Por si las voces vuelven fue una de mis mejores lecturas de 2023. Es una obra autobiográfica que nos adentra en la psique de alguien que sufrió un brote psicótico. Está narrada con un tono cercano y con algo de humor, sin menoscabar la gravedad del asunto, y ayuda a visibilizar y normalizar la existencia de estas enfermedades. Pese a lo mucho que me gustó, no daba un duro por esta segunda parte; si no hubiera comprado de base un pack con los dos libros, probablemente ni la hubiera leído. Y es que, ¿qué más se puede decir sobre todo esto sin resultar redundante? Os lo cuento a continuación.
Editorial: PlanetaISBN: 9788408280507
Idioma: Castellano
Número de páginas: 256
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 29/11/2023
Título: Por si las voces vuelven
Autor: Ángel Martín
Narrador audiolibro: Ángel Martín
Duración audiolibro: 4h y 4 min
Sinopsis:
Desde que sufrí un brote psicótico y me ingresaron dos semanas en un psiquiátrico por escuchar voces que no podía controlar, presto una atención milimétrica a cualquier cosa que suceda dentro de mi cabeza.
Cuando empezaba a salir del fondo del pozo en el que estuve, lo único que me importaba era descubrir qué podía hacer para recuperarme y estar bien.
Pero cuando lo conseguí, mientras todo el mundo se alegraba, me di cuenta de que el reto en realidad no terminaba con volver a estar de pie. El verdadero reto era no volver a caerme.
Y como desde que logré rehacerme no he vuelto a tener ninguna caída que me haya hecho volver al hospital, he pensado que igual te interesaba saber qué carajo estoy haciendo para mantenerme.
¿Te cuento ahora un secreto? Remontar después de que algo te parta en dos es solo el principio de la historia.
Así que, si estás tratando de graduar tus emociones, apagar tus miedos o bajar el volumen de tus voces, quizá te sirva este consejo: intenta colocarte detrás del ruido.
Opinión:
Empecé leyendo la novela en papel. Craso error. Llevaba un tercio y no solo no me entusiasmaba, sino que me parecía una amalgama de ideas inconexas. Me pasé al formato audiolibro, narrado por el autor, y de repente se hizo la luz. A partir de ahí fui alternando la lectura en los dos formatos (marcar frases en un audiolibro es un imposible) y la disfruté muchísimo más. Y es que esta novela, curiosamente, está escrita para ser escuchada. Una de las mejores partes de Por si las voces vuelven fue el audiolibro, aunque no recordaba que fuera esencial para la lectura (también lo leí alternando formatos). Aquí la obra gana muchísimo al estar narrado por el autor: las inflexiones de voz, las pausas y el sentimiento que imprime en las palabras son lo que da fuerza al texto. Y también coherencia: mientras que en el libro en papel sentía que la narración daba tumbos de aquí para allá, con el audiolibro entiendes el hilo de pensamiento que lleva de un tema a otro.
Eso no quita que la obra sea un caos. El mayor problema de Por si las voces vuelven era la estructura: se entrelazaban las reflexiones con dos hilos narrativos (cómo empezó todo y el ingreso en el hospital psiquiátrico). Aquí nos habla de lo que sucede una vez sales del hospital "completamente curado", de cómo remontar y rehacerte, sin ningún tipo de hilo narrativo. El autor va dando consejos aquí y allá, y trata varias cosas en un mismo capítulo, por lo que soy completamente incapaz de recordar qué iba primero y qué iba después. Cuando lo leí, me sentí muy perdida, en cambio, al escucharlo me di cuenta de que en realidad todos los temas están muy bien enlazados unos con otros... en la cabeza del autor. Es como cuando hablas con un amigo sobre el trabajo y, no sabes cómo, veinte minutos después estáis comentando aquel viaje loco que hicisteis en vuestra juventud.
En cuanto al contenido, mientras que el primer libro se dirigía al público general y pretendía visibilizar y normalizar las enfermedades mentales, aquí vira hacia la autoayuda. Que sí, que el anterior ya tenía mucho de esto, pero aquí es mucho más notorio. Para empezar, he sentido que la obra estaba más enfocada a la gente que ha pasado por una enfermedad mental y siente que no tiene fuerzas para seguir adelante. Las palabras están escritas con mucho tacto y la obra está llena de buenos consejos y mensajes positivos.
Pensaba que con el primer libro estaba todo dicho; ahora veo que es necesario hablar de qué sucede después: una vez has pasado por algo así, no puedes volver a ser quien eras, en parte porque eso fue lo que te rompió. Tampoco se puede hacer borrón y cuenta nueva, sin cambiar nada en tu vida, ya que tarde o temprano, volverás a estar igual. Además, las secuelas son inevitables y eso se nota en algunos tics del autor (por ejemplo, sigue siendo capaz de interpretar "las señales del universo", pese a saber que no son señales).
«Pero de lo que muy pocas veces te avisan, o al menos a mí nadie me lo dijo, es de que remontar después de que algo te parta en dos será solo el principio de la historia.En cuanto remontes, estarás tan emocionado por haberlo conseguido que te sentarás en el borde de la montaña que acabas de escalar a mirar lo acojonante que resulta, desde donde estás ahora, el abismo que dejas a tus pies. Estarás sentado en el borde mirando orgulloso (y agotado) lo que acabas de hacer. De repente, lo que te parecía imposible está a una distancia que ya ni siquiera ves muy bien.Lo has logrado.Pero cuando te levantes con la clásica media sonrisa que nos sale cuando sabemos que hemos superado algo que nos parecía imposible, te sacudas la arena que se te ha pegado al culo por sentarte en el borde a mirar y te des la vuelta para seguir tu nuevo camino, te encontrarás con algo que nadie te dijo: Una segunda montaña llamada No Volver a Caer.»
Lo que el autor propone es aprender de lo que ha sucedido para seguir adelante. Así, conscientemente, recupera aquellas herramientas que, durante su locura, le fueron útiles para lidiar con la realidad. Nos habla de que hay que vivir el presente y no dejar las cosas para más adelante, alejarte de las personas tóxicas en tu vida (aunque eso suponga perder cosas que te gustan), analizar el porqué cuando te sientas mal... Y también da algunos consejos sobre cómo relacionarnos y apoyar a personas con problemas mentales de nuestro entorno.
A diferencia de otros libros de autoayuda, el autor no pretende ofrecer la panacea: nos explica las estrategias que a él le han funcionado, sin voluntad de prescribir ni prepotencia alguno. Eso sí, pese afirmar lo contrario, me ha parecido que idealizaba la locura en algunos puntos; gracias a haber pasado por esa experiencia, ahora se siente mejor consigo mismo. Además, he sentido que recordaba aquello con cierta nostalgia, como el adicto que sabe que las drogas son nocivas y, sin embargo, no puede evitar rememorar las sensaciones que producían.
«Mi intención ahora es explicarte cómo lo hago yo para no volver a caerme nunca más.
Vaya por delante que al contarte mis mierdas no pretendo sentar cátedra en plan: «Hazme caso a mí y así estarás bien».
Sé que cada historia es un mundo, pero también creo que, por distintos que podamos ser, muchas veces llegamos perdidos a lugares comunes, y quizá lo que descubren unos les pueda servir a otros.
La tristeza es tristeza; el dolor es dolor; la vergüenza, vergüenza; y el cansancio es cansancio.
Lo que es distinto es el volumen con el que se instalan, o la cantidad que cada uno es capaz de cargar sin llegar a romperse. Digamos que el local es el mismo, pero a algunos les toca justo en la zona donde está el altavoz. Así que si te cuento lo mío es porque, quizá, al leerme descubras que hemos estado o estamos en zonas de ruido parecidas y tú encuentres pistas para poner el volumen a un nivel más llevadero o, por lo menos, puedas dar un par de pasos que te alejen de los altavoces»
A eso hay que añadirle que, pese a la cantidad de mensajes positivos de la obra, hay dos puntos en los que creo que debería haber incidido con más tacto. El primero es el tema de acudir a un psicólogo. En Por si las voces vuelven, nos contó la terrible experiencia con el primer y único especialista al que consultó. Aquí anima a la gente a consultar a un profesional, al mismo tiempo que afirma que él no lo ha necesitado y que no se vio con coraje de probar con otra persona porque no quería tener que volver a contar su historia. Entiendo que tiene que ser duro desnudar tu alma a alguien y que a cambio te menosprecien, pero el mensaje debería ser que hay que seguir intentando dar con un profesional que encaje contigo, ya que es muy difícil acertar a la primera.
El segundo tema que me parece que trata superficialmente es el de dejar la medicación sin prescripción médica. Menciona que, antes de dejar cualquier medicación, hay que consultarlo con el médico que te está tratando. Sin embargo, él no lo cumple, decide ir dejando la medicación a su ritmo (hasta el punto de, actualmente, no tomar nada) y nos dice que le ha ido la mar de bien. Como en el caso anterior, el hecho de no predicar con el ejemplo es negativo, ya que muchos lectores que le tienen de modelo a seguir, podrían tomar la misma decisión que tomó él. Decir de boquilla que debe hacerse algo no es suficiente; parece que el comentario de "no hagas como yo" está solo para evitar responsabilidades.
No es que considere que "los que de verdad están sufriendo" (cosa que le dijeron en una ocasión) son los que acompañan a las personas con problemas mentales; sin embargo, me hubiera gustado que se hiciera más mención a esto y que no hablara de forma tan general, sino con ejemplos concretos de cómo ha reaccionado la gente de su entorno, para saber qué actitudes no se deben adoptar. También me hubiera gustado que hablara más de experiencias personales: he sentido algunos mensajes muy etéreos y poco aplicables. Por supuesto, al ser tan generalista, es más fácil sentirse identificado y empatizar con él, aunque al mismo tiempo siento que le falta sentimiento, como si nos ocultara una parte esencial de sí mismo.
Como la anterior obra, el tono es distendido, con muchos toques de humor que solo restan seriedad a lo que explica, no gravedad. En el fondo, todos tenemos problemas con nosotros mismos y no cuidamos suficiente de nuestra salud mental; al usar un tono más ligero, no banaliza estos problemas, sino que los naturaliza para que el lector sienta que lo que le pasa es algo normal. Además, usa mucho el recurso de la metáfora y la comparación para hacer más comprensible el mensaje.
Como os decía antes, sin duda el mejor formato para leer esta historia es el audiolibro, ya que suele añadir pequeños comentarios que no están en el texto original. Por ejemplo, la lectura de la ficha técnica al final es divertidísima por los incisos que va haciendo. También usa un recurso humorístico que no está en la edición física: a veces se equivoca al leer (en algunas ocasiones porque se deja llevar por la emoción) y decide que nos dice que no va a volver a repetir la pista de audio. A todo esto hay que sumarle que en algunas ocasiones, como en el final, está tan emocionado que se le quiebra la voz.
En fin, hice bien de no tener unas expectativas muy altas: ha estado bien sin estar a la altura del primero. No me arrepiento de haberla leído (me quedo con muchos buenos mensajes y consejos), pero sin duda no es tan sentida como la anterior. También hay que tener en cuenta que nunca me han gustado los libros de autoayuda y aun así, considero que este lo hace muy bien. El autor nos habla desde la experiencia, sin pretensiones, sin creer que es el único poseedor de la verdad. El tono es distendido, con muchos toques de humor y recursos como las comparaciones y las metáforas que ayudan a comprender mejor sus mensajes. A todo esto hay que añadirle que es muy difícil hablar de este tema y dirigirte a personas tan frágiles sin herir sensibilidades y sorteando malinterpretaciones; sin embargo, el autor cuida mucho las palabras que usa y, más allá de un par de temas en los que podría haber incidido más, ofrece reflexiones muy interesantes que harán que nos replanteemos nuestra vida. Ahora bien, dudo mucho que me anime con el tercero: no sé qué puede aportar.
Cosas que he aprendido:
- Hay que alejarse de las cosas que te hacen mal, aunque implique perder cosas que te hacen bien.
- No te dejes nunca un perdón ni un te quiero en el tintero.
- No pierdas tiempo buscando culpables.
- Cada vez que te sientas mal, párate a pensar de donde viene ese sentimiento.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...3'5/5!
Primeras Líneas...