra, por la noche no se usaban las catapultas a causa de la poca visibilidad...), así como compartiendo algunas anécdotas personales relacionadas con su participación en juegos de rol en vivo.


Miércoles 17 de julio

Presentación: Limítrofes, de Cristina Jurado (Cristina Macia, moderadora). Entre las cosas que me llamaron la atención de la novela están los poderes, que la obra hable de manera metafórica sobre los centros de alto rendimiento y que el título se refiera al estado mental límite (entre la cordura y la locura) en el que se encuentran los personajes. El problema es que me dio la impresión de que el tono era juvenil y últimamente ese tipo de novelas me dejan insatisfecha, así que no me animé a apuntarlo. No puedo dejar de mencionar a Cristina Macia, quien se esforzó mucho para vendernos la novela e hizo muy amena la presentación. 

Presentación: Forjador de universos, de Eduardo Vaquerizo (Cristina Macia, moderadora). De nuevo, estamos ante una novela interesante y prometedora que no terminó de convencerme. Eso sí, Cristina Macia volvió a hacer un trabajo estupendo como moderadora. 

Encuentro con Cat Sparks (Cristina Macia y Ian Watson, moderadores). Lo siento por Cat Sparks, pero las estrellas de este encuentro fueron Ian Watson (moderador) y Cristina Macia (traductora). El desinterés por la autora se debe al hecho de que, más allá de un relato en el Excelsius, no tiene nada publicado en español. Esperemos que encuentre editor pronto, ya que "es una autora muy traducible: la podéis llamar Gata Chispas" (Ian Watson). Los moderadores formaban un dúo cómico increíble: mientras Cristina Macia hacía lo imposible por traducir, Ian Watson no se callaba la boca, interrumpía constantemente y hacía juegos de palabras. Llegaron a un punto en el que Cristina Macia gritó "¿Que por qué estoy enfadada? Porque aún no has terminado la primera frase y ya está empezando la tercera". Todo el encuentro fue en clave cómica con preguntas como "¿Te pones a rodar en tu casa para describir escenas de acción? Yo lo hago" (Ian Watson). Por desgracia, lo único que recuerdo de la autora es que es activista climática, al igual que Ian Watson, que agita su bastón para que nunca llueva durante el Celsius.


Presentación: A ambos lados del espejo, de Iván Ledesma (Daniel Pérez Castrillón, moderador). Como en otros casos, la novela, que tenía un planteamiento interesante, no logró captar lo suficiente mi atención como para que me la apuntara. 

Presentación: Holocracia, de Salvador Bayarri (Jesús Moracho, moderador). Me hubiera gustado al autor durante más tiempo (me gustó cómo se expresaba y el enfoque académico de la presentación); por desgracia, el moderador, editor de la novela, presentó al autor durante mucho tiempo, y casi no le dejó hablar. Me llamó la atención que la novela fuera una utopía, algo poco habitual; sin embargo, no terminé suficientemente convencida como para apuntármela.

Mesa redonda Celsius y Academia: Imaginarios de ida y vuelta. El título de esta mesa redonda es lo más ambiguo que te puedes encontrar. Parecía que los ponentes iban a hablar sobre la relación entre el cine y la literatura; en su lugar, reflexionaron sobre las aplicaciones de la IA en literatura. Pese al vago título, fue una de las mejores mesas redondas del festival. Con un tono académico, se habló en detalle de varios temas relacionados con la IA: los sesgos según el idioma, cómo usa palabras clave para transmitir emociones en la escritura o sobre cómo en ficción se muestra que el instrumentalismo de la IA está bien y el determinismo mal, cuando no tiene por qué ser así. En esta ocasión no he puesto el nombre de los participantes (tres más el moderador): hubo cambios de última hora y no se indica en ninguna parte quiénes fueron al final los ponentes (y yo no me enteré porque llegué tarde La razón es que te perdiste, pese a estar a cinco minutos).

 

Encuentro con Travis Baldree (Daniel Pérez Castrillón, moderador). Fue un encuentro que estuvo bastante bien: las preguntas eran adecuadas y el autor fue muy amigable. La pregunta más interesante que le hicieron fue cómo su experiencia como narrador de audiolibros había influenciado en su narrativa, algo que no me había planteado en ningún momento.

Presentación: El gran timo de las hadas, de Félix J. Palma (Cristina Macia, moderadora). Llegué tarde a la presentación (como viene siendo la dinámica habitual), así que estuve un poco perdida. Sentía curiosidad por el libro: las obras de este autor siempre empiezan con un argumento muy genérico, para sorprender con un giro y un cambio de tono a la mitad. Y a mí los timos me pueden. Al final, Cristina Macia sonaba tan entusiasmada que lo he añadido a mi lista de pendientes. 


Jueves 18 de julio

Encuentro con Christopher Paolini (Alba Quintas, moderadora). Este encuentro no estuvo mal, sin ser tampoco nada espectacular; puede que Paolini arrastrara algo de jet lag, porque no parecía muy animado ni dijo nada especialmente remarcable. Se habló mucho de la nueva novela que ha sacado, Murtagh, y claro, al no haberla leído, no me enteré de todo. Hace ya más de veinte años de la publicación de Eragon; esperaba que el autor hablara de la saga en retrospectiva, y más teniendo en cuenta que en ese momento era muy joven.

Encuentro: Creando y expandiendo el universo de Cazadores de Sombras, con Cassandra Clare (Daniel Renedo, moderador). Creo que para el adecuado funcionamiento de un encuentro, es necesario que el moderador muestre cierto entusiasmo por el autor (sin llegar al extremo del encuentro con Tamsyn Muir). En este caso (así como también en el encuentro de Holly Black), el moderador se limitó a leer las preguntas impresas, sin ningún tipo de emoción y, en cuando pudo, cedió el turno de palabra a los espectadores. En realidad, casi todo el grueso de la entrevista estuvo en manos de los fans. Mucha gente intervino solo para agradecer a la autora la inclusión de personajes LGTBI; teniendo en cuenta la época de publicación de las novelas, comprendo que algo que para mí no fue tan memorable (Magnus y Alec <3), significó mucho para el colectivo. Entre otras cosas, la autora nos contó anécdotas interesantes sobre la publicación de la saga y se disculpó por haber retrasado la publicación de un libro durante un año por problemas de salud; en mi opinión, quienes deberían disculparse son los lectores que le exigieron que publicara, pese a no encontrarse bien. Se habló sin temor a los spoilers de todos los libros del mundo de Cazadores de sombras; realmente era un encuentro de fans. Por supuesto, hubo algunas preguntas demasiado específicas como para ser de interés general y en algunos momentos me crispó la actitud del público, que idolatraba a la autora hasta el punto de aplaudir a cada intervención.


Charla: Escribir un librojuego sin morir en el intento (Joseta Moreno). Esta charla me gustó por el tono académico y por la claridad con la que el ponente expuso el tema. Más allá de alguna curiosidad, no me dijo nada nuevo: simplemente ofrecía instrucciones muy específicas sobre cómo escribir librojuegos. Eso sí, me he quedado con una par de cosas. Una de ellas es que hay mucha más gente interesada en los librojuegos de lo que parece: la mayor parte de los asistentes afirmó que quería escribir uno. Otra cosa que descubrí fue que muchas de estas obras son encargos editoriales; pensaba que era algo que escribía la gente para pasárselo bien.

Encuentro con Sue Burke (Esteban Bentancour, moderador). Desde que asistí a este encuentro, las plantas me dan miedo. Son lentas, pero constantes y buscan su supervivencia ante todo. Según la autora, si alguien te regala un rosa, es porque te odia, ya que tienen espinas. La autora vendió bastante bien la novela; no he leído muchas obras protagonizadas por seres vegetales, así que podría ser interesante. No descarto hacerme con ella más adelante.

Encuentro con Jarrod Shusterman (Jorge Iván Argiz, moderador). Me sorprendió descubrir el candor que emanaba este autor. Además, como su pareja es una chica española (al final subió al escenario para hablar de proyectos que iban a escribir juntos en el futuro), ha aprendido la lengua y durante el encuentro se defendió bastante bien (aunque iba alternando con el inglés). Me sorprendió descubrir que solo había publicado obras escritas a cuatro manos (con su padre, primero; con su pareja, después) y eso hace que me pregunte si no será demasiado dependiente de otros (qué desconfiada). Fue una lástima que la sala no se llenara demasiado, porque el autor merecía la pena; creía que la novela Sed, que había publicado junto a su padre, había tenido bastante más repercusión. 

Encuentro con Barbara Hambly (Jorge Iván Argiz, moderador). Sabía que Barbara Hambly era mayor, sin embargo, no esperaba que lo fuera tanto. Es una anciana encantadora que habla MUY lento: la mitad de sus intervenciones eran pausas. Durante el encuentro, se puso en valor su uso de personajes femeninos fuertes, la originalidad de sus dragones y cómo su obra había subvertido algunos aspectos del género fantástico. Eso sí, curiosamente, en ningún momento se habló de las continuaciones de Vencer al dragón, que recibieron duras críticas en su momento.


Viernes 19 de julio

Encuentro: Saliendo de la zona de confort (Cassandra Clare, Holly Black; Virginia de la Fuente, moderadora). Lo primero que noté fue la buena dinámica que había entre ambas autoras; se nota que son muy amigas. Qué lástima que el tema del encuentro no diera mucho juego; se puede preguntar qué dificultad supuso para ambas salir de su zona de confort y poco más. Las dos autoras están muy aferradas a sus sagas principales, por lo que me sorprendió descubrir que habían salido de allí. Y sí han escrito otras cosas... de tono y temática muy similar. En el encuentro, se afirmó que sus últimas novelas (El guardián de espadas y El libro de la noche) eran adultas; lo he investigado y a mí me parecen tan juveniles como el resto. Pronto se agotó el tema, como era de prever, así que el encuentro se centró en hablar de las novelas periféricas de ambas autoras, aquellas que se alejan de sus sagas principales. La mayoría de preguntas eran muy concretas, así que no me enteré de la misa la mitad.

Encuentro con Holly Black (Daniel Renedo, moderador). Una vez más, demostró ser una autora muy simpática y cercana. Principalmente, habló de la experiencia de escribir obras a cuatro manos con Cassandra Clare y cómo fue la dinámica de escritura. También compartió algunas anécdotas personales que fueron muy interesantes. Por desgracia, como solo he leído Gata blanca, novela que no mencionaron, no me enteré de mucho cuando hablaban de su obra.

Conferencia: Aventuras y desventuras en el fándom y el mundo editorial (Felicidad Martínez; Mirella Machancoses, moderadora). Me gustó tan poco esta conferencia, que si no hubiera sido por G y Edu, me hubiera ido. Felicidad Martínez es una mujer muy abierta, que tiene un gran desparpajo. Sin pelos en la lengua, estuvo hablando de su ensayo No voy a pedir disculpas, donde critica el mundo editorial. Sus palabras me parecieron muy demagogas: solo decía lo que la gente quería oír, usando tacos para llamar la atención. Su actitud me pareció demasiado orgullosa ("escribo de puta madre", afirmó en un momento); por ejemplo, justificaba el poco eco que había recibido su obra afirmando que la gente no se atrevía a alzar la voz como ella. Lo más interesante fue analizar las estrategias que usaba tanto para captar la atención como para ganarse al público. Sin duda, fueron eficaces: tras la charla se agotaron todos los ejemplares de su libro. Lo peor fue la hipocresía: defendía que tenías que ser tú mismo, que ella era así y que nadie iba a callarla... de nuevo, lo que la gente quería oír. No es más que un personaje: fue ponente en la Mesa redonda Celsius y Academia: Imaginarios de ida y vuelta y allí sus intervenciones habían sido profesionales y formales, adaptándose a un contexto más académico.

Conferencia: Escribiendo sobre hadas para niños y mayores (Sofía Rhei y Maite Carranza). Pasemos de una charla decepcionante a otra. Por algún motivo, el festival (en redes y fotografías) solo menciona a Sofía Rhei como ponente, pese a que Maite Carranza impartió gran parte de la conferencia; debido a sus amplios conocimientos sobre el tema, Sofía Rhei la había invitado a participar en el último momento.  No había buena dinámica entre ambas ponentes, que iban alternando sus monólogos sin interaccionar la una con la otra. Dejando eso de lado, fue una buena conferencia introductoria. Entre otras cosas, se habló de que las hadas eran una metáfora de las fuerzas naturales, además de representar el miedo de los hombres a ser seducidos y controlados por las mujeres. Asimismo, el término "hadas", en otras lenguas, incluye todo tipo de seres feéricos (duendes, goblins, gnomos...), cosa que no sabía. Por desgracia, como era una conferencia más expositiva que reflexiva, me quedé con muchas preguntas en el tintero: ¿Por qué actualmente vuelven a estar de moda las hadas? ¿Por qué en nuestro imaginario no han triunfado el resto de seres feéricos? ¿Qué papel tienen las hadas hoy en día en literatura?

Noches de teatro: Cuatrocientas. Como cada año, un grupo teatral amateur llevó a cabo una representación en la Factoría Cultural de Avilés. La sala (pequeña, con una acústica y visibilidad aceptables) no está preparada para grandes obras; es más que nada, un espacio alternativo. Este año la obra fue menos experimental que la del año anterior. La trama es original (una chica usa su poder para crear loops temporales para ligar con otra chica hasta que quedan atrapadas en una burbuja temporal cuando un ser de otra galaxia intenta matarlas) y es buena de seguir. El mayor problema es que presenta muchos agujeros de guion: la resolución es algo que podrían haber intentado desde el principio. De los tres actores, el chico lo hizo especialmente bien, mientras que las otras dos chicas no fueron destacables. En cuanto al decorado, es prácticamente inexistente (solo hay tres sillas): no sabía si estaban en un tren o en una estación. Una obra curiosa y entretenida, pero que no merece la pena.


Sábado 20 de julio

Encuentro con Fonda Lee (Esteban Bentancour, moderador). Un encuentro bastante interesante. Tuve suerte: no hablaron de la trilogía entera, solo del primer libro, el único que he leído. La autora me pareció muy profesional, alguien que sabe por qué escribe y que reflexiona sobre las cosas. De lo que más se habló fue de sus personajes femeninos, todas mujeres fuertes en un mundo de hombres.  Una cosa curiosa que nos explicó es que toda su vida ha practicado artes marciales, cosa que no le sirve para plasmar mejor los movimientos de los personajes en un combate, sino sus sensaciones, emociones y reacciones. En la sesión de firmas quedé muy sorprendida al descubrir que chapurreaba bastante bien el español; lo había estado aprendiendo durante un semestre.

Presentación: Loki, el astuto dios vikingo, de Aranzazu Serrano Lorenzo (Jorge Iván Argiz, moderador). Ambos autores hablaron de la figura de Loki en los libros dedicados a este personaje de la colección RBA. Esperaba que hablaran del personaje en profundidad, pero solo fue algo introductorio. G tiene los libros en casa; cuando se anime a leerlos, ya me contará.


Presentación: Diccionario de fantasía, de Sergio Morán y Laurielle (Clara Díes, moderadora). A Sergio Morán y Laurille hay que quererles. Tienen muy buena dinámica y son muy divertidos juntos. La moderadora, que usaba un tono más serio y formal, fue un gran contrapunto. Los autores tienen un humor muy físico y simple que funciona; todos los espectadores reíamos a carcajadas. El libro que presentaban es un diccionario de criaturas fantásticas de todas las culturas, de tono humorístico y en formato viñetas. No por ello es una obra para niños (aunque lo pueden leer sin problemas): no se han cortado un pelo con el humor negro y escatológico. Fue una presentación muy clara, con muchos ejemplos de lo que encontraríamos en el libro, y muy amena.


Presentación: Hojas de dedalera, de Victoria Álvarez (Marina Tena, moderadora). Tengo pendiente este libro desde hace tanto tiempo, que creo que ya no es para mí. Por eso, fui a la presentación de esta reedición e hice bien: la autora informó de que había modificado la obra de cabo a rabo; era más una reescritura que una reedición. Me parece bien que los autores, después de mucho tiempo, revisen sus obras y las modifiquen si lo consideran conveniente (cosa nada habitual), siempre y cuando avisen de que se trata de una reescritura. La moderadora me pareció un poco tajante: interrumpió a la autora mientras explicaba lo sucedido con esta edición, cosa que me parecía relevante dejar claro desde el principio. Por desgracia, tuve que irme a media presentación, así que solo tengo claro que descartaré el libro que ya tengo y trataré de hacerme con la nueva edición.
 
Charla: Mariconhadas: narrativas queer en el folclore mitológico (Clara Díes). Una charla muy interesante y muy bien expuesta. La ponente supo equilibrar muy bien su discurso para que fuera, a la vez, ameno y académico. No hay muchos cuentos tradicionales con elementos queer, pero sí que algunos pueden reinterpretarse como tales. Lástima que tuviera que irme un poco antes de que terminase.

Encuentro: Poker de ases de la literatura juvenil internacional (Cassandra Clare, Holly Black y Christopher Paolini; Jorge Iván Argiz, moderador). Como suele ser habitual en el festival, el último día hay una mesa redonda para hablar de literatura juvenil. O ese suele ser el plan; la mayor parte de las preguntas las hizo el público, por lo que se trataron un batiburrillo de temas. La mayoría de las preguntas fueron insustanciales, pero ayudaron a conocer mejor a los autores y su personalidad: hablaron de sus no existentes adaptaciones, del menosprecio que reciben por escribir juvenil, su opinión sobre el festival, la evolución de su estilo, del contacto con los traductores... Es decir, fue más un encuentro con los tres autores que una mesa de diálogo en la que estos analizaban la literatura juvenil. De nuevo, una oportunidad desaprovechada. El pobre traductor, Diego, se notaba que ya estaba muy cansado y aun así hizo un trabajo excelente. ¡Y eso que Cassandra Clare se esforzó todo lo posible en dificultarle la traducción!


Y aquí termina mi crónica del Celsius 232 de este año. En general, es un festival que merece la pena para conocer a autores de fantasía, terror y ciencia ficción nacionales e internacionales, además de sentirte parte de una comunidad de lectores con la que compartes gustos (¡y conseguir libros de segunda mano a buen precio! Creo que ese es tu verdadero motivo para ir al Celsius). La organización está muy bien llevada, teniendo en cuenta la dificultad de gestionar tantas actividades simultáneas y a tantos invitados. Quizás deberían reducir el número de actos y aumentar su duración para aprovechar como es debido la presencia de los autores. Además, los tiempos están muy ajustados, sin margen entre una actividad y la siguiente. Quizás las charlas sean intrascendentes y no me proporcionen el debate que me gustaría, pero son una oportunidad perfecta para ver cómo se expresa un autor que te interesa (e incluso uno que no conocías de nada).

Aunque disfruto mucho yendo al Celsius, eso no significa que vaya a repetir el año que viene. Por una parte, porque prefiero alternar, tomarme un respiro e ir a otros festivales del género. En segundo lugar, está el hecho de que anunciaron que el año que viene Brandon Sanderson sería la estrella invitada. El autor me gusta mucho, sin embargo, debido a la popularidad que ha alcanzado últimamente, temo que el festival esté abarrotado. No me preocupan las firmas (ya tengo uno de sus libros firmados, así que ni me plateo intentarlo de nuevo), sino que no se pueda ni entrar en las charlas debido a la marea de gente que asistirá. Otro año será.

viernes, 23 de agosto de 2024

Trilogía Simon Snow, Libro I: Moriré besando a Simon Snow, de Rainbow Rowell

Hace un par de años leí Fangirl de Rainbow Rowell y me gustó bastante. La novela estaba protagonizada por Cath, una chica que escribía un fanfic que se basaba en la popular (y ficticia) saga Simon Snow, escrita por Gemma T. Leslie. A lo largo de la novela, se reproducían algunos fragmentos (bastante extensos) del fanfic, demostrando así que la autora tenía la historia bien construida en su cabeza.

No tanto para aprovechar el material como porque se había quedado con ganas de escribir esa historia, un par de años después Rainbow Rowell decidió publicar Moriré besando a Simon Snow, una novela que bebe mucho del mundo de los fanfictions, que se inspira sin asomo de vergüenza en Harry Potter y que no es ni la novela "original" de Gemma T. Leslie ni el fanfic de Cath, sino la versión de Rainbow Rowell. Aquí podéis leer lo que cuenta la autora sobre cuál fue el germen de la novela.

Traductor: Emma Julieta Barreiro
Editorial: Alfaguara
ISBN: 9788420483948
Idioma: Castellano
Número de páginas: 544
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 09/06/2016
Serie/Saga: Simon Snow
Título original: Carry On
Número: 1

Sinopsis:
Simon Snow es el mago más poderoso del mundo, tiene diecisiete años y es el Elegido, el único que puede salvar su mundo.
La verdad: Simon es el peor Elegido que nadie podría haber elegido.
Al menos, eso es lo que dice Baz, su nemesis. Y Baz será malvado y un vampiro y gilipollas, pero aquí tiene razón. La mayor parte del tiempo, Simon ni siquiera puede controlar su magia, ¿y tiene que salvar el mundo?

Opinión:
Impresión: Graciosete

Esta novela va de cara. Es una obra muy juvenil que abraza los tópicos de los fanfics, que se basa en las novelas de Harry Potter y que no tiene pretensiones. No es una copia porque no coge realmente las novelas de Rowling, solo su imaginario. Simon Snow es un chico que durante toda su vida fue criado en varios orfanatos junto a los Normales, hasta que a los doce años descubrió que poseía magia y empezó a estudiar en el colegio de magia Watford, que está oculto al mundo. Allí comparte habitación con su enemigo acérrimo, Baz, que pertenece a una de las familias antiguas, contrarias a las nuevas políticas escolares que permiten el estudio de la magia a gente con poco poder. Simon, el mago más poderoso de todos los tiempos, es el Elegido para luchar contra el Humdrum, un ser oscuro que se alimenta de magia. Cada año escolar, Simon Snow se enfrenta a una nueva amenaza enviada por el Humdrum, que intenta matarle a toda costa, y siempre consigue escapar gracias a la ayuda incondicional de sus amigos, como la inteligente Penelope Bunce o el director del colegio, el Hechicero. La novela empieza con el regreso de Simon Snow a Watford en el que será su último año.

Tras tantos años de lucha, Simon está cansado de ser el Elegido, en especial porque no se siente capaz de vencer al Humdrum. Sus estallidos de poder son incontrolables y más de una vez ha puesto en peligro a otros sin querer. Si no hubiera sido por la suerte y la ayuda de sus amigos, no hubiera sobrevivido hasta ahora. Incluso el directo de Watford duda de sus capacidades y Agatha, su novia desde hace años, acaba de dejarle porque no soporta más ser la novia del Elegido. Puede parecer que todo girará en torno al tema del Humdrum, pero nada más lejos de la verdad. Al igual que pasa con algunos fanfics, que no tienen muy claro lo que quieren, la obra es inconsistente: mientras que el primer tercio está centrado en Watford, el segundo adopta el tono policial y los personajes se centran en investigar la muerte de la madre de Baz, acaecida hace ya un par de años, y el último tercio se centra en el romance entre Simon y Baz.

«Justo cuando crees que vas a vivir una escena que no involucre a Simon, él se deja caer para recordarte que todos los demás somos personajes secundarios en la catástrofe de su vida»

Como veis, el argumento es el mismo que en Harry Potter, pero eso no es un problema porque la autora no intenta hacer una copia barata, sino jugar con el concepto del Elegido y las semillas que ya ha sembrado Rowling. Al hacer esto, ya no tiene que molestarse en construir la mayor parte del mundo, porque nos lo imaginamos, ni establecer las relaciones de personajes, porque son las mismas que hay en el elenco principal de HP, ni en hacer descripciones de los espacios o las criaturas mágicas, porque también son similares. La gracia está en las diferencias y en criticar algunos de los tropos. Simon, por ejemplo, es un mago muy poderoso... incapaz de controlar su magia: solo sabe usarla en situaciones de verdadero peligro. Baz es un vampiro (satirizando así a Draco Malfoy) y se lleva mal con Simon porque en realidad está enamorado de él. Las varitas no son solo palos de madera, sino que pueden ser cinturones o anillos. Ebb (el trasunto de Hagrid) es la cabrera del castillo y una gran maga que oculta su poder. El objetivo no es satirizar la obra base, sino usarla para hablar del tropo del Elegido.

La trama no es especialmente interesante, pero es entretenida por la variedad de géneros que ofrece y por lo dinámica que es la narración, que salta de un personaje a otro constantemente. Eso hace que la mayoría no tenga profundidad, solo Simon y Baz, los narradores más constantes. Me han sobrado puntos de vista, eso sí, y más porque algunos solo aparecen convenientemente un par de escenas, y muy avanzada la historia. Además, la voz narrativa es la misma en todos los personajes (¡y eso que es primera persona!) y a veces me perdía y no recordaba quién estaba narrando. Es lo que pasa cuando todos los personajes hablan igual.

Los personajes son sencillos, especialmente los secundarios, que tienen caracterización y poco más. Son personajes poco destacables, más allá de la subversión que presentan algunos, como en el caso del Hechicero o el Humdrum. Los personajes con más profundidad y desarrollo son Baz y Simon, pero como nos falta conocer toda su historia previa y todo es un poco inconsecuente, no me los he creído mucho.

Es difícil construir una historia que empieza en una sexta novela (o algo así). Se hacen constantes referencias a eventos pasados que se explican brevemente; así no te pierdes en la cronología de la saga, pero la narración se resiente. Es inevitable que se note la ausencia de los anteriores libros, no tanto porque la autora no lo tenga claro lo sucedido, sino porque los personajes han pasado por muchas cosas que desconocemos. La habilidad de la autora permite que entendamos a estos personajes que carecen de trasfondo y que nos creamos la mayoría de relaciones, como la amistad entre Simon y Penelope.

La única relación de personajes que falla es la más importante: la relación entre Baz y Simon. El desarrollo inconsistente del romance (no solo por lo repentino que es, sino porque al principio no importa, pero acapara toda la atención al final) es lo que acerca más la novela al tono fanfic. Baz es un personaje ausente durante el primer tercio de la novela (se incorpora tarde al colegio) que se construye a partir de los comentarios de los demás. Enseguida se nota la obsesión de Simon, pero el odio acérrimo que siente no me ha parecido justificado: los retazos de pasado nos muestran un Baz gamberro, no malvado; yo no me he creído que intentara constantemente matar a Simon. Baz aparece en la página 170 (un poco tarde para mi gusto) y se convierte en un narrador alterno. Él explica mucho mejor cómo surgió su rivalidad con Simon: le odia por cómo le hace sentir. Es por eso que la evolución de sus sentimientos es mucho más creíble: el amor estaba latente y no había salido a la luz. Además, está acostumbrado a ocultar su identidad vampírica (los vampiros están muy mal vistos), así que también reprime su homosexualidad. En cambio, en el caso de Simon, su amor por Baz surge de la nada: no se para a pensar en sus sentimientos, sino que se deja llevar. Eso sí, en ambos casos, me extraña que estos sentimientos surjan de repente en esta novela y que no hubiera ningún desarrollo de ello en las novelas anteriores (o eso parece, no lo sabremos nunca porque esas novelas no existen): estaba convencida de que la novela iba a empezar con que ya eran pareja desde hacía tiempo.

Lo que más me ha gustado de la novela es lo peculiar que es la magia. Las palabras tienen poder, en especial las que han calado hondo en la gente, las que han perdurado a lo largo del tiempo, como son las canciones tradicionales, los dichos, refranes y frases hechas. Es por eso que los magos canalizan sus hechizos mediante toda esta fraseología popular: por ejemplo, «Duérmete niño» induce al sueño y «A la de una, a la de dos, a la de tres», «Sal, ratita, quiero verte la colita» y «Scooby-dooby-doo, ¿dónde estás?» sacan a la luz todo aquello que esté escondido. También sirven eslóganes y canciones modernas, pero tienen menos fuerza porque pasan de moda pronto. Así que lo que aprenden en clase es a proyectar la voz, a pronunciar correctamente y usar el tono adecuado. Y para graduarte, debes descubrir un hechizo nuevo.

La dificultad radica en la traducción. Todos los hechizos se basan en fraseología inglesa, así que hacer una traducción localizada no debió ser nada fácil. Algunos hechizos en español son frases hechas muy poco conocidas, pero entiendo que es complicado encontrar equivalentes que jueguen con los mismos elementos y que signifiquen lo mismo. La labor de traducción me parece impresionante. Eso sí, el título de la novela en español, que originalmente era Carry on, me parece terrible.

El final me ha gustado porque cierra bien todos los frentes abiertos y no deja ninguna incógnita, más allá de cómo evolucionarán las relaciones de personajes. Esta es la primera parte de una saga, pero se puede leer perfectamente como libro autoconclusivo. Por mi parte, si bien me lo he pasado bien con la lectura, no seguiré con el resto. Sentía curiosidad por el aspecto metaliterario de la obra (un fanfic que se basa en un libro ficticio) y ha sido interesante ver como una pluma profesional como la de Rainbow Rowell se adapta para utilizar los tópicos de los fanfictions, pero no esperaba más de la obra ni creo que los siguientes aporten nada nuevo.

En conclusión, una novela curiosa y entretenida que me ha gustado, pero con la que no repetiría. La obra imita a los fanfictions en muchos aspectos. La trama, por ejemplo, es dispersa, porque es incapaz de centrarse en un género (al principio adopta el tono de novela de fantasía, después se centra en la investigación policial y al final el romance lo acapara todo), y porque hay demasiados puntos de vista que solo aportan la sensación de agilidad. Los personajes son planos y estereotípicos, aunque con algunos juega con la subversión. Los que tienen más desarrollo son los dos protagonistas, cuyo enemies to lovers es un tanto desigual: resulta creíble por parte de Baz, pero es repentino por parte de Simon. El mundo se basa en el de Harry Potter, pero me ha gustado la originalidad de que los hechizos se canalicen mediante la fraseología popular.

Cosas que he aprendido:

  • La fraseología popular para canalizar hechizos mola mucho.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:


PUNTUACIÓN...3/5!

Primeras Líneas...

martes, 20 de agosto de 2024

Crónica del Celsius 232 (2024). Parte I

Durante el mes de julio, el blog estuvo cerrado por vacaciones (ya, claro, "vacaciones"). O al menos eso es lo que rezaba el cartel (bien, admítelo); en realidad fue un no parar y las verdaderas vacaciones las tengo ahora (no te veo yo descansando mucho, pero es mejor que nada). El parón del blog me dio un respiro para escribir entradas que tenía pendientes desde hacía mucho (porque no sabes gestionar tu tiempo y te habías quedado sin reseñas programadas). Solo pude "descansar" y "desconectar" una semana, que fue en realidad la más agotadora del mes (si no del año): del 13 al 21 de julio me fui de viaje a Asturias con mi pareja (G) y un amigo de este (Edu).

Por supuesto, ni la fecha ni el lugar eran arbitrarios: entre el 16 y el 20 de julio tuvo lugar la XIII edición del festival de terror, fantasía y ciencia ficción Celsius 232, en Avilés. Esta es ya la tercera edición a la que asistimos; fuimos también en 2019 y en 2022. No os molestéis en buscarlo: no hice crónica de ninguno de los dos eventos, en gran medida por pereza (la vaga). No es que este año me haya parecido especialmente destacable ni que tenga menos pereza que de costumbre, sino que he recibido más presiones externas de personas interesadas en leer esta entrada.

Como siempre, mi intención es escribir algo sencillo, pero resulta que soy incapaz de callarme. Sí, me ha vuelto a pasar, he escrito demasiado. Por eso, he decidido dividir la entrada en dos: en la de hoy, os hablaré del turismo que hice por Oviedo y de mis impresiones generales sobre el festival; en unos días, publicaré la segunda parte, donde os detallaré las actividades en las que participé y mi opinión sobre ellas.

Oviedo

Este año, en lugar de ir a saco a por el festival, decidimos tomárnoslo con más calma ("calma" no es la palabra que yo usaría), ir más días y hacer un poco más de turismo. Salimos el sábado 13 por la noche, por lo que desde el domingo por la mañana al martes por la mañana estuvimos visitando Oviedo. ¿Descansar qué es eso? Todos los días hicimos cosas, de 8:30 a 23:00 (es que normal que tras las "vacaciones" no te sostuvieras en pie...).

Si solo os interesa mi opinión sobre el Celsius 232, podéis saltaros lo que viene a continuación. Tampoco es que vaya a hacer de guía turística y repasar todos los lugares que visitamos ni todos los restaurantes a los que fuimos (porque no te acuerdas); solo voy a dejar constancia de mis impresiones generales.

Oviedo es una ciudad bonita que puedes recorrer sin muchas prisas en tres o cuatro días. No nos apuntamos a ningún free tour (cosa que hubiera estado bien para enterarse de las cosas en lugar de solo verlas. Queríamos no estar atados a nada); en su lugar, paseamos por la ciudad mientras visitábamos los edificios y monumentos que más nos habían llamado la atención. Fuimos a los restaurantes que nos había recomendado la familia de Edu y todo fueron elecciones excelentes: comida abundante, muy buena y bien de precio. Cada vez que comíamos fuera, nos llenábamos una barbaridad y no teníamos ánimos ni de cenar (fui una bola durante toda la semana). Al parecer, en Asturias son de buen comer: si el precio de un plato te parece alto (la tacaña), es que está hecho para compartir entre dos. Eso sí, para veganos y vegetarianos había poca oferta.

Me encantó esta tienda

Nos encontramos con buen tiempo (o lo que la gente de allí considera buen tiempo): días nublados sin lluvia y una temperatura agradable de unos 20 °C. Fue todo un alivio después del calor insoportable de Mallorca (lo chungo fue volver a casa). Eso sí, si sois de zonas cálidas, como yo, os recomiendo ir con ropa de primavera. 

Además de los puntos turísticos de referencia, visitamos unas cuantas librerías de segunda mano (porque, por supuesto, te hiciste una ruta). A continuación os hablo de ellas:

Esta cadena de librerías de segunda mano siempre está bien, sea de la ciudad que sea. Para empezar, los precios son muy asequibles: un libro, 4 €; dos libros, 6 €; 5 libros, 12 €. El local no era muy grande y aun así pude encontrar algunas cosas muy interesantes y libros publicados recientemente (tan interesante no sería; no te llevaste ninguno). Además, los estantes estaban muy bien organizados por géneros y alfabéticamente, así que era fácil localizar cualquier cosa.

Aida Books Oviedo
Es una librería de segunda mano pequeña, sobre todo con grandes estanterías de novela histórica, policíaca y romántica (de otros géneros había poca cosa). Podías encontrar alguna novedad, aunque no muchas. En cuanto a los precios, estaban bien: entre los 3 € y los 10 €.

Don quijote librería
Esta librería fue todo un descubrimiento. Ubicada dentro de un centro comercial, es una tienda muy pequeña, que aprovecha su espacio al máximo. Con libros hasta el techo, más que pasear entre las estanterías, te abres paso a codazos. Es una librería caótica y estrecha, pero con encanto. Los libros están, en su mayoría, a mitad de precio y es el lugar ideal para encontrar joyas descatalogadas, así como cualquier edición (antigua o moderna) de clásicos universales. También había novedades, aunque no eran tanto bestsellers como libros de la editorial Acantilado, Gallonero o Funambulista (es decir, libros aburridos. Hay gente a la que le gustan, como a G). Lo mejor fue sin duda el dependiente. Durante la hora que estuvimos ahí, estuvo charlando con un cliente, a quien le exponía sus impresiones sobre el mercado literario y fílmico actual. Se notaba que era un hombre que dominaba mucho del tema, que se expresaba bien, con vehemencia, y que podría impartir una ponencia él solito. Fue muy ameno escucharle (tampoco tenías nada mejor que hacer mientras G miraba libros...). 


Book market
Es una librería de una estética muy similar a Re-Read, con precios que oscilan entre los 3 € y 6 €. Dispone de un espacio pequeño donde los libros están bien organizados. En el piso inferior se pueden encontrar tanto obras descatalogadas (con precios bastante altos) como novedades (a mitad de precio).


Festival Celsius 232

Teniendo en cuenta la trayectoria del festival (esta es ya la decimotercera edición) uno diría que los organizadores saben lo que se hace. Y más o menos es así. El trabajo de gestión de un festival de este calibre (con más de 140 autores invitados) es una cosa de locos. Me quejo (y mucho), de que no anuncien el programa hasta cinco días antes, sin tener en cuenta que coordinar a tanta gente tiene que ser un trabajo bestial. La asistencia al festival es completamente gratuita, pero puedes ser parte de los mecenas del Patreon (cosa que tiene ciertas ventajas) para echarles una mano. Dudo mucho de que lo que ganen sirva para compensar mínimamente sus esfuerzos, sin embargo, algo es algo. Cada año me propongo colaborar un par de meses antes, pero no hay manera de acordarme.

No sé hasta qué punto los que organizan el festival cobran por ello o son simplemente voluntarios. El caso es que había por lo menos un técnico en cada acto, así que solucionaban los fallos técnicos con bastante rapidez. El problema es o les faltaban manos o no esperaban tanta concurrencia: estaban desbordados. Por eso, no había nadie que vigilara las largas colas que se formaban para asistir a algunas de las actividades, ni tampoco suficiente gente como para organizar las colas de firmas. En consecuencia, había mucho ruido en los pasillos, la gente obstruía el paso y en la primera sesión de firmas de Casandra Clare (suerte que no fui), algunos esperaron durante horas para quedarse sin firma (al segundo día lo arreglaron repartiendo tickets).

Cada año viene más gente al festival y Avilés se está quedando pequeño. Esto no lo digo solo por el alojamiento (no suele haber habitaciones disponibles ni en los pueblos cercanos) o la restauración (si no has reservado con antelación, te echan), sino por los lugares en los que se organizan las actividades.

La plaza principal, donde se sitúan las casetas de editoriales y librerías, es bastante ancha, hasta el punto de que este año han aumentado el número de casetas y no ha sido un problema. El espacio dedicado a la esgrima, en el parque de Ferrera, es adecuado, teniendo en cuenta la gente que participa, y está bien situado, con zonas de sombra. El puesto de libros de segunda mano (lo que más le interesa a Laura) me parece poco accesible; en el centro de la plaza, que es donde se sitúa, hay farolas, bancos y bolardos que obligan a la gente a apelotonarse, así que es más fácil tropezar que ver los libros. La carpa de actividades, donde se realizan algunos de los actos, debería estar separada de las casetas (algunas de libros, otras de merchandising), ya que está muy transitada y la acústica es terrible (Cristina Macia pidiendo a la gente que se callara es inolvidable). El auditorio es muy grande, está bien equipado y tiene diversas entradas; una maravilla. El resto de espacios son otro cantar: tanto la sala de conferencias (dentro del auditorio) como la sala del hotel 40 nudos son demasiado pequeñas y mucha gente se quedó sin poder entrar. Y ya no hablemos de las charlas sobre rol que se hacían en el exterior, sin sillas y a pleno sol (no fuimos a ninguna porque era muy incómodo).

La parte positiva es que este año se han habilitado nuevos lugares (como la Casa de las mujeres o el Centro de servicios universitarios). La parte negativa es que estaban un poco lejos del centro del festival, a cinco minutos a pie (y aun así te perdiste). Esa distancia no sería nada si los horarios de las charlas no fueran muy ajustados: terminaba una y enseguida empezaba la siguiente; si estás a cinco minutos del lugar, o sales antes o llegas tarde.

La gestión del tiempo es muy mejorableNo puedes programar que una charla termine a las 10:00 y que la siguiente empiece a la misma hora, no solo porque los autores tienden a hablar más de la cuenta, sino porque hay que desalojar la sala y esperar a que esta vuelva a llenarse. No solo muchos de los actos empezaban tarde por eso, sino que a veces el moderador daba inicio a la charla sin esperar a que entrara todo el mundo. A eso hay que sumarle que el tiempo perdido no se recuperaba; ya me parecían cortas las charlas como para que encima durasen menos. Como mínimo, debería haber diez minutos de margen entre un acto y otro, aunque eso suponga reducir el número de actividades (en ese aspecto, la Hispacon lo hacía muy bien).

Por supuesto, había como mínimo tres actos simultáneos y en más de una ocasión tuve que enfrentarme a la diatriba de elegir a cuál ir (y elegías no ir ni a un sitio ni a otro, sino a la firma de libros). A favor de la organización, han intentado que las actividades simultáneas fueran de temáticas distintas (un taller de escritura, al mismo tiempo que una charla sobre mitología y la presentación de un libro), por si solo te interesa algo en concreto (que no suele ser el caso).

Entiendo que vienen muchos autores y que hay que encajarlos en los cinco días que dura el festival (que ya son), pero la solución no es ajustar tanto los tiempos ni hacer varias actividades simultáneas, sino traer a menos gente. Entre una cosa y otra, casi ni tuve tiempo de pasear entre las casetas (por la de libros de segunda mano pasabas cada quince minutos). ¿Y os podéis creer que, de las tres veces que he ido al festival, aún no he tenido oportunidad de participar en los talleres de esgrima que se celebran a diario (porque has priorizado las firmas, quejica)?

Sí, lo habéis oído bien, hay tanto talleres como exhibiciones de esgrima. Con el paso de los años, el Celsius se ha ido diversificando y ha pasado de ser un festival sobre literatura a abarcar muchas otras artes y disciplinas, siempre y cuando se vinculen con la fantasía, el terror y la ciencia ficción. Por eso, encontraréis actividades relacionadas con el cine, el rol, la escritura, los videojuegos y el cosplay, entre otras.

Exhibición de esgrima

Esta diversidad también se aplica a los autores invitados: no solo hay escritores patrios (en concreto, el Celsius está haciendo un gran trabajo de difusión de obras en asturiano), sino también internacionales, de todas partes del globo. Las intervenciones en inglés las traduce, en su mayoría, Diego (de la que eres la fan número dos, siendo G el número uno), uno de los principales organizadores. Es una tarea titánica que realiza con gran habilidad: es capaz de traducir respuestas de cinco minutos, palabra por palabra, con a penas un par de notas (todos los autores quedan siempre admirados). Eso sí, sin querer restarle mérito a su trabajo, es innegable que al no ser traducciones simultáneas (como en Barcelona 42) el tiempo se reducía a la mitad. Es por eso que creo que los actos deberían ser más extensos; en caso contrario, no merece la pena traer a un autor desde tan lejos. Para intentar compensar, los autores internacionales suelen participar en varios actos, cosa que les ofrece la oportunidad de intervenir más (hubo dos encuentros con Cassandra Clare y una mesa redonda), pero no siempre es así (como fue el caso de Fonda Lee).

Las sobrecubiertas que diseñaron en
exclusiva para el Celsius son la hostia.
En cuanto a las actividades, de las que hablaré en detalle más adelante, por norma general, me parecen intrascendentes: el tiempo no es suficiente para profundizar en nada, no se ahonda en las obras para evitar spoilers, se habla exclusivamente del trabajo del autor sin entrar en otros temas y no se aprovecha para mostrar enfoques distintos sobre un mismo asunto o enfrentamientos dialécticos (Laura, que siempre quiere debates y no tiene). El objetivo del Celsius no es tanto debatir sobre literatura (por desgracia), como crear comunidad, promocionar a autores españoles y ofrecer la oportunidad de conocer a autores extranjeros. Tienes que ir a las actividades con el propósito de descubrir más cosas sobre el autor (cómo se expresa, cómo se comporta, cuál es su personalidad), no sobre su obra o su concepción de la literatura. Ojo, esto no es una crítica, solo una observación. No sigo a los autores en redes, ni leo/miro entrevistas, por lo que sus palabras en un encuentro, una presentación o una conferencia pueden lograr que me decida (o no) a leerle. De todas formas, a mí, personalmente, me gustaría que se aprovechara la ocasión tanto para reflexionar sobre literatura como para organizar más mesas redondas donde realmente hubiera un diálogo (sí, eso, tú pide la luna #Drama).

Después de cada actividad, se organizaba una sesión de firmas con el autor. Si me perdí cosas que me interesaban fue precisamente debido a que este año firmé muchos libros, 7 en total. En general, tuve que esperar mucho (una hora o más, de media), y eso que G y Edu se turnaban para salir antes de que terminara cada encuentro para guardarme sitio (cosa que me sabía bastante mal). El autor, casi siempre, te dedicaba el libro en exclusiva, y podías tanto hacerte fotos como charlar con él. La excepción fue la firma de Cassandra Clare y la de Holly Black: había tanta gente que, para agilizar el proceso, estampaban su firma y listos. Vamos, la cosa más impersonal del mundo. Además, como la firma era simultánea, te veías en la obligación de elegir entre una autora o la otra. Mi truco fue el siguiente: me puse en la cola más corta, la de Holly Black, y cuando ya estaba llegando al final, le di mi libro de Cassandra Clare a una persona de la otra cola, a cambio de conseguir una firma en su libro de Holly Black (soy una genio).

Todas mis firmas

El poco tiempo que tuve entre conferencias y firmas, lo pasé en el puesto de libros de segunda mano (no tienes remedio). Aquí puedes dejar libros de los que quieres deshacerte, con el precio que consideres justo, a cambio de un 10% para los organizadores del festival. En caso de no venderse, puedes tanto dejarlos a cambio de nada como llevártelos. El negocio nos fue muy bien: fuimos con una maleta llena de libros y vendimos más de la mitad. Por supuesto, no hubo mucho margen de beneficio: caímos en la tentación, y casi todo lo invertimos en comprar libros. Lo de ir el primer día es muy buena idea (depende; si tu objetivo es arruinarte, sí, efectivamente, es buena idea), porque nunca antes habíamos encontrado tantos libros que nos llamaran la atención.

Botín de libros. Las dos primeras filas son libros de G; la tercera es de libros compartidos. La última son solo míos, junto a los tres de Cerbero.

Creo que esto resume un poco mis impresiones generales sobre el festival. Mi intención no es dejarlo aquí, sino hablar también más a fondo las actividades a las que asistí; así podéis haceros una idea de lo que podéis encontrar y ver con qué me quedé de cada una de ellas. Por desgracia, temo que estéis agotados, así que lo dejaré para la siguiente entrada.

¿Alguno de vosotros ha ido alguna vez al Celsius 232? ¿Qué opináis de mi valoración? Nos leemos en los comentarios^^