Tengo tantos libros pendientes, que suelen quedarse acumulando polvo durante años. Esta situación se agrava en el caso de las sagas, que siempre las dejo para el final (a veces con la excusa de que no tengo todas las partes). Es por eso que no hubiera leído este libro de no ser por la presencia de la autora en el Celsius de este año. Esto me animó a hacer una lectura conjunta con G (que abandonó la novela tras varios capítulos): quería asistir a los encuentros con conocimiento de lo que se iba a hablar y descubrir si merecía la pena llevarme el libro para que me lo firmara la autora (no fuera a ser que me pasara como con Harrow la Novena, que lo tengo firmado, pese a que no me gustó nada). Por suerte, la experiencia ha sido positiva y ya tengo las continuaciones en el punto de mira.
Título: Ciudad de jade
Autora: Fonda Lee
Traducción: Antonio Rivas
ISBN: 978-84-121043-0-1
540 páginas
Tapa blanda, 14 x 21 cmSinopsis:
Yanlún, la capital de Kekon, isla conocida por su jade, es un territorio repartido entre los clanes Sin Cumbre y Montaña. La familia Kaul, baluarte del clan Sin Cumbre, debe afrontar cambios para resistir los nuevos tiempos que se ciernen sobre la isla. Ambos clanes tienen entre sus filas a Huesos Verdes, poderosos guerreros con habilidades concedidas por portar jade y cuyo linaje solo se encuentra en Kekon. Lan e Hilo Kaul, Pedestal y Cuerno del clan Sin Cumbre, intentan evitar una confrontación con el clan Montaña y la familia Ayt. La aparición del SN1, una droga sintética que permite usar el jade a aquellos que de manera natural no pueden, amenaza con romper el precario equilibrio entre ambos clanes.
Por qué este título...
"Al llegar a Espenia descubrió que resultaba más duro de lo que esperaba escapar al estigma de proceder de una pequeña nación isleña conocida solo por una cosa: el jade. De hecho, descubrió que la mención de Yanlún solía provocar miradas de desconcierto. Los extranjeros la llamaban de otra manera: Ciudad de Jade"
Opinión:
La novela se ambienta en la ficticia isla de Kekon, en concreto en la capital, Yanlún. Allí gobierna el Consejo, un grupo de personas que no son más que marionetas del clan Sin Cumbre y el clan Montaña, enfrentados por el control del jade. Este mineral, endémico de la isla, otorga poderes a los kekonenses (potencia la fuerza y la agilidad, te permite percibir las intenciones ocultas de los demás, arrojar objetos o destruirlos a corta distancia...) que han recibido un duro entrenamiento: si no estás preparado física y psicológicamente para portar jade, este, como si fuera una droga, puede consumirte.
“El jade, por sí solo, no convertía a nadie en un huesos verdes. Eran la sangre, el entrenamiento y el clan los que creaban a un guerrero de jade; así había sido siempre”.
Me gusta cuando la magia en las novelas de fantasía se cobra un precio. El jade da mucho poder a sus portadores, pero no solo debes ejercitarte durante años (por mucho talento natural que tengas, nadie puede portar jade sin entrenamiento), sino que debes respetar tus límites y no sucumbir ante la ambición de portar más jade del que puede resistir tu cuerpo. Es una forma de mostrar físicamente cómo las ansias de poder pueden consumirnos.
El problema es que desde que empecé la novela, me estuve haciendo una pregunta que la obra no responde. ¿Por qué jade? Es una historia de fantasía, una sociedad con una Historia, geografía y culturas distintas, cosa que permite criticar de forma velada el mundo de la mafia. Los clanes que aparecen en la novela no hacen referencia a ninguna mafia concreta que se pueda ubicar (pese a que la influencia oriental es obvia) y eso hace que la crítica sea más general. Lo que no comprendo es por qué incluir un elemento mágico, cuando la función del jade la podría ejercer una droga cualquiera. A mí las luchas de poder entre clanes me parecen más lógicas aquí, donde el premio no solo te da dinero, sino también habilidades sobrehumanas, que en nuestro mundo. La única razón de ser de la magia es ofrecer una justificación a la espectacularidad de las peleas que aparecen en las películas de artes marciales.
Teniendo en cuenta la importancia y el poder del jade, esperaba que se usara mucho más. No me malinterpretéis; todo gira alrededor del jade. Lo que esperaba era mucha más acción (es lo que promete el primer capítulo) y que este mineral se utilizara mucho más en batalla. Hay un par de peleas individuales, las justas y necesarias, y todas están muy bien descritas. Las batallas en las que se involucra gente con poderes mágicos tienden a ser confusas; aquí todos los movimientos pueden seguirse con facilidad. A eso hay que sumarle que más allá de ofrecer dinamismo a la obra, son importantes por las consecuencias físicas y psicológicas en los personajes: tras la lucha, uno nunca es el mismo.
Para ser la primera novela de una trilogía, el mundo está bien presentado: a nivel histórico, sabemos que en el pasado hubo una guerra con las dos naciones vecinas, con las que ahora hay acuerdos comerciales; a nivel tecnológico, se está empezando a experimentar con una droga que permite a cualquier persona tomar jade; a nivel social, hay ciertas personas inmunes genéticamente a los efectos (positivos y negativos) del jade (los abukei y los ojos de piedra), que tienen su propio papel en la sociedad; incluso a nivel lingüístico, los clanes tienen su propia jerga (los linterna, los dedos, los puños, el cuerno, el hombre del tiempo, el pedestal...). Por supuesto, no todo es perfecto: me ha faltado saber más sobre las naciones vecinas, más que nada porque esta novela se centra en la guerra civil que estalla en la ciudad.
Pese a ser un mundo distinto al nuestro, funciona de forma similar: tienen electricidad, coches de otras marcas, universidades, restaurantes, barcos, turismo, capitalismo... Esto se debe a que el jade era usado solo por los aborígenes y sus propiedades no empezaron a conocerse hasta hace un centenar de años. Además, como en realidad solo pueden usarlo un número reducido de personas y es muy escaso, es lógico que, aunque la economía de Kekon se base en él, no tenga aplicaciones tecnológicas, más allá de la droga que empieza a estar en circulación.
No se incide mucho en esto último, pese a la relevancia económica, seguramente porque las siguientes novelas hablarán más de ello. Aun así, me ha gustado que hubiera cierta reflexión al respecto y que se mostraran distintas perspectivas para gestionar el problema económico y la amenaza militar que supone esta droga.
El eje central de la novela, más que el jade, son las familias mafiosas, así que si quieres profundizar en el tema, este es tu libro. G ya había leído o visto otras obras que hablaban de ello, y por eso abandonó la lectura, aburrido, pero no era mi caso. Nunca me han interesado las películas de gángsters (demasiada sangre y violencia) y hasta ahora no había tenido la oportunidad de leer sobre ello. Justo este año leí la primera parte de Baccano! (The rolling bootlegs), protagonizada por camorristas, pero es tan juvenil que no tiene nada que ver.
“El clan era como un organismo: los linternas eran la piel y los músculos; los puños y los hacedores de fortuna eran el corazón y los pulmones, pero el pedestal era la columna vertebral. Y en la columna no podía haber debilidad, o el cuerpo no podría mantenerse en pie ni luchar”.
En este caso he quedado fascinada ante el realista y completo retrato que hace la autora sobre el mundo de la mafia. Veremos las cruentas luchas territoriales entre clanes; la relación de vasallaje con los comerciantes, obligados a posicionarse y pagar tributo; los lazos de lealtad entre los miembros del clan, mucho más estrechos que si fueran de sangre; los tejemanejes políticos, la corrupción y la ambición de poder; el sangriento precio de la traición.
La primera mitad es un poco introductoria: es necesario presentarte el tablero, mostrarte cómo Yanlún es un polvorín a punto de estallar, y la posición de todas las piezas, porque incluso un peón puede derrocar al rey si tiene la oportunidad. La segunda mitad empieza con un poderoso giro de guion, y a partir de aquí se equilibra con gran maestría escenas de acción, donde lo importante son las consecuencias emocionales en los personajes, e intrigas políticas, donde es más importante lo que se calla que lo que se dice. Más allá de esto, nunca había leído acerca una guerra civil dentro de una misma ciudad y me ha encantado descubrir las estrategias de guerrilla, las consecuencias en la población de a pie y cómo reconquistar una calle supone toda una victoria.
Nuestros protagonistas son los Kaul, una familia que controla el clan Sin Cumbre: al mando está Lan, el pedestal; controlando a los guerreros está su hermano Hilo, el cuerno; Shae es la hermana renegada, que regresa en busca de una vida alejada de la violencia; Anden es el joven hermano adoptivo, que pronto abandonará la academia y se convertirá en un verdadero miembro del clan. Todos tienen mucha profundidad, ofrecen una perspectiva muy distinta sobre el clan y son muy interesantes. Además, la relación familiar, en constante tensión con las relaciones de poder, está muy bien llevada: refleja cuánto se quieren y apoyan los unos a los otros, al mismo tiempo que no se olvida de los roces ideológicos.
Mi favorito de todos ellos es Lan, el pedestal desde hace un par de años, por sus conflictos internos. La alargada sombra de su abuelo y su padre han hecho que tenga que luchar por estar a la altura de las expectativas. Sabe manejarse bien en política y es un hombre pacífico, en la medida en que se lo permiten las circunstancias, cosa que hace que sea tildado de débil. Deberá enfrentarse al peso de las responsabilidades que acompañan al cargo y gestionar la guerra civil que se avecina.
A Hilo lo tenía por un matón agresivo, con cabeza para la estrategia militar y habilidad para tratar a sus subordinados. A raíz de cierto giro, le tocará asumir un rol para el que no estaba preparado, así que tendrá que hacer equilibrios para cumplir con el papel que se la ha asignado. También tiene sus propios conflictos internos, como el hecho de sentirse menospreciado por su abuelo y su hermana. Me ha gustado lo bien que entiende a la gente y cómo trata a los suyos, sin embargo, me hubiera gustado verle más en acción junto a sus hombres; así nos hubiéramos creído el estrecho vínculo que les une y hubiéramos entendido lo abatido que se siente cuando algunos mueren.
Shae tarda mucho en cobrar verdadero protagonismo, quizás hasta la segunda mitad. Hace años, decidió marcharse a una universidad en otro país, donde se percató de lo tradicionalista que era la sociedad en la que se había criado. Ahora ha vuelto a Kekon, pero no al clan; tiene la firme intención de escapar de los dictados de su familia y de la espiral de violencia. Su trama se centra en la reflexión de si es posible huir de tu destino y de las enseñanzas de tu familia para empezar de cero.
Mientras que todos los demás narradores son adultos con sus propias cicatrices, Anden nos ofrece una perspectiva más inocente y juvenil. Anden es un chico con un gran porvenir, porque tiene un don natural para manejar el jade, que está a punto de graduarse de la Academia y entrar a formar parte del clan Sin Cumbre. Pese a ser consciente de los peligros del jade, su madre se sumió en la locura por culpa de él, los vínculos que le unen a la familia de los Kaul, que lo consideran un hermano adoptivo, hacen que ansíe ser útil. El joven Anden verá cómo su lealtad es puesta a prueba; portar el jade y servir al clan pueden condenarte a la muerte o a la locura.
Si hay algo que me ha gustado de la familia Kaul es que no son los buenos: los mafiosos nunca lo son. Puede que sean personajes carismáticos, puede que entiendas de dónde vienen, cuáles son sus pasiones y miedos, pero eso no significa que la novela los presente como los buenos de la historia: ambicionan el poder y quieren el control completo de la ciudad, exactamente igual que el clan Montaña. No tienen unos objetivos nobles y son tan violentos como cualquier otra mafia, pero conectamos con ellos y nos ponemos de su parte porque la autora logra humanizarlos.
He leído algunas quejas respecto a la representación femenina. Aunque es un mundo de fantasía, nos encontramos en una sociedad tan patriarcal como la nuestra de hoy en día, donde las mujeres poco a poco están siendo reconocidas y alguna ocupa una posición de poder, pero no es habitual. La autora podría haber presentado un mundo distinto, sin embargo, comprendo que no lo haya hecho porque intenta que sea lo más similar posible al nuestro. Los hombres son mucho más relevantes en la historia que las mujeres, pero las que aparecen (cosa que no sucede hasta la segunda mitad) son fuertes e independientes.
Por una parte, está Shae, de la que ya os he hablado un poco. Pese a la sociedad patriarcal en la que ha crecido, se rebeló contra su familia, huyó con el hombre que le gustaba y empezó a estudiar en la universidad. Ahora ha vuelto, pero trata por todos los medios posibles mantener su independencia, e incluso cuando no lo consigue, lucha por hacer las cosas a su manera.
Otro personaje femenino fuerte es Wen, amante de Hilo. Al principio es solo eso "la amante de", pero mantiene a Hilo bajo su yugo, no se deja pisotear por los rumores que corren sobre su pureza de sangre, hace lo que quiere y convierte sus debilidades en ventajas. Es cierto que vemos pocas mujeres portando jade, pero el hecho de que Ayt, sea la líder del clan Montaña, equilibra las cosas. De nuevo, es una mujer fuerte e independiente: escaló en el clan matando a todos los otros candidatos a pedestal y no solo es una hábil política, sino que es una poderosa portadora de jade. Tengo muchas ganas de ver más de ella.
Lo que no esperaba encontrar en esta obra de machos men es representación LGTBI. Uno de los personajes principales pertenece al colectivo, pero no es algo especialmente relevante ni le define como persona, al contrario, simplemente hay menciones aquí y allá. Como en nuestro mundo, mucha gente oculta su identidad porque formar parte del colectivo está mal visto; aun así, este personaje solo recibe aceptación por parte de su entorno, cosa que me parece muy positiva.
Al final hay un enfrentamiento importante, que puede significar que la balanza se incline hacia un lado o hacia otro. Es una lucha muy estratégica, en la que los Kaul contarán con un as en la manga que les saldrá muy caro. Lo más interesante es que se exploran las consecuencias físicas y psicológicas de los personajes tras el enfrentamiento: nadie puede salir indemne de una lucha a muerte.
En conclusión, Ciudad de jade es una novela perfecta para aquellos que quieran leer sobre mafias y gángsters, ya que muestra su funcionamiento y las relaciones entre sus miembros de forma muy realista y esclarecedora. La obra es una novela adulta que se centra en la ambición y el precio del poder. Cuenta con algunos puntos bastante crudos, con momentos tanto de estrategia política como de acción. Se exploran todos los recovecos de los personajes protagonistas, desde sus inseguridades hasta sus fortalezas, y aunque no se les retrata como los buenos (son mafiosos, ¡faltaría más!), el lector se posiciona a su favor porque les entiende y empatiza con ellos.
Me gustaría terminar recomendando esta reseña del blog Ebentancour, porque me parece que hace un muy buen análisis de la obra.
Cosas que he aprendido:
- Mucha información sobre la estructura social de las mafias.
- En una lucha, importan más las consecuencias que la batalla como tal.
- Cómo desarrollar una guerra civil dentro de una ciudad
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...4/5!
Primeras Líneas...