sábado, 5 de abril de 2025

Viñeta del lector 126#

 

La segunda cosa que me llamó la atención de G fue su riqueza de vocabulario (la primera, que estuviera leyendo un libro). Era pedante en algunas ocasiones (supongo que sigue siéndolo, pero ya me he acostumbrado) y le faltaba concisión (esto le sigue pasando), pero era capaz de construir buenos argumentos, relacionar conceptos y siempre buscaba (y busca) la palabra exacta. Para mí, el amor es mucho más que el físico. Soy una enamorada de las palabras, así que cualquiera que las domine, sea escritor o no, tiene mi más completa atención.

¿Os ha pasado alguna vez enamoraros de un libro solo por su prosa? A mí sí: El nombre del viento, El arcano y el jilguero o La canción secreta del mundo. No es nada fácil encontrar el equilibrio entre el lirismo y la naturalidad, pero los tres autores lo logran. Otras novelas, en cambio, tienen una prosa tan poética y vacía que solo me generan rechazo, como La sombra del viento o La mecánica del corazón. No puedes forzar las palabras para que suenen bien ni escribir una novela vacía de significado o con fragmentos poéticos y redundantes.

Relacionado con todo esto, mis personajes favoritos son aquellos que tienen mucha labia. Ya me puedes describir al personaje como un adonis, que si no es ingenioso y domina el lenguaje (y la lengua) no me llamará la atención lo más mínimo. Precisamente, lo que más me gustaba de Travis, Patch o Jace era el ingenio de sus réplicas.

No puedo terminar de hablar de cómo las palabras son capaces de seducir al lector sin mencionar este fragmento de Rayuela. Os animo a leerlo en voz alta, con el tono adecuado:
«Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad, elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde el aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces, mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llenas de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua».

Ya he hablado suficiente de mí, así que ahora contadme. ¿Qué novela os ha seducido por su prosa? ¿Cuál es el fragmento más sensual que habéis leído? 

4 comentarios:

  1. Hola, me ha encantado la frase que publicas. Es cierto que saber armar un texto, llenarlo de palabras que tengan significado, el propio y cierto lirismo, hacen que guste más ese escrito. Hay escritores que saben hacerlo, otros ni llegan. También depende mucho del género. En fin, hay muchas variables.
    En cualquier caso, la frase que pones es muy acertada y totalmente cierta.
    Un abrazo. :)

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    1. Huy, me ha llamado mucho la atención lo del género, supongo que literario. ¿A qué te refieres?

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  2. Hola :) Muy cierto, hay libros muy poeticos que enamoran y otros que solo me hacen perderme en sus letras. Hace unos meses leí la biblioteca de Hyunam-Dong y me sorprendió para bien, es corto pero lleno de sentimiento

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    1. Ah, sí, vi que te había encantado. No sabía que tenía una bonita prosa^^

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney

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