lunes, 21 de abril de 2025

Frases memorables: La ciudad de los libros soñadores

 

"Los Libros Soñadores se habían despertado. Las oscuras columnas de humo se  elevaban a una altura de kilómetros, papel ingrávido, pensamientos quemados. Miríadas de chispas saltaban, cada una de ellas una palabra incandescente, subiendo cada vez más alto para bailar con las estrellas. Y allí arriba lo vi, el Alfabeto de las Estrellas, claro y nítido centelleaba en el cielo, una telaraña de plata entre los soles."

"La Hora de la Madera era la hora en que el cuerpo se entregaba al reposo y el espíritu se despertaba realmente, en que los fantasmas de la literatura sobre papel surgían y las cabezas de oyentes y lectores danzaban"

«Luego vino otro párrafo que marcó un tono totalmente nuevo, luminoso y claro como una campana de cristal. Las palabras se convirtieron de pronto en diamantes, las frases en diademas. Eran pensamientos concentrados bajo una gran presión intelectual, palabras calculadas, partidas, refinadas y pulidas con precisión científica, unidas para hacer alhajas de perfección cristalina que recordaban las estructuras exactas y excepcionales de los copos de nieve. De aquellas frases se desprendía un frío que me hizo estremecer, pero no era el frío terrenal del hielo, sino el frío sublime, grande y eterno del espacio ultraterrestre. Era pensar, escribir y componer en su forma más pura… nunca había leído antes nada ni siquiera aproximadamente tan perfecto.»

Las citas que suelo compartir por aquí son aquellas que, de una forma u otra, me han hecho reflexionar. No es el caso de las que os traigo hoy, que me cautivaron por su lirismo.

La primera hace referencia a algo tan dramático como el incendio de una biblioteca. La belleza del lenguaje contrasta con el horror de la tragedia y lo tiñe todo de una capa de profunda tristeza. Con esta descripción, primero nos ahogamos con el humo que enturbia la visión y nos avisa de un suceso terrible que aún no conocemos. Entonces sentimos loa libros a nuestro alrededor, las páginas quemadas danzando en el aire como mariposas moribundas. Entonces, nos asalta la pérdida, no por los libros como objetos, sino por cómo se consume el alma de quienes los escribieron. Todas esas palabras, ideas, pensamientos y recuerdos que se perderán para siempre. Vemos un fondo gris iluminado por una lluvia de palabras que chispean un momento antes de apagarse para siempre. Y por encima del humo, el cielo abierto, límpido, con la telaraña de estrellas que atrapa las mariposas de palabras.

La segunda cita hace referencia a una de las costumbres de La ciudad de los libros soñadores: la Hora de la Madera. Después de la comida, la hora que muchos de nosotros dedicamos a la siesta, en este mundo la dedican a contar historias. Las familias y amigos se reúnen junto al fuego para descansar y disfrutar de la lectura en voz alta de un libro. Es por eso que en la cita se indica que, mientras el cuerpo descansa,  el alma despierta con la voz de los personajes de los libros y se exalta la imaginación tanto de aquellos que escuchan como de aquellos que leen. Me parecería precioso que en nuestro mundo existiera una tradición tan bonita como esta.

La última cita hace referencia a cuando el protagonista encuentra El libro, ese que todos soñamos con encontrar en algún momento de nuestra vida como lectores: una obra perfecta, que parece escrita exclusivamente para nosotros. En su caso, aquello que le conmueve es la prosa: todas las palabras están engarzadas con gran precisión para conseguir formar, todas juntas, un texto sublime. Me gusta mucho en este caso la metáfora de las palabras como diamantes y cómo esta sigue a lo largo de todo el párrafo mediante el uso de comparaciones ("frases como diademas", "[palabras] unidas para hacer alhajas") o como del mismo campo semántico (cristal, refinadas, pulidas, cristalina, frío, copos de nieve).

La novela de la que proceden las citas es La ciudad de los libros soñadores, de Walter Moers. Es bastante desconocida, sin embargo, merece mucho la pena. Se dirige a los amantes de la lectura, sin importar la edad. La ciudad de Bibliópolis, en la que se vive por y para los libros, me dejó embelesada, así como la desbordante imaginación del autor. Es una obra más de carácter descriptivo que narrativo, por lo que el mundo es muy rico y está muy trabajado. Si como mínimo os pica la curiosidad, os animo a darle un vistazo a la reseña

sábado, 12 de abril de 2025

En la piel de Erica, de Michelle Painchaud

Autor: Michelle Painchaud
Colección: Kraken
Número en la colección: 6
ISBN: 978-84-16387-93-9
Páginas: 352
Fecha publicación español: 20-02-2017
Título: En la piel de Erica
Título original: Pretending to be Erica.
Saga: Libro único.
Editorial: Hidra
Fecha de publicación original: 2015
Traductor: Carlos Loscertales

Sinopsis:
A sus diecisiete años y desde que puede recordar, la vida de Violet ha consistido en una única cosa: convertirse en Erica Silverman, una rica heredera que fue secuestrada a los cinco años y a la que nunca se ha vuelto a ver. El padre de Violet, el mejor estafador de Las Vegas, tiene un plan escalofriantemente preciso. Gracias a la cirugía Violet se convierte en Erica y entra en casa de los Silverman con una misión: robar un cuadro valorado en 60 millones de dólares. Pero pronto descubrirá que, cuando asumes la identidad de otra persona el tiempo suficiente, puedes llegar a olvidarte de quién eres.

Opinión:

La gente puede llegar a ser muy desalmada; hay que serlo para aprovecharse de unos padres rotos de dolor por la pérdida de un hijo. La novela que os traigo hoy no va sobre falsos médiums (como si los hubiera verdaderos), sino de timadores profesionales que "vuelven a casa" después de varios años "secuestrados". No es la primera vez que leo sobre este tipo de timos: es el tema central de A salvo, una novela de misterio sobre una adolescente que vuelve con su familia tras más de una década secuestrada. Estuvo bien, pero yo quería algo más emocional que no girara en torno al misterio de si era o no un engaño. Por eso me interesó En la piel de Erica: sabemos desde el principio que la protagonista y narradora es una impostora.

Me he encontrado con una novela con poca trama, centrada en los personajes, que es justo lo que pedía. Sin embargo, el público objetivo es juvenil y eso se nota en la escasa complejidad y profundidad de personajes. Se tratan bien todos los temas emocionales relacionados con un caso así (la desconfianza, la presión mediática, la sobreprotección, los problemas de identidad, etc.), aunque por desgracia, no con la profundidad que estaba buscando.

Los personajes son bastante realistas y, en especial, me ha gustado el conflicto de identidad de la protagonista: ¿hasta qué punto Violet existe, si la sombra de Erica siempre la ha opacado? Su padre adoptivo lleva preparándola toda su vida, una década para ser Erica: ha estudiado la vida de esta familia de pe a pa, se ha familiarizado con todo el entorno y el pasado de la verdadera chica desaparecida e incluso la han operado para que tenga el mismo aspecto (incluso deformidades) que la verdadera. ¿Cómo vas a saber quién eres si nunca te han dejado ser tú misma, si siempre has sabido que tu único objetivo en la vida es hacerte pasar por otra persona?

Todo hay que decirlo: el timo está muy bien montado. Teniendo en cuenta los avances científicos actuales en criminalística, este tipo de estafas me resultan difíciles de creer: una muestra de ADN es suficiente para descubrir la verdad. La ventaja de Violet es que su padre adoptivo conoció al asesino de Erica, desenterró el cuerpo y consiguió muestras de ADN. Además, mientras que hay timos que se planean para sostenerse durante mucho tiempo, el objetivo de Violet es engañar a la familia durante unos meses, conseguir la combinación de la caja fuerte y robar un cuadro. Sí, hay golpes que se preparan durante mucho tiempo, pero una década me parece demasiado. ¿Tanto valor tiene ese cuadro?

Una de las cosas que más me ha decepcionado es la profesionalidad de Violet. Como iremos viendo en fragmentos en tercera persona que nos muestran escenas de su pasado, no solo se ha dedicado a aprender a ser Erica, sino que desde muy jovencita la han entrenado para convertirse en una estafadora profesional. Me han gustado estos capítulos, porque nos muestran la dura vida de Violet; sin embargo, esta construcción de personaje no llega a verse en el presente: Violet no me parece tan profesional. Es una chica muy observadora que sabe leer muy bien a la gente, pero más allá de eso, no hace gala de ninguna de sus habilidades como estafadora ni mentalmente nota que haya asimilado al completo la identidad de Erica; esperaba que se metiera más en el papel y que estuviera psicológicamente preparada para el daño que iba a infligir en los demás. Creo que en casos así, lo difícil es estar mentalmente dispuesto a llevar a cabo la estafa, pues una vez ha superado las pruebas de ADN, el resto debe ser coser y cantar. Los vacíos en la memoria son lógicos y no creo que mi forma de ser actual se parezca mucho a cómo actuaba con seis años, por lo que no debe ser muy difícil hacerse pasar por una niña que desapareció a esa edad.

Quizás lo más complicado de una estafa así está en resultar convincente desde el principio; por desgracia, nos saltamos esta parte, ya que la historia empieza un mes después del reencuentro entre Erica y "su madre", cuando ambas ya se han familiarizado la una con la otra y permiten a Erica salir, tener una vida normal y empezar el instituto. Otras novelas, en las que la protagonista no es una impostora y ha sido secuestrada de verdad, exploran mucho mejor lo que supone reintegrarse en la sociedad, ser objeto de todas las miradas y que siempre te sobrevuele la desconfianza de los demás. Todo esto no afecta a Violet como pasaría a una víctima de verdad, porque ella realmente es una estafadora. Pese a ello, si tan profesional es, debería demostrar cómo le afecta todo esto. Para mí se adapta muy rápido al colegio, las dinámicas sociales de un instituto (al que se supone que no ha ido nunca), los amigos y en especial, al vínculo madre e hija. Esto último es lo que más me ha cojeado: por mucho que la familia con la que se supone que te has criado no te tratara muy bien, la actitud de Violet hacia "su madre biológica" es demasiado cariñosa como para resultar creíble en el par de meses que pasan juntas.

Más allá de ver las dudas de Violet, su interpretación y sus esfuerzos por encontrar la combinación de la caja fuerte (que tampoco son tantos), no pasa mucho más en la trama. Hay un detective privado por ahí y mucha dinámica de adolescentes (que si las amigas pijas, que si la amiga alcohólica, que si el chico raro con el que se siente comprendida...). Las relaciones que establece Violet con el resto de personajes son realistas, aunque esperaba mucha más distancia emocional debido a su entrenamiento; incluso hay un romance, bonito, pero que sobra si tenemos en cuenta el contexto.

El final era lo que me tenía más en ascuas, pues no sabía muy bien qué tipo de final podría resultar satisfactorio: ¿Confiesa la verdad y destroza a todas las personas con las que había establecido un vínculo? ¿Logra su objetivo y decide ser buena después de eso y dejar el mundo criminal? ¿Decide mantener la fachada para siempre? La solución al conflicto es sencilla y adecuada, pero previsible. Además, como siempre, falta hablar de lo que sucede después de tomar una decisión así.

En conclusión, estamos ante un libro entretenido que explora, con un tono juvenil, tanto el dolor y la incertidumbre de una familia cuya hija ha desaparecido como el conflicto moral y de identidad de una estafadora que decide aprovecharse de esas circunstancias para hacerse pasar por la desaparecida. Los personajes son realistas, pero esperaba más profesionalidad por parte de la protagonista, que lleva preparándose toda su vida para esta estafa. El final es satisfactorio, pero muy rápido y previsible. La historia está bien e introduce adecuadamente estos casos; sin embargo, no ha terminado de tener la profundidad y la emoción que buscaba.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3/5!

Primeras Líneas...

sábado, 5 de abril de 2025

Viñeta del lector 126#

 

La segunda cosa que me llamó la atención de G fue su riqueza de vocabulario (la primera, que estuviera leyendo un libro). Era pedante en algunas ocasiones (supongo que sigue siéndolo, pero ya me he acostumbrado) y le faltaba concisión (esto le sigue pasando), pero era capaz de construir buenos argumentos, relacionar conceptos y siempre buscaba (y busca) la palabra exacta. Para mí, el amor es mucho más que el físico. Soy una enamorada de las palabras, así que cualquiera que las domine, sea escritor o no, tiene mi más completa atención.

¿Os ha pasado alguna vez enamoraros de un libro solo por su prosa? A mí sí: El nombre del viento, El arcano y el jilguero o La canción secreta del mundo. No es nada fácil encontrar el equilibrio entre el lirismo y la naturalidad, pero los tres autores lo logran. Otras novelas, en cambio, tienen una prosa tan poética y vacía que solo me generan rechazo, como La sombra del viento o La mecánica del corazón. No puedes forzar las palabras para que suenen bien ni escribir una novela vacía de significado o con fragmentos poéticos y redundantes.

Relacionado con todo esto, mis personajes favoritos son aquellos que tienen mucha labia. Ya me puedes describir al personaje como un adonis, que si no es ingenioso y domina el lenguaje (y la lengua) no me llamará la atención lo más mínimo. Precisamente, lo que más me gustaba de Travis, Patch o Jace era el ingenio de sus réplicas.

No puedo terminar de hablar de cómo las palabras son capaces de seducir al lector sin mencionar este fragmento de Rayuela. Os animo a leerlo en voz alta, con el tono adecuado:
«Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad, elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde el aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces, mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llenas de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua».

Ya he hablado suficiente de mí, así que ahora contadme. ¿Qué novela os ha seducido por su prosa? ¿Cuál es el fragmento más sensual que habéis leído?