martes, 25 de abril de 2023

Saga Historiadores de Oxford, Libro III: El apagón, de Connie Willis

Fecha de lanzamiento: 2010
Idioma original: inglés
Título original: Blackout
Número de páginas: 624 
ISBN: 9788490700433
Editorial: B DE BOLSILLO
Encuadernación: Tapa blanda
Idioma: Castellano
Traductor: Paula Vicens Martorell

Sinopsis:
Universidad de Oxford, 2060. Los viajes en el tiempo son habituales entre los historiadores para investigar el pasado. Tres jóvenes historiadores son enviados a la Inglaterra de la década de 1940 para conocer la época de primera mano. Polly Churchill se desplaza hasta Londres en pleno bombardeo nazi para observar las vidas de las empleadas de unos grandes almacenes. Mike Davies se hará pasar por periodista norteamericano para cubrir la evacuación de Dunquerque. Y Eileen O’Reilly entrará a formar parte del servicio de una finca de Warwickshire a fin de observar los numerosos grupos de niños que llegan evacuados de Londres. En principio, nada se sale de lo meramente rutinario. Pero al llegar a sus destinos, los historiadores advierten que han errado el momento de arribo no por unas pocas horas (como es habitual), sino por varios días. Pronto resulta evidente que está a punto de suceder un tremendo desastre que podría perturbar tanto el pasado como el futuro

Opinión:

Mi amiga Y decidió que era una buena idea hacer un intercambio de recomendaciones, por lo que ella se leería un libro que yo le recomendara y viceversa. Todo era una excusa para que leyera un libro de su autora favorita, Irène Némirovsky, pero no era mi estilo. Lo intenté con Jezabel, pero lo abandoné. Entonces me prestó un libro que no le había gustado demasiado, pero que era más de mi estilo, El apagón, de Connie Willis.

De esta autora ya había leído un libro hace bastantes años, que me gustó bastante: El libro del día del juicio final. Es más, lo conseguí el año pasado de segunda mano y me apetecía hacer relectura este año, pero como mi amiga me había propuesto este, decidí leerlo primero. Craso error.

Aviso a navegantes. Estamos ante una saga de libros autoconclusivos aunque este es el único que tiene continuación. ¿A qué me refiero? La saga, formada por cuatro libros, trata sobre historiadores que viajan al pasado con una máquina del tiempo para estudiarlo. Esta máquina parece ser que es de conocimiento público y regulada por el gobierno. En cada libro los protagonistas son distintos... excepto en este. Es el único libro de los cuatro cuyo final es abierto y continúa en el siguiente, con los mismos personajes. Esto es algo que no sabía cuando lo empecé, y no me di cuenta hasta que vi que faltaban pocas páginas y que esto no estaba terminando. El libro que ya había leído de esta saga al parecer es el primero. 

Que se trate de una tercera parte no es un problema. Realmente, a excepción del siguiente que será continuación directa de este, todos se pueden leer de forma independiente. Lo único que he notado es una gran falta de información acerca del funcionamiento y legalidad tanto de la máquina del tiempo como de la organización que la controla, pero más allá de eso, no hay problema para leerlos en el orden que sea.

La parte que más me ha decepcionado ha sido precisamente la de ciencia ficción. Esperaba que se dieran muchas más explicaciones sobre las consecuencias de la existencia de esta máquina en el mundo (la novela está ambientada en un futuro cercano, el 2060). ¿Es legal? ¿Lo conoce todo el mundo? ¿Solo hay una? ¿Puede usarla cualquiera? ¿Qué opinan de ello los otros países? ¿Qué otros usos puede tener? También faltan muchas explicaciones sobre su funcionamiento, pues solo nos dicen los cuatro puntos más básicos. La ausencia de toda esta información no es un problema intrínseco de la novela, pues está la posibilidad de que todo ello se explique en libros anteriores, pero yo no recuerdo que se tratara demasiado en El libro del día del juicio final (confirmo, he releído mi reseña y me pareció muy confuso). Yo espero que tenga alguna justificación que los historiadores parezcan más turistas que saben mucho que no investigadores de verdad, pues en ningún momento les he visto tomar nota de las cosas que observan. Además, me parece ridículo que no tengan algún método para localizar a los historiadores perdidos, algo que vista esta novela y la anterior, pasa a menudo.

"Pero no era febrero, era abril, y hacía un día estupendo. Linna le había dicho que el pronóstico era de lluvia para más tarde, pero de momento el tiempo se mantenía cálido. Se quitó el abrigo mientras andaba. Era lo más difícil de los viajes en el tiempo: recordar dónde estaba una y en qué momento. Había olvidado que no seguía siendo una criada y se había dirigido dos veces a Linna llamándola «señora», y en aquellos momentos miraba nerviosa a su espalda para asegurarse de que Alf y Binnie no estuvieran siguiéndola. Llegó a High, fue a cruzar la calzada, y a punto estuvo de atropellarla una bicicleta que pasó zumbando".

Además, esperaba que la novela hablara de los problemas del presente (bueno, de 2060) y combinara esa trama con el viaje de los historiadores al pasado, pero no es así, sino que, aunque hay una introducción centrada en el presente, enseguida viajamos al pasado a tres puntos de vista distintos de la Segunda Guerra Mundial: Michael Davies estudia la evacuación de Dunkerque, Merope Ward el día a día de los niños refugiados procedentes de Londres y Churchill Polly los bombardeos a Londres. Además, de tanto en tanto tenemos algún punto de vista de otros historiadores que están por ahí en la época, pero que no tienen ninguna relación con los otros tres y que aparecen muy esporádicamente, como la conductora de ambulancias o el chico de los tanques (aunque no estoy del todo segura que este último sea historiador). Supongo que tendrán relevancia en el siguiente libro, pero, en principio, no pintan nada en la novela.

La novela, pese a su alto contenido histórico, es muy entretenida, tanto, que la devoré en tres días. De verdad que no podía parar de leer. Eso se debe a más que nada a mi curiosidad por la historia que hay tras la Historia, algo en lo que se centra especialmente el libro. Hacemos un recorrido por estos tres importantes eventos de la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra (lo de los huérfanos no me parecía tan importante, pero ok) con mucha profundidad y conoceremos los pequeños detalles que no suelen aparecer en los libros de historia básicos, como el hecho de que al día siguiente de un bombardeo, todas las tiendas que quedaban en pie abrieran con normalidad o que muchos niños no supieran coger un tenedor. Si me quedo con algo de esta novela es con todo lo que he aprendido de la época y el lugar a nivel histórico, no solo de los hechos más conocidos, sino también de estos pequeños detalles.

"Acababa de ver a dos heroínas en acción. Y eran sólo unas chicas dispuestas a salir a la calle en pleno bombardeo. ¿Cuánto más coraje le había hecho falta al rector para cruzar el sótano y abrir aquella puerta, sabiendo que podían ser los alemanes? ¿Cuánto tenían todos para quedarse allí sentados, noche tras noche, esperando la inminente invasión o un impacto directo, sin saber si vivirían hasta que pasara la alarma?
La incertidumbre: eso era lo único que los historiadores nunca llegarían a entender plenamente. Podían observar a los contemporáneos, convivir con ellos, intentar ponerse en su lugar, pero no experimentar verdaderamente lo que ellos experimentaban. «Porque yo sé lo que va a pasar. Yo sé que Hitler no invadió Inglaterra, que no usó gas venenoso ni destruyó San Pablo. Ni Londres. Ni el mundo. Sé que perdió la guerra.»"

La autora está muy bien documentada y tiene la capacidad para narrar la historia de forma entretenida. Eso sí, en algún momento se excede en su pasión por el pasado, como la visita a la Catedral de San Pablo, que es demasiado larga y tiene como único propósito mostrarnos la admiración del personaje por el edificio.

A todo esto hay que sumarle el interés de la autora por resaltar el valor de los héroes no reconocidos por la Historia, esa gente anónima que rescató a los soldados de Dunkerque, que cuidó encarecidamente de niños que no eran suyos, que llevó a cabo tareas de rescate durante los bombardeos y que se enfrentaba al día a día con normalidad, pese a que cada uno podía ser el último. Me ha sorprendido cómo la gente podía acostumbrarse a los bombardeos, a observar la muerte con indiferencia o cómo muchos daban su vida por los demás.

"Pero algunos habían protagonizado actos de extraordinario valor: el gravemente herido oficial que se había empecinado en mantener a raya a seis Messerschmitts con una ametralladora mientras los soldados subían a bordo; el contable que había sacado carga tras carga de hombres del Jutland bajo el fuego incesante; George Crowther, que había renunciado a que lo rescataran para quedarse y ayudar al cirujano del buque Bideford; Charles Lightoller, un jubilado que, no contento con haberse comportado ya como un héroe en el Titanic, había recuperado con su lancha motora de fin de semana a ciento treinta soldados."

Eso sí, la novela me ha parecido bastante partidista. Es comprensible que esté a favor de los ingleses, por supuesto, e incluso no se habla demasiado de los alemanes, pero el caso es que todo el mundo en la novela es buena gente y muy valiente. Al parecer, nos tenemos que creer que no hubo cobardes, que todo el mundo era generoso y hacía todo lo posible por ayudar (incluso la nobleza, dentro de las posibilidades de su ideología), que no había crímenes, que nadie se aprovechaba de los bombardeos, que en los refugios todos eran como una familia, etc. Ajá. Yo no me lo creo. Me ha parecido una visión demasiado positiva de los sucesos.

Por último, me gustaría hablar de los personajes. Los secundarios no tienen mucho que ofrecer, pero logras empatizar con ellos y con su situación enseguida, así como preocuparte por su futuro. Los protagonistas son Michael, Polly y Merope. Los tres son simples observadores de la historia. Saben mucho acerca del acontecimiento histórico en el que se encuentran. Son simplemente el hilo conductor, narradores que nos ofrecen un contraste entre el pasado y el presente. Diría que Polly es algo más valiente y lanzada que Merope, que es más atenta y paciente, mientras que Michael es muy impulsivo. Poco más les caracteriza. Son planos y no evolucionan, más allá del miedo que sienten de no poder regresar. Además, no conocemos nada de su pasado ni quienes han sido. Esperaba que se encontraran mucho antes, para poder ver las dinámicas entre ellos, pero eso no sucede hasta el final. Sí que noté tensión en ese reencuentro que nunca llegaba, pero más allá de eso, ninguno de los tres personajes ni sus tramas experimentan ningún sobresalto. 

Os recuerdo que esto es una primera parte y que el final es muy abierto, de manera que parece que la historia está cortada en cualquier parte. Por mi parte he quedado con muchas ganas de seguir, por lo que puede que este año se lo dedique a la autora.

Lo que me pregunto de la novela es ¿por qué hacer que fuera de ciencia ficción en lugar de histórica? El único motivo que se me ocurre es el de poder narrar los hechos con la consciencia de lo que pasará en el futuro, además de poder centrarse en aspectos menores para aquellos tiempos, pero que ahora, en perspectiva, tienen una importancia mayor. 

Parece que mi reseña es más negativa que positiva, pero tampoco quiero que os llevéis esa impresión. El libro me causa sentimientos encontrados, pues cuando lo leí no solo me encantó, sino que devoré cada página. Me resultó muy entretenido e instructivo, pues es justo cómo me gusta que me narren los hechos históricos. Por otra parte, visto en perspectiva, lo de los viajes en el tiempo presenta muchas insuficiencias, la trama es bastante lineal y los personajes no tienen ni evolución ni profundidad. ¿Por qué merece entonces la pena? Por su ambientación, por la sensación de inmersión, por cómo logra que respires el humor de Londres, te tapes los oídos por las bombas y sientas la ansiedad de estar atrapado donde no te corresponde. 

Cosas que he aprendido:  

  • A principios de siglo, en Londres había tanta niebla que no podías verte los pies.
  • Para evitar ataques de aviones, se ordenó apagar todas las luces.
  • Se quitaron las placas de las calles para despistar a los espías.
  • Hicieron montajes con tanques hinchables para despistar al enemigo.
  • A principios de siglo, había niños que no sabían usar cubiertos ni ir al retrete.
  • No hay que jugar a los acertijos con los ingleses, son demasiado rebuscados.
  • Existe la Catedral de San Pablo y es bonita.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3/5!

Primeras Líneas...

4 comentarios:

  1. Los momentos históricos que trata me atraen, pero los fallos que mencionas me pesan. Y si encima es una novela con un final abierto... No creo que me anime.
    Besotes!!!

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    1. Final abierto, y te adelanto de que la segunda parte es muy olvidable.

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  2. Hola!! La lectura que nos propones está muy bien, además, no conocía el título. Me anoto tus impresiones lectoras y lo tendré en cuenta. ¡Muchas gracias por tu reseña y nos leemos! Besos!!

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney