jueves, 24 de septiembre de 2020

Frases memorables: Rojo como la sangre

«Por algún motivo, ser inteligente no era sexi en los cursos de educación secundaria. Si querías ser sexi, tenías que evitar la inteligencia como la peste. Ser listo significaba lo mismo que ser aburrido, pesado e irritante. Significaba ser feo, o como mínimo, tener un aspecto nada interesante».

La cita que os traigo hoy es de un libro que en su momento tuvo mucho boom, pero que ahora no recuerda nadie: Rojo como la sangre, de Salla Simukka. También fue un libro que no me gustó en absoluto y que no recomiendo. Pese a ser de misterio, se resuelve muy pronto y no hay ninguna intriga. Por otra parte, los secundarios son insulsos y la protagonista me pareció insufrible porque tiene pensamientos nada propios para su edad y es una engreída que se cree superior al resto de la humanidad y que no para de vanagloriarse por todo, sin que esté justificado. Os invito a leer la reseña para que os echáis unas risas.

Y a pesar de todo, rescato esta cita porque, en el momento que leí el libro, hizo que me sintiera muy identificada. No sé cómo fue vuestra adolescencia, pero la mía no fue fácil (igual que la de todos vosotros, imagino, la adolescencia nunca lo es), precisamente por lo mismo que lo que indica la cita. Cada año, yo era la lista de la clase. La que siempre estaba en las nubes, la que hacía chistes que nadie pillaba, la que hacía preguntas que los profesores no sabían responder, la que sacaba sobresalientes (menos en plástica y gimnasia), la retraída y solitaria. La  chica a la que le gustaba leer. Y si hubiera seguido así, mi adolescencia seguramente hubiera sido un drama.

Por suerte (?) me di cuenta a tiempo y aprendí a camuflarme. A leer menos en público, a sonreír más, a interesarme por los demás, a no mencionar mis notas, a charlar insustancialmente, a callarme las preguntas en clase,... Y es que si eras listo, te evitaban como la peste, como vi que les pasaba a otros que no intentaban ocultarlo. ¿Fueron mas felices ellos o yo? Nunca lo sabré.

 Afortunadamente (ahora sí) la universidad implicó revertir todo eso y volver a ser yo misma. Empezó a dejar de importarme lo que pensaran los demás y empecé a ser cómo yo quería y a hacer lo que realmente quería hacer. Y es que en el instituto, ser único está mal visto, mientras que en la universidad es precisamente el hecho de ser diferente lo que te hace más interesante.

Y eso es todo por hoy. ¿Qué opináis vosotros? ¿Coincidís con al frase? ¿Cómo fue vuestra etapa por el instituto? ¿Y en la universidad?


14 comentarios:

  1. No lo pasé mal en el instituto, tengo que reconocerlo, que eramos un grupo bastante competente. Habíamos un grupo de "listas" así que nos hacíamos mucha compañía. Nos prestábamos libros, música... Tengo buenos recuerdos de mis años de instituto, sí. No me puedo quejar. Y aún así, esa frase me parece muy cierta. Más incluso ahora en estos tiempos que corren.
    Besotes!!!

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    1. Vaya, ¡qué suerte haber encontrado un grupito así! ¿Qué se ha hecho de él? :)

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    2. Perdidas que estamos la gran mayoría. Todo fue empezar las carreras y perder el contacto. No existían los móviles en aquella época... Y la mayoría se fueron a estudiar a otras ciudades. Una pena... Pero no me voy a quejar, que en la facultad hice buenos amigos y amigas y aún me duran.
      Besotes!!

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    3. Te entiendo, yo también mantengo el contacto con pocos, y eso que en mi época ya había móviles...

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  2. Hola Laura!! Tuve suerte en el instituto, aunque esa cita que nos traes espero que no se materialice jamás para nadie, pero pasa. ¡Fantástico post!

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    1. Me alegro de que tuvieras suerte en esa etapa. Y sí, yo también espero que los tiempos cambien...

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  3. Me encantó la frase, creo que es muy real...
    Yo siempre fui una chica "normal" ni muy popular ni demasiado poco, ni muy estudiosa ni tampoco una burra. Creo que disfruté mucho esa etapa porque nunca tuve problemas con nadie. Es más, siempre fui de intentar unir a mi grupo a los chicos que veía aislados.. no importaba si eran o no inteligentes... la verdad que es estúpido burlarnos de los inteligentes... imaginate si todo el mundo fuera burro... que luego esos te atiendan en el hospital o sea el que te tenga que defender en un juicio... que horror

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    1. ¡Hola!
      Vaya, qué bien, me alegro de que fueras así, eso es de ser muy amable con los demás. También me parece mala aislar a la gente o burlarse de ella por su inteligencia...

      Un saludo,
      Laura.

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  4. ¡Hola!
    La verdad es que este libro tuvo un boom enorme hace unos años pero nunca llegué a leerle. Me voy a pasar ahora por tu reseña que me has picado con lo de las risas ajaja soy fan de las reseñas un poco hater.
    La verdad es que la adolescencia siempre ha sido complicada; yo era de las normales, en plan, ni sobresalía por nada, ni destacaba por nada. Así que fue llevadero con sus altibajos, pero me pensaba que era una inútil porque veía absurdo estudiar. Y mira, ahora, con dos grados superiores, una carrera y un master.. te puedo asegurar que no quiero dejar de aprender nunca jajajaja LA VIDA.
    Un besito guapa, y nunca dejes de ser quien eres por los demás ♥

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    1. Pues hiciste bien de no acercarte, y espero que te hayas divertido con la reseña.
      Jajaja, es increíble cómo cambian las cosas. Me alegro de que cambiara tu perspectiva sobre el estudio :P

      Un saludo,
      Laura.

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  5. Hola.
    La secundaria, menudo tormento para mí, es verdad que sacaras buenas notas ya eras el empollón y nadie quería nada contigo, desde luego que tremenda esta sociedad. Y a mí la verdad es que creo que este libro regular, no quise seguir la trilogía y no recuerdo nada de nada, así que pasó sin pena ni gloria.
    Muchos besos.

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    1. Jajaja, veo que coincidimos en todo, incluso en la opinión del libro...

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  6. ¡Hola, Laura! No conocía el libro, la verdad es que por el título lo estaba confundiendo con otro que tengo ("Blanca como la nieve, roja como la sangre"), pero al ver al autor ya me di cuenta que no era ése.
    Mi adolescencia ni fu ni fa, yo la verdad es que no lo pasé mal. No era la más extrovertida del mundo, pero no tuve ningún trauma. La mayoría de clase sí que se referían a mí como la que sacaba buenas notas y ya está, no tenían interés en conocerme más, pero yo tampoco a ellos. Y no pasa nada, sencillamente teníamos personalidades muy diferentes. Tuve un pequeño grupo de amigos durante toda la secundaria y me gustaba estar con ellos en clase y en los recreos, pero ellos sabían que yo no era de salir de fiesta y, más allá de alguna pullita ocasional, lo respetaban. Tuve algún dramilla emocional, pero supongo que, seas como seas, es normal que lo tengas (y no solo a esa edad, sino a todas xD).
    En todo caso, viendo lo que fue tu experiencia, pues me alegro que fueras cambiando y que eso no te hiciera sentir mal, sino que te sintieras mejor por encajar como tú querías (no me refiero a la parte de reprimir como eras, sino a lo de que te "liberaste" al llegar a la universidad).
    En parte, pasamos nuestra vida entera fingiendo, ya sea en el trabajo o con amigos, a veces "nos adaptamos", pero los demás también. Lo importante es que, cuando estás con alguien con quien de verdad tienes y quieres tener confianza, pues con esa o esas personas sí que te sientas libre.
    ¡Saludos y feliz finde! ;-)

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    1. ¡Hola Omaira!
      Conozco el libro que mencionas, lo leí hace un montón de años (ni siquiera hay reseña en el blog), pero casi no recuerdo nada.
      Veo que nuestra experiencia con la secundaria es algo similar, aunque en mi caso intenté ser diferente para adaptarme. Lo triste es que de esas amistades solo conservo una, pero es normal, la gente cambia.
      Y añadir que me encanta tu última frase, no podría estar más de acuerdo :D

      Un saludo de confianza,
      Laura.

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney