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miércoles, 21 de junio de 2023
Descanso del personal
martes, 20 de junio de 2023
Saga La primera ley, Libro IV: La mejor venganza, de Joe Abercrombie
ISBN: 978-84-9181-067-4
Formato: Tapa dura
Páginas: 928
Título: La mejor venganza
Autor: Joe Abercrombie
Traductor: Javier Martín Lalanda
Año: 2014 (original, 2006)
Sinopsis:
La guerra puede ser un infierno, pero para Monza Murcatto, la Serpiente de Talins, a sueldo del duque Orso, también es una forma excelente de hacer dinero. Sus victorias la han hecho muy popular ¿quizá demasiado para el gusto de Orso. Traicionada y dada por muerta, la recompensa de Murcatto es un cuerpo desfigurado y una sed de venganza que no se detendrá ante nada.
Opinión:
Impresión: Pesimista
Tras mi lectura de La primera ley, tuve claro que quería seguir leyendo a Abercrombie. Es un autor que sabe escribir, dotar de voz propia a sus personajes y que, sobre todo, tiene cosas que decir. En la línea de las anteriores, esperaba una historia oscura, con muerte y violencia. Pese a ello, no estaba preparada para lo que he encontrado en esta historia. Si la crudeza de este libro es la vara de medir, dudo que nadie le arrebate el título de Lord Grimdark a este autor en mucho tiempo.
"El buen humor que reinaba en la estancia desapareció tan deprisa como la sangre que se pierde por una cuchillada en la garganta"
El libro tiene un primer capítulo de diez, donde se sientan las bases del resto de la novela. Monza Murcatto y su hermano Benna, generales de Orso, se reúnen con este para celebrar su última victoria. Entonces Orso, receloso del éxito de ambos jóvenes, ordena a los otros seis presentes en la reunión que maten a los hermanos. Benna muere, pero Monza sobrevive, pese a quedar tullida de por vida, por lo que, a partir de este punto, recorrerá Styria junto a un grupo variopinto con el objetivo de calmar su sed de venganza.
"La lealtad en un mercenario es como la armadura en un nadador"
A resueltas de esta premisa, la trama sigue una estructura muy lineal: Monza y su grupo se asientan en una ciudad, idean un plan de ataque, lo llevan a cabo y pasan al siguiente objetivo, metiéndose en una espiral de venganza que les llevará a perder cada vez un poco más de sí mismos. Las tramas de Abercrombie no brillan por su complejidad, sino que son más instrumentales, el detonante que obliga a evolucionar sus personajes, cosa que le permite profundizar en ellos. Eso hace que en los momentos de más acción se pierda el interés, pues las situaciones se resuelven de forma previsible, ya que a partir de determinado momento la obra se siente repetitiva. Eso sí: todo está muy bien hilado, como las muertes con la presentación del personaje en cuestión.
"Rogont la había obligado a vestirse según su propia versión, por otra parte, demasiado ingenua, de lo que debía ser la diosa de la guerra: una desafortunada mezcolanza de acero deslumbrante y encaje de seda que ofrecía la comodidad de una armadura de cuerpo completo y la protección de un camisón"
En cambio, las escenas más pausadas terminan siendo las más interesantes, especialmente si hay interacciones entre los personajes, momento que aprovecha el autor para exponer su mensaje y presentar choques ideológicos. Todos sabemos que la guerra y la venganza están mal. Por eso, lo que hace Abercrombie es ponernos contra las cuerdas y situarnos en los límites. ¿Siempre están mal? ¿Y si solo obedeces órdenes? ¿Y si la guerra es tu forma de ganarte el pan? ¿Y si estás en una situación en la diatriba entre matar o morir? ¿Y si los asesinos de tu hermano nunca serán ajusticiados? ¿Y si fue accidental? ¿Es tan culpable quien no hace nada para evitar un crimen que aquellos que lo cometen? ¿Puedes culpar a alguien por hacer algo si tú en su situación hubieras hecho lo mismo? Todas las reflexiones me han gustado mucho: el autor toma partido sin descuidarse de ofrecer distintas perspectivas sobre la cuestión.
Lo que me genera sentimientos encontrados es el mensaje con el que te quedas al terminar el libro. Todo el mundo le dice a Monza que la venganza no es la solución, pero al mismo tiempo, todos los que piensan de ese modo mueren. Pese a defender constantemente la idea de que la violencia solo engendra más violencia y que la venganza no te lleva a ninguna parte, por cómo avanza Monza, parece que sirve para tener algo a lo que aferrarse.
El segundo mensaje es también problemático. Al parecer, para el autor, no hay redención posible: no hay diferencia entre un asesino y un soldado y, si eres esto último, lo serás para toda la vida. Ejemplo de ello es el hecho de que varios personajes que intentan cambiar y deshacerse de sus vicios o ser mejores personas, fracasan estrepitosamente, tanto por falta de voluntad, como porque el mundo les obliga a seguir siendo quienes son. En parte es realista (no todo el mundo tiene la habilidad de cambiar, por mucho que te esfuerces en ello), pero también demasiado fatalista; no hay un mínimo de bondad en toda la novela. Aunque sea un país en guerra y esté ambientado en la Edad Media, no me parece realista que no haya una sola persona buena o que recompense a los protagonistas por una buena acción. Todo hay que decirlo: en gran medida está justificado que nunca les pase nada bueno, porque vienen de donde vienen, por lo que incluso sus actos más positivos no terminan de serlo del todo. Por ejemplo, en un momento deciden no matar a una familia que ha ocupado su casa y les dejan quedarse, pero se aíslan de ellos y actúan de forma sospechosa, así que es lógico que esa familia, asustada, les denuncie.
Abercrombie es justo el polo opuesto del idealismo de Sanderson. Me parece necesario un autor así, esta lectura más pesimista de nuestra sociedad, porque muchas veces la realidad es así de cruel, incluso con aquellos que tienen las mejores intenciones. Los libros de autoayuda están bien para aquellos que no quieren aceptar la realidad: no siempre que hagas algo bueno, el universo te recompensará. Todos acarreamos nuestros propios demonios y no siempre estamos de buenas. Además, hay gente tan herida que su único alivio es hacer daño. Por otra parte, eso no engloba a la mayor parte de la población, ni mucho menos, ni siquiera en un contexto bélico. Es por eso que el pesimismo de Abercrombie, pese a ser una dosis de realidad necesaria, también es excesivo, y eso puede dejarte con mal sabor de boca.
A eso hay que sumarle que, pese a lo interesantes que resultan los dos temas centrales de la obra, no aportan nada nuevo si ya has leído la trilogía de La primera ley. Siento que el autor da vueltas sobre lo mismo y temo que sus siguientes libros sigan la misma tónica. Está bien dedicar tu obra a un mensaje; la mayor dificultad suele radicar en lograr versatilidad en la narrativa para no resultar repetitivo. Quizás si las novelas estuvieran ambientadas en otro mundo, podrían dar lugar a tramas más distintas, pero al ser un mundo medieval tan similar al nuestro, resulta difícil hacer algo nuevo.
La novela transcurre poco después de lo sucedido en La primera ley, pero no afecta mucho, pues se ambienta en un reino distinto que hasta ahora solo se había mencionado superficialmente. Sí que es necesario haber leído los anteriores, más que nada porque se menciona cómo terminan algunos de los protagonistas de la trilogía principal, aunque no cómo han llegado hasta allí, y de todos modos, eso no resulta relevante para la trama del libro. También se recuperan algunos secundarios, como Vitari o Nicomo Cosca, pero tampoco es esencial saber cómo han llegado donde están ahora. Como en las otras novelas, en esta hay algo de magia, pero es casi nula. Es más, si el personaje con poderes no existiera, tampoco cambiaría gran cosa.
Lo mejor del mundo de Abercrombie, como ya había vislumbrado en sus otras novelas, es el realismo que exudan sus páginas. Describe muy bien los pesares y la crueldad de la guerra, además de presentar las batallas desnudas de toda epicidad, mostrándolas tal y como son: una carnicería que no tiene motivo de ser. Es más, la mejor parte es ver a los protagonistas luchando de forma patética, sin ningún tipo de destreza o estrategia, porque la guerra no es un espectáculo circense. Confieso que algunas peleas se me han hecho algo largas, y otras me han desconcertado por la ausencia de descripciones del entorno. Con frecuencia, el autor deja de lado los interiores y hace que cueste situar cada cosa en su sitio.
Lo que sí describe muy bien es la bestialidad humana. La novela está plagada de sangre y víscera, así como escenas de violencia muy gráfica, pero afortunadamente, ninguna violación, algo que aplaudo, porque en muchas novelas se usa como recurso para empatizar con el lector. Además, el autor no duda en herir de gravedad a sus personajes de forma permanente. Nada de esas tonterías de un par de semanas de reposo y como nuevo: la guerra deja secuelas físicas, y eso es algo que muchos autores no tienen en cuenta (porque ¿quién se iba a enamorar de un soldado manco y con una cicatriz que le desfigura la cara?). Murcatto, por ejemplo, tiene cicatrices por todo su cuerpo, renquea y su mano derecha ha quedado prácticamente inservible. Morveer no es tampoco un bellezón (en mi mente, tenía el aspecto de Vizzini en La princesa prometida), Amistoso es una mole que solo sabe usar los puños y Escalofríos es un guerrero nórdico, todo músculo, pelo y cicatrices. Ningún personaje es físicamente agradable a la vista y al final de la novela, los que siguen con vida, terminan con peor aspecto que como empezaron. Quizás el más guapo sea Nicomo Cosca (al que imagino como Íñigo Montoya de La princesa prometida), porque parece el tipo de persona que no hace ni el huevo y que se escaquea de las peleas más peligrosas.
En general, todos los miembros del grupo son peculiares. Todos conocemos el tropo de "el grupo" en las novelas de fantasía. No solo suele haber los mismos tipos (el ligón gracioso con buen corazón, la chica guerrera inexperta, el mago sabio, el guerrero valiente, el novato inteligente, el cobarde que se vuelve fuerte,...) sino que siempre hay las mismas dinámicas entre ellos (dos que se no se soportan, pero al final se vuelven inseparable, o dos [chico y chica, por supuesto] que se enamoran), de manera que aunque son muy distintos y no se llevan bien al principio, al final reconocen el valor del resto y forjan una férrea amistad. Bien, pues olvidadlo, porque no encontraréis nada de eso aquí.
Para empezar, todos los miembros del grupo son unos criminales. Algo en su pasado hizo que se rompieran, y que a partir de ese momento cayeran en una espiral de violencia. Son hijos de la guerra, del tiempo que les ha tocado vivir y no son más que el resultado de sus circunstancias. Son un puñado de personas agresivas y egoístas. que solo piensan en sí mismas y su propio beneficio, sin importarles el daño ocasionado a los demás. Desconfiados, avariciosos y vengativos, lidian con su dolor mediante la violencia. Todos han matado a alguien, no les tiembla la mano y no hay crimen que no hayan cometido.
Por supuesto, lo que los diferencia son los matices. Algunos, tratan de cambiar y ser mejores personas, como es el caso de Escalofríos; otros, se arrepienten de sus actos, pero siguen adelante porque no ven otra salida, como es el caso de Murcatto; y otros, simplemente, se dejan llevar por su naturaleza malvada, como en el caso de Morveer.
Escalofríos ya aparecía en la anterior trilogía, donde tomaba la determinación de ser mejor persona, y aquí vamos a ver como lo intenta, pese a que se dé de bruces con la realidad: tu contexto te condiciona, por lo que si vienes de un entorno violento, parte de esa violencia se quedará para siempre en tu forma de ser. Un soldado no puede olvidar las antiguas costumbres y ser campesino por lo que, pese a pretender ser ser mejor persona, se une a un grupo de asesinos. Me ha gustado su relación con Murcatto, tanto a nivel dialéctico como sexual, que no romántico, pues ejemplifican muy bien sus distintas perspectivas de la vida. La evolución de este personaje es completamente lógica, aunque es una lástima que en el último tercio llegue a un punto de no retorno y se dejen de lado sus conversaciones con Murcatto.
Este último es sin duda el personaje estrella de la obra. Murcatto nunca ha sido inocente. Ya antes de empezar la novela era conocida como la carnicera de Caprile, y os puedo asegurar que el sobrenombre no hace referencia al oficio familiar. Para lidiar con el dolor por la muerte de su hermano (y amante, según las malas lenguas, pero no se llega a confirmar nada) se vuelca en una venganza sin sentido que solo conlleva más muertes. Lucha por una causa justa, pero los métodos no son los correctos y termina convirtiéndose exactamente en aquello que juró destruir. Si fuera la protagonista de una novela juvenil, lucharía por esa causa justa y solo mataría a aquellos de los que quiere vengarse, gente muy mala que no tiene ningún tipo de redención. Incluso llegaría un punto en el que ella se daría cuenta de lo horribles que son sus actos y se redimiría. Pero entonces no sería una novela de Abercrombie.
Ciega por la rabia, con ingenio, poco a poco va consiguiendo venganza, pero sin importarle a cuántos inocentes más se va a llevar por delante. Son maravillosas las escenas en las que "los malos" le dicen a la cara que ella es tan terrible como ellos. Y es que nuestro grupo no es de antihéroes, sino de villanos. Todos son mala gente. Ninguno te gusta, pero puedes empatizar con ellos y entender por qué hacen lo que hacen.
Al inicio de cada una de las partes (hay unas siete) iremos encontrando breves flashbacks, a penas un par de páginas, sobre el pasado de Murcatto, cosa que ayuda a conocer mejor al personaje sin interrumpir demasiado la narración. De estas historias me hubiera gustado conocer mejor a Benna, el cuál, por desgracia, no consigue convertirse en un personaje ausente, ya que ni Murcatto ni nadie habla demasiado de él. Se me ha quedado desdibujado y, teniendo en cuenta que su muerte es el motor de la trama, debería importar más.
En esta novela, Abercrombie realiza un estudio de personajes excelente, aunque es cierto que este se centra especialmente en Murcatto y Escalofríos, por lo que el resto de secundarios, pese a estar caracterizados, son bastante unidimensionales: Morveer tiene un trauma con el maldito orfanato en el que se crio, a Day le gusta comer en cualquier situación, Amistoso, con el que sumamos tres, está obsesionado con los números,... Es una lástima, porque estoy segura de que todos daban más de sí.
La única excepción es Nicomo, el personaje más interesante de la novela. No tiene tanta profundidad como los protagonistas ni está más trabajado, pero sí que llama la atención por ser tan distinto al resto. Es también un criminal, por supuesto, así como una persona egoísta y que arrastra graves problemas con la bebida, ansiando siempre un trago, un trago un trago. Pese a ello es un vividor capaz de sonreírle a la vida, incluso en las peores circunstancias. Siempre con una burla en los labios, es algo más que el gracioso del grupo, ya que es el único que, aunque tiene sus propios demonios, los abraza, y no por ello tiene una perspectiva fúnebre de la vida.
El último personaje que me gustaría mencionar es Shenk, una incorporación de última hora: no aparece hasta mitad de novela. Al igual que el resto, su caracterización es interesante, en su caso domina cierta magia, pero pierde importancia y cada vez sus capítulos se espacian más. Al final resulta que su papel se limita a ser el de sembrar semillas acerca de los grandes poderes que gobiernan en las sombras, por lo que solo revela información a medias y crea misterios.
Pese a los problemas que he tenido con algunos personajes, tanto principales como secundarios se quedan contigo. No solo el autor logra caracterizarlos bien, sino que esas características se filtran en el narrador en tercera persona omnisciente mediante el discurso indirecto libre. El autor sabe crear personajes con voz propia, de manera que sabes quién es el punto de vista en todo momento. Eso lo logra mediante el uso de dejes, como el de Murcatto de hacer citas militares, la obsesión de Nicomo por la bebida, la cursiva para las palabras que remarca Morveer o las referencias numéricas constantes de Amistoso. A eso hay que sumarle que los personajes recuerdan frases que les han marcado y han dicho otros a lo largo de la novela., cosa que los hace más presentes.
La narración es muy buena. Al igual que en la anterior trilogía, en algunos capítulos el autor enlaza escenas que suceden en puntos muy distintos mediante frases. Casos como el de que un personaje vea acercarse con miedo la horda de enemigos y piense que le espera un día difícil, y al cortar y empezar una nueva escena, el protagonista de esta que está yendo a por los enemigos a caballo, piensa que a los enemigos les espera un día difícil.
Por otra parte, el autor domina el lenguaje, tanto a la hora de escribir diálogos, muy realistas todos, como para describir escenas grotescas, como para crear fluidez y ritmo. El problema es que todo esto se ha visto empañado por la traducción. No se suele hablar de la traducción si no es mala, y este es el caso. Desde el principio noté que había cosas que no encajaban, palabras que no son usuales (guasear, orbe, tensionar), construcciones extrañas, problemas de referente y falta de fluidez. Lo achaqué al estilo del autor, pero con G comparamos con la versión original y la diferencia era abismal. No solo todo sonaba mejor, sino que el traductor había hecho un desastre: o se inventaba cosas, o traducía literalmente o usaba palabras que tenían matices distintos. Traducir parade por parada en lugar de desfile fue, para mí, la gota que colmó el vaso. A nivel narrativo, más que a Abercrombie, sentía como si estuviera leyendo a un autor novel: no lo hace del todo mal, pero le falta leer y escribir más. Y ese es el problema que ha tenido el traductor, que se le notaba que le faltaba experiencia.El final del libro es lo que más miedo me daba. En él, tal y como sospechaba, el autor no ha variado un ápice su mensaje. Esperaba que en el último momento diera un vuelco y ofreciera cierta esperanza de redención hacia los personajes, pero es un final muy derrotista, así como acelerado. Todo lo relacionado con el duque Orso esperaba que se alargara un poco más; en su lugar, su final es bastante anticlimática, pero realista.
No estoy segura de hasta qué punto recomendar esta lectura. Si te gusta el autor, adelante, no te defraudará, ya que sigue la estela de libros anteriores. Si eres nuevo, pese a que este es autoconclusivo, te recomendaría empezar con su trilogía que es algo (tampoco mucho) más suave. Estamos ante un libro duro que muestra la peor cara de la sociedad mediante unos personajes muy bien perfilados y caracterizados que tienen más de villanos que de antihéroes. El estudio de personajes es magnífico, así como la reflexión sobre la venganza y sobre cómo la violencia solo engendra más violencia. La obra retrata muy bien la realidad de la guerra, no solo por las gráficas descripciones, completamente ausentes de epicidad, sino también por la mella psicológica que deja en quienes participan en ellas. Eso sí, la perspectiva del mundo es demasiado derrotista y pesimista. Ha faltado un poso de esperanza. El autor domina muy bien la narración y el discurso indirecto libre, otorgando a cada personaje una voz propia, aunque eso queda deslucido por la traducción, de las peores con las que me he encontrado.
Cosas que he aprendido:
- La venganza solo engendra más venganza. No merece la pena, aunque sea tu única forma de lidiar con el dolor.
- Los villanos no existen, todos tenemos nuestros motivos y procedemos de un contexto.
- Un soldado nunca dejará de ser un soldado.
- Si te metes en una guerra, nunca volverás a ser el mismo.
- Day y el veneno mortal
- Cómo enlazar escenas
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...3/5!
Primeras Líneas...
sábado, 17 de junio de 2023
Frases memorables: Cumbres borrascosas
martes, 13 de junio de 2023
Saga Historiadores de Oxford, Libro IV: Cese de alerta, de Connie Willis
El libro anterior, El apagón, me enganchó muchísimo y me dejó con ganas de más, hasta el punto de que me volví loca buscando este libro. Miré en todas partes a ver si podía encontrarlo, pero no estaba ni de segunda mano. Incluso pedí a la biblioteca que lo compraran. Finalmente lo conseguí... para enterarme semanas después de que la editorial había decidido reeditarlo, junto al resto de la saga. Puede que sí me haga con los demás libros, pero este tengo claro que no pienso añadirlo a mis estanterías, pues ha sido una decepción en grado sumo.
Nº de páginas: 632
Editorial: B de Bolsillo
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788490701799
Año de edición: 2016
Traductor: Paula Vicens Martorell
Autor: Connie Willis
Título: Cese de alerta
Título original: All clear
Sinopsis:
En El apagón, la gran dama de la ciencia ficción, Connie Willis, envió a tres historiadores de Oxford en el año 2060 a la Segunda Guerra Mundial.
En este trepidante viaje en el tiempo, Michael Davies, Merope Ward y Churchill Polly quedan atrapados en 1940, intentando sobrevivir a los bombardeos de Hitler y liberar Londres de su yugo mientras hacen lo posible por encontrar de nuevo el camino de regreso a casa.
En Cese de alerta, la situación se ha hecho aún más grave, y viviremos las consecuencias de aquel periplo en que nuestros protagonistas se vieron atrapados, ya que parece que todos ellos afectaron, de algún modo, el pasado, cambiando el resultado de la guerra y, en consecuencia, el curso de la historia.
El emocionante tiempo que se inició en El apagón se precipita, en Cese de alerta, hacia una resolución impresionante que sorprenderá incluso al más avezado de los lectores.
Por qué este título...
"De repente aulló una sirena aguda que les paró el corazón a todos. La plaza entera se quedó en silencio, escuchando. Luego, cuando se dieron cuenta de que era la señal del cese de alerta, la multitud estalló en vítores"
Opinión:
Impresión: Aburrido
No os podéis hacer a la idea de lo mucho que me ha aburrido este libro. Pasaba una página tras otra y no pasaba absolutamente nada. Solo sentía cómo los mismos monólogos y las mismas situaciones se repetían una y otra vez. Lo siento, pero de las 600 páginas que tiene este libro, podría salvar 200 como mucho. La autora debería haber recortado la obra y publicar juntos este y el anterior.
Este libro es exactamente como el anterior, pero cogiendo solo las partes aburridas. Empieza justo donde lo dejó, en un capítulo aleatorio, y cuenta las distintas estrategias que llevan a cabo nuestros tres historiadores para avisar al equipo de rescate y que sepan donde están. Al principio sentía cierto interés, pues la verdad es que se les ocurren ideas muy buenas, pero después de dos o tres veces en las que todo les sale mal por casualidades del destino, perdí la esperanza. Además, no puedes hacerle creer al lector que los personajes lograran su objetivo cuando aún quedan 500 páginas por delante.
Para mí eso fue lo más frustrante. No sabía que el libro anterior era una primera parte, por lo que estuve toda la lectura atenta a la resolución, que no llegó. Con este libro, ya sabía que no se resolvería hasta el final, por lo que no sentía ningún interés en lo que pasaba entre medias. Además, la trama se reduce a repetir lo mismo una y otra vez: se les ocurre una idea para que les rescaten, hacen todo lo posible para conseguirlo, y en el último momento, fracasan. Tanta casualidad no es normal, tiene que ser el propio Tiempo quien les retiene ahí por algún motivo. Ellos no lo tienen tan claro.
El segundo problema que he tenido es que los personajes se agarran a una teoría sobre los viajes en el tiempo errónea y no hay quien les saque de ahí. Pese a que NO se ha demostrado y que NO tienen ninguna prueba de ello, creen que son capaces de cambiar el tiempo y durante toda la novelan van con pies de plomo, pues creen que cualquier paso que den puede modificar el curso de la guerra. Tendría sentido esta forma de pensar si hubieran notado alguna discrepancia con los sucesos futuros, pero durante toda la novela, todo sucede como debe suceder. Tendría sentido si este fuera uno de los primeros viajes en el tiempo que se realiza, pero no es así, al parecer es una disciplina muy estudiada y comprenden perfectamente su funcionamiento.
"Mike había dicho que Turing no había resultado herido en la colisión, pero se trataba de Alan Turing, el hombre responsable del éxito de Bletchley Park, y todavía no había descifrado el código Enigma. ¿Y si al chocar con él Mike había interrumpido el hilo de sus pensamientos en un momento crucial y no llegaba a descifrar el código? ¿Y si Mike había hecho cualquier otra cosa mientras estaba en Bletchley que, combinada con el rescate de Hardy y los actos de Eileen y los suyos propios, habían desequilibrado el devenir de la guerra? ¿Y si acababa de hacer algo irreparable en Saltram-on-Sea?"
Me hubiera gustado mucho que hubieran sido capaces de cambiar el tiempo, que sus actos tuvieran consecuencias, que las discrepancias existieran, pero no es el caso. Es por eso que no entiendo que la autora trate de engañarnos una y otra vez mostrándonos discrepancias... que se desmienten un par de páginas después. A eso hay que sumarle que constantemente los personajes nos recuerdan las vidas que han salvado y cómo eso podría afectar al devenir del tiempo. Se alarman cada vez que cae una bomba o se destruye un edificio que no saben si se destruía o no, como si tuvieran el conocimiento absoluto. De esta manera, la trama se hace reiterativa y redundante. Podrías hacer cortar y pegar del final y ponerlo en la novela anterior, que no cambiaría nada. Es tan poco memorable que, dejando de lado el final, ya he olvidado todo lo que sucede entre medias. Diría que hay mucho relleno, pero es que el libro entero es relleno.
"—Dice que el hijo de lady Caroline ha muerto, pero era lord Denewell quien…
—Léeme la carta —le ordenó Polly.
—«Querida señorita O’Reilly, tengo tristes noticias que comunicarle. El hijo de lady Caroline murió el trece de noviembre. —Así que no podía haber error en la noticia del fallecimiento que había leído el pastor. Lord Denewell había muerto el día dos—. Su avión fue derribado en Berlín —prosiguió Eileen—, durante un bombardeo».
«Es una discrepancia —pensó Polly, con un escalofrío de miedo—. Ha muerto el hijo en lugar del padre».
—«Una noticia doblemente triste —continuó leyendo Eileen—, dado que se produce tan poco después de la muerte de lord Denewell»".
Teniendo en cuenta cómo terminaba el libro anterior, con un capítulo de Colin, esperaba que se supiera más de lo que está sucediendo mientras tanto en Oxford, pero más allá de un capítulo suelto, no se sabe nada más. Como mínimo, esperaba que Colin fuera protagonista, pero es que ni eso, ya que no aparece hasta el final. Y ya ni mencionemos mi anhelo por saber más sobre la máquina del tiempo, porque eso es pedir peras al olmo.
La explicación a por qué están atrapados en el pasado ya la sabía desde la mitad del libro anterior, pero los personajes no ven más allá de su idea fatalista sobre el hecho de que están cambiando la Historia. ¡Pero si solo por el hecho de respirar ya deberían cambiar la Historia! ¿Por qué cualquiera de sus actos debería estar afectando? ¿Por qué nunca ha sucedido con los otros historiadores?Al parecer la autora hace como el Tiempo: no va a soltarnos hasta que nos haya mostrado todo el periodo histórico que le interesa. Creo que si la autora escribiera novela histórica lo haría muy bien, porque sabe contar la Historia de forma muy interesante y sabe crear personajes a los que querer. Los secundarios me han gustado mucho y todo lo que cuenta sobre los bombardeos de Londres, así como otros detalles de la guerra en Inglaterra, como la labor de las FANY o el contraespionaje es fascinante. El problema es que estás constantemente con la mosca detrás de la oreja de los personajes queriendo regresar a su tiempo, y eso no te permite sumirte por completo en la historia. Además, el Londres bombardeado ya lo vimos mucho en la novela anterior, por lo que en ese apartado no cuenta nada nuevo.
"La orquesta tocó una fanfarria y una chica muy mona en mallas y jubón salió al escenario con una gran tarjeta que ponía: «En caso de incursión aérea, enseñaremos este aviso». Le dio la vuelta para que todos vieran el letrero: «Incursión en curso». Luego volvió a enseñar el dorso y dejó la tarjeta en un lado del escenario".
Me ha gustado conocer detalles sobre los acontecimientos que se suelen pasar por alto. La autora escribe muy bien las escenas de caos y tensión, por lo que ha sido todo un lujo leer el capítulo de los incendios de Londres, el cual he disfrutado como una enana. El trabajo de las FANY es muy interesante, pero por desgracia se salta la parte de acostumbrarse al horror y no hay descripciones de sus sentimientos respecto a su trabajo, solo de la banalización posterior. La parte del contraespionaje también esta guay, ya que son realistas, y nos muestran que los espías no eran como en las películas, sino que eran gente normal que hacían lo que les decían y que sabían improvisar bien. Lástima que estas dos tramas, que transcurren años después, estén tan desconectadas de la historia central. Me ha gustado el giro que las justifica, pero parecían más una excusa para conocer estos hechos más alejados temporalmente, que no ser parte de la historia, pues muchas escenas solo sirven para mostrarte hechos históricos.
Supongo que os habréis dado cuenta de que casi no he hablado de los personajes. Me gustaría decir que he dejado lo mejor para el final, pero no es cierto. Como ya he comentado, los secundarios están bien, pero le ha faltado menos divagaciones de los protagonistas y más espacio para desarrollarse. Algunos cameos de personajes famosos, como Agatha Christie o Turin sobran, pero por lo demás está bien. Al final me he encariñado con Alf y Binnie, aunque ya sabía lo de su madre desde el principio.
Eso sí, la autora es muy partidista y demasiado idealista, pues solo nos muestra ingleses buenos, gente amable y solidaria, constantemente preocupada por los demás, donde no existe la criminalidad. He leído mucho y la guerra saca lo mejor, pero también lo peor de las personas. Me ha faltado en realismo en ese aspecto y sentir un poco más que caían bombas y no petardos, pues ninguno de los personajes sufre y las muertes solo son de fondo de gente que no te importa.
"Había leído un artículo sobre una anciana a la que habían sacado de los escombros de su casa. La patrulla de rescate le había preguntado si su marido estaba con ella. «No, el maldito cobarde está en el frente», había respondido con indignación. Mike se había reído al leerlo, pero ya no estaba tan seguro de que fuera gracioso. Quizás Inglaterra era el frente y los verdaderos héroes eran los londinenses, sentados en las estaciones de metro, noche tras noche, esperando a que los hicieran papilla. Y Fordham, en cama, entablillado y sujeto por poleas. Y todos los pasajeros de aquel tren, que esperaban pacientemente a que volviera a ponerse en marcha, sin dejarse llevar por el pánico ni por el impulso de rendirse a Hitler solo para que aquello acabara. ba a tener que replantearse el concepto de heroísmo cuando volviera a Oxford".
Sobre el trío protagonista, lo cierto es que no tengo nada que decir, pues aunque la autora sabe hacer personajes, aquí no lo hace, ya que solo son espectadores de los hechos históricos y casi no tienen personalidad, mucho menos evolución. Son personajes planos, hasta el punto de que podrían ser una solo persona y no cambiaría demasiado la cosa. A eso añadir que me ha molestado que Eileen fuera ingenua y despreocupada, pero cuando le interesa a la trama, resulta ser un genio capaz de hacer grandes deducciones.
En conclusión, pese al final abierto del libro anterior, os recomiendo quedaros ahí, porque este libro solo va cuesta abajo y es una página de relleno tras otra. Retrata de forma interesante los bombardeos durante el Blitz, pero para eso bastaba la novela anterior. Los personajes principales son planos y no tienen evolución ni desarrollo, aunque llegas a encariñarte de los secundarios. La trama, por desgracia, es repetitiva y desde el principio sabes que nada llegará a buen puerto hasta el final. Eso sí, adentraos en esta historia sabiendo que es una novela histórica, no de ciencia ficción, pues la máquina del tiempo solo se menciona brevemente.
Cosas que he aprendido:
- A valorar la luz eléctrica.
- Técnicas de contraespionaje
- El heroísmo de los civiles
- En tiempos de guerra, no hay que fiarse de lo que dicen los periódicos, por nimia que sea la información
viernes, 9 de junio de 2023
Visto en las redes 57#
¡Hola a todos!
¿Cómo va todo? En mi caso bastante bien. Ya hemos terminado la mudanza, aunque eso no significa que no sigamos con las reformas día sí y día también. No esperaba que fuera algo que conllevara tanto tiempo. ¿Lo positivo? La biblioteca está terminada y ha quedado de maravilla (no sé cuando será, pero tengo pensada una entrada hablando de ello). En algún momento tengo que revisar los libros y, ahora que los libros de G también son míos, tengo que actualizar mi perfil de Goodreads y The Storygraph. La casa está lejos del trabajo, por lo que me tengo que levantar muy pronto, pero por otra parte, es increíble lo mucho que puede leer una durante las tres horas entre ir y volver que hay en bus.
Pasando ahora sí a lo que os interesa, como llevo haciendo desde hace un par de meses, ya vuelvo a estar aquí con un Visto en las redes. Para los que no lo sepan, esta sección me gusta mucho porque da pie a muchos debates, (aunque no os veo muy por la labor de debatir). Espero que la disfrutéis y que podamos comentar un montón de temas interesantes. ¡No os olvidéis de comentar todo aquello con lo que estéis o no de acuerdo!
Eso sí, antes de nada, empezaré explicando en qué consiste la sección para aquellos que aún no lo sepan. Ya sé que estos párrafos que vienen a continuación son muy repetitivos, pero siempre hay gente nueva que no sabe en qué consiste la sección y me gusta informar de ello. Visto en las redes es una recopilación de todos aquellos tweets que me han parecido interesantes (y a los que he dado retweet) publicados este último mes (mayo) por diversas personas, y una selección de las reflexiones relacionadas con el mundo literario que he compartido por las diferentes redes sociales. Es decir que... ¡atención, porque podríais salir mencionados en esta entrada!
Visto en Twitter
Muy de acuerdo con estas normas que propone Editorial Contraseña. Creo que es algo que todos los editores deberían cumplir, desde pagar a todo el mundo lo más pronto posible hasta revisar exhaustivamente la corrección y coherencia del texto una y otra vez. Ojalá más editores tan profesionales así.
Antes defendía a capa y espada esta afirmación de Vale Ivs Percy Jackson, pero con el tiempo me he ido desengañando. Es verdad que mi madre no leía y ahora lee porque ha descubierto los libros para gatos, pero también es verdad que tengo muchos amigos que no se acercan a un libro ni con un palo. Lo han intentado, pero su forma de ser les impide leer. El problema no es la temática, sino que les falta paciencia, que están demasiado acostumbrados a que la televisión se lo dé todo mascado y que no son capaces de abstraerse hasta el punto de ver la historia en su cabeza. Tienen tan poca conexión con los libros, como la que yo siento al leer un libro en inglés. Me parece lógico que no haya un libro para todo el mundo, al igual que no hay una canción para todo el mundo ni una película para todo el mundo. O sí, pero solo una, eso no significa que te vayas a aficionar a ello solo por una, como es mi caso. ¿Qué opináis vosotros?
Uf, como correctora y filóloga, estoy muy de acuerdo con lo que dice JD Pluecker. Que tenga una filología no quiere decir que lo sepa todo, al contrario, significa que lo pongo todo en duda. Pienso mucho cada palabra que digo y hay algunos errores que, los he visto tantas veces mal, que siempre dudo acerca de cuál es la forma correcta, así que tengo que buscarla una y otra vez.
Me parece que se ha criticado en exceso a los bloggers que cobran por sus reseñas. Vale que vosotros no os consideréis profesionales (como yo) y que consideréis que no lo merecéis, pero es que escribir una buena reseña no es fácil, sino que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Los críticos profesionales cobran por lo mismo que tú haces gratis, y tus palabras seguro que tienen más repercusión que las suyas. A ver, es verdad que 400€, como dice Fransy Guerrero es excesivo, y que los profesionales quizás cobran 50€ por reseña, pero aun así, creo que si alguien considera que su trabajo tiene un precio, no debería ser criticado por ello. Yo nunca voy a considerarme suficientemente profesional para cobrar por las reseñas, además de que eso me haría sentir mucha presión, pero no desapruebo a aquellos que lo hacen. ¿Y vosotros? ¿Seríais capaces de cobrar por vuestras reseñas? ¿Cuánto? PD: No conocía la palabra "lereles" y me ha encantado.
Muy de acuerdo con Vale Ivs Percy Jackson con lo de que leer para evadirnos del mundo es maravilloso, pero no es sano. Está bien leer para olvidar tus propios problemas, pero tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a ellos y, si los has estado evitando hasta entonces, no estarás preparada para afrontarlos. Antes era así, leía para olvidarme del mundo, pero creo que, si el mundo no te gusta, tienes que hacer algo para cambiarlo, no mirar a otro lado.
El pasado mes otorgaron a Haruki Murakami el premio Princesa de Asturias de las Letras. No es el Nobel, pero algo es algo. La crítica de Luis Alis es muy acertada, pese a ser algo que no me había planteado hasta este momento. El Murakami que leemos los españoles ha pasado por el filtro de la habilidad del traductor, por lo que parte del mérito es suyo. Y no solo no aparece su nombre en ninguna noticia, sino que incluso por Internet es difícil de localizar. Puede que se deba al hecho de que el autor ha tenido múltiples traductores.
No os podéis hacer a la idea del intenso debate que tuve con Marta Cuchelo al respecto de este tema. Esto que podéis leer es solo el posicionamiento, después lo estuvimos charlando largo rato. Para mí, que me gusta debatir, fue muy entretenido. No he cambiado de opinión, pero he comprendido mejor su punto de vista y le acepto algunas cosas. Lo de clasificar los libros por edades me sigue pareciendo una tontería, ya que cada uno pasa por etapas madurativas distintas, pero puedo aceptar que esté bien como algo orientativo. Los TW me siguen pareciendo innecesarios y que te destripan la historia, pero por otra parte, si el tema sensible no aparece menciona en la sinopsis ni en ninguna otra parte, por lo que puede resultar chocante a alguien a quien le afectan estas cosas, me parece bien poner un aviso muy genérico. Eso sí, luego viene la dificultad de determinar qué merece ser un TW y qué no. ¿Qué opináis vosotros?
Visto en Instagram
Empiezo con estas dos imágenes de Sueños entre letras. En ambos casos me gusta la composición, el contraste entre el fondo y el fondo blanco y los libros más oscuros, así como las flores, cuyos colores encajan bien con el resto de elementos y las portadas.