Conocí este libro gracias a G. Él lo vio por Goodreads, lo compartió y a mí me gustó la portada. He de confesar que me gustó, precisamente porque no me fijé en lo tétrica que es. En la Celsius, G fue a la charla del autor y terminó comprando el libro. Y le gustó. Mucho. Pero mucho mucho. Y bueno, yo me aproveché de sus libros, se lo robé, y aquí os traigo la reseña. ni qué decir que me ha encantado.
Título de la obra: El arcano y el jilguero
Autor: Ferran Varela
Editorial: El Transbordador
Año de edición: 2019
Extensión: 374 páginas
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 23€ (papel) / 4,90€ (digital)
Ilustración de cubierta y mapa interior de Manuel Gutiérrez
Sinopsis:
Mezen el Ariete es un Arcano del Tormento, un demonio inmortal que disfruta desollando a sus víctimas. Su oficio, torturador al servicio del Imperio, lo ha llevado a cometer crímenes aberrantes contra personas indefensas, y la única ayuda con la que cuenta para sobrellevar la culpa es el convencimiento profundo de que lo hace por un bien mayor.
Pasa los días viajando de un frente a otro, rindiendo ciudades asediadas y sofocando rebeliones para el Emperador Thien Seedveen, un tirano megalómano del que ha jurado vengarse en cuanto no haya más tierras por conquistar. Sin embargo, el precario equilibrio de la danza que debe bailar para perseguir sus propios fines mientras finge lealtad al Imperio se ve alterado cuando conoce a Nara, una huérfana de guerra que no lo trata como al monstruo que él mismo cree ser.
Por qué este título
«—¿De verdad crees que podríamos vivirlo como personas normales y encontrar la paz? ¿Que pasaríamos desapercibidos si nos marchásemos a una villa perdida detrás de las Cumbres Rojas? [...] ¿Un Arcano del Tormento y un jilguero huérfano de guerra?
—Tú no eres un demonio y yo no soy ningún pajarito. Somos Mezen y Nara. Nada más.»
Opinión:
De verdad que no sé ni por donde empezar. Ni siquiera he decidido aún qué puntuación voy a darle al libro, pero espero que escribir esta reseña me abra los ojos. A ver si tengo una iluminación o algo así.
A veces, me sucede algo mágico con los libros. ¿No os ha pasado nunca que sabes que
un libro te va a gustar nada más leer el primer párrafo? Vale, Omaira, todo este tiempo tenías razón: el amor a primera vista existe. Eso es lo que me pasó con este libro. Nada más leer el primer párrafo, quedé cautivada por la prosa.
Adelante, os invito a leerlo por vosotros mismos, está al final de la reseña. ¿Lo habéis leído? ¿Sí? Entonces habréis sentido lo mismo que yo. Es un primer párrafo que dice mucho. Dice que el autor es alguien con un vocabulario rico, que sabe mostrar la belleza del lenguaje y es capaz de crear poesía con él. Promete que esta va a ser una historia épica, en la que hay mucho que perder y poco que ganar. Ese primer párrafo te dice que esta va a ser una historia oscura y que el autor no va andarse con chiquitas. Y eso solo con el primer párrafo.
Me he prometido ser sincera en esta reseña, así que diré que el libro me enamoró antes siquiera de leer el primer párrafo. Por favor, os invito a ojear el libro la próxima vez que vayáis a una librería, os aseguro que merece la pena, porque desde la pantalla no podéis ver ni una décima parte de
lo maravillosa que es esta edición.
Me quejo de que los libros están caros, y eso es porque la relación calidad precio no compensa. Pero os prometo que
este libro vale euro a euro el precio de la tienda (22, si es que os lo estabais preguntando). Es un libro que me costó empezar, pues no podía parar de acariciarlo con reverencia. n
o solo es un libro cuidado a nivel de corrección, sino también es un producto de calidad: el papel cruje al girarlo y las
ilustraciones, no solo acompañan, sino que dan categoría al libro. Un aplauso muy fuerte para la editorial, ojalá todas hicieran un trabajo tan bueno como este.
Pero no creáis que este libro es meramente decorativo. Si creéis que la edición es espectacular, es porque no habéis visto la prosa del autor. De verdad, me gustaría preguntarle cuánto tardó en escribirlo, porque es
un libro que está escrito con mucho mimo, como si cada palabra estuviera calculada al milímetro, con la precisión de un cirujano, para expresar exactamente lo que quería transmitir el autor.
Ya sabéis que soy muy fan de la prosa de Rothfuss. Hasta ahora, creía que Perea y Cotrina escribían igual, pero me equivocaba. De ambos autores me gusta mucho la prosa y tienen fragmentos magníficos. Pero son unos imitadores. En cambio,
Varela es capaz de capturar la esencia de un sentimiento y encerrarlo en palabras. Puedes abrir el libro en cualquier página y perderte entre sus letras.
Pese a la oscuridad que esconde el libro, pese a toda la sangre y el horror, es uno de los libros más bellos que he leído. La de Varela, es ese tipo de prosa que te acuna y acompaña a lo largo de toda la lectura, que sabe acelerar y frenar siguiendo un compás que no puedes ver, pero que sabes que está ahí.
Este libro es una sinfonía que te arrastra y se lleva parte de tu alma consigo. Un libro que se lee con calma, porque quieres paladear cada palabra.
«La Cordillera del Mordisco Blanco se alza ante mí como la quijada de un titánico lobo salvaje. Sus cumbres, las más altas del mundo conocido, recortan el horizonte a dentelladas. Cabalgo con la mirada puesta en la única mella de esa mandíbula, el Paso de la Cellisca. Es la entrada sur a la llamada "frontera fija", el territorio asentado del Imperio. Me estoy metiendo en la boca de un monstruo insaciable»
Pero ¿qué es eso sin unos buenos personajes? Y es que el protagonista y narrador es de lo que no hay.
Un antihéroe con todas las letras. Hacía mucho que no me encontraba un protagonista como este, es como si solo hubiera tomado helados de vainilla hasta ahora, y de repente, hubiera descubierto el chocolate negro. ¿Sabéis los mercenarios de los libros? ¿Esos asesinos que son enviados por el villano de turno para luchar contra el protagonista?
Esos que se deleitan torturando a inocentes, que matan a niños sin mostrar un ápice de compasión y que solo dejan un rastro de horror y muerte a su paso. Os presento al
Arcano, nuestro protagonista.
«El Ariete abrió las puertas [...] ¿Queréis saber cómo lo hizo? Os contaré su secreto: él sabe someter la mente de los hombres. No importa que sus enemigos sean cinco cinco mil, contra sus artes no existe defensa alguna. Mete sombras en sus cabezas, susurros en sus oídos. Así los controla. Primero los despoja de valor y después los viste de escalofríos. Ofusca sus sentidos con la angustia y la congoja. Les hace sentir el pánico en el tuétano de los huesos y convierte este pavor en su arma. Los envuelve en una mortaja de tinieblas, aislando a cada uno del resto. Hace que un soldado deje de apoyarse en sus compañeros, que actúe por su cuenta, que tema por su vida. Hace que se sientan vulnerables, y solos, y perdidos. Consigue un uno contra uno en un terreno en el que un Arcano del Tormento no tiene rival: el terror visceral, la tortura y la agonía.»
El
Arcano es un oficial del Imperio que se dedica a rendir ciudades asediadas y sofocar rebeliones por medio del miedo. Es
capaz de asesinar a cualquiera solo para conseguir su objetivo, hombre, mujer o niño. Y no se contenta con eso, sino que
los tortura de las formas más brutales, desollándolos vivos, rompiendo sus huesos uno a uno mientras gritan hasta quedarse sin cuerdas vocales. El Arcano sabe hacer que sus víctimas sigan despiertas pese al dolor, solo para que vean cómo juega con sus entrañas y rebana sus extremidades o quema su cuerpo. Y luego, despelleja sus rostros, los curte y los añade a su capa de rostros. Estoy segura de que ya os cae bien.
¿Podéis ver el gran reto que tiene entre manos Varela? Me parece algo muy arriesgado, pero el autor lo consigue con creces:
hacer que nos pongamos en la piel de este personaje, que conozcamos los hechos que motivan sus actos, que comprendamos sus principios, que veamos más allá de esa terrible capa de rostros y descubramos al hombre que carga con ella. Sus deseos, sus miedos, su moral. Sí, porque de eso va la novela, de la lucha en la frontera, pero no una frontera geográfica, sino moral.
Los límites entre el bien y el mal nunca antes habían estado tan difusos. ¿Serías capaz de matar una persona para salvar a miles?
«¿Oyes la voz de la playa? Suena a calma y a arrullo, a nana y a sal. Sisea secretos a las rocas cada vez que las besan sus ola. Lame arenas mancilladas y les devuelve la virginidad perdida. El rumor y la resaca renuevan el mundo a cada latido. Pequeños principios y finales concatenados en una melodía infinita. Su tempo es el palpitar del corazón del océano —le digo con el susurro más armónico que consigo entonar y pausando el ritmo para adaptarme al murmullo del agua—. Concéntrate en su canción, deja que la espuma del mar arrastre tus pensamientos a la deriva y despeje tu cabeza. Entrégate al sosiego del olvido y, a cambio, recibirás el descanso de una mente blanca, pura y vacía.»
No nos equivoquemos al pensar que por ser una novela de fantasía el caso de este personaje es tan excepcional. Varela da voz a esas personas que participaron en la tortura de judíos, y que, tras la guerra, regresaron a sus vidas tranquilas. Esa gente que luchó en el frente, que mató y vio morir, sin combates justos, y que ahora te habla del tiempo en el ascensor. Esa gente que ha hecho cosas terribles, que carga con ello y sigue teniendo coraje para levantarse un día más.
Es difícil. Muy difícil. Pero
Varela humaniza a este personaje, y aunque he sido incapaz de ponerme de su parte, aunque he sido incapaz de ponerme en su piel porque eso no me haría ser quién soy,
sí he podido empatizar con el personaje, y aunque no he compartido sus motivaciones, sí las he comprendido.
«Me lamo el índice y el pulgar y apago la vela. La noche nos engulle. Su negrura se me antoja el lienzo ideal para pintar un escenario digno de un hijo de Tirvo. La madera cruje, el viento silba; una música envidiable para acompañar a la obra. El vaivén de las olas nos mece la cuna y el rebramar del océano nos marca un tempo quedo y tranquilo. Nara y yo estamos aislados del resto del mundo, a solas, en una burbuja de tinieblas. Espectadora y cuentacuentos cabalgando a lomos de etéreos hipocampos por la tenue frontera de los fiordos oníricos. Somos en parte sueño, en parte delirio. Somos poesía en la oscuridad. Sonrío, aclaro la voz y abro el telón del teatro de las historias.»
Sé que os he hablado muy bien de la prosa, pero pese a ello, e
l primer capítulo no es fácil. Y no es fácil a nivel emocional. Leer sobre cómo el protagonista tortura de una forma terrible a una niña (con descripciones muy gráficas y explícitas, sin importar qué tan atroces sea) hace que inmediatamente sientas un profundo rechazo hacia él. Pero hay un
contexto, algo que nunca tenemos en cuenta cuando pensamos en los villanos.
La mayoría de la gente no mata y tortura a los demás por placer, siempre hay unas motivaciones, sean más o menos nobles. Y lo mejor es que Varela lo consigue sin dotar al personaje de una infancia trágica y terrible, un recurso muy usado hoy en día.
Todas
las cuestiones morales a las que se enfrenta el protagonista, todas sus dudas y vacilaciones internas, sus reflexiones sobre qué es lo correcto y descubrir la profundidad que se esconde tras su máscara de impasibilidad han hecho que quede maravillada con la obra. Y es que
el Arcano es un personaje muy realista (pese a que en la sinopsis lo llaman demonio), pues para no ser como los héroes al uso,
ni siquiera sabe luchar. Si hay una sola pega que tendría que ponerle al personaje es que
su pasado permanece demasiado en las sombras. El protagonista se aferra demasiado al momento presente y trata de desvelarnos lo menos posible sobre su pasado. Sabemos cosas generales, pero no detalles concretos, y
me he quedado con muchas ganas de más.
Por otra parte, aunque el libro está casi enfocado en el Arcano, hay algún que otro personaje secundario a destacar, como es el caso de
Nana, una niña que ha sufrido mucho (más que la mayoría de personajes de Juego de tronos, seamos sinceros) y muy perspicaz, pero
cuya evolución me ha parecido poco creíble y precipitada; hubiera agradecido muchas más interacciones con el Arcano. Otro personaje a destacar es
Loria, una mujer fuerte e independiente dentro los límites de la sociedad en la que se encuentra, y que además es lesbiana, pero eso está muy bien tratado porque no es lo que define el personaje.
Pasemos ahora al
worldbuilding, otra cosa que me ha parecido fantástica. No sé si os habéis fijado, pero el libro tiene apenas 370 páginas. ¿Qué puedes esperar de una historia tan corta? Pues en este libro está mejor tratada la ambientación que en los tres libros que llevo de Juego de tronos.
A nivel geográfico, el mapa es perfecto, y no me he perdido, está indicado todo lo que es necesario y las escalas están bien.
A nivel de sociedad, se trata muchísimo el pueblo llano. Podemos ver cómo sufre la guerra el pueblo y todas las consecuencias que ello conlleva. Aquí las sociedades importan. Y sí, digo sociedades en plural porque,
como en la vida real, cada pueblo es un mundo y tienen sus costumbres, su arte, su cultura, mitos, rituales e incluso dialectos propios, pese a haber sido conquistados. Todos los pueblos por los que pasa el Arcano están bien caracterizados a ese nivel. Puede que no se dé tanta profundidad como da Sanderson, pero a veces, una simples pinceladas son suficientes.
La importancia que se le da al folclore y el hecho de que se narren algunos mitos sobre la creación de lugares, de estatuas, que haya refranes, juegos de mesa o que se esnife polvo feérico son detalles que he visto en pocas novelas. Quizás sí
me hubiera gustado saber más sobre la capital y el gobierno del emperador, todo eso de politiqueo y nobles que Sanderson trata tan bien, pero conocer la periferia también está bien. Por ejemplo, me han parecido brillantes las estrategias del Emperador para pacificar a los pueblos conquistados, en especial todo el tema de las levas.
«—Batirme en duelo por el Imperio es más que mi modo de honrar al Emperador; es lo único que logra hacerme sentir viva. En el momento en que dejo la mente en blanco puedo percibir más. Ser más. Es como si Varseen me poseyese, como si mi ánima formase parte del arte de la esgrima. No te imaginas lo que es prever cada golpe y apartarse solo lo justo en cada esquiva. Notar en la cara el soplo de aire que empuja el filo del enemigo, oírlo silbar cortando el éter. Sentir a través del acero cómo cede la carne del adversario en el preciso instante en que la punta de tu estoque atraviesa su piel. Saberte en la frontera entre el Plano Físico y el Etéreo, en el latido exacto en que matar o morir son las dos caras de una moneda girando. Es la esencia misma del poder, lo más cerca que puedes estar de ser un dios»
En cuanto a
la magia...bien, resulta que es prácticamente inexistente, algo poco habitual en un libro de fantasía. Claramente no es nuestro mundo, no solo por la geografía, sino porque
hay seres fantásticos, como las lamias o los hipocampos, pero no tienen poderes mágicos, algo que me ha parecido muy curioso. Y arriesgado. Pero al autor le sale bien, este libro, con magia, sería algo muy distinto.
«El trueno retumba con fuerza. Su eco resuena rítmico. Aciago. Funesto. Como un terremoto acompasado. Como un cascabel vibrando en la cola de una quimera. Como un millar de tambores de asedio redoblándose a las puertas de Tirvo.»
Como habréis notado, hasta ahora solo he ensalzado la novela. ¿Acaso es perfecta? Por desgracia no. Y es que si os habéis fijado, aún no os he hablado de la trama. Ya, debería haber sido lo primero, pero he preferido dejarlo para el final. La
trama no es que sea mala, en absoluto, la historia no son solo divagaciones del protagonista, sino que es
entretenida. Pero esperaba más.
Lo que me ha faltado es una trama principal, o al menos, una trama principal que avanzara. Desde el principio sabemos que el Arcano quiere esperar a que el hijo del emperador crezca para matar al padre porque es un tirano. y mientras, se dedica a pacificar las ciudades para que el Emperador (al que odia) se apodere de ellas con el menor número de bajas posibles, en ambos bandos. Así que la trama del libro consiste en seguir al protagonista yendo de un sitio a otro rindiendo ciudades.
No me parece un gran plan, la verdad. Entiendo lo que hace el protagonista y que no tiene la capacidad para hacer mucho más, pero es que esto no lleva a ningún lado, porque no parece que vaya a matar al Emperador por el momento ni que su hijo vaya a subir pronto al poder. Por lo poco que sabemos, el niño podría ser un recién nacido. Así que en general
el viaje del protagonista no es un viaje del "héroe" al uso, porque aunque quiere ir a Eraqqa, no tiene una meta final. De todas formas, no se hace repetitivo ni aburrido, eso que quede claro.
El
final era lo que me daba más miedo, y me daba miedo porque era incapaz de imaginar un final. ¿Cómo va a haber un final si no hay un objetivo, para empezar? Pese a todo, el final es
satisfactorio, aunque para mi sorpresa, es
bastante abierto. Además, me ha parecido
muy abrupto y precipitado, creo que al libro le hubieran ido muy bien unas cincuenta páginas más. Y es que el final (llegar a Eraqqa y hacer todo lo que se tiene que hacer allí) sucede en menos de 20 páginas. No, así no se hace. No solo es que la ciudad no está perfilada en comparación, es que parece que acaba de llegar y ya lo ha solucionado.
Este libro necesitaba un final mucho más desarrollado, es una lástima.
En conclusión, he de admitir que no entiendo por qué este libro ha quedado sepultado bajo toneladas de novedades, teniendo en cuenta la calidad que tiene.
Un libro de fantasía oscura valiente, que trata muy bien la moralidad y que cuenta con un narrador protagonista deleznable pero muy humanizado, hasta el punto de que no te queda otra que empatizar con él, pese a todas las atrocidades que comete. El trabajo de creación de mundo me parece maravilloso, pues aunque es superficial, unas pinceladas aquí y otras allá configuran una sociedad completamente creíble. En cuanto al lenguaje, no te queda otra que caer enamorado de sus letras. Sí que es cierto que falta algo de trama general y más desarrollo en el final, pero por lo demás, es perfecto.
Cosas que he aprendido:
- No hace falta crear siempre sociedades muy detalladas, a veces basta con pequeños detalles.
- El folclore importa
- Un ejemplo muy bueno de lo que es de verdad una prosa magnífica
- El contexto importa
- La importancia de las levas
- La gente que hace el mal por placer, sin una justificación, es muy poca
Y para terminar, os dejo con mi avance en
Goodreads:
PUNTUACIÓN...4'5/5!
Primeras Líneas...