viernes, 29 de septiembre de 2023

De libros y mudanzas

G y yo hemos decidido independizarnos.

Puede que os sorprenda, pero no es una decisión que hayamos tomado a bote pronto, sino que empezamos a valorarlo a principios del año pasado. Siempre me ha gustado la casa de mi abuela, que lleva abandonada desde que ella murió, hace ya unos diez años, así que empecé una campaña de marketing para convencer a G que dio sus frutos. Teniendo en cuenta el estado de la casa, estoy empezando a replantearme mi carrera profesional: podría abrir una agencia inmobiliaria.

La casa no es grande, sino masiva: sótano, planta baja, primer piso, trastero, patio, terraza y azotea. Podrían vivir dos familias ahí y no tropezar nunca unos con otros. Pero no es oro todo lo que reluce y la casa necesitaba un montón de reformas en las que no entraré en detalles: seguro que Blogger tiene algún límite de palabras. Un año después de ponernos manos a la obra hemos logrado que la casa (o la mayor parte de ella) sea habitable y llevamos viviendo ahí desde junio. Aun así, aún queda mucho por hacer; creo que para cuando terminemos, habrá que volver a empezar. Pero como mínimo la mudanza ya está hecha, y es toda una suerte, porque es una experiencia que no quiero repetir en la vida. 

Las parejas normales, cuando se mudan, se ilusiona con la decoración y con los muebles. En nuestro caso, lo primero que pensamos fue: ¿qué hacemos con los libros?

Los libros repetidos

Algunos de los libros que he puesto a la venta

G y yo nos conocimos hace cinco años. Al principio, yo le recomendaba libros que me habían gustado (yo halando de libros, qué novedad) y él (monísimo) los compraba para leerlos en un futuro. Con el tiempo, le dije que era una tontería, porque podía leerse los míos, pero él quería tener su propia copia (qué poca confianza en que lo nuestro iba a durar). En su defensa, eso de las dos copias nos fue bien para las LCs que hicimos, pero poco más.

El primer problema que surgió con lo de la mudanza fue qué hacer con los libros repetidos. Puede parecer que la solución es sencilla, pero G tardó un tiempo (largo) en aceptarla. Primero admitió que fue una tontería comprar los libros que yo ya tenía. Bien, admitir el error es un avance. Luego, decidió que tuviéramos dos copias solo de nuestros libros favoritos. Finalmente (en diciembre aún compró dos copias de El metal perdido, porque es tonto), aceptó que lo mejor era venderlos. ¿Resultado? 10 cajas de libros que hemos puesto a la venta en Wallapop (aquí mi perfil y aquí el suyo). Ya hemos resuelto el misterio de por qué estaba Un poco de odio de segunda mano en ReRead: debió dejarlo una pareja de lectores que lo tenían repetido.

La organización de estanterías

Una vez establecidos qué libros nos quedábamos (hicimos purga de los que no nos habían gustado y de ediciones poco cuidadas) tuvimos que decidir cómo lo íbamos a organizar. Con una casa tan grande, teníamos claro que queríamos una habitación solo para la biblioteca, pero más allá de eso, todo era difuso. ¿Poníamos todos los libros juntos? Yo no quería mezclar los míos con los libros aburridos de G y él no quería mezclar los suyos con mi literatura juvenil. Pero si cada uno tenía sus libros, ¿qué íbamos a hacer con los compartidos?

La mejor solución fue que cada uno se quedara con sus libros y los ordenara como quisiera y que luego juntáramos todos los compartidos en una misma estantería (que yo podría ordenar como quisiera). G, por supuesto, ha ordenado los suyos alfabéticamente, pero a mí eso no me gusta, porque suelo olvidar el nombre y apellido de los autores. Por eso yo los he separado en sagas y autoconclusivos (en ambos casos, los leídos por una parte y los no leídos por otra) y los he ordenado por color del lomo (algo un poco difícil en los casos en que el color es ambiguo o el lomo tiene dos colores).

El traslado

Llevo años diciéndole a G que compra demasiados libros, pero él ha ido quitándole hierro al asunto. Como no tenía suficientes estanterías, colocó los que pudo y dejó el resto en cajas, al igual que los nuevos que iba comprando, por lo que no tenía una prueba visual de todos los libros que poseía. Yo, en cambio, sí que era consciente del exceso de libros que tenía, porque durante estos últimos años tuve que añadir un piso de baldas más a mis ya inalcanzables estanterías e incluso decidí remodelar mi armario y convertirlo en una estantería (?). Además, ya en las últimas semanas antes de la mudanza había empezado a apilarlos porque no tenía sitio.

Como os podréis imaginar, pasamos varias tardes guardando libros en cajas (yo dos tardes enteras; G necesitó cinco). Suerte que soy experta en el Tetris. Lo recomendable es usar cajas pequeñas, del tamaño de un microondas, porque si no, pesan demasiado, y todas iguales, para que sean fácilmente apilables. Como os podéis imaginar, yo no seguí estos consejos, y creo que tendré que ir al quiropráctico, a ver si lo de mi espalda tiene solución.

Una no sabe la cantidad ingente de libros que tiene hasta que decide hacer una mudanza. Terminé molida. Guardar libros en cajas es agotador, y eso que solo es la mitad del trabajo, porque después tienen que colocarse de nuevo. Nosotros las fuimos llevando con el coche, muy poco a poco, y con una furgoneta de mudanzas. 

Las estanterías

Llevamos comprando estanterías de segunda mano desde que decidimos mudarnos, hace cosa de un año. Las hemos comprado todas por Wallapop y en Deixalles, por la mitad del precio original. Como eran compradores distintos, tuvimos que alquilar varias veces la furgoneta de mudanzas, pero eso nos sirvió para ir llevando nuestras cosas poco a poco. Suerte que G tenía ya cuatro estanterías en casa (las mías eran estantes fijos en la pared), porque así nos ahorramos comprar tantas.

No veáis la de tiempo que le hemos dedicado, no solo para hacer viajes arriba y abajo con las estanterías, sino pensar en la distribución: tenían que caber todas las estanterías en la habitación, poder pasear entre ellas sin estrecheces y tener un buen cromatismo (esto último era un requisito de G), ya que algunas eran negras y otras de distintos tonos marrones. Os ahorraré la charla: decidimos colocar los mangas de G en la pared de la izquierda (tres estanterías), mis libros y los libros compartidos en la pared del fondo (tres estanterías), las colecciones en la pared de la derecha (una estantería) y los libros de G en el centro de la habitación (cuatro estanterías espalda contra espalda). Bien. Aparentemente no había problemas.

Problema número 1: Las estanterías de mangas.

Colocamos los mangas en un orden que aún hoy me resulta desconocido, porque es terreno de G (creo que él tampoco lo tiene aún muy claro, porque cada día los libros están colocados de forma distinta). Como G se empeñó en poner más baldas de las que tocaban, argumentando que los mangas son bajitos, nos quedamos sin baldas. #ElDrama. No encontramos ninguna de segunda mano (a un precio aceptable), pero por suerte, nos sobraban de otras estanterías (no tengo ni idea de donde salieron), aunque eran de un color distinto. Solucionamos el entuerto forrándolas con papel adhesivo imitación madera, algo que parece fácil en la teoría, pero que no lo es en la práctica. Pasamos una tarde entera forrando baldas, y eso que solo eran cuatro. No os lo recomiendo: el resultado es correcto, pero le dedicas tanto tiempo y frustración que no merece la pena.

Problema número 2: Las estanterías de G.

Dedicamos dos tardes a colocar mis sagas leídas y no leídas, algo que no supuso ninguna dificultad, y los libros de G, que ya fue harina de otro costal. Basta que imaginéis una manta extendida en el suelo y llena de montañas de libros ordenados alfabéticamente. Cuando G vio todos los libros que aún no había leído, se dio cuenta de su mortalidad y se deprimió. Yo le propuse fundar una ReRead solo con sus libros (total, son muy aburridos), pero él me tiró un libro a la cabeza. Encima de que doy soluciones.

Problema número 3: Las sagas compartidas.

Otra tarde la dedicamos a colocar las sagas compartidas y G casi me pega porque yo pretendía poner en estanterías diferentes los libros de Sanderson (y los de Abercrombie, entre otros) según si los había leído o no. Al final, conseguí que cediera y ha quedado bonito, aunque más que una estantería parece la balda de zumos de un supermercado.

Problema número 4: Mis libros.

Entonces colocamos mis libros y... Resulta que no cabían. Aún nos faltaba por poner todos mis libros y los autoconclusivos compartidos y ya nos habíamos quedado sin espacio. #ElDrama. 

El rincón de lectura

¿Qué hay mejor que un rincón de lectura en la biblioteca? Puede que no pudiéramos poner una lámpara, porque no había enchufes, pero debajo de la ventana, una butaca con reposapiés podía quedar de lujo. Después del titánico esfuerzo de G por mover dos estanterías sin quitar los libros

(le daba pereza) para dejar pasar la butaca, nos dimos cuenta de que no cabía: quedaba todo apretujado y si ponías la butaca estirada, golpeabas la estantería con el reposapiés. El segundo descubrimiento del día fue que no es recomendable mover una estantería sin quitar los libros porque se rompe.

Así que nada, quitamos la butaca de nuevo, sacamos todos los libros, pusimos clavos nuevos al contrachapado de las estanterías, volvimos a colocar los libros y debajo de la ventana pusimos un puf que queda bonito, pero que es incómodo. 

Las tres últimas estanterías

Compramos tres estanterías más para los libros que nos faltaban. Dos de ellas fueron una ganga (30€ por las dos) o eso parecía, pues cuando fuimos a recogerlas con la furgoneta nos dimos cuenta de que no estaban en el mejor de los estados y que estábamos pagando por lo que nos daban. Las cargamos, porque ya estábamos ahí, pero después en casa tuvimos que poner clavos en el contrachapado.

G hizo una nueva valoración cromática y en consecuencia tuvimos que quitar los libros que ya habíamos colocado y cambiarlos de estantería. Además, como en la habitación ya no cabían más estanterías y corríamos el riesgo de que el suelo se viniera abajo, decidimos poner tres estanterías en la planta baja con los mangas de G. Ah, cierto, que no lo he dicho: LA BIBLIOTECA ESTÁ EN EL PRIMER PISO. Así que, como os podéis imaginar, todas las cajas de libros y estanterías anteriormente mencionadas tuvimos que subirlas. No sé por qué hay gente que va al gimnasio si pueden venir de gratis a mi casa para hacer tareas.

Y como a G le apetecía hacer ejercicio (y porque el cromatismo), decidió que era buena idea subir las tres estanterías que acabamos de comprar y bajar tres que ya estaban arriba. Si a eso le sumamos guardar los mangas en cajas, bajarlos y colocarlos, me parece un milagro que solo tardáramos una tarde. Terminé con las piernas y los brazos que me temblaban como un flan. Eso sí, ha quedado muy bien y queda espacio para añadir una estantería de mangas en el futuro, algo que creo que será necesario.

Tras este cambio, volvimos a recolocar todos los libros y, mientras yo admiraba las estanterías y me mentalizaba del montón de libros pendientes por leer, G colocó sus colecciones. Lo único que me preocupa es que no han quedado muchas baldas vacías, pero por lo demás, ha quedado de lujo. El total es de 14 estanterías: 3 de mangas, 4 de libros de G, 1 de colecciones de G, 1 de sagas compartidas leídas compartidas, 1 de sagas compartidas no leídas, 1 de autoconclusivos compartidos, 1 de mis sagas y 2 de mis libros autoconclusivos. 

La puerta secreta

¿Qué lector no ha soñado alguna vez con una habitación secreta escondida tras una estantería? Tenemos espacio de sobra, así que, ¿por qué no? Nos ha costado mucho, pero ha llevado menos trabajo del que esperaba, porque miré vídeos de YouTube y no nos creía capaces de conseguirlo. 

Y bien, ¿cuál es el truco? Primero pusimos cuatro ruedas a una de las estanterías. Tras la estantería, teníamos una habitación muy pequeña, como un armario grande, que tenía una puerta. Primero pensamos en poner unas bisagras a la estantería, pero serían visibles. Al final optamos por poner unos ganchos tras la estantería y unas argollas en el marco de la puerta para encajarlos. El primer intento resultó en fracaso, porque tanto los ganchos como las argollas eran demasiado pequeños. El segundo intento por ahora ha ido mejor, aunque costó un montón enganchar la estantería y cada vez que la abro, tengo miedo de que se vaya rodando. Por último, hicimos un agujero en el contrachapado que coincide con la cerradura, escondimos la llave y camuflamos el espacio.

El resultado me parece aceptable. No ha quedado tan profesional como me hubiera gustado, pero lo hemos hecho lo mejor posible. La estantería sobresale un poco debido a las ruedas, cruje al abrirse y parece que va a desmontarse de un momento a otro, pero por ahora funciona, y espero que siga así mucho tiempo. No os voy a enseñar una foto ni del proceso ni del resultado, porque entonces ya no sería secreta, pero quizás podáis adivinar donde está viendo cómo ha quedado la biblioteca. ¿Y qué hemos guardado dentro? No es suficientemente grande para poner un cómodo espacio de lectura, y para eso está la cama, así que nos costó mucho decidirnos. No voy a revelar el misterio, pero os devuelvo la pregunta. ¿Qué pondríais vosotros?

Sagas compartidas leídas  

Sagas compartidas no leídas


Autoconclusivos compartidos y mis sagas

        
 Mis libros

Colecciones de G

Estanterías de G

Y hasta aquí mi historia acerca de dos lectores que hacen una mudanza y crean su propia biblioteca.
El final es feliz... hasta que volvamos a llenar todo el espacio disponible con libros. Ahora es vuestro turno, contadme, ¿habéis hecho alguna vez mudanza de libros? ¿Os gusta cómo ha quedado nuestra biblioteca? ¿Cómo lo hubiérais organizado vosotros? ¿Qué hubiérais hecho con los libros compartidos? ¿Alguna anécdota que contar al respecto?

martes, 26 de septiembre de 2023

Minireseñas: Saga Mundodisco, Libro: IX: Eric, de Terrry Pratchett: Pequeños instantes de amor, de Catana Chetwynd

Editorial: Debolsillo
Páginas: 160  
ISBN: ‎978-8483460085
Dimensiones: ‎ 12.5 x 1 x 18.8 cm
Autor: Terry Pratchett 
Traductor: Javier Calvo Perales
Formato: Tapa blanda o Bolsillo 

Sinopsis: 
Eric es el aspirante a demonólogo del Mundodisco. Lástima que no se le dé muy bien. Todo lo que pide es que se le concedan tres deseos: el dominio sobre todos los reinos del mundo, la mujer más bella que haya existido jamás y vivir por toda la eternidad. Vamos, lo de siempre. Solo tendría que chasquear los dedos… Si hubiera invocado al ser adecuado. Los seguidores de Terry Pratchett llevaban años esperando este libro.

Opinión:

Llevo una mala racha con Pratchett. Desde Brujerías (que tampoco fue para tirar cohetes), allá por febrero que no me encuentro con una buena historia de verdad. Por desgracia, este se suma a la lista de decepciones, es más, diría que la encabeza.

No es una mala novela, pero sí que genera completa indiferencia. No la he terminado que ya la estoy olvidando. Es muy similar a otras protagonizadas por Rincewind, como La luz fantástica o El color de la magia; al parecer las historias de este personaje son las que menos me gustan del autor. 

De nuevo, estamos ante una historia de pululeo, donde Rincewind y compañía van de un lado a otro sin tener muy claro el objetivo. En esta novela visitaremos el inicio y el final del mundo, el Infierno, Troya y una tribu perdida en mitad de la selva. En principio, esto se debe al hecho de que Eric quiere visitar esos lugares, pero la práctica es que a Pratchett se le ocurrieron gags graciosos en esas ambientaciones y lo unió todo en forma de novela. Se nota que el autor se lo pasa bien con estas aventuras aleatorias, pero el lector no puede disfrutarlo porque no le importan ni las situaciones ni los personajes. 

Aunque el estilo narrativo sigue siendo tan brillante como siempre, en esta novela incluso el humor me pareció que estaba de capa caída; me he reído muy poco. Me hizo cierta gracia el encuentro con Odiseo, pero lo demás de ese episodio se me hizo repetitivo porque el autor ya se burló del caballo de Troya en Pirómides. Lo de la modernización del mundo de los demonios que se convierten en ejecutivos está bien, hasta que empieza a referenciar cosas solo por hacer la gracia. 

La historia la protagonizan Rincewind, que es el mismo personaje insulso de siempre y Eric, un niño de trece años que le ha invocado para que cumpla sus deseos. Donde más protagonismo tiene Eric es en el título de la novela, porque por lo demás, no hace nada y ni siquiera tiene una personalidad como tal. Sé que está ahí todo el tiempo porque Rincewind no habla solo, pero más allá de eso, no tiene un papel activo en la novela que lleva su nombre. Esta, si os fijáis, se titula Fausto tachado, porque es una recreación de esa obra, aunque curiosamente el título no aparece así en todas las ediciones.

En conclusión, un libro que pasa sin pena ni gloria y que podéis obviar, que vuestra vida no cambiará en nada. Estamos ante una novela con personajes planos que tienen poco que aportar y una historia sin hilo narrativo que parecen más tres sketches independientes. El estilo narrativo sigue siendo muy bueno y el humor es presente, aunque en menor medida. Su principal virtud es que es muy corta, la mitad de lo habitual.

Citas:











"Entre los talentos de Rincewind destacaba su gran habilidad para salir corriendo, que con el paso de los años había elevado al estatus de verdadera ciencia pura. No importaba si huía de algo o hacia algo con tal de que huyera. Lo que contaba era el hecho en sí de huir. Corro, luego existo. O más correctamente, corro, por tanto si hay suerte podré seguir existiendo".

«Las calles estaban vacías y calientes como los ladrillos de un horno»

Cosas que he aprendido

  • Cómo describir algo monstruoso sin describirlo.

PUNTUACIÓN...2/5!

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Colección: Somos B
Páginas: 160
Encuadernación: Tapa dura
Publicación: 17-01-2019
Autor: Catana Chetwynd
Editorial: Ediciones B
ISBN: 9788417001681
Traducción: Mª del Puerto Barruetabeña Diez

Sinopsis:
Pequeños instantes de amor es una dulce colección de viñetas sobre los momentos cotidianos, simples, preciosos y tontos que conforman una relación. Pequeños instantes de amor recopila precisamente eso: los pequeños momentos que muchas veces son lo mejor de estar con la persona que amas.
Lo que comenzó como garabatos perdidos en trozos de papel se convirtió en una sensación de Internet cuando el novio de Catana Chetwynd compartió sus dibujos en línea. Ahora, Catana Comics conmueve a millones de lectores con su humor dulce y personal. 

Opinión:
Impresión: Monísimos

Las novelas románticas tienden a centrarse en los momentos culminantes de una relación, cuando esta empieza o termina y son pocas las que se centran en relaciones consolidadas y en esos pequeños instantes de amor que se dan en el día a día. Esto último es en lo que se centra este cómic.

Mediante viñetas muy sencillas conoceremos a la autora y a su pareja. El dibujo, en blanco y negro, es de trazo muy simple, sin fondos y los personajes, de ojos grandes, transmiten la expresividad justa y necesaria. Pero también es verdad que la obra no ganaría nada con un dibujo más completo y trabajado: aquí no vienes por el dibujo, sino por la relación.

El libro no pretende tener una narrativa, sino que todas las viñetas son independientes y se centra en momentos de su relación en la que ambos demuestran el amor y el cariño que sienten por el otro con pequeños gestos: levantarse más temprano para preparar el desayuno, dejarse congelar porque la otra persona tiene las manos frías, calentar la toalla para que no tenga frío al salir de la ducha, mirar una película bajo las mantas como plan de domingo, gastarse bromas, ponerse la ropa del otro...

Cada pareja tiene sus propias dinámicas, costumbres y normas de convivencia. Unas tienden a verbalizar más el cariño, mientras que otras demuestran su amor mediante gestos y acciones. Yo soy de estas últimas y por eso me he sentido muy identificada con el libro. No quiero dar a entender que el tipo de pareja que se muestra en estas páginas sea el único bueno, pero la relación me ha parecido muy positiva y un modelo a seguir.

¿Qué aporta este libro? Pues para empezar, un ejemplo real de una relación sana. No habla acerca de los desacuerdos, cómo resolverlos y la importancia de la comunicación, pero sí de esos detalles románticos que tiene que haber en una relación por parte de ambos; si solo uno de los dos demuestra que se preocupa por el otro, hay un desequilibrio.

En segundo lugar, permite que te identifiques con los personajes y que te des cuenta de que hay más parejas en el mundo similares a ti, con vuestras propias bromas compartidas y tonterías. Porque tu pareja es también tu mejor amigo/a y de vez en cuando compartís travesuras y hacéis tonterías que solo os hacen reír a vosotros, porque os compenetráis a la perfección.

En conclusión, un libro entretenido, muy breve (lo leí en una hora, una noche que no podía dormir y que G no estaba) que recomiendo leer con tu pareja para reír juntos (mi comentario del libro va a ser dárselo a G y mirarle mientras lo lee). No aporta más que entretenimiento, pero seguro que te saca una sonrisa. Y si lo que sientes es envidia porque te gustaría una relación así y la tuya no lo es, quizás deberías hablarlo con tu pareja, porque puede que algo no funcione.

Cosas que he aprendido:
  • G y yo no somos tan raros.

PUNTUACIÓN...3'5/5! 

sábado, 23 de septiembre de 2023

Libros abandonados 2023 (mayo-agosto)

Los lectores acumulamos libros pendientes durante años, de manera que cuando alcanzamos los que están al fondo, muchas veces nos percatamos de que ya no son para nosotros. Soy de las que considera que su tiempo es tan valioso que no puedo perderlo en libros que no van a gustarme, por lo que les doy una oportunidad hasta cierto punto y si no me convencen, los abandono para siempre. 

Tampoco vayáis a pensar que es algo que me sucede con asiduidad, pero aun así, he querido hacer estas entradas cuatrimestrales y dedicar un par de líneas a justificar mi decisión. En este caso, os traigo la lista de los libros abandonados entre mayo y agosto de este año.

Amor en minúsculas, de Francesc Miralles
Sinopsis:
Samuel despierta la mañana del 1 de enero convencido de que nada nuevo le traerá el año recién estrenado... hasta que un extraño visitante irrumpe en su apartamento dispuesto a no abandonar su posición. Se trata de un joven gato callejero al que se ve obligado a adoptar. La aparición de Mishima va a ser el principio de la increíble transformación que está a punto de acontecer en el hermético mundo que ha construido a su alrededor. Una inteligente, divertida y tierna historia que conmoverá al lector y le desvelará pequeños secretos para una vida más plena.

Impresiones:
No tengo ni idea de por qué este libro estaba en mis pendientes, porque no hay nada en la sinopsis que indique que ese libro es para mí: no me gusta el romance contemporáneo porque me aburre. Pero ahí estaba, así que le di una oportunidad. Efectivamente, me aburrió. Leí 80 páginas y lo dejé. Las historias sobre el día a día de una persona normal no me dicen nada; para eso ya tengo mi vida. Eso sí, como sale un gato y tiene cierta relevancia, decidí darle el libro a mi madre; me parece más de su estilo. 

Trono de cristal, de Sarah, J. Maas
Sinopsis:
En las tenebrosas minas de sal de Endovier, una muchacha de dieciocho años cumple cadena perpetua. Es una asesina profesional, la mejor en lo suyo, pero ha cometido un error fatal. La han capturado. El joven capitán Westfall le ofrece un trato: la libertad a cambio de un enorme sacrificio. Celaena debe representar al príncipe en un torneo a muerte, en el que deberá luchar con los asesinos y ladrones más peligrosos del reino. Viva o muerta, Celaena será libre. Tanto si gana como si pierde, está a punto de descubrir su verdadero destino. Pero ¿qué pasará entretanto con su corazón de asesina?

Impresiones:
Abandonar esta lectura ha supuesto a la vez un drama y un alivio: un drama, porque recordaba que me había encantado la primera vez que lo leí; un alivio porque ya no tengo pendiente toda la saga (ocho libros más seis relatos). Cuando leí este libro por primera vez, hace más de diez años, no tenía las continuaciones, por lo que me quedé con ganas de más. A mi hermano también le encantó, un par de años más tarde, por lo que le fui comprando los siguientes en inglés. Como ahora estoy con mi proyecto de leer algo de tanto en tanto en ese idioma, me propuse releer el primero y seguir con los demás en inglés. Leí las cincuenta primeras páginas y hojeé un par más.

Entiendo que en su momento me gustó el arrojo de la protagonista, me atrapó el romance y me enganchó el espíritu rebelde de la novela. Ahora, y más tras mi lectura de Abercrombie, no podía hacer más que rodar los ojos por lo superficial que era todo, porque los personajes eran poco realistas y porque el tono era muy juvenil. No puedes tener a alguien encerrado durante un año en prisión y que no se quede maravillado al salir el sol. No puedes darle a una asesina experimentada la libertad de vagar sola por una habitación lujosa, porque se fabricará un arma o escapará. No puedes hacer que un personaje sea tan hábil en la lucha y al mismo tiempo sea preciosa y solo tenga cicatrices que la hagan parecer fiera y no fea. O dejarla a solas con el príncipe. Son cosas que en su momento no hubiera visto, pero tras el realismo de mis últimas lecturas de fantasía, no puedo dejarlo pasar.

Ètica per al meu fill, de Fernando Savater
Sinopsis:
En una societat pluralista, la reflexió ètica -que al capdavall parla sobre com assolir la bona vida i la felicitat- pot ser presentada d'una manera engrescadora, sense incórrer en la crònica de les idees rebudes ni en l'adoctrinament. Amb un llenguatge fresc i entenedor el llibre pretén iniciar un camí de reflexió filosòfica i posa a l'abast dels joves i dels no especialistes alguns dels temes centrals de la filosofia moral, argumentats des d'una perspectiva que no separa l'ètica i el plaer i que estimula l'opció per la bona vida.

Impresiones:

Este libro nos lo hicieron comprar cuando iba a 4º de la ESO, hace más de diez años, para la asignatura de ética. La asignatura me gustó y fue el germen de la persona reflexiva que soy ahora. El libro al final no lo leímos y yo no me animé, porque solo me gustaban las novelas (aunque eso no ha cambiado tanto). Recientemente, decidí darle una oportunidad, pero me aburrió. Leí hasta la página 120 y hojeé un par más. El libro introduce bien los conflictos filosóficos, pero aunque intenta tener un tono ameno, se hace un poco denso. Además, las reflexiones ya eran demasiado sencillas para mí. 

Finis mundi, de Laura Gallego García

Sinopsis:
Michel, joven monje cluniacense, está convencido de que las revelaciones del ermitaño Bernardo de Turingia anuncian el fin del mundo. Junto a Mattius, juglar errante, se embarcará en un largo viaje no exento de peligros. ¿Lograrán impedir ese terrible destino? Una apasionante aventura en un mundo tenebroso y apocalíptico.

Impresiones:
Laura Gallego fue una de las autoras españolas que marcó mi infancia. No solo se llamaba como yo, sino que escribía historias de fantasía, un género que me gusta. He leído gran parte de su bibliografía, pero cada vez me gustaba menos, hasta que llegó un punto en el que dejé de leer aquello que iba publicando.

Este libro nunca me había llamado la atención, pero decidí leerlo para adentrarme en los inicios de la autora. Craso error. No solo es demasiado infantil para mí, sino que su escritura no está nada trabajada y se nota su juventud e inexperiencia en cada página. Leí 50 páginas y hojeé unas cuantas más antes de dejarlo.

No me creía las motivaciones de los personajes (el monje está convencido de que será el fin del mundo, pero no tiene ninguna prueba, mientras que el juglar debería ser más egoísta y no acompañarle porque la vida es dura) ni algunas casualidades (como que el juglar sabía cuál era la primera ciudad que tenían que visitar, porque no será por grandes ciudades doradas en el mundo). Los personajes no están nada trabajados y no tienen un buen desarrollo (el monje deja de parecer un monje en las primeras páginas y se hace amigo del juglar de buenas a primeras) y la crítica al mundo medieval es superficial (nos dicen de fondo que el pueblo llano sufre) y trivial (no aporta nada nuevo). Vamos, una novela muy infantil.

Y eso es todo. Como veis, no es que sean malos libros, sino que nunca han sido o ya no son para mí. ¿Cuál fue el último libro con el que os pasó eso?