martes, 30 de enero de 2024

Balance lector 2023

 ¡Hola a todos!

Adivinad con qué entrada vengo hoy. ¡Correcto! ¡Un resumen de mis lecturas del 2023! No tengo ni idea de cómo lo habéis adivinado, yo que intentaba sorprenderos... Quizás no debería haberlo puesto en el título. Mi intención era publicar esta entrada mucho antes, pero entre una cosa y la otra, se me ha ido el tiempo. Lo más probable es que ya os hayáis hartado de ver este tipo de entradas. ¿Y por qué deberíais quedaros y leer la mía? Pues porque el cotilleo mola. O como mínimo, a mí me gusta leer estas entradas, porque de un solo vistazo veo cómo ha sido vuestro año lectorEs cierto que quizás finales de enero sea algo tarde, pero es que finales de diciembre es demasiado pronto: EL AÑO AÚN NO HA ACABADO, aún estás a tiempo de leer algo más.

Lo que me parece interesante de estas entradas es confirmar que he leído muchos más libros que vosotros (ojalá), regodearme en vuestro dolor TOP de malas lecturas y aumentar mi TBR con vuestros libros favoritos. Por eso os traigo esta entrada, para que podáis hacer lo mismo, y porque a mí me va genial para recapitular, hacer un poco de balance del año y ver las diferencias con años anteriores

RETOS LITERARIOS 2023
Y pensar que antes, no solo leía más, sino que encima participaba en decenas de retos... Al final lo dejé, porque perdía mucho tiempo cuadrando mis lecturas en los retos y como cada vez leía menos y no intentaba activamente cumplirlos, muchos quedaban a medias, algo bastante descorazonador. Recuerdo aquello con nostalgia, y sin duda me gustaría ser como Tetsu y sus mil y un retos, pero no quiero invertir en ello el poco tiempo que tengo para la lectura y el blog. Es por eso que desde hace un par de años solo me apunto a dos: el Reto Goodreads (y el de The Storygraph, pero no cuenta, porque es el mismo) y el que organiza cada año este blog, 23 kilos de conocimiento (solo faltaría, que no me apuntara a mi propio reto). 

En cuanto al reto de Goodreads, como cada año, me propuse leer 80 libros, una cifra simbólica, pues lo que realmente me interesa es hacer un recuento de los libros que voy leyendo. Mi meta real sería leer 100 libros al año, pero teniendo en cuenta la cantidad de lecturas anuales de los últimos años, es poco asequible por el momento. Es por eso que establecí como objetivo 80, una cifra a la que suelo acercarme.

En contra de lo esperado, este año he leído menos que en los anteriores. Mientras que en 2022 casi alcancé las 80 lecturas, este solo he leído 71 libros. No es difícil descubrir el motivo por el cual este año he leído menos: me he independizado. Es por eso que no aspiro en 2024 a leer mucho más que en 2023, puesto que soy consciente de que el tiempo es el que es y que tengo que repartirlo entre la lectura, otras aficiones (ver películas, series y animes), mi pareja, mi familia, los amigos, el trabajo y encargarme de la casa. Mucho me parece que leo, con la cantidad de cosas que hago.

En cuanto al reto de 23 kilos de conocimiento, he logrado superarlo, aunque esta vez ha sido por los pelos. Gracias a este reto estoy haciendo mella en la estantería de libros pendientes, pero también es verdad que tengo el ebook muy abandonado, cosa que es un poco triste porque mi lista de libros digitales es muy amplia, y de aquí a que me ponga con ellos, ya no serán de mi gusto. Pero hay que priorizar, porque la vida no da para más.

Mis avances con ambos retos los he ido registrando en el blog, así que si queréis ver la lista completa de libros de cada reto, aquí os dejo el enlace para que veáis los resultados completos.
ESTADÍSTICAS LECTORAS

Para empezar, me gustaría dejaros dar un vistazo a mi total de libros leídos, clasificados por puntuación. La estadística ha sido extraída de Goodreads, por lo que se rige por su impreciso sistema de estrellitas.
Como ya os había adelantado, este año he leído 71 libros, aunque en realidad son 40, porque el resto son mangas, en concreto, Beastars, que ha monopolizado mis lecturas este año. Como aún estoy poco familiarizada con el formato, me lleva más tiempo leerlos de lo que suele ser habitual, pero incluso así, me resulta difícil compararlos con un libro corriente. Está bien que haya ampliado mis fronteras literarias, porque he encontrado verdaderas joyas, pero echo de menos leer más libros, y eso lo nota mi estantería de pendientes, que no deja de crecer (a ver, puede que parte de la culpa se deba a que sigo comprando libros).

Lo más positivo de este escaso número de lecturas es que nunca antes habían sido tan buenas. Hacía mucho tiempo que no ponía tantas cuatro y cinco estrellas, así que, aunque la cantidad de lecturas haya sido menor, solo por su calidad ha merecido la pena. Sin duda, ha dado sus frutos la estrategia de abandonar libros que veo que no van a gustarme, que ya no son para mí o que sé que no me aportarán nada. 

En cuanto a las estadísticas, en años anteriores os solía compartir las que genera Goodreads, pero en general me parecían muy pobres. Hace un par de años descubrí The storygraph, una maravilla de plataforma para lectores que incluye un montón de estadísticas.






Como veis, lo que más he leído son novelas de aventuras, alegres, oscuras, emocionales y de humor. La mayoría me cuadran con los libros que he leído, pero me extraña el elevado número de lecturas alegres, porque no me parece que hayan sido tantas. Por otra parte, me sorprende que haya leído tanto de ritmo medio, pues yo me considero una persona a la que le gusta el ritmo rápido, pero también es verdad que los de Beastars, que son un montón, pertenecen a esta categoría. 


Este año me he esforzado en poner exactamente mi edición para que estas estadísticas fueran lo más exactas posible. Como es lógico teniendo en cuenta el reto del blog, casi la totalidad de mis lecturas han sido en papel. Empecé varios audiolibros, que abandoné, y solo leí un libro en digital (pero no he sabido marcarlo). En cuanto al número medio de páginas, es lógico que haya tantas lecturas de menos de 300 páginas, porque he leído mucho manga. Por otra parte, tengo tendencia a leer mucha ficción, pero este año me he esforzado por darle una oportunidad a la no ficción.

Estas estadísticas no me parecen muy acertadas. Ojalá pudiera indicar yo el género al que pertenecen las novelas, porque mi criterio no suele coincidir con el del resto de la comunidad de lectores. Por supuesto, como cada año, la cantidad de novelas de fantasía es abrumadora, y mayor debería ser el contraste, porque para mí el manga no es un género, y muchos de los libros clasificados como tal, deberían ir a fantasía. En cuanto a los demás géneros, se corresponde con lo que suelo leer: bastantes novelas históricas (la Segunda Guerra Mundial is my passion), de misterio (tanto thrillers como policiales), juveniles (aunque no tantas como otros años), algo de distopías y ciencia ficción y sí, también románticas, aunque no sean muchas. 

Este gráfico muestra las equivalencias entre los libros leídos cada mes y el número de páginas, un total de 21.000. Al parecer, el mes en el que más leí fue febrero.

Si hay algo que me gusta de The Storygraph es que te permite ser mucho más precisa que Goodreads respecto a la puntuación. Es cierto que la media final no difiere mucho, pero todos sabemos que no es lo mismo ponerle a un libro 3 que 3'25 estrellas. En esta ocasión, la media es de 3'37, bastante superior a la del año pasado (3'09), y eso que ya era la más alta hasta el momento. Puede parecer que solo son unas décimas de diferencia, pero a nivel de lecturas se ha notado, y este año, aunque he leído menos, lo he disfrutado mucho. Comparadlo con la media de otros años, que en muchos casos no llegaba ni al 3: 2015 (2'9), 2016 (3), 2017 (2'8), 2018 (3), 2019 (3),  2020 (2'8) o 2021 (2'92).

Sigue sin ser una media espectacular, pero yo me conformo con esto. Ojalá este 2024 sea tan bueno en lecturas (o mejor, incluso). A mí me sorprende mucho esa gente que, de media, tiene un cuatro a más. Es cierto que soy una persona muy crítica, y que me cuesta mucho valorar al alza o poner puntuaciones altas, pero también es verdad que voy con muchas expectativas con mis lecturas, por lo que inevitablemente me decepcionan. Este año he intentado ser más benévola, que no menos exigente, reducir mis expectativas y relativizar un poco más las puntuaciones (pero tanto a la baja como al alza). También he abandonado muchos libros y eso, sin duda, ha sido un acierto. 

Y eso es todo por hoy. Contadme, ¿cómo os ha ido a vosotros el año? ¿Cuántos libros habéis leído? ¿Habéis leído más o menos que otros años? ¿Cuál creéis que es vuestra nota media? ¿Qué género ha predominado en vuestras lecturas? ¿Sois más de ficción o de no ficción?

viernes, 26 de enero de 2024

Por si las voces vuelven, de Ángel Martín

Título: Por si las voces vuelven
Formato: Tapa blanda
Medidas: 15 x 23 cm
Editorial: Editorial Planeta
ISBN: 978-84-08-24921-4
Páginas: 256
Publicación: 17 nov 2021

Título: Por si las voces vuelven
De: Ángel Martín
Formato: Audiolibro
Narrado por: Ángel Martín
Español (Castellano)
Duración: 4 horas y 18 mins

Sinopsis:
Hace unos años me rompí por completo. Tanto como para que tuvieran que atarme a la cama de un hospital psiquiátrico para evitar que pudiera hacerme daño.
No tengo ni idea de cuándo empezó a formarse mi locura.
A lo mejor nací genéticamente predispuesto.
A lo mejor fui macerando una depresión al callarme ciertas cosas por no preocupar a los demás.
O a lo mejor simplemente hay cerebros que de la noche a la mañana hacen crec y se acabó.
Si algo he descubierto en todo este tiempo es que cuando cuentas abiertamente que se te ha pirado la cabeza la gente enseguida le pone el sello de tabú. Aunque este libro lo he escrito para mí, por si las voces vuelven, es para cualquiera que haya pasado o esté pasando por algo parecido, y así romper de una vez por todas el estigma de las enfermedades mentales. Pero si simplemente te apetece jugar a ver el mundo como yo lo vi mientras perdí el contacto con la realidad, este libro también es para ti. Si escuchas bien las voces, descubrirás cosas fascinantes como esta:
NO NECESITAS LLEGAR A TOCAR FONDO PARA RECONSTRUIRTE DESDE CERO
¿Empezamos?

Opinión:
Impresión: Sincero.

Son las seis de la tarde y estoy sola en casa. 

De la calle, se oye el rugir ocasional de los coches, voces amortiguadas de gente que va y viene, el correteo de unos niños. Una silla rechina al otro lado de la pared y alguien tose. La casa, vieja como el tiempo, se sacude el polvo y las vigas se estremecen. Ante el silencio de la estática, restriego los dedos nerviosa y, con el movimiento, la mesa cruje. A mi lado, el televisor encapotado solo emite mi reflejo y el móvil resta mudo.

Nadie me llama, nadie me habla, nadie me escribe. No veré a mi familia hoy, mis amigos están ocupados y mi pareja no llegará hasta tarde. Cierro los ojos y la noche oculta tras mis párpados me recuerda a ese instante ingrávido, de absoluta calma, justo antes del sueño. Al abrirlos, mi mirada se pierde en la pared vacía; como siempre, sueño despierta y me pierdo en reflexiones estériles. De tanto en cuando, mis labios esbozan una sonrisa ante el recuerdo fugaz de un pasaje especialmente divertido de mi última lectura. Entre pausa y pausa, mis dedos escriben este monólogo que ansía convertirse en diálogo.

Son las seis y media de la tarde y estoy sola, pero no me siento sola, porque sé que en cualquier momento podría llamar a mi madre y charlar con ella, que podría escuchar los amigables mensajes que esperan pacientemente una respuesta, que por la noche vendrá G, a quien le contaré qué tal mi día. Lo que importa es que sé que hay gente que me quiere, que abraza mis defectos, que estará ahí para sostenerme cuando haga falta.

No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que los libros se convirtieron en un refugio contra la soledad y el silencio. Hubo un tiempo en el que sonreía por fuera y lloraba por dentro. Hubo un tiempo en el que me escudé tras un personaje que representaba quién quería ser y no lo que era. Pero no puedes huir para siempre: aunque los demás no pueden hacerte daño cuando te lo guardas todo dentro, tú te rompes poco a poco, porque las palabras que no se dicen envenenan nuestros pensamientos hasta que terminan por consumirnos.

Aparentar es fácil, porque desde detrás de una pantalla no se ven nuestros ojos tristes ni cómo las risas no llenan nuestra boca. Además, la gente ni siquiera te pregunta en serio si estás bien, seguramente porque no sabrían cómo lidiar con una negativa. En cambio, exponerse es todo un reto, porque al mostrar a los demás cómo te sientes, no solo te arriesgas al rechazo, sino que les das poder sobre ti (a partir de ese momento pueden golpear donde más te duele), pero también les das la oportunidad de entenderte y de que te ayuden a sanar. Es muy difícil confiar, y más cuando te han herido tantas veces que ya no hay espacio para más puntos de sutura, pero es la única forma de seguir adelante. Si no haces algo, llegará un momento en el que tu cabeza hará clic y te romperás por completo.

Aunque cada vez son menos tabú, aún hay mucho desconocimiento acerca de las enfermedades mentales, porque creemos que son cosas que les pasan a otros, a gente que abusa de las drogas o que nació con algo que no funcionaba bien en su cerebro. Nada más lejos de la verdad: si no te cuidas, si no gestionas tus emociones, si no dejas que los demás te ayuden, a la larga, tu mente pagará la factura. Y no será barata.

Eso fue lo que le sucedió a Ángel Martín, el autor de Por si las voces vuelven (el libro que pretendo reseñar hoy, aunque no lo parezca). Esta obra no es una novela, sino el relato de lo que sufrió el autor en 2017 cuando se volvió loco y tuvo que ser ingresado por un brote psicótico. ¿Y eso qué es? Las personas con psicosis pierden el contacto con la realidad, tienen delirios (creencias que no se basan en la realidad) y alucinaciones (ven, escuchan y sienten cosas que no existen). En el caso de Ángel, para empezar, creía que el Universo le enviaba señales que guiaban sus pasos:


Este ejemplo, que no es el único que utiliza, es esclarecedor porque ayuda a entender el complejo entramado mental de estas personas, cuyos pensamientos relacionan ideas lógicamente inconexas, porque desde colores a materiales hasta sonidos: todo significa algo. ¿Os imagináis el esfuerzo mental que debe suponer analizar todas las decisiones, incluso las más nimias, así? Y qué fácil puede resultarle a uno vivir si sabe que, si analiza correctamente las señales, cualquier decisión que tome será la adecuada. Para alguien muy perdido, que otro (el Universo) elija por ti, con la confianza de saber que no se equivocará, resulta muy tentador. 

Dejar toda tu vida en manos de señales que se ha inventado tu cerebro puede parecer una locura, pero, ¿acaso nunca habéis decidido algo a raíz de "una señal" completamente desligada del problema? ¿No confiáis irracionalmente en un número de la suerte o en un objeto muy querido? ¿No tenéis un ritual para aseguraros de que todo salga bien (cómo que gane vuestro equipo favorito)? No hay nada de malo en dejar algunas decisiones menores al azar o en tener alguna creencia irracional; el problema surge cuando tienes una fe ciega en ello y dejas que la irracionalidad rija toda tu vida, cuando para ti, esas relaciones entre elementos son perfectamente lógicas:

Además de las señales, Ángel nos cuenta que por su cabeza se cruzaron multitud de ideas extrañas, desde creerse hijo de los dioses, a comunicarse telepáticamente con la gente y los animales o pensar que seres al otro lado del espejo tratan de suplantarnos. En sus propias palabras:



Ante esta sarta de disparates, el lector no puede dejar de pensar, ¿cómo alguien puede dejarse engañar? Por eso, el autor no solo nos expone todas estas tramas de las que se creía protagonista, sino que además las va desgranando poco a poco, para que entendamos cómo su mente fue jugando con él y atrapándolo en las redes de la locura. Es cierto que su caso es muy extremo y que hay varias ocasiones en las que se le fue mucho la cabeza (aunque por suerte, nadie, ni siquiera él mismo, resultó herido), pero la forma en que lo cuenta hace que te percates de que esos delirios no son tan ridículos. ¿Vosotros no habéis creído alguna vez que podíais comunicaros con los animales? ¿O que podíais prever el futuro tras acertar algo casi imposible? ¿No habéis dudado nunca de la imagen que os devuelve el espejo? En el caso de los cuerdos, estos pensamientos suelen ser puntuales y se desvanecen enseguida, cuando los confrontamos con la realidad; en el caso de aquellos que padecen una enfermedad mental, creen firmemente estas cosas porque su cerebro utiliza toda clase de estrategias para justificar los delirios:


Puede que te preguntes, como hice yo, ¿cómo nadie se dio cuenta? Porque todo esto no sucedió de la noche a la mañana, sino que estuvo sumido en este estado de confusión más de un mes, haciendo vida normal, antes de que su pareja y un amigo lo llevaran al hospital. Desde el principio, Ángel deja claro que quiere hablar de su experiencia y no de lo que su estado supuso para los demás, pero sí que hace un inciso en este punto y disculpa a sus allegados. ¿O acaso tú nunca has sentido que te derrumbabas por dentro y que nadie a tu alrededor notaba la más mínima diferencia?


Ángel Martín siempre ha sido muy activo en redes, es más, seguramente lo conozcáis por sus informativos matinales. Durante el tiempo en que estuvo loco, no dejó el mundo del espectáculo ni tampoco las redes, pero nadie se dio cuenta. ¿Cómo sus seguidores iban a sospechar que le pasaba algo si muchas veces justificamos las actitudes extrañas en redes como "bromas"? No sabía nada de su actividad en redes porque no sigo al autor, por eso me ha parecido un detalle que la edición incluya algunas capturas de mensajes que publicó en ese momento. Es cierto que, aunque eran extraños, en la mayoría de casos, parecían tonterías de esas que publicas como broma interna o que detrás de ellas había algún tipo de crítica sarcástica hacia nuestra sociedad. En el libro, el autor no solo incluye estos mensajes, sino que aclara lo que le pasaba por la cabeza al escribirlos, y eso hace que te percates de la gravedad de su estado.

Poco a poco, el autor nos sumerge en los entresijos de su mente, en cómo fue perdiendo cada vez más la cabeza, hasta que tocó fondo. Y entonces, habla de lo duro que fue volver a levantarse. Sin entrar en muchos detalles (en parte por la confusión que sentía en ese momento), nos narra su estancia en el hospital, lo duro que fue descubrir que ya no sabía quién era, que no podía fiarse de sí mismo, que el mundo había perdido el color. ¿Cómo puedes volver a confiar en tus sentidos una vez has pasado por algo así? Y es que cuando sales del hospital, tras pasar por una experiencia como esta, no es porque ya estás bien, sino porque has dado el primer paso para estarlo. 



Además del hospital, Ángel Martín habla brevemente de la importancia de ir a terapia. No ahonda en ninguna de las sesiones, pero sí que aprovecha para criticar un tema del que nadie habla: no todo el mundo vale para psicólogo porque conseguir un título no demuestra nada. Mucha gente abandona a estos profesionales tras la primera sesión y eso se debe, en parte, al hecho de que no es una persona que se adecue a sus necesidades. Es importante dar una oportunidad a varios profesionales y hacer varias sesiones antes de abandonar

Puede que este libro se hubiera quedado en mi montón de eternos pendientes si no hubiera sido porque hace un tiempo, una amiga mía ingresó en el hospital con un cuadro psicótico. Es cierto que nos habíamos distanciado, pero ni yo ni nadie de su entorno se lo vio venir. En cuanto me enteré, le ofrecí todo mi apoyo, pero me sentí impotente ante la situación, porque no disponía ni de los conocimientos ni de las herramientas adecuadas para confortarla. Hablamos largo y tendido, con absoluta sinceridad, sobre lo que le había pasado, pero incluso así, me resultaba difícil asimilar que jamás volvería a ser la de antes. Fue ella la que me recomendó el libro y ha sido todo un acierto, porque me ha ayudado mucho a comprender lo duros que fueron esos primeros meses fuera del hospital: cómo la medicación nublaba su cabeza y le impedía razonar, cómo le faltaban fuerzas (física y mentalmente) para hacer cualquier actividad, cómo dudaba de su identidad y sus gustos, cómo desconfiaba de sus sentidos y se sentía incapaz de tomar decisiones... Este fragmento es un retrato fiel de lo que veía en sus ojos:


Este relato ofrece una visión parcial de lo que significa sufrir una enfermedad mental, porque se basa en la experiencia personal del autor y puede que esta no coincida con la de otras personas (especialmente si padecen otros trastornos), pero aun así, que alguien famoso admita abiertamente que pasó por esto, ayuda a normalizar las enfermedades mentales. Es más, para mucha gente que siente que está hundida este libro será un faro que les ayudará a descubrir, no solo que se puede salir de esta, sino también que se puede salir fortalecido.



No os podéis hacer a la idea de la cantidad bárbara de frases que he subrayado. Es un libro de autoayuda, porque hace mucho hincapié en el crecimiento personal, pero no está lleno de filosofía barata y consejos vacíos, sino que te muestra lo que significa bailar al borde del abismo y te da la mano en el último instante. En algunos fragmentos alienta a aquellos que ahora lo pasan mal y les promete que tarde o temprano saldrán del pozo en el que se encuentran. En otros, habla de las lecciones y estrategias que ha extraído de su enfermedad y que ahora le ayudan a seguir adelante. Pero también dedica un espacio a hablarnos a nosotros, los "cuerdos" para pedirnos que reflexionemos sobre si somos la persona que queremos ser porque, en caso contrario, lo más probable es que naufraguemos, así que nos conviene cambiar el rumbo antes de que sea tarde. 


Aunque el autor vuelca su alma en el texto y se sincera sobre sus emociones, no convierte su experiencia en un drama. La obra está escrita en un tono desenfadado, con muchos toques de humor, cosa que permite que las personas con estas enfermedades no se vean como víctimas sino como gente común (porque esto es más frecuente de lo que uno imagina) que pasa por un mal momento. Este tipo de narración ayuda a normalizar la presencia de estos trastornos en nuestra sociedad, al mismo tiempo que permite que empatices con las personas que los padecen. Además, el autor interpela constantemente al lector, como si se tratara de un pódcast y no de un texto escrito, de manera que lo sentimos mucho más cercano.  

Como veis, Por si las voces vuelven es una obra que me ha calado hondo y, aun así, soy capaz de ver que no es perfecta. Por una parte, he notado cierto caos en la narración, porque a veces pasa de un tema a otro sin ton ni son, mientras que en otras cambia el rumbo de la narración cronológica. El libro está ordenado en capítulos que no son del todo cronológicos ni están del todo centrados (es lo que tiene ir hilando un tema con otro). En consecuencia, uno puede sentirse algo perdido y le puede resultar difícil recordar el orden de algunos acontecimientos o anécdotas.

Por otra parte, al ser una obra tan personal, esperaba que se profundizara mucho más en el autor. Con esto no quiero decir que esperase una biografía, ni mucho menos, pero sí que explorara más tanto sus emociones como su propia psique, porque la obra no aclara qué hace que alguien acabe así. Queda claro que el consumo de drogas tuvo que ver, pero también especifica que esa no fue la raíz del problema. Entiendo que hablar de ello supondría hablar de sus relaciones con su entorno (amistades, familiares, conocidos) y no quiere hacer pública una información que implica a terceros, pero me parece clave incidir en las causas para prevenirlas. Quizás en la segunda novela, Detrás del ruido, que ha publicado hace poco, ahonde en ello.

Tengo ambos libros en la estantería, y encima firmados, pese a que cuando lo empecé, no tenía ninguno. Mi primer acercamiento a esta obra fue un audiolibro de la biblioteca. Enseguida me di cuenta de que escucharlo era un error porque, no solo no podía prestarle la merecida atención (escucho los audiolibros al mismo tiempo que hago tareas mecánicas, como conducir), sino que, al tener las manos ocupadas, no podía marcar fragmentos. Quise pasarme a la versión en papel y mi amiga me prestó su ejemplar, pero una vez tuve la obra en mis manos, no me vi con fuerzas de abandonar el audiolibro: el narrador es el propio autor, quien tiene buena voz, habilidades comunicativas y transmite el tono de la obra mejor que el texto escrito, gracias a las inflexiones de voz, las pausas y el ritmo de lectura.

Compaginé la lectura en ambos formatos y eso hizo darme cuenta de que este audiolibro no es una lectura literal del libro, sino que adapta cosas (es consciente de que es un audiolibro y que lo estamos escuchando, no leyendo) y en los momentos de mayor emoción, el narrador-autor improvisa y añade frases o palabras que no están en la versión en papel, porque se ha dejado llevar por el momento y no ha querido repetir la grabación. Cuando hube terminado de llenar el libro de mi amiga con post-its, casualmente vino el autor a firmar a la ciudad mientras yo estaba por ahí, así que decidí comprar las dos obras. Me parece un libro que merece ser consumido en los dos formatos: el audiolibro te permite disfrutar de toda la emoción, mientras que la lectura textual, más sosegada, favorece la reflexión.

A riesgo de reproducir todo el libro, lo mejor será que vaya cerrando el chiringuito. Por si las voces vuelven es el relato de Ángel Martín sobre su relación con la locura. Para que podamos entender cómo ve el mundo alguien con un trastorno (un brote psicótico, en su caso), el autor nos cuenta cómo su estado mental fue empeorando. Ingresó en un hospital y, al salir, no se sentía bien, porque le corroían la apatía, el miedo y la inseguridad, pero poco a poco, se levantó de nuevo. Es un relato muy emocional que abandona la estructura tradicional de las novelas para adoptar una forma similar al podcast. Pese a la sinceridad de las palabras del autor, no se resarce en el drama, sino que ofrece su historia desde una óptica optimista con la que pretende normalizar estas enfermedades sin banalizarlas. El tono es humorístico, cercano y personal (muchas veces incluso interpela al lector), con lo que logra captar la complicidad del otro. No suelo fiarme de los libros escritos por famosos, pero con este me he llevado una muy grata sorpresa. Es un libro valioso, porque ayuda a romper los tabús relacionados con las enfermedades mentales, ofrece un apoyo a aquellos que lo están pasando mal y hace que cualquiera que lo lea se replantee el rumbo que sigue su vida.

Cosas que he aprendido...
  • Cómo se ve la realidad desde el filtro de la locura.
  • Cómo alguien que está mal de la cabeza puede ocultarse a plena vista.
  • El hospital te ayuda, pero no te cura del todo.
  • Recursos útiles para cuando te sientas hundido.
  • Comprender mejor a personas que han tenido un brote psicótico.
  • Un brote psicótico no te vuelve violento.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:



PUNTUACIÓN...5/5!

Primeras Líneas...


lunes, 22 de enero de 2024

Mejores y peores lecturas 2023

¡Hola a todos! Llevo un poco de retraso con estas entradas especiales, porque suelen publicarse a principios de enero (o a finales de diciembre, cosa que no entiendo, porque hasta el último día tienes la oportunidad de toparte con la mejor lectura del año), pero más vale tarde que nunca, así que a lo largo de las próximas semanas publicaré también un balance lector y un poco de resumen del año en general. 

El caso es que antes de todo eso me gustaría presentaros un TOP 3 de mis mejores y peores lecturas del 2023, no fuera cosa que os hayáis perdido alguna de las reseñas que he ido publicando. Como ya en su momento me explayé largo y tendido, esto será solo un comentario breve (siempre digo lo mismo y no sé cómo, pero termino escribiendo un testamento) sobre por qué debéis lanzaros a por mis favoritos o descartar los otros nada más verlos. Además, si os perdisteis la entrada completa, os informo de que si hacéis click en el título del libro, el enlace os llevará a la reseña correspondiente, si es que la hay.

Para mi sorpresa, este año me ha resultado difícil escoger entre las tres mejores, porque he topado más buenas lecturas de lo que viene siendo habitual. Iba a incluir La princesa prometida, pero como era una relectura, he preferido enseñaros libros diferentes. En el caso de las peores lecturas, ha sido también difícil escoger porque este año he abandonado muchos libros, así que al final no ha habido tantas malas lecturas como en años anteriores. Por eso, he escogido los tres que más me enfadaron.


TOP 3 MEJORES LECTURAS 2023

La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich

Siempre he abogado en contra de la guerra, pero este libro me ha abierto los ojos y ha sido capaz de ofrecerme una buena razón para luchar: defenderte a ti, a los tuyos, a tu modo de vida. Si hay algo que busco con fervor en los libros, más allá de la originalidad son historias que me remuevan por dentro hasta el punto de lograr que reconsidere mi visión del mundo. Ya no me basta con sensiblerías vanas, quizás porque diariamente las redes nos bombardean con este tipo de historias. No me interesa el drama de una madre que protege a su hijo en un tiroteo indiscriminado, sino que me interesa el drama de una madre que decide ahogar a su bebé para que no delate su posición. Este es solo un ejemplo de las muchas barbaridades que nos narran los testimonios en este libro, mujeres rusas que durante la Segunda Guerra Mundial estuvieron al pie del cañón (en algunos casos, literalmente), que mataron (por odio, por miedo, por patriotismo), que sacrificaron todo lo que tenían (su feminidad, su juventud, sus vidas), que vieron la peor cara del ser humano y, pese a ello, siguieron amando la vida. El sufrimiento es inherente a la existencia, así que tarde o temprano, de una forma u otra, nos alcanzará. Entonces, tendremos que elegir entre ser aquellos que sucumben ante la desesperación o aquellos que se adaptan para sobrevivir. Por muy oscuro que sea el túnel, si ellas pudieron seguir adelante tú también eres capaz de hacerlo, solo tienes que centrarte en lo que tienes y no en lo que te falta.

Beastars, de Paru Itagaki

El manga es un género muy infravalorado; al parecer, el dibujo resta seriedad y profundidad a estas obras, que solo puede ser de corte juvenil. En realidad, en el manga, el dibujo es otra forma de comunicación que complementa al texto, y no todos son juveniles, ni mucho menos, y que una obra lo sea no significa que no tenga profundidad. Beastars es el ejemplo perfecto de ello. La obra está ambientada en una sociedad animal similar a la nuestra, y la trama, que tiende al costumbrismo, se centra en el día a día de unos jóvenes, en sus inseguridades socioafectivas, en sus conflictos internos de identidad, en las relaciones sociales que establecen, los vínculos que crean, en sus miedos y ambiciones
Es una historia muy bien construida que trata del crecimiento y la madurez, del paso de la adolescencia a la edad adulta, sobre dejar de ser un individuo que solo piensa en sí mismo a parte activa de la sociedad. Los protagonistas son jóvenes que luchan por hacerse un hueco en el mundo. Tienen voz y quieren hacerse oír, pero al mismo tiempo dudan, porque están en proceso de cambio, por lo que su perspectiva del mundo aún es muy voluble. Buscan encarecidamente una identidad, al mismo tiempo que protegen sus sentimientos tras una máscara que no permite a los demás, ni a ellos mismos, saber qué sienten en realidad. 
Y esto son solo los cimientos de una historia que en realidad reflexiona sobre la violenta naturaleza humana¿Puede alguien violento sobreponerse a la genética que le hace ser así? ¿Estamos predeterminados a ser de una forma o nuestra fuerza de voluntad puede hacernos cambiar? ¿Reprimirse a uno mismo es perjudicial? Además, la violencia de los carnívoros hacia los herbívoros permite reflexionar sobre los roles de género y el papel de hombres y mujeres en nuestro mundo, así como la fragilidad de la convivencia pacífica en una sociedad plural con constantes conflictos ideológicos.
Sí, son muchos tomos, pero os aseguro que merecerá la pena. Es una historia que habla de la madurez, de integrarse en la sociedad, del respeto, de la necesidad de comprensión, y de lo difíciles que resultan las relaciones humanas, todo mediante una alegoría animal. El dibujo es una preciosidad, trabajado con gran detalle y transmite casi tanta emoción como los diálogos, naturales y bien escritos. Imprescindible.

Por si las voces vuelven, de Ángel Martín
Aunque en los últimos años las enfermedades mentales han ido perdiendo su carácter tabú, todavía queda mucho trabajo de concienciación por delante. Sigue habiendo mucha gente que despreocupa su salud mental, que considera que ir al psicólogo es perder el tiempo, que desconfía de aquellos que han sido ingresados, que tiene miedo de pedir ayuda porque eso significaría ser un fracaso. 
Que alguien relativamente famoso tenga el valor de publicar un libro narrando su experiencia con la locura alienta a romper con todos estos prejuicios. Estamos ante un libro personal y sincero que nos permite conocer los entresijos de una mente enferma. Nos habla de las voces que poblaban su cabeza, de las señales que guiaban su vida, de las tramas que protagonizó cuando estuvo loco. Pero también nos habla del vacío que sintió tras su ingreso en el hospital, cuando todas las certezas se convirtieron en dudas, y comparte con nosotros la apatía que le embargó y lo mucho que le costó salir adelante.
Este testimonio ofrece un rayo de esperanza a todos aquellos que están pasando por una situación similar y que creen que están solos, pero también supone un apoyo para aquellas personas que conocen a alguien que no está bien y que no sabe cómo actuar. Y no solo eso, sino que hace que tú, aunque consideres que estás sano, reflexiones sobre ti mismo y te preguntes si quizás deberías reconstruirte antes de que sea demasiado tarde y toques fondo. Reseña pendiente.

TOP 3 PEORES LECTURAS 2023

Voz, de Christina Dalcher

Una novela puede ser un thriller comercial, para entretener a las masas, y al mismo tiempo estar bien escrita, ser coherente y tener profundidad; en caso contrario, lo único que haces es insultar a tus lectores. Lo único que no esperaba de un homenaje a El cuento de la criada es una novela banal. El inicio es bastante inconsecuente (de la noche a la mañana, en EEUU, sube al poder un partido de la extrema derecha que deroga todos los derechos de las mujeres), pero eso no es más que el principio de una locomotora sin frenos que no puede hacer más que descarrilar. No os dejéis seducir por la premisa: es una trampa. El mundo no es coherente consigo mismo y no se exploran las consecuencias de una sociedad en la que las mujeres solo pueden pronunciar cien palabras al día. Hay un exceso de personajes y no están bien desarrollados, ni siquiera la protagonista, que se hace repetitiva en su obcecación con el contador, sin que avance en sus reflexiones. La trama no empieza hasta el final, cuando se ramifica en múltiples subtramas para generar tensión y estas se resuelven de forma simplista. Se mencionan muchos temas, pero no se trata ninguno y muchas escenas sobran o no son realistas.
Lo que más me preocupa de este libro es que, pese a ser un desastre de pies a cabeza, ha cosechado un gran éxito entre lectores acríticos que necesitan que les agiten unas llaves delante de los ojos para mantener la atención y que no reflexionan lo más mínimo ante lo que están leyendo. Me da miedo que se extienda y popularice este tipo de literatura, orientada a una sociedad hiperactiva. Novelas en las que pasan muchas cosas muy de prisa, hasta el punto de que no puedes pararte a pensar. Entiendo que como autor te interese vender, pero ¿merece la pena forrarse a costa de contribuir al declive literario?

Reino de fieras, de Gin Phillips

Con esta novela me sentí estafada, porque prometía mucho y se quedó en nada. Es sorprendente la habilidad de la autora por coger una situación tensa (una madre y su hijo están atrapados en un zoo en el que estalla un tiroteo masivo) y convertirla en algo soporífero. Hay poca acción y la narración se dispersa en varios puntos de vista que no tienen fuerza y que pertenecen a personajes que no se han desarrollado. Además, en lugar de centrarnos en las emociones derivadas de la situación para comprender cómo se sentiría alguien en esa situación, constantemente los personajes hacen digresiones sobre su pasado para evadirse de la realidad. A eso hay que sumarle el final abrupto que deja varias tramas abiertas, pese a que la historia no tendrá continuación. Por mi parte, no lo recomiendo, pues ni emociona como thriller ni como drama.

Cese de alerta, de Connie Willis
El apagón, la novela anterior a esta, dejaba muchos cabos sueltos, pero yo tenía fe, porque no era muy difícil de resolver. El problema es que a esta novela le sobran 400 páginas de las 600 que tiene. Pasaba una página tras otra, pero no pasaba absolutamente nada. Solo sentía cómo los mismos monólogos y las mismas situaciones se repetían una y otra vez. Los personajes se agarran como a un hierro ardiendo a una teoría sobre los viajes en el tiempo que yo tenía claro que era incorrecta desde la novela anterior, porque no tienen ninguna prueba que la respalde. Por muchas estrategias que inventen, sabemos que ninguna irá bien hasta el final, así que no sientes ningún interés por lo que pasa entre medias. La novela anterior tiene un final muy abierto, pero es mejor que someterse a este suplicio. La autora debería haber recortado y publicado ambos libros juntos.


Y hasta aquí mis mejores y peores lecturas del año. ¿Teníais pendiente alguno de los libros que menciono? ¿O habéis leído alguno? ¿Estáis de acuerdo conmigo? ¿Cuáles han sido vuestras mejores y peores lecturas del año?

jueves, 18 de enero de 2024

Naruto (Tomos I-IV), de Masashi Kishimoto

De pequeña, veía tanto El detectiu Conan como One piece en televisión. Por un motivo u otro, en determinado momento dejé de hacerlo, pero hace un par de años volví a subirme al carro y ahora los llevo bastante al día. Naruto también lo emitían en televisión, pero nunca me interesó, quizás porque me topé con algún capítulo más violento, porque no fui capaz de cogerle el hilo, porque el mundo ninja me era muy ajeno o porque no lo emitían en una franja horaria adecuada.

El caso es que hace unos meses, G decidió releer todo Naruto, que para algo lo tiene en la estantería. Le gustó tanto que me animó a leerlo, pero ¡cómo iba a animarme yo a leer 72 tomos, si los 22 de Beastars ya me dejaron agotada! No solo la historia no me llamaba la atención, sino que leer manga me cuesta mucho, y más si hay batallas, porque mi ojo no está entrenado. Ante la insistencia de G, que pretendía contarme la historia de pe a pa una vez la hubiera terminado, decidí darle una oportunidad al anime.

Me vi los primeros 20 capítulos y tuve más que suficiente. Tiene algunas similitudes con One piece, pero los personajes son mucho más jóvenes. No voy a reseñarlo, pero me pareció bastante insoportable: el ritmo es lento, los doblajes no son nada del otro mundo, el humor es cansino, Sakura es una inútil dependiente, Naruto es infantil, molesto e insufrible, no se profundiza en el mundo y la trama es sencilla.

G lanzó un alegato en defensa de la versión manga y, tras escucharle machaconamente durante varios días, decidí darle una oportunidad. La reseña de hoy es de los primeros cuatro tomos (equivalentes a los capítulos que vi del anime) y aunque no he quedado plenamente satisfecha, tengo intención de leer un par más, hasta terminar el siguiente arco (ni loca voy a leerme los 72 tomos). Ha sido mucho más llevadero que el anime, sin duda, y los problemas que tenía se han visto atenuados, pero me cuesta mucho seguir la acción y la trama sigue sin llamarme la atención.

Traductor: Daruma Serveis Lingüistics, S.L.
Formato: 11.5 x 17 cm
Editorial: Planeta Cómic
ISBN: 978-84-16401-93-2Páginas: 192
Fecha de publicación original: 1999
Título: Naruto
Autor:  Masashi Kishimoto

Sinopsis:
En la Villa Oculta de la Hoja, un chaval de lo más problemático que estudia en la escuela de ninjas, Naruto, se dedica a urdir gamberrada tras gamberrada.
El sueño de Naruto es el de llegar un día a heredar el nombre de Hokage, reservado a los grandes héroes y de convertirse en el mejor ninja de todos los tiempos.
¡¿Podrá Naruto llegar a cumplir sus anhelos de grandeza?!

Opinión:

Os cuento un poco de qué va esto. Naruto es un chico muy revoltoso de doce años que vive en la Villa Oculta de la Hoja y que está entrenando para ser un ninja. No es demasiado habilidoso y su actitud problemática hace que sea rechazado por el resto. Debido a un incidente, descubre que en su interior alberga al Zorro de nueve colas, una criatura que muchos años atrás provocó la devastación en la región. Naruto consigue graduarse y pasa a formar parte de un joven grupo ninja, formado por Sakura (de la que está enamorado), Saske (un joven misterioso con grandes habilidades) y el maestro Kakashi. A partir de aquí veremos cómo Naruto se crece como ninja, los lazos que establece con los demás miembros del grupo y cómo su visión idealizada del mundo ninja choca con la cruel realidad.

El primer capítulo (capítulo, no tomo) me pareció un poco abotargado, porque en esas pocas páginas narran todo lo que he explicado hasta la graduación de Naruto. Entiendo que en caso contrario la historia tendría un ritmo muy lento, pero me hubiera gustado que el inicio incidiera más en la soledad de Naruto, el rechazo social y la presentación del mundo. En su lugar, como todo sucede muy rápido, muchas cosas quedan tan solo esbozadas. Por ejemplo, esperaba que cuando Naruto descubre lo del Zorro de nueve colas, reaccionara de alguna manera en el siguiente capítulo, pero para nada: ni pregunta, ni exige explicaciones, ni se emociona, ni se enfada porque le han engañado toda su vida. Es cierto que Naruto se nos ha mostrado como un chico muy despreocupado, pero no es una reacción lógica.

Los siguientes capítulos se centran en la relación de Naruto con el resto del grupo, Saske y Sakura. Las dinámicas y choques entre los tres me han parecido bien establecidas en el examen de Kakashi, porque nos muestra todo el trabajo que queda por delante hasta lograr que sean un equipo unido. El problema es que tras este encontronazo inicial, se cuenta que trabajan en misiones sencillas durante tres semanas, pero no vemos cómo ese tiempo afecta a su dinámica, sino que tenemos que suponer que se refuerza lo establecido.

A partir de su primera misión seria, evoluciona la relación de enemistad entre Naruto y Saske, así como el propio Naruto, porque se percata por primera vez de la realidad de los ninjas, que son tratados como meras herramientas. Me ha gustado mucho más esta parte, tanto por lo interesantes que resultan Zabuza y Haku, como porque los protagonistas maduran, aunque sea solo un poco. El ritmo entre escenas está bien medido y hay mucha más acción y batallas, algo que me ha resultado difícil de leer, no porque el dibujo sea confuso (aunque hay viñetas que podrían ser más claras o tener más detalle), sino que no estoy acostumbrada a los mangas de acción y me costó un poco de seguir, y eso que había visto el anime primero. Lo mejor de las batallas es que no vence el más fuerte físicamente, sino que son batallas dialécticas, en las que se trata de comprender al otro, y también estratégicas, porque nuestros protagonistas no son demasiado fuertes, en especial Naruto.

Naruto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Es verdad que en el manga no resulta, ni por asomo, tan insoportable como en el anime, pero tiene una actitud muy infantil, es cabezota y se enrabieta con facilidad. Es lógico que su historia empiece en este punto, porque irá creciendo y madurando, pero no me ha parecido que tuviera una personalidad suficientemente atractiva. Lo que sí que me ha gustado es su persistencia, porque por muy incompetente que sea con la mayor parte de las técnicas ninja, él no se rinde y sigue entrenando. Además, me gusta que, pese al poder que tiene latente, no sea alguien verdaderamente poderoso ni superior al resto; Saske demuestra mucha más habilidad que él. 

Este último es un personaje bastante misterioso y solo sabemos tres cosas de él: que tiene una gran fortaleza, que es el único que queda de su clan y que quiere matar a su hermano. Muestra una actitud fría e indiferente ante el mundo, pero esta empieza a resquebrajarse, poco a poco, a medida que crea vínculos con los demás.

De los tres, Sakura es la menos interesante con diferencia, porque sufre el síndrome de la mujer florero: no tiene un verdadero papel activo en la trama y su única caracterización es que odia a Naruto y está enamorada de Saske. Está bien que las mujeres puedan ser ninjas sin que haya discriminación, pero no basta con eso. Ojalá Sakura tenga un papel importante más adelante, se reafirme y deje de depender de los hombres.

En cuanto a los secundarios, algunos son más interesantes que otros. Mientras que los habitantes del País de las Olas no me han llamado la atención, tanto el maestro Kakashi como los antagonistas son prometedores. Kakashi se muestra torpe y despistado, pero no es más que una fachada, porque en realidad es muy perspicaz y siempre va un paso por delante. En el caso de Haku y Zabuza ofrecen una interesante perspectiva del mundo ninja, mucho más violenta y cruel, porque no son más que armas que actúan bajo las órdenes del mejor postor. Los sentimientos, solo son un estorbo para un ninja cuyo único propósito es cumplir la misión que le han encomendado. ¿Es posible actuar fríamente, con total despreocupación por el bienestar de los tuyos? ¿Es Zabuza un villano por aceptar el dinero de un magnate que quiere controlar el País de las Olas? A Naruto le han encargado proteger a un hombre, pero podrían haberle ordenado que lo matara, como sucede con Zabuza. ¿Eso le convertiría en malvado? Las reflexiones son muy interesantes y el final es muy emotivo.

En cuanto al tema del worldbuilding y el mundo ninja, la información que han dado es bastante superficial, no porque sea un misterio (los personajes deberían saber cómo funciona su mundo), sino porque no ha sido relevante mencionarlo por el momento. Entiendo que el autor no haya querido hablar en profundidad de la política de las distintas naciones y villas, pero sí que hay unos mínimos que me parecen necesarios, como una configuración general del mundo y de la Villa Oculta de la Hoja en particular, los deberes de un ninja, el código moral que rige su conducta, la presentación de los poderes de los que disponen... Naruto pregunta de tanto en tanto, porque nunca estaba atento en clase y no conoce el mundo que le rodea, pero escudarse en su ignorancia me parece artificioso. Seguramente todo esto se desarrollará más adelante, pero me hubiera gustado que todo quedara claro desde el principio.

En cuanto al dibujo, no está mal sin ser nada del otro mundo. El trazo es sencillo y hay pocos fondos, pero algunas viñetas son muy buenas debido a la emoción que transmite la expresión de los personajes en determinados momentos. Las escenas de acción me han parecido algo caóticas, pero ya os he dicho que era cosa mía, y me he perdido especialmente en las onomatopeyas, que no se traducen, por lo que solo ves garabatos en pantalla. 

Una cosa que sí que me ha gustado de la edición y que espero que siga apareciendo en los siguientes tomos son los comentarios del autor. Algunos están relacionados con el manga, mientras que otros se refieren a historias que no llegaron a publicarse nunca. Por norma general, me resulta indiferente la vida del autor, pero en este caso no nos habla de su color favorito o de cómo se planifica, sino del mundo de los mangakas y de la génesis de esta historia. 

Puede que en esta reseña suene algo desencantada, porque en parte ha sido así. Naruto me parece una historia muy buena que te permite conocer la sociedad ninja, al mismo tiempo que hace que te cuestiones la ética de las normas impuestas. El mundo es cruel, como descubren pronto los protagonistas, y eso les obliga a madurar y a abandonar poco a poco las actitudes más infantiles. Hay batallas y momentos emotivos que se entrecruzan con un buen ritmo, pero la trama es bastante sencilla. El mundo, por su parte, es prometedor, pero por el momento no nos han mostrado más que un esbozo. En cuanto al dibujo, resulta ser sencillo y funcional, con pocos fondos y algo confuso en las escenas de acción. 

El mayor problema, es que me genera muy poco interés. Me resulta indiferente cómo continuará la trama (parece algo así como un torneo para mostrar las habilidades de distintos ninjas), cómo evolucionarán los personajes (supongo que seguirán madurando poco a poco, pero que el mundo es cruel es algo que ya sé) ni el worldbuilding (seguramente se desarrollará mucho más, pero sin crear un entramado político). De todas formas mi intención es leer como mínimo el siguiente arco para darle una segunda oportunidad a la historia. Puede que se enfrenten a situaciones mucho más complicadas y que, en consecuencia, se tomen el mundo con la seriedad que deberían. Además, al ser una parte de la historia que no he visto en el anime, puede que me atrape más.

Cosas que he aprendido:

  • Zabuza no es un villano.

Y para terminar, mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3/5!


Primeras Líneas...