G se queja mucho de la cantidad de libros que tengo en la estantería que no pretendo volver a leer, especialmente aquellos que no me gustaron. Yo siempre le digo lo mismo: me siento incapaz de deshacerme de ellos porque son parte de lo que me ha hecho ser como soy. Puede que no recuerde el argumento ni los personajes, pero sí dónde estaba cuando los leí: El temor de un hombre sabio me acompañó a un viaje de intercambio a Alemania, Sinsajo (en concreto, lo que pasa con Prim) lo leí en una excursión familiar y cuando terminé Voces de Chernobil, me hice un ovillo en el sofá de un aula de la Universidad (ese día no había clase).
Las sensaciones también son importantes. Se me dibuja una sonrisa nada más pensar en las risas con La princesa prometida (me reía tanto que le estuve leyendo fragmentos a mi hermano) y Una serie de catastróficas desdichas (otro del que le leí fragmentos a mi hermano), mientras que se me rompe el corazón cada vez que pienso en Tienes que mirar.
Por supuesto, muchos de esos libros supusieron un consuelo en el momento en que los leí: Nombre en clave: Verity me animó a seguir adelante a pesar de las circunstancias, Memorias de un amigo imaginario y Contra la lectura me hicieron sentir comprendida y El primer viaje de Sócrates me animó a no aceptar el mundo tal y como es.
Algunos libros los asocio a personas, no porque me lo regalaran ni porque hiciéramos una lectura conjunta, sino porque fueron relevantes para nuestra relación: conocí a G gracias a El pozo de la ascensión, ya que lo leía en el autobús y G me preguntó si la música que escuchaba con los auriculares me molestaba; pocos recuerdos de mi hermano guardo más bonitos que la noche en que le leí Mago por casualidad y nos lo tomamos a broma; a mi amigo Joan lo asocio a La llave del tiempo, porque me los prestó cuando íbamos al instituto y hasta entonces no sabía que había más gente a la que le gustara leer; a otra amiga la asocio con ¿Quién es ella? porque su forma de ser extravagante era igual que la de la protagonista.
Seguro que a vosotros os pasa lo mismo. ¿Asociáis libros a determinadas personas? ¿Qué libro supuso un consuelo para vosotros? ¿Hay algunos libros de los que solo os queda el recuerdo de las sensaciones que os produjo? ¿Alguno lo miráis y recordáis dónde lo leísteis?
Por cierto, aquí podéis encontrar el texto original de Arturo Pérez Reverte, de dónde se ha extraído la cita de la viñeta.
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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney