jueves, 15 de febrero de 2024

El mundo necesita a Delirium, de Rosa Gil

ISBN: 978-84-18945-22-9
Publicación: 14/04/2022
Páginas: 264
Título: El mundo necesita a Delirium
Autor: Rosa Gil
Editorial: Contraluz
Tapa Blanda

Sinopsis:
Una nueva superheroína sobrevuela la ciudad. Sí, es Delirium, con sus mallas de saldo y sus volares erráticos recorre los tejados de Madrid en busca de su superenemigo: Redpunzel, un villano despiadado de pelirrojo melenón que no parece compadecerse de nadie y demuestra especial inquina a los museos en general y a las obras maestras de arte en particular. En tiempos convulsos, en que el mal acecha, sin duda el mundo necesita a Delirium. Solo ella puede salvar a la ciudad de los arrebatos de ira de Redpunzel pero... ¿podrá salvarse a sí misma? Porque, cuando cuelga las mallas, sus superpoderes se apagan y ella vuelve a ser una persona normal, Delirium se convierte en Lola, una mujer al borde de los treinta con un serio problema con el alcohol y una vida bastante desastrosa, que ha perdido por el camino a su novio, su empleo, su vida, incluso a su madre, y a quien solo le queda su amiga de toda la vida, Leti. El mundo necesita a Delirium es una novela descacharrante que, como todo superhéroe con un superpoder, una trama incisiva y profunda sobre la amistad, el poder, la dependencia y la familia.

Opinión:
Impresión: Entretenido

La gente tiende a menospreciar las novelas de humor, como si el hecho de que una novela sea desenfadada estuviera reñido con tratar temas serios. La premisa de esta novela es disparatada e irreverente: Lola es una superheroína cuyos poderes provienen del alcohol y cada bebida le da un poder distinto. El hecho es que, quizás, tener la habilidad de volar cuando a penas puedes sostenerte en pie, no lleve a buen puerto. Y ya no digamos tener rayos láser en los ojos o telequinesis. El resultado es que Delirium dispara hacia donde no toca, olvida donde está la puerta y atraviesa paredes, confunde secuestradores con rehenes y tropieza en dos de cada tres pasos. Pero todos la quieren porque, a su manera, siempre termina salvando el día. Hasta que aparece un nuevo superhéroe borracho en la ciudad que no le podrá las cosas nada fáciles. 

El argumento es simplón, pero funciona. Te ríes con la torpeza de Lola y con las embarazosas situaciones que provoca su estado. Hay acción y escenas tensas, como en cualquier historia de superhéroes, donde el Bien se enfrenta al Mal, pero la obra se inclina por la caricatura y el ridículo de las acciones de los personajes resta toda epicidad a cualquier momento. 

Puede leerse simplemente como eso, una novela entretenida con la que echarse unas risas, pero su valor se encuentra en conjugar el tono distendido con reflexiones más serias y es que Lola es una alcohólica y ya lo era antes de adquirir sus poderes. 

Toda la novela es una gran alegoría del alcoholismo. Al beber, puede que te sientas omnipotente, como si tuvieras superpoderes, y que todo el mundo te admira, pero lo cierto es que la reseca es inevitable y con ella te das cuenta de que los demás solo se reían de ti. Es verdad que al principio parece que en la novela el alcohol es positivo, porque te da poderes, pero no te presentan a Lola como un ejemplo a seguir, y eso que es la superheroína, sino que cada vez bebe más, se encierra en su propio mundo y aquello que hacía por diversión se convierte en una obsesión. Acompañaremos a Lola en su descenso a los infiernos y veremos cómo el alcohol va consumiendo todo lo bueno en su vida.

Lo único que le queda es su mejor amiga Leti, la narradora de la historia. Pese a tener a un personaje tan potente como Lola en escena, la protagonista es ni más ni menos, que Leti, la mejor amiga de Lola, que está narrando esta historia en pasado a un interlocutor desconocido. Leti conoce todo el tema de los superpoderes de su amiga (incluso lleva su perfil en redes sociales) y también sus problemas con la bebida. Es muy vivaracha, le gusta salir de bares con Lola, tiene tendencia a llevarse cosas que no son suyas, trabaja en una editorial de textos cristianos, siempre quiso ayudar a la gente y tiene una relación complicada con sus padres.

En un principio, puede parecer que el enfoque no es el adecuado, que Leti debería conformarse con ser un personaje secundario, pero poco a poco nos iremos adentrando en su psicología y nos daremos cuenta de que no todo es tan simple como parece. Además, como Lola es tanto el motor de la trama como el foco de los dilemas de Leti, no queda relegada a un segundo plano.

La dinámica entre ambas está muy bien llevada. Su relación cumple con el estereotipo de mejores amigas (abandonan lo que sea que estén haciendo para ayudar a la otra, se prestan dinero, tienen aficiones compartidas, hablan de sus romances, tienen bromas recurrentes...), pero al mismo tiempo te muestra las grietas en este estereotipo: ¿hasta qué punto es una relación equilibrada? ¿Hasta qué punto se lo cuentan todo? ¿Nunca les molesta la actitud de la otra? ¿Puede que sea una relación de dependencia? La novela reflexiona mucho sobre una amistad que cada vez se muestra más tóxica, en gran medida, debido al alcoholismo de Lola, pero también por la falta de comunicación. Al principio, Lola es el personaje que parece más negativo, tanto por sus actos impulsivos como por su adicción, pero poco a poco veremos cómo Leti también tiene su parte de culpa. 

Todo el tema del alcoholismo está muy bien tratado. La novela te muestra cómo el alcohol te va transformando en una persona cada vez más amargada, cómo te consume y cómo destruye todas las relaciones positivas con tu entorno. Ejemplo de ello es que por culpa de la bebida terminó la relación de Lola con su novio (por una vez, no hay romance) y se distanció de su madre. La relación entre Leti y la madre de Lola es estrecha, pero me hubiera gustado que tuviera más presencia, porque te muestran que ya se ha rendido con su hija.

Por supuesto, también trata la desintoxicación, la importancia de los grupos de apoyo y también de los centros de rehabilitación, aunque me hubiera gustado que se profundizara un poco más en esto último. Por suerte, Lola no se cura con el poder de la amistad, ni mucho menos: aunque el apoyo de tus seres queridos es importante, la asistencia profesional y la fuerza de voluntad son vitales.

Pasando a hablar un poco sobre la parte fantástica, he de decir que me gusta que el origen de los poderes sea algo tan regional como la queimada, porque eso hace que los personajes están más ligados al territorio. Este libro es producto nacional y no trata de ocultarlo (aunque algunos crímenes, como el robo de un banco, me parecieron improbables). El desparpajo de las protagonistas y el lenguaje que usan es muy característico de España, así como la cultura de ir de bares. Además, aunque las descripciones son escuetas, las persecuciones y los casos en los que se entromete Lola suceden por todo Madrid. 

El tema de adquirir poderes mediante el alcohol ofrece muchas posibilidades, porque el hecho de combinar distintas bebidas o variar las cantidades hace que los resultados sean distintos. Por desgracia, no se profundiza mucho en ello. Lola y Leti han experimentado con gran variedad de bebidas, así que saben qué efecto produce cada una, pero tampoco han hecho una investigación a fondo y no han explorado todas las opciones. Como resultado, las batallas, que podrían ser espectaculares, carecen de estrategia (Leti, la sobria del dúo, podría ser la cabeza pensante), pero en parte es lógico, porque la novela no pretende mostrar cómo el alcohol te lleva a ser un héroe, al contrario, te convierte en alguien patético.

Hay un par de cosas de la trama que no me han convencido. La primera es lo poco realista que es la actuación por parte de la policía, del gobierno y de la comunidad científica internacional. No es solo que Delirium intervenga en casos que puede manejar la policía, sino que nadie hace ningún intento por atraparla, pese a que los daños materiales que causa son cuantiosos. Ni Lola ni Leti son especialmente cuidadosas ocultando su identidad, por lo que seguirlas y capturarlas no sería muy difícil. Tampoco te muestran las repercusiones internacionales (solo a nivel nacional, y solo que Delirium tiene muchos fans) ni que la comunidad científica tenga ningún interés en investigar el fenómeno. Se podría justificar diciendo que creen que es un montaje, pero las intervenciones de Delirium son demasiado espectaculares como para parecerlo.

Por otra parte, me hubiera gustado que la relación entre Delirium y el villano fuera más estrecha, que sus encuentros no sirvieran solo para retratar el patetismo de Lola, sino también su declive, pero solo hay una escena que lo refleje. Conocemos tan poco al villano que se convierte en una caricatura y el giro final relacionado tiene como única finalidad sorprender al lector, porque no está relacionado con los temas centrales de la novela y obliga a introducir a un nuevo personaje en el último tercio, que pese a su importancia, no se desarrolla en absoluto. La novela es corta y se lee con mucha facilidad, pero también es verdad que algunas escenas, sobre todo las relacionadas con la investigación de la identidad del villano, eran insustanciales y solo servían para rellenar.

El final es el que uno esperaría ante esta novela, pero me ha sorprendido con su mensaje, porque no es una novela que satanice el alcohol, ni mucho menos, sino que te da a entender que hay que beber con moderación y autocontrol; el alcohol solo es negativo si se convierte en una adicción.

En conclusión, estamos ante una novela muy divertida y entretenida que nace de una premisa esperpéntica y original. Esta sátira a las aventuras de superhéroes no solo ofrece batallas patéticas y malos malísimos, sino que reflexiona sobre los límites de la amistad y construye una metáfora sobre los efectos del alcoholismo en la vida de una persona y de las que la rodean. El tono es desenfadado y la novela se lee en un suspiro, aunque algunas escenas sean superfluas. Ambas protagonistas están muy bien trabajadas y tanto su relación de amistad como el mensaje final sobre el alcoholismo terminan siendo positivos.

Cosas que he aprendido:

  • Las mejoras amigas están ahí para hablar de todo.
  • El alcohol es bueno con moderación

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3'5/5!


Primeras Líneas...

6 comentarios:

  1. Hola a pesar de esos puntos positivos que le has dado esta trama no me termina de convencer y mira que yo soy de de ponerle el ojo enseguida a las historias diferentes, ya veremos

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    1. Lástima no haberte convencido. Me he quedado con la curiosidad de saber qué es lo que te echa para atrás.

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  2. ¿Se menosprecian las novelas de humor? Uf, no lo creo. Creo que es el género más difícil porque no todo el mundo nos reímos con lo mismo. En mi caso, me cuesta reír con un libro. Creo que lo hice con Sin noticias de Gurb y en su momento, porque es un libro que ha envejecido mal. Y con La venganza de don Mendo. Este que reseñas hoy ni lo conocía. No creo que me anime porque se me acumulan los pendientes pero si lo veo en la biblio puede que le dé una oportunidad.
    Besotes!!!

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    1. Sí, eso creo, porque se consideran obras cuya única función es entretener, como si no pudieran tener más aspiraciones. Sí, es muy difícil hacer reír, y te recomendaría intentarlo con varios libros, hasta que encuentres tu tipo de humor. El de Sin noticias de Gurb lo leí hace unos diez años y no me dijo gran cosa. Ya me contarás si te animas ;)

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  3. Tengo este libro pendiente. El uso/comentario que hace sobre el alcohol parece interesante, aunque me preocupa un poco ese giro final inesperado que sale de la nada, pq no me suelen gustar, siempre parece que el autor no sabe como terminar el libro, :S

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    1. Uf, no sé qué decirte sobre ese giro. No es que resuelva la situación por arte de magia, sino que introduce un problema que no estaba antes y que sobra. No me ha molestado mucho, si eso es lo que más te preocupa de la lectura.

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney