viernes, 24 de agosto de 2012

Hexalogía Los Hijos de la Tierra, Libro V: Los refugios de piedra, de Jean M. Auel

Si! Al fin terminé el libro! Y lo conseguí en... (sonido de tambores)...6 días!

17.0x24.0cm.
Nº de páginas: 830 págs.
Editorial: MAEVA
Lengua: ESPAÑOL
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788495354631
Año edicón: 2003
Plaza de edición: MADRID

Sinopsis:
Nuestra protagonista Ayla y su compañero Jondalar llegan hasta el Valle de la Dordoña francesa, tierra donde habita la tribu de la familia de Jondalar, los Zelandonii, que en un principio se muestran bastante distantes hacia Ayla, con su extraño acento, sus caballos y su lobo domesticado. Jean M. Auel en esta ocasión, nos describe perfectamente las costumbres del poblado,- las diferentes ceremonias, su manera de cocinar, cazar, las pinturas en las cuevas, etc.- y pone el acento en el descubrimiento y coexistencia de distintas formas de vida. Ayla se va poco a poco integrando en el Clan de Jondalar, aprende muy pronto sus costumbres a las que les aporta sus conocimientos - el fuego de piedra, el porta lanzas, etc.- y se gana el respeto rápidamente gracias a sus habilidades curativas.

Opinión:
¿Quién de los que está leyendo esta reseña, ha leído el tercer libro, Los cazadores de Mamuts? ¿Alguien? Bien, pues os diré, que este libro es casi igual. La diferencia se encuentra en que cambian pequeños detalles y que los personajes no son los mismos (aunque sus personalidades son idénticas) A pesar de todo, se le parece mucho, y ese es un punto positivo porque Los cazadores de mamuts fue el libro que más me gustó.
En general, ha estado bien, aunque le tengo que poner dos quejas.
La primera (algo que ya estoy cansada de repetir en cada reseña de esa hexalogía) es la cantidad de descripciones que hay. Es que, por ejemplo, encuentran un bisonte y de golpe, te suelta allí un tocho copia y pega de wikipeda de la vida de los bisontes de dos páginas. Lo peor es que a continuación, se encuentran un uro y te hace lo mismo. Y tras veinte páginas de descripciones, regresan a la historia y tú ya te has despistado, y no sabes de que hablaban.
La segunda queja es que le ha faltado acción, movimiento. Sí, pasan cosas, pero no son de vida o muerte, ni te emocionas, ni sientes. Es más bien como si el lector estuviera allí, como un espíritu etéreo, observándolo todo de lejos. Me ha faltado eso. Que la narración te enganchara más, que te metiera más en la vida de los personajes, que sintiera, que viviera, no que fuera alguien tan ajeno a la historia.
Además, durante la historia, los protagonistas no hacen más que recordarnos sus aventuras pasadas, convirtiendo así el libro más en un resumen de los cuatro libros anteriores que una historia en sí.

Aún así, hay algo bueno que añadir a mis quejas, en especial a la primera. Sé que me quejo de la exageración de descripciones, pero he de admitir que la autora ha hecho una tarea de investigación admirable. No solo ha ojeado algún folleto sobre museos prehistóricos, como hacen algunos, ni siquiera parece que haya visitado los museos, como hacen otros, sino que es como si viviera allí. Tampoco parece que haya contemplado el lomo y la portada de una enciclopedia, como hacen algunos, ni que haya leído algún que otro libro sobre la prehistoria, como hacen otros, sino que tengo la sensación de que las paredes de su casa están forradas de libros.


No sabía que los prehistóricos fueran seres vivos tan inteligentes (estoy empezando a dudar si superan en inteligencia algunos energúmenos de la sociedad actual). Tienen rituales específicos, opiniones muy razonadas, una forma de comunicación asombrosa, una sabiduría sobre medicina...ahora, lo difícil es discernir si todo es cierto o verdad con pequeño toque de imaginación.


¿Cómo pueden hacer esas reflexiones sobre la vida? ¿Como puede ser que hagan esas curaciones milagrosas? ¿Cómo pueden comunicarse con los espíritus? ¿Porqué no suele morir nadie? En referencia a esta última pregunta, estoy 100% segura de que muere mucha más gente en la actualidad que en aquellos tiempo.
Otra duda que me ha surgido, y de la que aún no he encontrado respuesta por Internet, es ¿cuántos años vívian los cromañones? Vale, entiendo que haya excepciones, y de que una, dos personas, vivieran más de los normal (hay una que ve nacer a seis generaciones. Si calculamos que cada hija nació a los 14 años...nada importante, solo que la mujer tendría unos 84 años), pero según parece, la mayoría vivía hasta los 40 y pico.

Lo que más me ha impresionado, pero, ha sido el poema o Canto a la Madre. Es precioso y está muy bien trabajado. Además de largo. ¡4 páginas de poema!
Y de los personajes, Ayla y Jondalar no evolucinan mucho, y su historia no es demasiado importante, pues en este libro se centran más en las historias de los que están a su alrededor: Laramar, Marona, Brukeval, Zelandoni, Lanidar...La pena, es que no se profundiza demasiado en su personalidad ni en su historia. Solo están allí, comentan lo que les pasa y punto. Espero que en el próximo y último libro (¡al fin!) se esclarezca más sobre ellos.


Y con esto me despido de vosotros. Creo que antes de enfrascarme en la lectura del siguiente libro, quizás lea alguno que otro, por lo tanto, ¡espero poder publicar una nueva reseña en unos días! 

PUNTUACIÓN...3'5/5!

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney