jueves, 6 de julio de 2023

Beastars (Tomos XVII, XVIII, XIX, XX, XXI, XXII), de Paru Itagaki

Empecé este manga el 1 de febrero y lo terminé el 30 de mayo. Tres meses, con sus pausas, junto a Legoshi y Rouis, viendo cómo iban abandonando la adolescencia y entrando a formar parte de la sociedad adulta. Es un mundo animal, sí, con su propia problemática, sí, pero pese a ello, no es un mundo tan distinto al nuestro. No esperaba disfrutar tanto de este manga, al nivel de Fullmetal alchemist, pero me ha sorprendido para bien y sin duda será una de mis mejores lecturas del año. Aunque no empecé con muy buen pie en el mundillo del manga, todos los comienzos son difíciles y poco a poco he ido encontrando mi estilo. Os animo a darle una oportunidad al género, porque no sabéis lo que os estáis perdiendo.

Título original: Beastars (ビースターズ)
Guion: Paru Itagaki
Dibujo: Paru Itagaki
Traducción: Marc Bernabé
Editorial japonesa: Akita Shoten 
Editorial española: Milky Way Ediciones    
Formato: Tomo (115x170) rústica (tapa blanda) con sobrecubierta
Sentido de lectura: Oriental
Números en japonés: 22 (serie completa)
Números en castellano: 22 (serie completa)

Sinopsis:
Melon no tiene sentido del gusto. En su interior alberga dos sensaciones contradictorias: el impulso de masacrar a herbívoros y el miedo a los carnívoros. Con el objetivo de acabar con él, Legoshi y el Shishigumi pactan una tregua, ¡¡y se ponen a indagar en una organización llamada Kopi Luwak, cuyo líder es una civeta...!!
Por otro lado, una extraña bandada de murciélagos aparece en una guardería especializada en cuidar de cachorros mestizos en la que Gosha trabaja haciendo voluntariado... ¡¿Qué ocurrirá...?!

Opinión:

Como ya he hecho en reseñas anteriores, dividiré esta entrada en dos partes, una con mis comentarios más generales sobre los tomos que os traigo hoy y otra valorando los detalles concretos de cada tomo. Aunque no hay spoilers de esta tanda final, es inevitable que mencione cosas que han sucedido en tomos anteriores, por lo que si no sabéis nada de esta historia, os recomiendo darle un vistazo a la primera reseña que hice. Además, seguro que es mucho más completa en el apartado general: aquí intentaré ser breve porque las principales virtudes y defectos de estos tomos no difieren de los anteriores.

A nivel de trama, estos tomos siguen el camino marcado por los anteriores, que habían allanado el terreno y crea un arco similar al de Riz: una vez tenemos caracterizado al antagonista, Legoshi entrena y tiene lugar la batalla final. Dicho así, suena como cualquier otra historia de peleas; la diferencia radica en la introspección. El entrenamiento no es solo físico (eso es lo de menos), sino también mental: para vencer al enemigo, hay que conocerse bien a uno mismo y entender tanto al otro como a la sociedad. En cuanto a la batalla final, sí, se pegan, pero no ganará el que tenga más músculo ni más ingenio, sino aquel que consiga vencer dialécticamente al otro en un choque de voluntades. Por supuesto que hay acción, pero importa más lo que dicen que lo que hacen.

Los temas de la obra, como podréis imaginar, no han cambiado, y sigue tratando la relación entre carnívoros y herbívoros. Puede parecer algo ajeno a nosotros si logran encontrar un equilibrio o no, pero es todo una alegoría a la violencia innata de la humanidad. ¿Es posible un mundo sin discriminación de ningún tipo? ¿Sin que parte de la sociedad intente imponerse? ¿Puede desaparecer el mercado negro?

 La obra juega muy bien con aquello que tiene para hablar un poco de todo, según la escena. La quedada de Legoshi y Juno, dos animales de la misma especie, así como todo lo relativo a las relaciones interespecie sirven de crítica a la heteronormatividad. El personaje del abuelo, un dragón de komodo apartado de la sociedad por ser venenoso, así como los problemas que tienen los mestizos hablan acerca del racismo. La violencia de los carnívoros hacia los herbívoros permite reflexionar sobre los roles de género y el papel de hombres y mujeres en la sociedad. Y esto son solo los cimientos de una historia que habla acerca de la madurez, por lo que toca muchos otros temas, aunque no con tanta profundidad.

En este manga, lo que sostiene la trama son los personajes y sus dinámicas. Tanto el arco de Legoshi como el de Rouis han sido espectaculares por la evolución que presentan. La autora retrata muy bien en ambos personajes el paso de la adolescencia a la edad adulta. El hecho de quitarse la venda de los ojos y descubrir cómo es en realidad la sociedad, así como el intercambio de opiniones con gente que piensa diferente a ellos es aquello que les hace madurar.

"Yo... Yo también perdí partes importantes con aquel acto de carnifagia. Ahora tengo antecedentes y tuve que dejar la escuela...  También es verdad que he ido perdiendo posibilidades, oportunidades, partes del cuerpo y del alma... Y aun así, considero que estoy en mi mejor momento... Creo que eso es lo que significa vivir"

Todos los personajes secundarios que aparecen están bien tratados, aunque en ocasiones he sentido que eran excesivos y eso los hacía inmanejables. Es cierto que la autora se esfuerza por recuperar a los personajes de tanto en tanto, pero hay demasiados como para que tengan fuerza. El recurso de los interludios protagonizados, esta vez sí, por personajes secundarios que ya conocemos permite que tengan más profundidad, pero al estar desligados de la trama principal lo sentimos más como un relato breve que como parte de la historia. En especial, he echado en falta a todos estos amigos de Legoshi en la batalla final, pues los únicos que tienen importancia más allá de él son Rouis, el abuelo, el Shishigumi y un par más.

Podría hablar largo y tendido de los protagonistas, pero creo que ya lo he hecho suficiente en anteriores entradas; además, hablar de ellos, el centro de la historia, haría que se perdiera parte de la experiencia. Por eso, dedicaré un pequeño espacio a secundarios que han ido cobrando fuerza y también, por desgracia, perdiéndola. 

La mayor pérdida es sin duda el elenco escolar. El mejor tomo ha sido en el que Legoshi regresa por un tiempo al colegio y se recupera, aunque sea mínimamente, a todos los personajes de los primeros tomos. Una lástima que se quede en eso y que no tengan un papel importante en el final, especialmente Jack, el mejor amigo de Legoshi. En estos tomos se profundiza en su relación y sabemos más de la psicología de Jack. Quien hubiera dicho que una escena de cortar cebolla podría ser tan intensa. Los pelos como escarpias.

También se olvida bastante de la gente del edificio Bestia Agazapada, a excepción de Seven y Sagwan, con quienes hay un poco más de desarrollo. También sigue apareciendo Yahya, el cual, pese a algunas acciones cuestionables, nunca me ha terminado de parecer malvado. Es como un policía de la vieja escuela que ha visto demasiada criminalidad como para andarse con consideraciones y a quien cada vez le cuesta más tener fe en la sociedad. 

El Shishigumi cobra muchísima más importancia y profundidad, de manera que conoceremos bien a todos sus miembros y cómo los lazos de estos con Rouis se afianzan. Quién hubiera dicho que aquellos criminales que secuestraron a Hal y casi la devoran eran en unos leones encantadores y se convertirían en unos de mis personajes favoritos. Muy bien trabajada su relación de amistad y lealtad hacia Rouis, así como la de este con los que en un principio fueron sus captores.

Mención aparte merecen Melon, Hal y Gosha. Con Melon, me ha gustado mucho que la autora hiciera un personaje tan diferente de Ritz. En los anteriores tomos se le perfilaba como alguien inteligente y poco empático, y en estos, profundizamos en su psicología y en su pasado. Es muy interesante su forma de ver el mundo por esa búsqueda del dolor y la muerte solo para sentir algo. También me ha gustado que su pasado justifique en parte cómo es, pero que eso no sea todo y que se muestre que hay gente que nace malvada por naturaleza.

A Gosha lo conocimos bastante bien en la anterior tanda, donde ya vimos el amor que le profesaba a su nieto. Es el ejemplo perfecto de cómo ser un buen padre, pues lo da todo por Legoshi, al mismo tiempo que tampoco lo agobia y le da completa libertad. Aquí al fin conoceremos la historia de amor con su mujer y no me esperaba algo así, pues si ya me pareció dramática la historia de la madre de Legoshi, la de su abuela es sobrecogedora, pese a que se cuenta en un par de páginas. Es increíble cómo, pese a lo mucho que ha sufrido Gosha, siga en pie y con una sonrisa en los labios.

Con la que más voy a extenderme es con Hal. Ojalá hubiera podido hablar de ella como coprotagonista, tal y como se intuía en los primeros tomos, pero por desgracia ha quedado relegada a un papel más secundario. Tiene algunas escenas para ella sola en las que exploramos un poco su personalidad, pero la mayor parte de lo que vemos de ella tiene relación, de una forma u otra, con Legoshi. Seguimos viendo detalles de su relación, y esta avanza, aunque muy despacio.

Es raro en mí, pero me hubiera gustado que se centrara más en el romance. La relación entre ambos es curiosa, no solo por el cambio de roles, donde ella es la activa y él el sumiso, sino también por el respeto que se profesan, por lo que aunque Hal quiere avanzar, acepta que Legoshi necesite ir más despacio. Hay complicidad entre los dos y se llevan bien, pero me gustaría ver de verdad su relación y no solo los primeros tímidos coletazos. Es una relación a la que le falta mucho trabajo, pues les cuesta hablar de sus sentimientos entre ellos y se guardan secretos durante mucho tiempo. No es que tengan una relación tóxica, sino que se nota que aún es incipiente.

El dibujo, como ya he comentado en tomos anteriores, es espectacular. Al principio no estaba convencida, pero ha ido mejorando y ganándome poco a poco. Los diseños de personajes son espectaculares y muy característicos, y me gusta el predominio de las viñetas grandes o de una página. Es fácil de seguir porque tiene fondos y no hay líneas que emborronen el dibujo. Las escenas de batalla, pese a no ser muchos, resultan muy espectaculares, porque la autora sabe dotar al dibujo de fuerza. A eso hay que sumarle, de nuevo, la magnífica construcción del mundo, cosa que se refleja en la gran atención al detalle. 

Tanto las páginas al final del libro como las cubiertas interiores ayudan a esbozar mejor el mundo, ofreciendo datos sobre la sociedad, pero también nos permiten conocer mejor a la autora, su proceso de escritura y las exigencias del mundo editorial en Japón.

El final me ha gustado mucho. Hay muchos detractores que se quejan de que no hay tanta acción al final como esperaban. Eso es que esperaban lo que no es esta novela. Legoshi no sacará fuerzas de flaqueza para dejar K.O. a Melon, porque lo importante es vencerle dialécticamente y demostrarle que no está en lo cierto. Es verdad que al principio el final me pareció algo decepcionante, porque esperaba algún tipo de resolución al conflicto de convivencia entre carnívoros y herbívoros, pero con el tiempo me he dado cuenta de que eso no es posible porque ni los unos ni los otros dejaran de ser nunca quiénes son, pero sí que su relación puede ir mejorando poco a poco.

Al principio pensaba que la batalla final, tres tomos, se alargaba, pues era mucho espacio para lo poco que tenía que contar, pero al final ha resultado ser lo justo y necesario, es más, me he quedado con ganas de más. Para paliar un poco las consecuencias de la abstinencia, leeré tres tomos que publicó la autora recopilando historias ambientadas en este mundo y que fue dibujando poco a poco, aunque no tengo muchas expectativas, porque Legoshi no será el protagonista y las historias cortas suelen saberme a poco.

Ahora así, paso a hablar poco a poco de cada uno de los tomos.

Tomo 17: Hal. No esperaba para nada encontrar un tomo en el que Hal tuviera tanto protagonismo. Por un lado, por fin se relaciona con la trama principal, pero más allá de eso, al fin se profundiza en su psique y en cómo ella ve la relación entre herbívoros y carnívoros, al mismo tiempo de que hay avances en la relación con Legoshi, con quien cada vez hay más intimidad. Eso sí, hay un engaño narrativo que no hacía ninguna falta y que es la única cosa que le resta puntos. Por lo demás, conocemos más al Shishigumi y cómo estrechan lazos con Rouis y también tenemos una persecución al final muy dinámica donde no solo se muestra lo inteligente que es Melon y lo cabezota que es Legoshi, sino que también ambos se relacionan en cierta manera con Hal y eso crea un buen paralelismo que desemboca en el desenlace del tomo.

Tomo 18: El colegio. No sabía lo mucho que echaba de menos las tramas del colegio hasta que vamos a visitarlo. El tomo cuenta con los maravillosos capítulos de Jack y las cebollas y el del huevo impacto. Ambos permiten mostrar la madurez, profundidad y desarrollo de personajes que habían quedado un poco de lado. Por otra parte, está bien que nos expliquen cómo funcionaba la sociedad antes, pero me ha parecido muy superficial. La escuela se convierte en una representación a escala de los conflictos sociales, y los distintos roles, dividiéndose en aquellos que buscan defender a los herbívoros a toda costa y aquellos que se dejan llevar y agradecen el alivio que supone no reprimir tanto sus instintos. Por parte de Rouis, vemos más de la relación tensa con su padre, por una parte, y de la relación tirante con Legoshi, por otra, por su choque ideológico. Nos desvelan el diseño de el resto de grupos que hay en el mercado negro y conocemos a Qüe. Este personaje no me ha convencido por su diseño y en especial por lo de las quimeras, un añadido bastante superfluo (muy drogas) y que no encaja con el tono de la obra.  

Tomo 19: Preludio a la batalla. Está bien el entrenamiento de Legoshi y saber más del pasado de Melon. Muy tensa la escena del Shishigumi donde hacen gala de su lealtad. Lo del padre de Rouis puede que sea repentino, pero la vida es así y se resuelve de forma emotiva y bonita. La competición final no aporta gran cosa, pues ya sabíamos que Legoshi sabía mucho acerca de las relaciones entre carnívoros y herbívoros. Solo está bien por el acto final de Melon, pero ya. 

Tomo 20: Empieza la batalla. La hermandad de Legoshi y Rouis como símbolo de unión entre animales es una de las imágenes más potentes que tiene el manga. La charla con Hal era más que necesaria y da pie al verdadero inicio de la relación, pero debería haber tenido lugar mucho antes, de manera que la obra podría haber tratado la relación como tal. Qüe se perfila como personaje, pero es una lástima que no cobre más importancia al final y que sus actos no tengan consecuencias. La primera batalla es muy espectacular a nivel visual, pero también a nivel de personajes, pues como nos tiene acostumbrados, Legoshi subvierte las expectativas y aboga por el diálogo 

Tomo 21: Desarrollo de la batalla. Este tomo es el apogeo de la batalla. Tiene lugar un segundo enfrentamiento que sorprende, pese a ir sobre aviso: de nuevo, Legoshi se esfuerza al máximo por comprender a su rival, sea quien sea. No es realmente fuerte, por mucho que haya entrenado y se esté esforzando, algo que rompe con el tropo de los mangas de peleas, e incluso le vemos en algunas ocasiones derrotado. Por parte de Melon, vemos como su sed de sangre le ciega cada vez más, hasta tornarse locura; su psicopatía está muy bien llevada. Rouis lleva la voz cantante, y precisamente por eso esperaba más de su discurso. Toda la escena del Shishigumi mostrando su lealtad es de aplaudir muy fuerte; solo quiero lo mejor para ellos. Y hablando de escenas brillantes, el apagón es una escena preciosa para mostrarnos cómo se comportan en realidad los carnívoros de esta ciudad. 

Tomo 22: Fin de la batalla. Dejando de lado la casualidad del inicio, que sirve de desencadenante para la trágica historia de Gosha, todo el tomo está muy bien y la historia tiene el final que se merece. Me han gustado los extremos a los que llega Melon, algo acorde con su personaje. Aunque yo esperara algo más, tras darle un par de vueltas me he dado de que la que ofrece es la única respuesta realista al conflicto. El desenlace de la batalla carece de violencia, pero es que ese es el tono general de la obra. No estamos en un manga donde la gente resuelve las cosas a golpes, sino con palabras. El epílogo, los capítulos finales centrados en el futuro de los personajes, ha estado bien, pero me hubiera gustado que se alargara para estar un poco, porque quiero más de estos personajes. La relación de Legoshi y Hal concluye como era esperable, aunque destaco la lucha de poder que refleja. 

En conclusión, no sé a qué esperáis para leer este manga. Sí, son muchos tomos, pero os aseguro que merecerá la pena. Una historia que habla de la madurez, de integrarse en la sociedad, del respeto, de la necesidad de comprensión, y de lo difíciles que resultan las relaciones humanas, todo mediante una alegoría animal. El dibujo es una preciosidad, trabajado con gran detalle y transmite casi tanta emoción como los diálogos, naturales y bien escritos. Los personajes principales están muy bien desarrollados y tienen profundidad, además de resultar interesantes por el contraste de puntos de vista. Los secundarios están bien caracterizados, pero hay tantos que es inevitable que queden algo relegados. El final está bien llevado, es realista y coherente con los personajes. 

Cosas que he aprendido:

  • La criminalidad se puede reducir, pero nunca desaparecerá.
  • La importancia de los bigotes de los gatos.
  • Las cosas se pueden resolver hablando y comprendiendo al otro.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:






PUNTUACIÓN...4/5! (Tomo XIX)

PUNTUACIÓN...4'5/5! (Tomos XVII, XVIII y XX-XXII)

4 comentarios:

  1. HOLAAA
    me llama la atencion! Me lo apunto :)
    Ahora estoy leyendo fairy tail

    ResponderEliminar
  2. Sí que lo has disfrutado, sí. Me ha hecho gracia eso de que te hubiera gustado más romance, porque desde luego, no es típico en ti. Pero hay veces que la historia lo pide, como parece ser en esta ocasión.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿A que es raro que yo pida más romance? Pero sí, parecía que la historia se iba a encaminar por ahí y centrarse en eso y luego lo dejó muy de lado.

      Eliminar

"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney