¡Hola a todos! ¿Cómo va todo? Yo un poco más tranquila. Hace ya tres meses que trabajo en la biblioteca de mi pueblo. Han sido unos meses difíciles, porque había mucho trabajo pendiente y me ha costado conocer todos los entresijos del oficio; nunca había trabajado como bibliotecaria, así que empezaba de cero. Además, en abril fue Sant Jordi, la fiesta del libro por excelencia, así que tuve que encargarme de organizar actividades para toda la semana. Y yo que creía que los bibliotecarios se dedicaban a hacer préstamos y colocar libros... Se me han abierto los ojos. El caso es que ahora ya estoy un poco más tranquila; a ver si tengo tiempo para leer más y hacer reseñas (¡tengo unas seis en el tintero!)
En fin, paso a presentar la entrada. Para los que no lo sepan, esta sección me gusta mucho porque da pie a muchos debates (aunque no os veo muy por la labor de debatir), así que, pese a que lleva mucho tiempo, me encanta escribirla. Espero que la disfrutéis y que podamos comentar un montón de temas interesantes. ¡No os olvidéis de comentar todo aquello con lo que estéis o no de acuerdo!
Eso sí, antes que nada, empezaré explicando en qué consiste la sección para aquellos que aún no lo sepan. Ya sé que estos párrafos que vienen a continuación son muy repetitivos; el caso es que siempre hay gente nueva que no sabe en qué consiste la sección y me gusta informar de ello. Visto en las redes es una recopilación de todos aquellos tweets que me han parecido interesantes (y a los que he dado retweet) publicados los últimos meses (abril y mayo) por diversas personas, y una selección de las reflexiones relacionadas con el mundo literario que he compartido por las diferentes redes sociales. Es decir que... ¡atención, porque podríais salir mencionados en esta entrada!
Me decidí a crear esta sección como excusa para hacer debates porque sé que algunos de vosotros no me seguís en las redes sociales tranquilos, estáis en la lista negra (tanto porque no os interesa como porque no tenéis una cuenta) y pensé que os podría parecer interesante tener una recopilación de esta información. Así, todos los que no tenéis redes podrías estar al tanto y los que me seguís, pero estáis saturados, podríais tener un resumen.
Ante la avalancha de novedades, la gente se deja llevar por la estética. Hoy en día, la portada es un elemento clave para vender un libro, más que la sinopsis o la promoción en redes. Los ilustradores, como cualquier otro profesional de la cadena de producción de un libro, merecen una remuneración por el trabajo realizado. Los avances tecnológicos actuales permiten crear maravillas con IA, que se alimenta del trabajo de los ilustradores. Sin ellos, la IA no sería capaz de generar nada. Entiendo la tentación que supone encargar la portada a una IA (pese a que un buen resultado pueden ser horas de trabajo), sin embargo, precisamente son los autores quienes, en su condición de artistas, deberían ser los primeros en condenar este uso de la tecnología. Coincido con Arte es ética en que, si consideras que las ilustraciones son complementarias, no pongas ninguna o hazlas tú mismo.
Se dice mucho eso que comenta Patricia Moreno Raya de que a escribir se aprende escribiendo, un dicho que se podría aplicar a cualquier oficio. También se dice lo que comenta Ana B. Nieto de que un buen escritor es, ante todo, un buen lector, pues analizando otras obras puedes aprender las bases de la escritura y todo aquello que hace que una historia funcione. Esta mirada crítica no tiene que dirigirse solo hacia lo demás, sino también hacia uno mismo. Coincido en que los talleres de escritura pueden ayudar a ver los propios errores y a crear el hábito de la reescritura.
El mensaje que realmente me interesa es el de Victor Conde. Por desgracia, no pude encontrar el mensaje original, solo esta captura de Ana B. Nieto. No sé qué opináis de los premios literarios: yo no me fío un pelo de los premios literarios, así que me alegra conocer la experiencia de primera mano de alguien que ha formado parte del jurado. Puedes creer su testimonio o no, pero al menos Minotauro muestra más transparencia que con cualquier otro premio. Curioso eso de que no haya muchas mujeres que postulen por el premio. Es cierto que cada vez tienen más voz en el mercado literario; sin embargo, aún queda mucho trabajo por delante.
Un corrector no debería hacer el trabajo que puede hacer el corrector automático del Word ni reescribir todo el texto, solo pulir. A veces, me han pasado textos para corregir que son un desastre tan absoluto que, para que quedara bien, habría que empezarlo de cero. Creo que la metáfora que pongo más arriba es más que acertada. En respuesta a Monika Feren, no pido una ortografía perfecta (a todos se nos escapan siempre cosas), solo un texto pulido.
Obligar a alguien a leer algo es una pérdida de tiempo. Si no tiene interés o no tiene la suficiente madurez como para entender el texto, no va a servir de nada, más allá de generar tirria a la lectura, como dice Laura. Me alegro de que últimamente las escuelas estén optando por ofrecer una lista larga de posibles lecturas, en lugar de obligar a todo el mundo a leer las mismas tres. Sí, siempre hay alguien que termina cogiendo el gusto a la lectura gracias a la obligatoriedad de leer algún clásico... a costa de que el resto se nieguen en redondo a leer un libro nunca más.
No, Aurora, regalar libros a gente con cabeza y pocos seguidores no es publicidad igual. Que sí, que no es justo y que a mí tampoco me parece bien, pero las editoriales son empresas y miran, no por el bien de la sociedad, sino en su propio beneficio. Total, la persona con cabeza les comprará el libro si le interesa, mientras que el famosillo no lo hubiera hecho en la vida.
La verdad es que lo que dice Xavier Beltrán es cierto, es un toque de color y ya. Otro problema de esto es lo que comento. ¿Cómo colocas los libros en las estanterías para que se vea mínimamente lo de los cantos pintados? Tengo algunos libros así (porque justamente solo había esa edición), aunque no sabría deciros cuáles, porque no se ve que tengan los cantos pintados. Una pena.
En respuesta a Luis Manuel Nieto, yo supongo que, como con todo, si el agente literario es bueno, realmente es algo útil. No es algo esencial, sin duda, pero puede venir bien. El problema es, como digo, que solo compensa si encuentras a alguien realmente bueno. Sigo a un par de bloggers que tienen ese oficio y me parece muy interesante cuando cuentan cosas relacionadas con su trabajo.
Y yo que creía que las editoriales no contrataban a buenos profesionales para reducir costes, porque todo estaba muy caro... ahora bien, parece que los cantos pintados no cuestan nada. Esto demuestra que quien tiene el poder es el público: ¿la gente quiere cantos pintados? Los ponemos. Si nos quejáramos todos de la calidad de la traducción o de la corrección, seguro que las editoriales nos harían caso. Ya ha pasado alguna vez en los casos más sonados. Carlos Rubio Palao lo dice muy bien: una edición cuidada no es aquella que tiene cantos pintados, sino profesionales de verdad detrás.
A diferencia de otras profesiones, ser escritor no es una competición. No puedes pretender abarcar todo el mercado y que se lea a otros autores no significa que tú tengas pérdidas, como le han dicho a Sandra Moya. A ver, sí, claro que si hay menos libros publicados, hay más posibilidades de que te lean, pero la diferencia es tan ínfima que nadie perjudicaría su buen nombre como corrector boicoteando los libros de los demás. Por otra parte, este problema tiene fácil solución: reconoce el mérito al corrector. Si la obra no está bien corregida, el lector mirará de quién es la culpa y lo tendrá en cuenta. Yo lo hago con los traductores, porque a muchos ya se les reconoce el trabajo; con los correctores no pasa.
Todo depende de la editorial, como matizó Mientrasleo. Algunas ofrecen más o menos poder de decisión al autor, en especial con el tema de la portada. No creo que lo de usar portadas con IA sea algo exclusivo de las grandes editoriales. A diferencia de lo que dice Jesucristo Puñetazos, me parece que es un recurso que suelen usar más los autores autopublicados que no pueden permitirse un ilustrador, que no una editorial (que se juega todo su prestigio y a la que mirarán con lupa). Eso sí, cuando un autopublicado usa la IA para su portada, lo hace a consciencia, a diferencia de algunas editoriales, que puede que no ofrezcan alternativa al autor o que le den el producto hecho sin explicar nada.
Cada vez es más fácil ver publicada tu obra, gracias a la autopublicación; lo difícil, como indica Pablo C. Reyna, es que esa obra consiga visibilidad. Incluso publicando con una editorial tradicional, los libros no suelen durar más de un mes en los expositores de las librerías, tanto por el exceso de oferta como por las exigencias de los lectores de ver cosas nuevas. En mi caso, esta semana vino una mujer a la biblioteca preguntándonos si habíamos puesto las novedades... pese a que ya pusimos la semana anterior.
No me fío ni un pelo de las frases promocionales de las cubiertas y el caso que comenta Aurora es un ejemplo de por qué. Las editoriales tienden a ocultar la información acerca de las ventas y las tiradas. Alguna vez me he encontrado con cuartas ediciones de libros que han salido hace un mes. O eran tiradas muy bajas o la editorial no se esperaba para nada ese éxito. Cosas como "vigésima edición" a mí no me dicen nada, porque no sabemos cuántos libros había en cada edición.
También bastante relacionado con lo anterior. ¿Vosotros qué pensáis ante una situación como la que describe Carlos di Urarte? Yo sigo pensando lo mismo: si hay lugar para ambigüedades (lo de Hermione negra no hay quien se lo crea), pese a que no se explicite en el texto, si el autor afirma algo, hay que creerlo: él es quien más sabe de los personajes. Ahora bien, que lo acepte no significa que lo valore positivamente. Acepto que Dumbledore sea gay, aunque no hay ninguna duda de que se trata de una estrategia comercial y que el personaje no estaba pensado así desde el principio. ¿Qué otros casos conocéis?
Por supuesto, los productos de la IA son cada vez mejores, aunque distan mucho de ser perfectos. No es fácil, pero un traductor experto, como Cyrano, sabe cuándo le están mintiendo respecto al origen de una traducción porque conoce los fallos que tienen las máquinas. Puede parecer que traducir un texto mediante IA y pagar después a alguien para que lo revise es suficiente; sin embargo, el resultado será de pésima calidad, porque habrá giros lingüísticos extraños que el revisor será incapaz de comprender, ya que no ha visto el texto original.
Muy de acuerdo con esta reflexión de Carlos di Urarte sobre la muerte del autor. Yo la defiendo en parte: creo que una obra tiene que tener valor independientemente de su contexto, que solo puede enriquecerla. Ahora bien, también creo que no hay que ignorar por completo el contexto: los autores son de la época que son y eso se va a filtrar inevitablemente en el texto, por lo que no podemos valorar adecuadamente una obra sin saber cuándo y dónde se creó. Por otra parte, tampoco creo que la identidad del autor tenga que condicionar nuestra visión de la autora. Yo siempre procuro saber lo menos posible, aunque con las RRSS es cada vez más difícil.
Los cantos pintados están muy bien, pero eso no es suficiente. Pienso lo mismo que Ícare Mermay lover: hay que exigir obras confeccionadas por profesionales (ilustradores, correctores y traductores) y hay que pagarles suficiente como para que el resultado sea de calidad. La IA nunca será capaz de generar arte; demos nuestro apoyo a aquellos que se esfuerzan de verdad.
Ouch. Las palabras de Hazel me parecen muy duras. No he estudiado psicología, pero he leído lo suficiente como para saber que todos los personajes actúan de una manera u otra por alguna razón. Nuestras elecciones y nuestros gustos no son arbitrarios, sino que se fundamentan en aquellas experiencias que hemos vivido. En mi adolescencia, cuando tener pareja era el sueño de toda chica de mi edad, me gustaban las novelas románticas con chicos malotes; ahora que tengo una relación sana, no me gustan nada las novelas con relaciones tóxicas. Por otra parte, supongo que siempre me han gustado las historias dramáticas porque me ayudaban a banalizar mis propios dramas. Esto hace que uno se pregunte qué le ve la gente al enemies to lovers. Quizás es porque se ven rodeados de gente que les desprecian y este tipo de historias ofrecen la esperanza de que un día, esas personas cambiarán de idea. No tiene por qué ser así, y menos en todos los casos, aunque me parece una teoría interesante.
Tampoco hay que glorificar el pasado. No estoy de acuerdo con las palabras de Carlos di Urarte en esta ocasión: antes también había muchos libros vacíos de contenido, entretenidos sin más(las novelas folletinescas, de gran popularidad, eran la literatura comercial de la época); el caso es que gracias a las redes sociales, este tipo de libros han encontrado un altavoz y se hace mucho más eco de ellos.
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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney