martes, 27 de febrero de 2024

Sin amor, de Alice Oseman

Si algo hay que reconocerle a Netflix es que gracias a sus adaptaciones, muchos buenos autores, cuyos libros eran prácticamente desconocidos, han empezado a recibir la atención que merecen. Ese es el caso de Alice Oseman, la aclamada autora de Heartstopper. Por increíble que parezca, empezó autopublicando su novela gráfica en 2016, con 22 años, y alcanzó tal éxito que, dos años después, publicó toda la saga con una editorial en papel. La serie de Netflix, en 2022, terminó de impulsar su carrera y contribuyó a que se tradujera el resto de su obra.

Pese a su éxito, la saga de Heartstopper nunca me ha llamado la atención: la trama parece enfocada a un público más juvenil y la sencillez del dibujo no me parece atractiva. El resto de novelas de la autora también son de corte juvenil, algunas más new adult, como es el caso de Sin amor, pero eso no me ahuyentó: había oído que la autora no solo trataba muy bien la diversidad, sino que la introducía con mucha naturalidad, algo difícil de encontrar hoy en día. Este libro, además, prometía hablar del arromanticismo y la asexualidad, dos tipos de orientaciones de las que se habla poco, incluso hoy en día, por lo que decidí darle una oportunidad.

Editorial: Fandom Books.
Autora: Alice Oseman
Traducción: Paz Pruneda Gozálvez.
Formato: Tapa blanda con solapas.
Autoconclusivo: Sí.
Páginas: 456.
ISBN: 978-84-18027-46-8
Año: 2021

Sinopsis:
Georgia piensa que no conoce el amor en el sentido más romántico de la palabra. Ha cumplido dieciocho años, pero no ha tenido una relación amorosa ni ha sentido un flechado en toda su vida. Por eso la gente la considera rara y ella ha empezado a creer que padece alguna anomalía. Ahora que empieza la universidad, tal vez ha llegado el momento de descubrir cuántas clases de amor existen. Después de todo, nadie vive realmente sin amor.

Opinión:

La sociedad nos constriñe. Hace cincuenta años, se esperaba que las veinteañeras encontraran marido y tuvieran hijos, mientras que, en el caso de los hombres, hasta los treinta años, no se les empezaba a exigir que sentaran cabeza con una mujer, que formaran una familia y que tuviera un trabajo estable. Por suerte, las cosas han cambiado, aunque no tanto como nos creemos. Es cierto que el matrimonio ya no está tan en boga y muchas parejas viven en el pecado (Laura hace rodar los ojos), pero se nos sigue exigiendo que, antes de que se nos pase el arroz, encontremos una pareja (del género que sea) y que tengamos un hijo.

Por otra parte, hemos pasado de venerar la virginidad a despreciarla. Si nunca has tenido pareja o besado a alguien, eres considerada una persona inmadura y merecedora de lástima. Siempre te dicen que tarde o temprano encontrarás a otra persona con la que compartir tu vida y con esa afirmación bienintencionada, siembran en tu mente la idea de que no se puede vivir solo, que si no tienes pareja e hijos que te cuiden en la vejez, serás una persona solitaria, triste e infeliz. Por eso, la mayoría de la gente busca desesperadamente a su media naranja y, si no la encuentran, se conforman con medio limón. Empezamos con el listón muy alto, y poco a poco vamos bajando nuestras expectativas, hasta el punto de conformarnos con cualquiera que no nos repulse y nos trate bien. Hay demasiada gente que comparte su vida, años y años, con personas con las que no encajan, no porque divorciarse esté mal visto, sino por miedo a quedarse solos. 

Siempre he pensado que más vale solo que mal acompañado. Al menos, esa es la máxima que he intentado seguir, aunque no siempre ha sido fácil debido a la presión social. Georgia, la protagonista de esta novela, se encuentra justo en ese punto crítico. Está a punto de empezar la universidad y, hasta el momento, no había tenido ninguna prisa por enamorarse y encontrar pareja. Ahora ha abierto los ojos y se ha dado cuenta de que está desperdiciando su juventud porque no ha hecho nada de lo que se suele hacer a su edad, que mientras los demás avanzan en su camino a la felicidad, ella se queda estancada.

Es por eso que al empezar la universidad, Georgia trata desesperadamente de alcanzar la tierra prometida del amor y se esfuerza hasta la saciedad por intentar disfrutar de "la experiencia universitaria" (emborracharse, salir de fiesta, liarse con desconocidos, trabar amistad con todo el mundo, enamorarse), aunque eso suponga ir en contra de sus propios deseos. Por eso, intentará salir con gente que en realidad no le gusta, solo por experimentar, o se obligará a permanecer en fiestas en las que se siente incómoda, con la esperanza de descubrir por qué eso a los demás les gusta tanto.

Esta es una novela de corte new adult, enfocada a un público universitario, cuyo objetivo es ayudar a toda aquella gente que se siente perdido respecto a su identidad y que además pretende reivindicar identidades menospreciadas, como son el arromanticismo y la asexualidad. La historia de Georgia me ha transportado a mis primeros años en la universidad, una época de grandes inseguridades y de autodescubrimiento.

La autora construye un personaje muy real, lleno de contradicciones, y con el que puedes identificarte fácilmente. Georgia, enamorada de la idea del amor y de la felicidad que está asociada a él, desea fervientemente enamorarse. Es una chica de perfil bajo, con un par de amigos íntimos, a quien le gusta leer fanfics y el teatro. Me ha gustado que su bagaje cultural se reflejara en la narración, donde se cuelan referencias aquí y allá.

Georgia refleja muy bien los miedos e inseguridades que siente una preuniversitaria en su situación. Y lo sé, porque yo he sido Georgia. Al igual que ella, salí con una persona por presión social; no me gustaba, pero deseaba que me gustara y sentir mariposas y toda la felicidad que me habían vendido tantos libros y películas. Por supuesto, no me pude mentir a mí misma mucho tiempo y lo dejé. Durante unos años me centré en mí misma, pero sin dejar de esperar; todo el mundo decía que el amor llegaría tarde o temprano. Y cuando ya empezaba a creer que eso no era cierto, conocí a G. Había tan pocas posibilidades de que nuestras vidas se cruzaran, que eso me convenció de que no merece la pena vivir esperando, por muy feliz que sea ahora, aunque tampoco hay que conformarse con el primero que pase. 

Por otra parte, al igual que Georgia, también me esforcé por encajar en el molde universitario. A diferencia de la protagonista, pronto me rendí, aceptando que ligar y salir de fiesta no era lo mío, pero en el fondo siempre sentí que era un fracaso y que desperdiciaba mi juventud. Ahora me doy cuenta de que hay que probarlo todo, pero que una no tiene que forzarse a ser como los demás. La felicidad puede tomar muchas formas, así que tienes que abrazar lo que te hace feliz a ti, en lugar de intentar imitar al resto. 

Pese a sentirme identificada con Georgia, al principio el personaje no me caía bien; llevaba demasiado al extremo su obsesión por encontrar el amor. Poco a poco fui entendiéndola y nos reconciliamos. Su obsesión está justificada porque, pese a las similitudes, el caso de Georgia es distinto al mío: ella está confundida con su identidad y no sabe qué es lo que quiere. Además, la novela te deja bastante claro que la actitud de Georgia no es la adecuada y que ella debería ser capaz de ser feliz por ella misma, sin una pareja. 

Como he comentado antes, la historia se adentra en la psicología de Georgia y en la exploración de su identidad. La novela presenta de forma muy acertada (escuetamente, pero tratando todos los puntos claves) dos orientaciones muy poco tratadas en literatura: el arromanticismo y la asexualidad. Hoy en día (al menos en España) se acepta bastante la homosexualidad. La transexualidad y la bisexualidad, por su parte, cada vez están más normalizadas. En cambio, la pansexualidad, asexualidad, demisexualidad, etc., son identidades muy desconocidas, poco representadas en la ficción y consideradas por algunos como una fase. Y ya no digamos a aquellos que se definen como no binarios, arrománticos o de género fluido; muchos piensan que es para llamar la atención.

Que haya tan poca información sobre estos temas hace que la gente que se sale de la norma lo tenga muy difícil para encontrar su lugar. Es cierto que las etiquetas te limitan, pero al mismo tiempo, te dan seguridad y te ofrecen la oportunidad de encontrar una comunidad de personas que te comprende y que te puede ayudar a salir adelante. Georgia es un ejemplo de lo perdida que se siente una persona que se da cuenta de que está en los márgenes de la marginalidad. Sus dudas son completamente lógicas, así como su miedo a renunciar a disfrutar del amor romántico y el amor físico.

Al final, ese es el problema con el amor. Era muy fácil idealizar el romanticismo porque estaba por todas partes. Estaba en la música y en la televisión, o en las fotos filtradas de Instagram. Estaba en el aire, vivo y coleando, lleno de nuevas posibilidades. Estaba en las hojas caídas, en las desvencijadas puertas de madera, en el desgastado pavimento y en los campos de dientes de león. Estaba en el roce de manos, en las cartas garabateadas, en las sábanas arrugadas y en la hora dorada. En un suave bostezo, en las risas matinales, en los zapatos alineados junto a la puerta. En la mirada a través de una pista de baile. Podía verlo, todo el tiempo, a mi alrededor, pero, cuando me acercaba, descubría que no había nada ahí. Que era un espejismo.

No estoy muy familiarizada con estas identidades, por lo que este libro supuso un choque ideológico. Me costó mucho comprender la mentalidad de la protagonista, no porque esté mal explicado, sino porque son ideas que nunca me había planteado. ¿Cómo puedes desear estar físicamente con alguien, pero al mismo tiempo no considerar a nadie atractivo? ¿Cómo puedes adorar los fanfics, las novelas y las películas románticas, pero rechazar cualquier acercamiento amoroso? Y lo mismo con la diferencia entre la atracción romántica y la atracción física, porque hasta antes de leer la novela, creía que la única diferencia entre una pareja y un mejor amigo era la atracción física, pero ahora lo veo con otros ojos.  

Os he hablado mucho de Georgia, pero no es el único personaje importante, ni mucho menos. En la novela, la amistad tiene tanto peso como el amor. Jason y Pip son los mejores amigos de Georgia, su salvavidas cuando siente que su mundo se hunde. Ambos la acompañarán en su viaje de autoexploración y le darán todo su apoyo. Además de ellos dos, está Rooney es una chica vividora que comparte habitación con Georgia y que poco a poco entrará a formar parte del grupo. La relación de amistad de los cuatro está muy bien trabajada y es realista. Además, lo mejor de estos personajes es que no son satélites que orbitan alrededor de Georgia, sino que tienen su propia vida y preocupaciones. Apoyar a su amiga no significar darle la razón en todo, sino intentar comprenderla, ser sincero, resolver los conflictos hablando y dar sermones cuando es necesario. Pese a la complicidad que hay entre ellos, la universidad supone un cambio muy grande para todos, así que tienen sus rifirrafes y sus recriminaciones.

Me hubiera gustado que, además de los amigos, la familia tuviera mucho más peso. Los padres de Georgia solo aparecen en ocasiones contadas. Entiendo que la universidad esté lejos y que no estén muy unidos, porque la presionan mucho con su vida sentimental, pero tampoco se llevan mal, así que su falta de confianza no está justificada.  

En cuanto al tema de la diversidad, que es lo que realmente me llamaba la atención, todas las opiniones dan en el clavo: la autora trata muy bien a todas las identidades porque no se apoya en estereotipos y ese no es el único rasgo definitorio de los personajes. Estamos ante una novela en la que la diversidad no está ahí por moda ni es forzada. Además, de la protagonista, conoceremos a gente de todo tipo de orientación sexual porque, lógicamente, Georgia empieza a relacionarse con la comunidad LGTBI de su universidad.

Lo único que me ha chirriado un poco en este aspecto es que el entorno de Georgia es idealmente positivo. Excepto la incomprensión inicial de sus amigos y un comentario intolerante de fondo, todo el mundo la apoya: la comunidad LGTBI es muy positiva, sus amigos lo aceptan una vez ella se ha aceptado e incluso un miembro de su familia empatiza con ella. Es cierto que menciona que a sus padres y al resto de su familia es posible que les cueste aceptarla, pero no hay una escena de confrontación. El mundo real está lleno de gente intolerante y tozuda, que no acepta nada que rompa sus esquemas, y que rechazarían de frente y se burlarían de Georgia. Aun así, creo que es tarea de otra novela tratar los conflictos derivados de la intolerancia social, porque esta ya ha dado un primer paso en la visibilización de estas identidades. 

Por último, me gustaría comentar la ambientación. Toda la novela se desarrolla durante el primer año universitario de Georgia, en una universidad inglesa. Me fascina la complejidad y la extensión de la cultura universitaria en países como Inglaterra. Los campus son pequeñas ciudades aisladas, que suplen todas tus necesidades, tanto básicas como de ocio. Y no solo eso, sino que los alumnos tienen un gran sentimiento de comunidad: se dedica una primera semana a organizar eventos sociales, los alumnos organizan y participan en muchas asociaciones, tiene tradiciones como los "matrimonios universitarios"... No sé en las vuestras, pero mi universidad tiene: una librería, una farmacia, un centro médico, un parque, un gimnasio y un edificio de plazas muy limitadas para residencia. Oh, y un sistema nefasto de interconexión con la ciudad: los intérvalos de mayor frecuencia son de veinte minutos y no funciona ni de noche ni en fin de semana. Se organizan conferencias y charlas y hay alguna agrupación como el club de debate, pero poco más. Las clases son de entre 10 y 40 alumnos (aunque he ido a optativas en las que éramos dos personas) y el trato con los profesores es muy familiar. Nada que ver.

Por otra parte, me parece que la novela incide mucho en la parte social de la universidad y poco la parte académica. No sabemos nada de las clases de Georgia, no está estresada por los exámenes y solo menciona en un par de ocasiones que va a la biblioteca a estudiar. Es lógico que no se haga hincapié en estos aspectos más aburridos de la vida universitaria, pero si escribes una novela sobre los inicios de una chica en su etapa universitaria, me parece lógico que también se trate el aspecto académico. Incluso si solo te interesa tratar la parte social, en clase es inevitable establecer relaciones con varias personas y conocer gente, ni que sea porque se hacen muchos trabajos en grupo, pero Georgia no traba amistad con nadie en ninguna clase.

En conclusión, Sin amor es una novela necesaria que habla acerca de la presión social por encontrar pareja y explora identidades poco representadas en ficción como son el arromanticismo y la asexualidad. La trama sigue Georgia, una chica universitaria con la cabeza llena de ideas preconcebidas sobre el amor y que poco a poco descubrirá que quizás tenía la felicidad frente a los ojos y era incapaz de verla. Las relaciones de amistad están muy bien trabajadas, porque la obra te muestra que no todo es perfecto y que la gente, por mucho que se quiera, tiene sus más y sus menos. En general es una lectura muy ligera y entretenida, con buenas reflexiones y con personajes, tanto principales como secundarios, muy realistas, con los que puedes empatizar, y que te devolverán a la nostalgia de la época universitaria. 

Cosas que he aprendido:

  • Mucha información sobre la asexualidad y el arromanticismo
  • Las universidades inglesas son una locura y entre los alumnos hay un gran sentimiento de unidad universitaria
  • La diferencia entre la atracción física y la atracción romántica

Y ya para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:

PUNTUACIÓN...4/5!

Primeras Líneas...

sábado, 24 de febrero de 2024

Frases memorables: Juego de tronos

"No oblidis el que ets, perquè el món segur que no se n'oblidarà. Converteix-ho en la teva fortalesa, perquè així mai no serà la teva feblesa. Fes-ho servir com una armadura, i així ningú no et podrà ferir"

“Nunca olvides qué eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte.”

La cita de hoy es de Juego de tronos, de George R. R. Martin. Leí los libros hace varios años en catalán (por eso traigo la cita en ambos idiomas) y no quedé muy contenta con ellos. Este primero me gustó, pero no me pareció la maravilla de la que todos hablaban. Lo que más me decepcionó fue que tenía más características propias de la novela histórica que no de las novelas de fantasía. La trama no me pareció trepidante, había un exceso de personajes, ninguno de los giros me sorprendió y nada logró emocionarme. No todo es malo, porque tiene muchos diálogos, cosa que no me esperaba, y son muy naturales. Además, las relaciones entre personajes estaban construidas con maestría y el realismo era brutal. Por si os interesa, os dejo con el enlace a la reseña.

Como sabréis, en esta saga se habla de política largo y tendido (es casi de lo único de lo que hablan) y los personajes utilizan distintas estrategias de manipulación para alcanzar el poder. La cita es un consejo de Tyrion a Jon y nos habla de cómo aprovechar nuestras debilidades a nuestro favor. Ignorar nuestros puntos débiles, tanto consciente como inconscientemente, solo da poder a los demás. Hay que aceptar nuestras flaquezas como parte de nosotros mismos.

Si aprendes a reírte de ti mismo, las burlas dejarán de hacerte daño. G tiene un nombre que da pie a juegos de palabras, así que se aplicó el consejo de convertir tu debilidad en armadura. Por eso, se adelantó a todos los juegos de palabra posibles y los repite siempre que se presenta. Eso hizo que nadie se burlara de él, al contrario, admiraban su domino del lenguaje y de la comedia. En mi caso, soy una persona muy tímida y rara vez intervengo en las conversaciones por inseguridad. Soy débil, lenta, pequeña e insignificante, pero también reflexiva, así que las pocas veces en las que abro la boca, suelto verdades como puños sustentadas en argumentos sólidos o formulo preguntas punzantes de difícil respuesta.

En el mundo de la literatura, se me quedó grabada la estrategia de Ender de corear machaconamente los insultos que recibía su equipo hasta el punto de que las palabras perdían su significado. O el caso de Yarvi, en Medio rey, quien se esforzó en compensar su escasa fuerza (tiene una malformación en una mano) con inteligencia, por lo que nadie puede menospreciar su habilidad estratégica en batalla y su capacidad de liderazgo.

Me he abierto a vosotros, así que ahora es vuestro turno. ¿Cuáles son vuestras debilidades y cómo les hacéis frente? ¿Qué personajes conocéis que usen sus debilidades como armadura?

miércoles, 21 de febrero de 2024

El secreto de las hermanas Blackwood, de Ellen Marie Wiseman

Título: El secreto de las hermanas Blackwood
Título Original: The Life she was Given
Autor: Ellen Marie Wiseman
Editorial: Bóveda
Traducción: Mado Martínez, 
Edición: 1ª Edición: 2018
ISBN: 9788416691746
Tapa: Blanda
Nº de páginas: 447

Sinopsis:
Julio de 1931. Lilly (9 años) vive encerrada desde que nació en el desván de su casa, Blackwood Manor, una propiedad rural dedicada a la cría de caballos. Su madre le ha inculcado que es un monstruo, y que ese encierro es una manera de protegerla. La madre, que se dice temerosa de Dios, sólo le permite una ocupación: leer la Biblia. Una vez por semana Lilly recibe la visita de su padre, que, a escondidas, le ha enseñado a leer, le lleva libros y hasta le ha regalado un gatito. Durante un viaje del padre, una noche la madre saca a Lilly y la vende a un circo; al padre le dirá que se escapó y que no sabe dónde está. Lilly, aterrada, se siente culpable: debe de ser muy mala para que su madre la castigue así. El comprador, Merrick, ahora su tutor legal, le repite que a partir de ahora su casa es el circo y que no le servirá de nada intentar escaparse: la gente, espantada al verla, la matará. Entre maltratos continuos, la deja al cuidado de su amante, Glory, la única compañía afectuosa de Lilly durante el durísimo proceso de doma a que la somete Merrick, que la destina a la sección de los fenómenos. Cada vez que Lilly se rebela, amenaza con llevarla a otra sección donde las mujeres se desnudan para los hombres, o a otra peor: el burdel.

Opinión:

No me gustan las sagas familiares, esas novelas en las que se entrelazan las historias, ambientadas en distintos años, de varios miembros de una misma familia. Por motivos que desconozco, la tendencia es que todos los personajes sean mujeres, y que las que son más cercanas a nosotros en el tiempo investiguen las trágicas vidas de sus antepasadas. En su momento, me gustó mucho El jardín olvidado, de Kate Morton, pero tengo pendiente releerlo algún día, porque no estoy segura de si en la actualidad me gustaría.

Mi problema con estas historias es que me sobran tramas, en concreto, la del presente. Mientras que en la trama del pasado se desarrolla bien al personaje principal y hay drama, la del presente está protagonizada por un personaje que orbita alrededor de sus antepasados, no suele tener personalidad ni motivaciones propias más allá de descubrir sus orígenes y la investigación no es interesante porque ya estás leyendo la historia del pasado. Este libro, no solo se ajusta a esta descripción, sino que la trama del pasado es insulsa y en la del presente no hay investigación.

En mi cabeza, la premisa de este libro era muy distinta. Creía que esta historia iba a estar ambientada en el presente y que la protagonista iba a descubrir que su hermana (que posiblemente acababa de morir) guardaba muchos secretos que se remontaban a diez o veinte años atrás, y que estos tenían que ver con el maltrato. No sé, a veces, mi cabeza cortocircuita y, a falta de historias, se inventa las suyas, porque nada que ver. Aunque tampoco tengo toda la culpa porque, para empezar, en la sinopsis solo se nos menciona a una de las protagonistas, Lilly, e ignora por completo a Julia.

De Lilly tengo poco que decir, porque la sinopsis lo cuenta básicamente todo; eso es la mitad de la novela. Es muy difícil hacer spoiler de esta novela porque no hay ningún misterio ni tensión, sino que vamos siguiendo la vida de Lilly en el circo, que es un circo cualquiera de los años treinta, así que no tiene nada de peculiar. Sobre Lilly, podría añadir que a veces es demasiado impulsiva e insensata, pero eso se debe a su juventud. Podría añadir que tiene una gran afinidad con los animales y que en el circo traba amistad con un chico, y con eso os he contado casi toda la novela. 

Entre las cosas que no me han gustado de Lilly, está el hecho de que, pese a haber permanecido 9 años encerrada en una habitación, no hay un gran choque cuando sale al exterior; y eso que ese podría ser el tema central de la obra. En segundo lugar, su habilidad con los animales no tiene ninguna justificación y parece cosa de magia: no ha estudiado cómo tratarlos y todos, sin importar la especie, la obedecen enseguida. 

Como os decía, la trama es bastante insustancial y a mí me ha aburrido soberanamente. Cuando descubrí (al principio) cuál era su enfermedad y que iba a vivir en un circo de fenómenos, sentí interés, pero este decayó enseguida: en el circo están acostumbrados a la gente extraña, así que ignoran su enfermedad y tratan a Lilly como a una persona normal, cuando lo verdaderamente interesante hubiera sido ver cómo Lilly tenía que enfrentarse al rechazo de la sociedad y sobreponerse a él.

En cuanto al circo, no lo vemos con demasiada profundidad. Hay una sola escena del espectáculo de fenómenos, que solo sirve para ver cómo la gente corriente les trataba mal. Se menciona que hay mujeres que ejercen de prostitutas, pero no se especifica si tienen voz ni voto ni en qué condiciones trabajan. Los patrones del circo son arrogantes y desprecian a sus trabajadores, pero su crueldad parece reservada a Lilly, porque no vemos que traten mal a ningún otro trabajador, solo a Gloria, y en su caso es porque su pareja es un maltratador, y lo sería aunque no estuviera en el circo. 

Por supuesto, hay maltrato animal, pero nada demasiado exagerado, porque son parte central del espectáculo y les conviene que estén en buenas condiciones. Se menciona que alguna vez no les dan suficiente agua o les ponen pintura dañina para su piel y por supuesto, usan técnicas agresivas para domarlos, pero era lo propio de los circos de la época, y no se hace suficiente hincapié en todo ello como para ser algo más que una crítica banal. A eso hay que sumarle que no tenemos una visión general, sino centrada en los elefantes, así que parece que solo les maltratan a ellos. Sí que es cierto que el final es bastante salvaje, pero como la novela no construye bien la relación con los elefantes, solo me pareció desagradable.

Y pese a mis quejas, esta es la trama buena. La historia de Lilly, en 1931, se alterna con la de Julia, en 1950. Julia es una joven de 18 años que, a la muerte de su madre, hereda la granja de caballos familiar y la mansión Blackwood, un sitio del que huyó hace un par de años debido al mal ambiente que reinaba en la casa. Me gustan los caserones abandonados y me apetecía descubrir junto a Julia los misterios que esconde la casa, pero lo cierto es que Julia no investiga demasiado (solo rebusca entre los papeles de su padre y descubre el ático). Claude, el encargado de los caballos, ha trabajado todo su vida con la familia Blackwood, así que después de preguntarle un par de veces, Julia obtiene respuestas.

La parte de Julia podría no existir y la novela no cambiaría un ápice porque no tiene una trama y no la conocemos como persona. No hay ninguna tensión ni misterio porque, aunque ella hace sus elucubraciones sobre lo sucedido, nosotros, que seguimos la historia de Lilly, sabemos la verdad, y tampoco es tan terrible. La sinopsis y la propia Julia hacen mucho hincapié en la casa y en la familia Blackwood, en especial la madre, pero Lilly abandona la casa y a su madre al principio de la novela y no conocemos la infancia de Julia allí ni vemos interacciones con su madre que nos muestren cuan terrible era. 

En cuanto al negocio de los caballos, Julia, que no había visto uno en su vida, de repente siente fascinación por ellos y una pasión arrebatadora por todo cuanto les concierne, cosa que no está nada justificada. Pese a no tener ni idea del negocio, empieza a tomar decisiones que son positivas para el bienestar de los caballos, pero que no son sostenibles a largo plazo si quiere evitar la quiebra. Entiendo que ha heredado mucho dinero, pero no tanto como para mantener a los caballos sin ganar un centavo, que es lo que decide hacer. La autora lleva demasiado al extremo lo de tratar bien a los animales y no tiene en cuenta las consecuencias de las acciones de sus personajes.

Por último, me gustaría comentar que la edición deja mucho que desear porque hay muchos errores ortográficos frutos de la falta de revisión, así como guiones de diálogo que no están donde toca. Cuando una editorial ahorra en corrección, se nota.

ZONA SPOILER (subrayar para leer)

Hay varias cosas más que me han molestado de esta lectura, más allá de lo ya comentado.

1. El principal giro de guion se sustenta en un engaño narrativo. El título nos habla de las hermanas Blackwood y cuando empieza a descubrir cosas de Lilly, Julia enseguida imagina que era hermana suya. A mí eso me chirriaba desde el capítulo dos, cuando te dicen el año y la edad de Julia: la diferencia de edad es demasiado grande como para que la madre de Lilly sea también madre de Julia. No es imposible, pero sí difícil de creer, y más cuando te enteras más adelante de que la mujer sufrió ocho abortos antes de que naciera Lilly.

2. El romance de Julia con el veterinario no tiene ni pies ni cabeza. A lo largo de la novela, tienen cuatro o cinco escenas juntos, ninguna de ellas romántica y en ningún momento Julia piensa que él sea atractivo o que le atraiga, pero en la última página se besan y empiezan a salir juntos. Y eso no es todo, porque resulta que ella tiene dieciocho y él está en la treintena. No tengo ningún problema con este tipo de relaciones, pero entre ellos hay una diferencia de edad de unos quince años. Acepto este tipo de relaciones, siempre y cuando se trate, pero es que aquí no es que no sea un impedimento, sino que no lo mencionan. Yo lo sé porque me fijé en sus edades, pero no vuelven a mencionarlo.

3. El plan de Lilly de huir del circo con un elefante es absurdo. Entiendo que tiene 16 años, que es impulsiva, que no dispone de tiempo y que se ha dejado llevar por la gravedad de la situación, pero es que incluso así, no sé cómo esperaba que saliera bien.

4. Que la mansión Blackwood arda hasta los cimientos es un final cobarde. Para empezar, el incendio accidental es absurdo. Cualquiera que ha vivido en el campo y tiene experiencia quemando ramas, que es el caso de Julia, conoce las reglas básicas de seguridad. Además, ella está despistada, sí, pero de cara al fuego, por lo que, por muy seca que esté la madera, un incendio no avanza a tal velocidad. Y ya es casualidad que el extintor no funcione. En segundo lugar, la mansión se incendia una vez ella ha descubierto todo lo sucedido (no gracias a su investigación, sino porque se lo cuenta Claude), por lo que ya no tiene que convivir con los recuerdos y secretos que encierra la casa ni ahondar en el pasado de sus padres, sino que puede empezar de cero. Si se mereciera ese respiro y provocara el incendio a propósito, no hubiera estado tan mal, pero no es el caso.

5. Hay cabos que quedan sueltos. Pese a que Julia descubre el nombre de su padre, de quien no sabe nada más, en ningún momento se plantea investigar si aún sigue vivo ni qué fue de él.

FIN SPOILERS

No frecuento el género de las sagas familiares porque no me gusta, pero más allá de mis intereses personales, hay razones subjetivas por las que esta no es una buena novela. La trama del pasado lejano no incide suficiente en la crítica a los circos de monstruos ni en la vida de los artistas ni de en el maltrato animal, mientras que la trama del pasado más cercano carece de interés porque Julia es un personaje atado a su antepasada, sin personalidad propia, y porque no lleva a cabo una verdadera investigación de sus raíces. El personaje de Lilly está más trabajado, pero aun así, presenta algunas lagunas y no la vemos pasar por tantos apuros como para que su historia nos conmueva, a excepción del dramatismo del final. No vamos a negar que la obra es entretenida, de no ser así la hubiera abandonado, pero a medida que avanzaba me sentía más estafada porque no me ofrecía la profundidad ni los temas, como el de la familia, que vendía la premisa. A no ser que os interese mucho el mundo circense, yo lo dejaría pasar.

Cosas que he aprendido...

  • Enfermedades como la de Lilly, en los años 30, te convertían en un monstruo a ojos del mundo.
  • Para que una yegua de raza críe más, dan a sus crías a yeguas nodrizas.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:


PUNTUACIÓN...2/5

Primeras Líneas...

domingo, 18 de febrero de 2024

Viñeta del lector 117#

Los jóvenes, ávidos de conocimientos y experiencias, leen para descubrir mundo, mientras que los ancianos, agotados por el peso de sus vivencias, leen para conseguir unas horas de olvido, para dejar atrás una realidad reumáticaCuando eres joven, envidias el conocimiento de los adultos, así que tratas de adquirirlo para ser uno de ellos cuanto antes. Aunque hayan subido los precios, la lectura sigue siendo una fuente barata de conocimiento, porque nos permite conocer otras culturas, viajar a otros países y entender la perspectiva de otras personas, y todo sin movernos del sillón de casa. Yo he aprendido casi más sobre la vida gracias a los libros que gracias a la experiencia real.

En mi caso, me gusta leer para comprender mejor el mundo en el que vivo y, de ese modo, ir mejorando como persona. Entiendo que al estar en la vejez la lectura no tenga ya el mismo atractivo. No solo has acumulado ya tantos conocimientos a lo largo de una vida que las historias deben parecerte iteraciones unas de otras, sino que tu cerebro ha perdido capacidad de adaptación y cada vez te resulta más difícil aceptar ideas que chocan frontalmente con tus principios.

Aun así, hay que tener en cuenta que las máximas universales escasean y que son pocas las ocasiones en las que podemos afirmar algo categóricamente. Hay octogenarios a los que no les frena nadie, que siguen viajando y leyendo, que nunca pierden el anhelo de aprender y que seguirán formándose hasta que les quede un hálito de vida. Por contra, para muchos jóvenes, la lectura es un refugio que les permite huir de un entorno que les constriñe y les ayuda a olvidar una realidad que desprecian.

El hecho de leer para aprender o para olvidar creo que depende mucho del contexto que te rodea y no tanto de la etapa vital en la que te encuentras. Cuando era más joven (nos hacemos adultos en el que dejamos de decir "cuando era más pequeña"), leía para olvidar que no encajaba, pero al mismo tiempo, lo hacía para aprender, aunque no activamente: para los jóvenes, todo es nuevo. Ahora estoy en un buen momento de mi vida, en el que no hay dramas ni complicaciones, por lo que, aunque a veces leo para relajarme y olvidarme del mundo, sobre todo leo para seguir buscándome a mí misma y entender mejor a los demás.

¿Y vosotros? ¿Hacia dónde se inclina vuestra balanza? ¿Leéis para aprender o para olvidar?

jueves, 15 de febrero de 2024

El mundo necesita a Delirium, de Rosa Gil

ISBN: 978-84-18945-22-9
Publicación: 14/04/2022
Páginas: 264
Título: El mundo necesita a Delirium
Autor: Rosa Gil
Editorial: Contraluz
Tapa Blanda

Sinopsis:
Una nueva superheroína sobrevuela la ciudad. Sí, es Delirium, con sus mallas de saldo y sus volares erráticos recorre los tejados de Madrid en busca de su superenemigo: Redpunzel, un villano despiadado de pelirrojo melenón que no parece compadecerse de nadie y demuestra especial inquina a los museos en general y a las obras maestras de arte en particular. En tiempos convulsos, en que el mal acecha, sin duda el mundo necesita a Delirium. Solo ella puede salvar a la ciudad de los arrebatos de ira de Redpunzel pero... ¿podrá salvarse a sí misma? Porque, cuando cuelga las mallas, sus superpoderes se apagan y ella vuelve a ser una persona normal, Delirium se convierte en Lola, una mujer al borde de los treinta con un serio problema con el alcohol y una vida bastante desastrosa, que ha perdido por el camino a su novio, su empleo, su vida, incluso a su madre, y a quien solo le queda su amiga de toda la vida, Leti. El mundo necesita a Delirium es una novela descacharrante que, como todo superhéroe con un superpoder, una trama incisiva y profunda sobre la amistad, el poder, la dependencia y la familia.

Opinión:
Impresión: Entretenido

La gente tiende a menospreciar las novelas de humor, como si el hecho de que una novela sea desenfadada estuviera reñido con tratar temas serios. La premisa de esta novela es disparatada e irreverente: Lola es una superheroína cuyos poderes provienen del alcohol y cada bebida le da un poder distinto. El hecho es que, quizás, tener la habilidad de volar cuando a penas puedes sostenerte en pie, no lleve a buen puerto. Y ya no digamos tener rayos láser en los ojos o telequinesis. El resultado es que Delirium dispara hacia donde no toca, olvida donde está la puerta y atraviesa paredes, confunde secuestradores con rehenes y tropieza en dos de cada tres pasos. Pero todos la quieren porque, a su manera, siempre termina salvando el día. Hasta que aparece un nuevo superhéroe borracho en la ciudad que no le podrá las cosas nada fáciles. 

El argumento es simplón, pero funciona. Te ríes con la torpeza de Lola y con las embarazosas situaciones que provoca su estado. Hay acción y escenas tensas, como en cualquier historia de superhéroes, donde el Bien se enfrenta al Mal, pero la obra se inclina por la caricatura y el ridículo de las acciones de los personajes resta toda epicidad a cualquier momento. 

Puede leerse simplemente como eso, una novela entretenida con la que echarse unas risas, pero su valor se encuentra en conjugar el tono distendido con reflexiones más serias y es que Lola es una alcohólica y ya lo era antes de adquirir sus poderes. 

Toda la novela es una gran alegoría del alcoholismo. Al beber, puede que te sientas omnipotente, como si tuvieras superpoderes, y que todo el mundo te admira, pero lo cierto es que la reseca es inevitable y con ella te das cuenta de que los demás solo se reían de ti. Es verdad que al principio parece que en la novela el alcohol es positivo, porque te da poderes, pero no te presentan a Lola como un ejemplo a seguir, y eso que es la superheroína, sino que cada vez bebe más, se encierra en su propio mundo y aquello que hacía por diversión se convierte en una obsesión. Acompañaremos a Lola en su descenso a los infiernos y veremos cómo el alcohol va consumiendo todo lo bueno en su vida.

Lo único que le queda es su mejor amiga Leti, la narradora de la historia. Pese a tener a un personaje tan potente como Lola en escena, la protagonista es ni más ni menos, que Leti, la mejor amiga de Lola, que está narrando esta historia en pasado a un interlocutor desconocido. Leti conoce todo el tema de los superpoderes de su amiga (incluso lleva su perfil en redes sociales) y también sus problemas con la bebida. Es muy vivaracha, le gusta salir de bares con Lola, tiene tendencia a llevarse cosas que no son suyas, trabaja en una editorial de textos cristianos, siempre quiso ayudar a la gente y tiene una relación complicada con sus padres.

En un principio, puede parecer que el enfoque no es el adecuado, que Leti debería conformarse con ser un personaje secundario, pero poco a poco nos iremos adentrando en su psicología y nos daremos cuenta de que no todo es tan simple como parece. Además, como Lola es tanto el motor de la trama como el foco de los dilemas de Leti, no queda relegada a un segundo plano.

La dinámica entre ambas está muy bien llevada. Su relación cumple con el estereotipo de mejores amigas (abandonan lo que sea que estén haciendo para ayudar a la otra, se prestan dinero, tienen aficiones compartidas, hablan de sus romances, tienen bromas recurrentes...), pero al mismo tiempo te muestra las grietas en este estereotipo: ¿hasta qué punto es una relación equilibrada? ¿Hasta qué punto se lo cuentan todo? ¿Nunca les molesta la actitud de la otra? ¿Puede que sea una relación de dependencia? La novela reflexiona mucho sobre una amistad que cada vez se muestra más tóxica, en gran medida, debido al alcoholismo de Lola, pero también por la falta de comunicación. Al principio, Lola es el personaje que parece más negativo, tanto por sus actos impulsivos como por su adicción, pero poco a poco veremos cómo Leti también tiene su parte de culpa. 

Todo el tema del alcoholismo está muy bien tratado. La novela te muestra cómo el alcohol te va transformando en una persona cada vez más amargada, cómo te consume y cómo destruye todas las relaciones positivas con tu entorno. Ejemplo de ello es que por culpa de la bebida terminó la relación de Lola con su novio (por una vez, no hay romance) y se distanció de su madre. La relación entre Leti y la madre de Lola es estrecha, pero me hubiera gustado que tuviera más presencia, porque te muestran que ya se ha rendido con su hija.

Por supuesto, también trata la desintoxicación, la importancia de los grupos de apoyo y también de los centros de rehabilitación, aunque me hubiera gustado que se profundizara un poco más en esto último. Por suerte, Lola no se cura con el poder de la amistad, ni mucho menos: aunque el apoyo de tus seres queridos es importante, la asistencia profesional y la fuerza de voluntad son vitales.

Pasando a hablar un poco sobre la parte fantástica, he de decir que me gusta que el origen de los poderes sea algo tan regional como la queimada, porque eso hace que los personajes están más ligados al territorio. Este libro es producto nacional y no trata de ocultarlo (aunque algunos crímenes, como el robo de un banco, me parecieron improbables). El desparpajo de las protagonistas y el lenguaje que usan es muy característico de España, así como la cultura de ir de bares. Además, aunque las descripciones son escuetas, las persecuciones y los casos en los que se entromete Lola suceden por todo Madrid. 

El tema de adquirir poderes mediante el alcohol ofrece muchas posibilidades, porque el hecho de combinar distintas bebidas o variar las cantidades hace que los resultados sean distintos. Por desgracia, no se profundiza mucho en ello. Lola y Leti han experimentado con gran variedad de bebidas, así que saben qué efecto produce cada una, pero tampoco han hecho una investigación a fondo y no han explorado todas las opciones. Como resultado, las batallas, que podrían ser espectaculares, carecen de estrategia (Leti, la sobria del dúo, podría ser la cabeza pensante), pero en parte es lógico, porque la novela no pretende mostrar cómo el alcohol te lleva a ser un héroe, al contrario, te convierte en alguien patético.

Hay un par de cosas de la trama que no me han convencido. La primera es lo poco realista que es la actuación por parte de la policía, del gobierno y de la comunidad científica internacional. No es solo que Delirium intervenga en casos que puede manejar la policía, sino que nadie hace ningún intento por atraparla, pese a que los daños materiales que causa son cuantiosos. Ni Lola ni Leti son especialmente cuidadosas ocultando su identidad, por lo que seguirlas y capturarlas no sería muy difícil. Tampoco te muestran las repercusiones internacionales (solo a nivel nacional, y solo que Delirium tiene muchos fans) ni que la comunidad científica tenga ningún interés en investigar el fenómeno. Se podría justificar diciendo que creen que es un montaje, pero las intervenciones de Delirium son demasiado espectaculares como para parecerlo.

Por otra parte, me hubiera gustado que la relación entre Delirium y el villano fuera más estrecha, que sus encuentros no sirvieran solo para retratar el patetismo de Lola, sino también su declive, pero solo hay una escena que lo refleje. Conocemos tan poco al villano que se convierte en una caricatura y el giro final relacionado tiene como única finalidad sorprender al lector, porque no está relacionado con los temas centrales de la novela y obliga a introducir a un nuevo personaje en el último tercio, que pese a su importancia, no se desarrolla en absoluto. La novela es corta y se lee con mucha facilidad, pero también es verdad que algunas escenas, sobre todo las relacionadas con la investigación de la identidad del villano, eran insustanciales y solo servían para rellenar.

El final es el que uno esperaría ante esta novela, pero me ha sorprendido con su mensaje, porque no es una novela que satanice el alcohol, ni mucho menos, sino que te da a entender que hay que beber con moderación y autocontrol; el alcohol solo es negativo si se convierte en una adicción.

En conclusión, estamos ante una novela muy divertida y entretenida que nace de una premisa esperpéntica y original. Esta sátira a las aventuras de superhéroes no solo ofrece batallas patéticas y malos malísimos, sino que reflexiona sobre los límites de la amistad y construye una metáfora sobre los efectos del alcoholismo en la vida de una persona y de las que la rodean. El tono es desenfadado y la novela se lee en un suspiro, aunque algunas escenas sean superfluas. Ambas protagonistas están muy bien trabajadas y tanto su relación de amistad como el mensaje final sobre el alcoholismo terminan siendo positivos.

Cosas que he aprendido:

  • Las mejoras amigas están ahí para hablar de todo.
  • El alcohol es bueno con moderación

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3'5/5!


Primeras Líneas...

lunes, 12 de febrero de 2024

Frases memorables: Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja

«—Al contrario —aclaró Callie—, he disfrutado de cada segundo. Puede que no vuelva a beber whisky ni a fumar, pero siempre me sentiré orgullosa de haberlo hecho. No atreverte a vivir una aventura es peor que haber tenido una experiencia decepcionante.»

Ya sabéis que no leo novela romántica, y mucho menos histórica, pero creo necesario darle una oportunidad al género de vez en cuando. Hace un tiempo leí Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja, de Sara MacLean y bueno, me sirvió para reafirmarme en mi rechazo por este género. La premisa inicial era interesante: Calpurnia decide olvidarse de su reputación y hacer todo eso lo que las normas sociales no le permiten, así que elabora una lista de aventuras y cosas que quiere experimentar. No está mal, porque lucha contra las normas impuestas por la sociedad de formas creíble, es decir, sin excederse de los límites ni parecer una mujer moderna que ha viajado en el tiempo, pero falta desarrollo en general, tanto por parte de la ambientación como de los secundarios. Además, en lo referente al romance, no vi química ni sé qué ven el uno en el otro, aunque puede que solo sea cosa mía y que a vosotros os guste; la novela es bastante popular. Por si queréis conocer mis argumentos con más profundidad, os dejo con mi reseña en el blog.

La cita resume a la perfección la lección que aprende la protagonista. Pese a que se lleva muchas decepciones, no se arrepiente de ninguna de las acciones alocadas que emprende. Me cuesta aplicarme el cuento, porque soy muy conformista y bastante cobarde, pero creo que es preferible atreverse a quedarse con las ganas. Si nunca nos lanzamos, seguiremos anhelando algo que quizás no merece tanto nuestra atención. Al conseguirlo, lo más probable es que nos llevemos una decepción porque tendemos a idealizar las cosas, pero como mínimo nos sentiremos orgullosos por haber tenido el valor de intentarlo.

Eso me pasa mucho con la comida. Soy muy tiquismiquis, pero poco me estoy abriendo a probar nuevas cosas y ahora ya acepto muchos alimentos a los que antes ni me acercaba. ¿Os podéis creer que cuando era pequeña no me gusta ni la pizza?

Este afán experimentador es la razón por la que, de tanto en tanto, leo clásicos o salgo de mi zona de confort con las lecturas. Normalmente, me llevo una decepción, como fue el caso con esta novela, pero cada vez que lo intento me acostumbro más a las formas del género y comprendo mejor por qué a otros les gusta.

Y eso es todo por hoy. ¿Qué os hace sentir orgullosos de haberos atrevido a probar? ¿Qué habéis probado y os ha decepcionado?

jueves, 8 de febrero de 2024

Almendra, de Won-Pyung Sohn

Publicación: 3 marzo 2020
Presentación: Rústica sin solapas con sobrecubierta
Traductora: Sunme Yoon
Formato: 14 x 21.5 cm
ISBN: 978-84-9998-791-0
Páginas: 256
Título: Almendra
Autora: Won-Pyung Sohn
Editorial: Editorial Planeta
Título original: Almond

Sinopsis:
Yunjae tiene dieciséis años, está en la edad de las emociones desbordadas, el amor y la rabia. Pero las amígdalas de su cerebro son pequeñas, más pequeñas que una almendra y, como consecuencia, Yunjae es incapaz de sentir nada. 
Educado por su madre y su abuela, aprende a identificar las emociones de los demás y a fingir estados de ánimo para no destacar en un mundo que pronto lo tachará de extraño. «Si tu interlocutor llora, tú entrecierra los ojos, baja la cabeza y dale una suave palmada en la espalda», le dice su madre. Así construye una aparente normalidad que se hace trizas el día en que un psicópata ataca a ambas mujeres en la calle. Desde entonces, Yunjae debe aprender a vivir solo, sin deseo de derramar una lágrima, sin tristeza ni miedo ni felicidad.
A Yunjae le tienden la mano personas improbables: un antiguo amigo de su madre, una chica capaz de romper certezas e incluso un abusón con más afinidad de la esperada. Los tres quebrarán la soledad del protagonista de Almendra.

Opinión:

A veces, la novedad nos ciega. La primera vez que leemos u oímos hablar de algo que rompe por completo nuestros esquemas puede deslumbrarnos hasta el punto de no ser capaces de ver más allá de la superficie. Esto suele pasarme a menudo, porque voy en busca y captura de novelas con conceptos originales, y siempre es G quien me abre los ojos y me obliga a reflexionar sobre si esos conceptos están bien desarrollados y si tienen más finalidad que la de sorprender.

Como os debe pasar a la mayoría de vosotros, no había oído hablar de la alexitimia en ningún momento de mi vida. La alexitimia es una enfermedad neurológica que, entre otras cosas, te impide identificar las emociones propias o ajenas. Las personas con alexitimia no son conscientes de que las emociones suelen ir acompañadas de unos determinados síntomas fisiológicos. Por ejemplo, no saben que llorar implica tristeza o que elevar el tono de voz significa enfado. Puedes explicárselo, como hace la madre de nuestro protagonista, pero solo podrás lograr que memoricen una larga lista de acción-reacción, sin que lleguen a entenderla o aplicarla de forma natural. Suelen ser personas bastante inexpresivas, que toman decisiones basadas en los aspectos racionales, sin tener en cuenta los aspectos emocionales. Por ejemplo, ante el dilema moral de desviar un tren para salvar a tu madre a cambio del sacrificio de diez personas, la gente con esta enfermedad no dudaría en salvar a la mayor cantidad de gente posible.  

Esta actitud frente a la vida, por supuesto, causa muchos problemas de socialización, puesto que la mitad del acto comunicativo se basa en la información no verbal: gestos, expresiones y tonos. La gente con esta enfermedad no es capaz de detectar dobles sentidos, el sarcasmo o la ironía, pero tampoco de mentir.

La novela, en primera persona, empieza con el protagonista, Yunjae explicándonos las dificultades que tiene para relacionarse con el mundo y cómo tanto su madre como su abuela han sido claves para aprender cómo interactuar con el resto. Más allá de ciertas convenciones sociales (saludar al llegar a un sitio, dar conversación para no quedar en silencio u ofrecer algo de beber a los invitados), que dependen mucho de cada cultura y de la época (G, por ejemplo, las evita siempre que le resulta posible), hay toda una serie de ademanes que hacemos de forma inconsciente (sonreír cuando te encuentras con alguien, bajar la mirada cuando nos sentimos culpables, asentir cuando otro habla, fruncir el ceño para mostrar sorpresa...). Soy una persona muy expresiva y muy consciente de las sutilezas del lenguaje, así que leer sobre alguien completamente incapaz de descifrar el código no verbal me parece fascinante. He leído novelas sobre el autismo, pero esto va un paso más allá en lo que respecta a los problemas comunicativos. 

Me han parecido muy interesantes las distintas técnicas que utiliza Yunjae para relacionarse de forma "normal" con el mundo, así como su reacción indiferente ante cosas como el acoso. Cuando te acosan, lo que más duele es el daño psicológico y, en su caso, como no le afecta nada de lo que le dicen, la dinámica con su acosador resulta muy distinta de lo que viene ser habitual. Más allá de esa indiferencia resultado de su enfermedad, Yunjae no posee ningún talento especial que compense sus carencias, un tópico en estas historias.

La obra es muy entretenida y explica bastante bien lo que supone vivir con esta enfermedad, pero se nota que no es autobiográfica, porque no he sentido que la narración, en primera persona, se correspondiera con alguien que tiene este síndrome. La actitud y las acciones del protagonista sí que son adecuados, así como las dudas respecto al mundo que se plantea interiormente, el problema es lenguaje que utiliza y las cosas en las que se centra la narración. Es la primera vez que leo sobre algo así y no conozco a nadie que padezca esta enfermedad, por lo que puede que sea solo mi impresión, pero me gustaría mucho conocer la opinión que le merece este libro a alguien con alexitimia.

En general está bien expuesto todo lo relativo a la enfermedad, pero han quedado algunas lagunas por rellenar. Como mínimo, debería haber terminado esta lectura entendiendo a la perfección esta enfermedad, pero no es así. ¿Cómo puede alguien sentir dolor físico y no relacionar el origen de ese dolor? ¿Esta enfermedad implica no tener sentimientos o no saber expresarlos? ¿Cómo puede resultarte indiferente la muerte de un ser querido? Habla de todos estos asuntos, pero no con la profundidad necesaria, ni tampoco explica si en algunas personas los síntomas son más acusados que en otras. 

Me gustan las novelas de trama, pero esta necesitaba ser costumbrista. En parte lo es, porque no hay mucha acción, pero toda la que hay es completamente innecesaria. En lugar de la historia de cómo un chico con esta enfermedad se enfrenta al mundo, resulta que, como esto no es drama suficiente, al principio su abuela y su madre, sus únicos soportes, son víctimas de un tiroteo y la abuela muere y la madre queda en coma, así que él debe sobrevivir por su cuenta yendo a clase y encargándose del negocio familiar. Tenemos también una trama con Goni, que es un acosador (bien, lógicamente el protagonista es el blanco perfecto), pero cobra tanta importancia que eclipsa a Yunjae. Y ya tirando al final, tenemos una trama romántica (?) con una chica que no conocemos demasiado bien.

Entiendo que todas estas subtramas permiten explorar distintas facetas de la psicología del protagonista, en concreto, sentimientos tan extremos como el amor o el odio, pero cobran una relevancia excesiva, hasta el punto de que Goni casi se convierte en coprotagonista. La relación entre él y el protagonista es muy interesante por cómo evoluciona el personaje y lo trascendentes que resultan sus conversaciones. Se profundiza mucho en el personaje y comprendemos por qué actúa de la forma en que lo hace. El caso de la chica es muy distinto, porque aparece en el último tercio, solo sabemos que le gusta correr y no tiene ningún lazo verdadero con el protagonista.

La trama se mueve a partir de casualidades que se encadenan una detrás de la otra, cosa que es especialmente notoria al final, para mí, la peor parte de la obra. No solo se atropella un suceso detrás de otro, sino que me ha parecido un despropósito por lo idealista que resulta. Es un final bastante positivo, pero poco realista.

En resumen, Almendra es una novela muy interesante que explora una enfermedad muy desconocida, la alexitimia, la incapacidad de comunicar o comprender los sentimientos. La narración, en primera persona, es ligera y toda la obra resulta muy entretenida. Algunos de los secundarios están tan trabajados como el protagonista, pero eso, en parte, va en detrimento de la obra, porque no permite profundizar suficiente en el tema central. La trama es lo más flojo, porque se mueve a partir de casualidades que derivan en un final demasiado idealista. La recomiendo para conocer más a fondo esta enfermedad y porque te hace reflexionar sobre cómo expresamos nuestros sentimientos y entendemos los de los demás.

Cosas que he aprendido:

  • Qué es la enfermedad de la alexitimia
  • Comprender mejor la complejidad de la comunicación no verbal
  • Cómo ve el mundo una persona incapaz de comunicar sus sentimientos ni entender los de los demás.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...2'5/5!


Primeras Líneas...