sábado, 27 de mayo de 2023

Frases memorables: Allí


"A veces se juzga a las personas por el comportamiento, desconociendo los factores que lo han desencadenado. A veces nos quedamos en la superficie, observando la podredumbre que emerge, pero la verdad podría estar debajo, en unas profundidades de las que nada sabemos".

La gente se enfada por nada. Si ven a alguien desconocido que hace algo mal, especialmente si eso les perjudica, ponen el grito en el cielo y le critican. Es cierto que hay que juzgar a la gente por sus actos y no solo por sus palabras, pero dentro de ciertos límites. Para mí, el trasfondo es muy importante, así que en estos casos siempre me lo tomo con filosofía. ¿Quién no ha tenido alguna vez un mal día? ¿O un humor de perros por haber dormido poco? ¿Quién no se ha equivocado nunca? ¿O dolor de muelas? También podría ser que se hubiera peleado con alguien querido o haber perdido a alguien cercano.

En estos casos, yo siempre defiendo a la otra persona y le busco cualquier tipo de justificación a su comportamiento, por lo que no me enfado con la gente. Por supuesto, lo más probable es que sean todo elucubraciones mías, no será por mala gente que hay por ahí, pero como mínimo no quedo de mal humor. Por supuesto, todo esto es relativo a gente desconocida. Si alguien hace repetidamente algo que te perjudica, y se lo has dicho, es que a esa persona hay que hacerle la cruz.

La única situación en la que no sigo esta ideología es con los libros. Que sí, que puede que el autor se haya esforzado mucho, que haya revisado el manuscrito mil veces, que no tuviera dinero para un corrector porque vive debajo de un puente,  que se haya ido a la India para documentarse, que sea su primer libro y esté ilusionado... Todo eso me da igual. El libro me gusta o no me gusta, sin paliativos. Tú como autor has decidido que tu obra merecía ser publicada, y yo como lectora me he gastado un dinero. Si el resultado no es bueno, no voy a ser magnánima, por lo que diré las cosas claras. Entiendo que te hayas podido esforzar mucho... pero el resultado es el que es. O no vales, o no te has esforzado suficiente o quizás necesitas otro enfoque.

Sobre el libro del que procede la cita, se trata de Allí, de Leonardo Patrignani. No guardo un buen recuerdo de él, es más, creo que fue de mis peores lecturas de 2017. Es un libro con demasiadas explicaciones técnicas, una protagonista infantil y caprichosa obsesionada de mala manera con recuperar a su madre, una relación amorosa sin pies ni cabeza, unos poderes muy desaprovechados y que además defiende la veracidad de las proyecciones astrales y lo propone como solución al duelo. También podéis leer la reseña y echaros unas risas.

Y eso es todo por hoy. ¿Qué opináis de la cita? ¿Soléis tener en cuenta el contexto de la gente desconocida o os enfadáis a la primera? ¿A la hora de valorar un libro, tenéis en cuenta factores externos de la obra?

martes, 23 de mayo de 2023

Cartas sobre la mesa, de Agatha Christie

Título: Cartas sobre la mesa
Autora: Agatha Christie
Páginas: 212
Encuadernación: Tapa dura 
Año original de publicación: 2 de noviembre de 1936
Título original: Cards on the Table
Año de publicación: 2010
Editorial: RBA
ISBN: 9788447369317

Sinopsis:
El señor Shaitana es famoso como anfitrión de sus fiestas. Sin embargo, se trata de un hombre del que todo el mundo desconfía. Así, cuando expune a Poirot su teoría sobre el asesinato como forma de arte, el detective tiene sus reservas sobre aceptar la invitación para ver la colección privada de Shaitana. Convocado con otros tres criminólogos y cuatro supuestos asesinos, inician tras la cena una partida de bridge. Pero al final de la partida descubren que el anfitrión ha sido asesinado por uno de los invitados…

Por qué este título
—Esto que estamos haciendo es muy irregular, Mrs. Oliver. Espero que se dará cuenta de ello.
—Tonterías. Jamás pensé que nos fuera a contar algo que usted no quisiera que supiéramos.
—No —dijo con decisión—. Las cartas sobre la mesa. Ése debe ser el lema de este asunto. Quiero decir que se ha de jugar limpio.

Opinión:
Impresión: Buen final.

Después de varias decepciones con los libros de esta autora, incluyendo la obra que voy a reseñar, empiezo a tener claro qué esperar: una investigación aburrida con un final sorprendente. Me gustaron mucho Diez negritos, Asesinato en el Orient Express y Muerte en el Nilo, pues rompían con la fórmula no solo en la resolución, sino también en la investigación, pero no he vuelto a leer nada de ese estilo. A ver, si hay que elegir, prefiero, y con diferencia, las obras Christie a las de Doyle, pues como mínimo, aunque sea muy difícil estar a la altura de la mente de Poirot, es humanamente posible y la deducción se fundamente en las pistas que se han dado.

Una de las cosas que se tienen que tener en cuenta antes de leer cualquier libro de Agatha Christie, es que la autora es de la época que es, cuando la novela policíaca iba en pañales, donde aquello que se buscaba era hacer un misterio que entretuviera la mente del lector como si de un puzle se tratara. Esta mentalidad no encaja con las sensibilidades actuales, a la que cuesta mucho sorprender y a la que le da pereza pensar, pero no solo eso, sino que además se preocupa por los personajes. Pues bien, no intentes leer estos libros pensando encontrar un buen caso de CSI, pues aquí los personajes son lo de menos.

Teniendo en cuenta que en esta obra se encuentran en la escena del crimen cuatro asesinos y cuatro detectives, esperaba que se profundizara en la psicología de todos ellos y que además pudiéramos ver las distintas formas de encarar el caso que tenían esos cuatro detectives, quizás mediante una competición por descubrir la verdad. Por desgracia, pese a no ser ninguna sorpresa, los personajes son planos, sin profundidad y poco carismáticos, meros instrumentos para que se desarrolle la trama. Además, su presencia en la trama es desequilibrada, pues algunos tienen más peso que otros. 

Ese es el caso de Ariadna Oliver y el coronal Race. Este último solo está como figurante, mientras que la primera sirve como crítica a los novelistas de novela policíaca que no se preocupan por reflejar fielmente la realidad y que repiten los mismos patrones. Además, pese a que la autora era mujer y de que estas son valoradas por su inteligencia a lo largo de la novela, la obra es de la época que es, por lo que comentarios como "el sexo débil" o generalizaciones sobre el comportamiento de las mujeres, son inevitables. Pensaba que Ariadna, por ser feminista, rompería una lanza en favor de las mujeres, pero sus comentarios se toman a burla por ser demasiado extremistas. 

De Poirot tengo casi tan poco que decir como lo que comenté de él en el primer libro, pues no ha tenido ningún tipo de desarrollo como personaje, y más allá de su peculiar forma de investigar, centrándose mucho en la psicología de los sospechosos para hacer sus deducciones, se sabe poco de él. Me ha gustado que en ningún momento menoscaba la metodología de la policía ni considera a estos unos ineptos, sino que es partidario de la colaboración y considera que los mejores resultados se obtienen de la combinación de ambos métodos. Por ello, veremos cómo el superintendente Battle lleva a cabo una investigación tradicional muy metódica y Poirot va a la saga con su propia línea de pensamiento.

En esta ocasión, la investigación me ha aburrido bastante. La novela sigue la estructura a la que nos tiene acostumbrada la autora: introducción brusca y rápida de los personajes, muere alguien, se delimitan los sospechosos, se interroga a los sospechosos dos veces, se resuelve el caso y se cierra la novela con tanta rapidez como si la autora tuviera que pagar cada carácter. Pese a ser una buena investigación y el contraste entre métodos deductivos, la parte central de la obra no me ha generado interés, algo que puede que se deba a lo vacíos que son los personajes.

Lo que sí me ha gustado es el final, cincuenta páginas de acción y una deducción tras otra. No he conseguido resolverlo, pero sin duda era posible, pues las deducciones de Poirot se centran en ver las cosas desde otra perspectiva y todas las pistas están ahí. Uno de los problemas que he tenido es que el bridge tiene un gran peso en la resolución y constantemente se habla de movimientos y jugadas que no he entendido. Por supuesto, el problema es mío por no ser inglesa ni de la época, pues el funcionamiento de este juego era de saber popular.

En este caso, la autora juega con la idea preconcebida que tenemos los lectores de este género de que la persona menos sospechosa es en realidad el culpable. Me han parecido interesantes todos los giros finales y son lógicos, pero también es cierto que se han sentido apresurados. Coincido con aquellos que opinan que la autora tenía dos finales posibles y se decidió por poner los dos a la vez. Además, la obra cierra de forma muy brusca. No queda ningún cabo suelto, pero es como si la autora pensara que después de revelar el misterio, ya no hubiera nada interesante por contar. A eso hay que añadirle que lo del limpiacristales me ha parecido hacer un poco de trampa, pues Poirot no tenía pruebas sólidas contra el culpable y logra que este confiese casi por las buenas.

Todo hay que decirlo: a los libros de Agatha Christie vas por el final. Si es eso lo que buscas, estás ante una obra que te sorprenderá, pese a que quizás haya un exceso de giros. Si vienes por los personajes, adiós muy buenas. Los personajes son planos, poco carismáticos y un interés utilitario, para crear el misterio. En esta ocasión la trama de la investigación me ha parecido aburrida, pese a que vemos el contraste entre dos formas diferentes de investigar. ¿Merece la pena? A ver, es entretenida y con sorpresas, pero no busques más.

Cosas que he aprendido:

  • Mefistofélico, un adjetivo que repiten mucho.
  • La trampa de las medias para pillar a un cleptómano está guay

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:


PUNTUACIÓN...2'5/5!

Primeras Líneas...