Editorial: MAEVA
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788416363780
Año de edición: 2016
Traductor: Álvaro Abella Villar
Idioma original: Inglés
Título Original: Salt to the Sea
Sinopsis:
Enero de 1945. Cuatro jóvenes. Una historia llena de humanidad y esperanza sobre la mayor tragedia marítima de la historia.
«Una prima de mi padre estuvo a punto de embarcar en el Wilhelm Gustloff y me pidió que diera voz a aquellos que murieron creyendo que sus historias se habían hundido con ellos.» Este es el origen de la novela, en palabras de la autora. El Wilhelm Gustloff ha quedado asociado para siempre con la mayor tragedia marítima de la historia. En él viajaban más de 10.000 pasajeros, entre refugiados, personal de abordo y militares alemanes. Debería haberlos llevado hacia la libertad y lejos del asedio al que estaba siendo sometido el este de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero nunca llegó a su destino, pues fue el blanco de varios torpedos lanzados desde un submarino soviético el 30 de enero de 1945. Apasionada por los capítulos ocultos de la historia, Ruta Sepetys da voz en esta ocasión a cuatro jóvenes protagonistas cuyos caminos se cruzan cuando son evacuados en el Wilhelm Gustloff, como los más de 5.000 niños y adolescentes que lo hicieron para ir al encuentro de su futuro. Nunca llegaron, pero sus historias no se hundieron con ellos.
Opinión:
Me gustan las historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, pero llevo leídas tantas, que cada vez resulta más difícil que una atraiga mi atención. No solo me he insensibilizado ante el melodrama barato, sino que estos libros se han convertido para mí en una concatenación de historias en las que se repite la misma tragedia una y otra vez, en escenarios distintos, pero con los mismos personajes. Eso sí, la suma de estas novelas ofrece una visión holística de la Segunda Guerra Mundial, cuyo alcance supera cualquier expectativa. Es sorprendente cómo, pese al recorrido que llevo, sigo encontrando historias que rescatan episodios de la guerra que me son completamente desconocidos. En este caso, Ruta Sepetys recupera la historia de la mayor tragedia marítima de la que se tiene conocimiento: el hundimiento del Wilhelm Gustloff (1945), en las aguas del mar Báltico, con 10.200 personas a bordo, de las que murieron 9000. Para que os hagáis una idea, en el conocido naufragio del Titanic, murieron 1500.
La Historia es inabarcable, pero si queremos evitar que se repita, tenemos que registrar todos los sucesos al detalle. En el caso del Wilhelm Gustloff, en lugar de rendir homenaje a las víctimas analizando las causas de la catástrofe, por intereses políticos, se decidió encubrirla (incluso se intentaron hundir los restos para evitar investigaciones). Es encomiable el esfuerzo de Ruta Sepetys por rescatar del olvido historias como esta o la de Entre tonos de gris (donde habla de los gulags soviéticos y del destino de los lituanos deportados). Por mi parte, no había oído hablar de las evacuaciones de civiles durante la retirada de las tropas alemanas (como si el suicidio de Hitler hubiera supuesto el fin de todas las hostilidades) ni tampoco sobre todas las vidas que se perdieron en el mar durante la Segunda Guerra Mundial (una guerra cuyos principales hitos suceden en tierra).
En las descripciones y la exactitud histórica se percibe el riguroso trabajo de documentación, pero este deja espacio a la ficción: aunque los sucesos fueron reales, los personajes son fruto de la imaginación de la autora. La novela, en primera persona, se centra en cuatro puntos de vista: Joana, una joven enfermera, Florian, un alemán fugitivo, Emilia, una joven polaca embarazada y Alfred, un marinero alemán. Los tres primeros viajarán junto a otras personas hasta el puerto y se embarcarán en el Wilhelm Gustloff, donde sirve Alfred.
Es lógico que en una novela multiperspectivista los personajes se encuentren; el problema es que en esta apenas se separan y comparten la mayoría de las escenas, por lo que no vemos el conflicto desde distintos puntos de vista, cosa que nos hubiera ayudado a comprender mejor lo que sucedió. Por otra parte, los capítulos son cortos (algunos de un par de páginas) y la narración salta de un personaje a otro constantemente, por lo que es difícil centrarse y profundizar en los personajes. Este no parece uno de los objetivos de la novela porque, ¿cómo vamos a profundizar en ellos si parte de su atractivo es el misterio que esconden? Los cuatro protagonistas ocultan algo, no solo al resto, sino también a ellos mismos, en la mayor parte de los casos, de forma artificial. Este silencio sobre partes tan importantes de su identidad hace que sean personajes planos que no puedan evolucionar, porque no comparten aquello que les corroe por dentro hasta el final.
El más llamativo de los cuatro es Alfred porque es un simpatizante férreo de la ideología nazi, una perspectiva poco frecuente, y porque tiene una visión muy distorsionada de la realidad: en su cabeza, le escribe cartas a la chica que ama en las que vemos cómo él mismo se ve como alguien superior, un marinero valiente y admirado por todos, mientras que la narración contrasta rotundamente con ello al mostrarnos que es una persona patética a la que todos menosprecian. Además, es malvado, pero no actúa con maldad, porque ni siquiera es consciente de su actitud egoísta.
Joana es una enfermera abnegada, pero le reconcome tanto su pasado y se distrae tanto con Florian que no refleja adecuadamente a una enfermera de la época, porque nunca está cansada ni piensa constantemente en sus pacientes. Florian es un misterio con patas al que conocemos muy poco y que se muestra ante los demás como un hábil soldado mientras que por dentro no deja de ser un muchacho asustado. En el caso de Emilia, más allá del trauma que esconde y su fijación por Florian, al que considera su salvador, ofrece muy poco. Hay un par de personajes más aquí y allá, entre los que podría destacar a la chica ciega, aunque su papel sea breve, y al zapatero que está bien caracterizado, porque su forma de ser y expresarse están íntimamente relacionados con su pasión: su oficio.
Uno de los problemas de la novela es que busca con tanto ahínco captar la atención del lector que se olvida que su objetivo era tratar la tragedia del naufragio. Para empezar, como necesita crear lazos entre los personajes y la travesía no duró más de un día, gran parte de la novela sucede antes de llegar al barco. 250 páginas de relación de personajes que no funcionan porque todos se ocultan secretos. Así se establece que lo que impulsa al lector a leer no es tanto lo que sucederá con el barco como descubrir el pasado de los personajes. En todos los casos son sucesos duros que se tratan muy superficialmente porque no se revelan hasta el final y que solo sirven para crear drama barato.
Ya en el barco, tenemos una trama de persecución (una serie de personas buscan a Florian y tratan de capturarle) que no va a ninguna parte porque se interrumpe con el naufragio del barco y no se vuelve a saber nada de los persecutores. Sé que todos los naufragios son similares, pero es que este tiene reminiscencias a la película de Titanic que desentonan: una persecución mientras el barco se hunde, un romance en el que el chico tiene que ocultarse, hay una joya de por medio, el caos del naufragio y el egoísmo del ser humano son los mismos,... y no os diré si Jack muere congelado o no porque sería spoiler.
Descripción objetiva, sin que la narradora hable de sus sentimientos al respecto |
En lugar de construir una tragedia general, ofreciendo una perspectiva global de los ocupantes del barco, desde los niveles inferiores a las cubiertas superiores, desde civiles a oficiales pasando por los heridos, la autora centra la novela en unos personajes concretos con unos dramas personales ajenos al conflicto central. En lugar de situarte entre el gentío para mostrar el caos y la confusión reinantes, te lo cuentan desde la distancia con personajes que ven el drama, pero no lo viven porque ya se encuentran a salvo. Sí, los protagonistas también tienen que huir de un barco que se hunde, pero su situación se resuelve rápido. En lugar de adentrarnos en la locura que supone para los personajes ver el mar de cadáveres a su alrededor y las barbaridades de los que están desesperados por sobrevivir, la narración lo cuenta de forma objetiva y como una enumeración de dramas aislados. Como ya me sucedió con Entre tonos de gris, el material está ahí, pero falta implicación por parte de los personajes, emoción y sentimiento.
De nuevo, descripción objetiva |
Como detalles, me ha parecido interesante que se especule sobre el destino de la cámara de ámbar (que según algunas teorías iba a bordo de este barco) y que esta tenga cierta relevancia argumental (aunque esto, de nuevo, reste importancia al naufragio). También me ha sorprendido descubrir que uno de los personajes tenía relación con la protagonista de Entre tonos de gris (el mundo es grande, pero no es una relación forzada), aunque se queda como una mención.
No quiero dar a entender que sea un mal libro, sino que no me ha parecido el dramón lacrimógeno que me habían vendido. Tenía interés en esta historia porque he leído poco acerca de naufragios y no conocía este episodio de la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, el valor de la obra reside en dar a conocer un suceso histórico que amenazaba con perderse en el olvido, pese a tratarse de la mayor tragedia marítima. La novela tiene una narración ágil, con capítulos cortos y varias perspectivas, y capta la atención del lector mediante el pasado misterioso de los protagonistas. Hay drama a borbotones, pero es un drama barato que se nutre de tragedias simples y que no te llega porque a no conoces a los personajes lo suficiente o se ve desde la distancia. Es entretenida y cuenta una historia distinta relacionada con la Segunda Guerra Mundial, pero tampoco es nada del otro mundo.
Cosas que he aprendido:
- La operación Aníbal, tras la retirada de las tropas alemanas, evacuó a soldados y civiles por mar.
- La mayor tragedia marítima se saldó con 9 mil muertos.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...3/5!
Primeras Líneas...
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¡Hola, Laura! Me parece interesante lo que comentas de que, al haber leído ya tantos libros que ahonden en la 2º GM, pues ya cueste sorprenderte. En mi caso, creo que no he leído tanto como tú sobre ningún tema en concreto, pero sí que puedo entender a qué te refieres. A pesar de todo, me alegra que al menos sigas descubriendo pequeños sucesos que eran desconocidos para ti.
ResponderEliminarLo de este barco tampoco me sonaba mucho, solo lo que había visto comentar en alguna que otra reseña de este libro. Aun así, viendo tu opinión, me da la impresión de que no se le saca el suficiente partido. Es decir, sí, te hace descubrir lo que pasó y lo de que intentaron ocultarlo, pero las vivencias de los personajes acaban teniendo más peso que el hundimiento en sí.
De la enfermera, me chirría más lo de la ausencia de cansancio que lo de que no piense constantemente en sus pacientes... admitamos que no todos los profesionales se implican tanto en su profesión (independientemente de que hagan bien su labor o no).
Al tener capítulos cortos, pues al menos eso le da cierta fluidez a la lectura. Y me ha sorprendido ese pequeño vínculo que has visto con "Entre tonos de gris" (lo leí y sé que me dejó muy fría, pero apenas recuerdo nada de la historia).
Siento que no fuera el dramón que esperabas, pero viendo cómo opinas de él, me alegra que al menos no fuera un horror de lectura :) Espero que tengas más suerte con la próxima que leas de esta temática.
¡Saludos! ;-)
1. TOP TOP a lo de que no se le saca suficiente partido.
Eliminar2. El problema es que no piensa en ellos en ningún momento. No la vemos relacionarse con los demás pacientes, ni curarles, ni volver a visitarles más tarde... Es como si nos dijeran que es cocinera. Que sea enfermera no tiene ninguna relevancia para la psicología del personaje cuando verte rodeada de tantas heridas, de tanta gente cuya vida depende de ti, de que muera gente a la que intentas curar,... Todo eso debería afectarle.
3. Sí, es una lectura muy fluida. Yo lo leí en nada. ¿Quieres que te cuente el vínculo con "Entre tonos de gris"? No es nada relevante, me enteré de casualidad.
4. Nah, fue una lectura entretenida sin más, pero tampoco un horror :P
Son tantas novelas las que tratan este período. Y contra más leemos, cuesta más sorprendernos... Veo que no te ha entusiasmado pero se ve de esas novelas fáciles de leer. Si se cruza me podría animar, que no sabía yo de este hundimiento.
ResponderEliminarBesotes!!!
El tema es interesante y aprecio el esfuerzo de la autora por rescatar este evento histórico del olvido. La novela se devora, o como mínimo eso hice, porque entre que los capítulos son cortos y que es todo dinámico, engancha. A mí no me ha parecido gran cosa, pero es entretenido.
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