jueves, 26 de mayo de 2022

Reflexiones sobre la lectura

Hace unos días leí Cómo hablar de los libros que no se han leído, de Pierre Bayard, un libro que no me gustó mucho, pero que me generó muchas reflexiones acerca de la literatura. Iba a ponerlo todo en la reseña, pero vi que me iba mucho por las ramas y que me estaba quedando un texto larguísimo, por lo que decidí escribir una entrada distinta. Aquí pretendo hacer un análisis de algunos de los conceptos que más me han hecho reflexionar de esta obra. Como veréis, me ha convencido en algunos puntos, con otros no he estado de acuerdo, pero sin duda me ha hecho pensar.  

1. ¿Qué significa leer un libro?

Parece una pregunta fácil, pero en estos tiempos en los que están de cada vez más en auge los audiolibros, los límites se desdibujan. Supongo que, teniendo eso en cuenta, podemos decir que leer un libro implica conocer el texto íntegro que escribió el autor. Pero, ¿y las obras de teatro que son fieles al texto? Si he visto una representación de La casa de Bernarda Alba, ¿puedo contarlo como libro leído? Es casi lo mismo que un audiolibro.

Por otra parte, consideramos que un libro está leído si hemos leído todas las páginas. Pero ¿y si me salto una? ¿O dos? ¿O una descripción aburrida de una montaña? ¿O una escena violenta, porque me repugna? ¿Cuál es el límite? El autor del ensayo defiende que los libros hojeados también cuentan como libros leídos, pues aquello importante no son las palabras individuales que conforman el texto, sino el significado del conjunto. Según el autor, se puede criticar y valorar un libro hojeado, y estoy de acuerdo con él. 

Ojo, no creo que se pueda hacer una crítica completamente fidedigna y me parece que hay que ser sincero con los demás respecto a aquello que has leído o no, pero me parece que sí se puede valorar. Alguna que otra vez os he traído una reseña de un libro que no he terminado (como con La sombra del viento El bebedor de lágrimas), pero en esos casos siempre lo indico. 

Me pasó hace poco con Al final de la calle 118 de Clara Cortés, un libro del que leí las cincuenta primeras páginas y hojeé el resto. No os traje reseña al blog porque no tenía interés en destriparlo, pues no es que el libro estuviera mal, sino que todo me parecía tan típico y previsible que sentía que leerlo no iba a aportarme nada. Pese a ello, sí que lo comenté con G y tengo la sensación de que, si lo hubiera leído de cabo a rabo, mi opinión y mis críticas no hubieran diferido lo más mínimo de las que emití solo con hojear el libro. Y no es el único caso. Poco después me pasó con Janowitz, de Salvador Macip, un libro con una estructura, confusa y poca profundidad de mundo y personajes, del que únicamente leí 50 páginas y hojeé el resto.

Seguro que os ha pasado más de una vez que empezáis un libro, sabéis que no os va a gustar, lo seguís leyendo a base de fuerza de voluntad, y vuestra impresión no cambia lo más mínimo. O el caso contrario, que al principio no os gustaba y luego ha mejorado, pero en esos casos habríais notado la mejoría si hubierais hojeado cómo seguía la obra.

Por tanto, coincidimos en que un libro puede ser más leído o menos leído, pero que es clave conocer su contenido. Eso me lleva a preguntarme: ¿y los libros que hemos olvidado? ¿Eso cuenta como libros leídos? Seguro que en más de una ocasión os habéis empanado mientras leíais y al terminar el párrafo os habéis dado cuenta de que no recordáis nada, por lo que lo volvéis a leer, pues consideráis que no está leído. Os hablo de lo mismo, pero a mayor escala. 

No sé vosotros, pero yo tengo muy poca memoria, por lo que olvido los libros que leo con mucha facilidad, incluso mis favoritos. Es más, normalmente solamente releo aquellos libros que se me han borrado por completo de la cabeza. Por eso, cuando compro obras en papel que en su momento me encantaron, pero de las que solo guardo un agradable recuerdo y la reseña, por lo que quiero releerlas, es cuando viene mi dilema: ¿lo pongo en mi estantería de leídos o en la estantería de libros por leer? Pues no sabría deciros. Hasta ahora los había puesto en la de leídos, pero cada vez estoy menos segura de ello. 

«Mientras estoy leyendo, empiezo a olvidar lo que he leído; el proceso es inevitable y se prolonga hasta el momento en que todo transcurre como si no hubiera leído el libro y en que coincido con el no-lector que podría haber sido si me hubiera informado mejor. Afirmar que se ha leído un libro equivale a una metonimia. Nunca se lee, de un libro, más que una parte más o menos grande; e incluso esa parte está condenada, a corto o largo plazo, a la desaparición.»

Además, me ha pasado más de una vez releer una obra de la que solo recuerdo que me gustó y verle un montón de fallos. Por ello, cuando recomiendo un libro que leí hace mucho, aunque considero que he leído el libro (pues en su momento lo hice), considero necesario añadir la coletilla "pero lo he olvidado".

Por tanto, coincidimos en que tanto los libros hojeados como los libros olvidados son libros leídos, aunque no en su totalidad, así como que en ambos casos se puede hacer una opinión crítica, siempre teniendo en cuenta que será parcial. Ahora es cuando viene una de las tesis más polémicas del autor: ¿los libros evocados cuentan como libros leídos? Aquí se refiere a los libros que no hemos leído en el sentido clásico de la palabra, sino que nos han hablado mucho de ellos, los conocemos por adaptaciones o retellings o hemos investigado en profundidad. Según el autor, si leer un libro implica conocer su contenido, los libros evocados también deberían contar como libros leídos. 

Vamos paso a paso. Por mi parte, creo que sí se puede opinar y criticar un libro evocado, siempre y cuando indiques que no lo has leído, solo te lo han comentado o has investigado sobre él. G me comenta con mucha profundidad sus lecturas, por lo que sé mucho acerca de libros que no he leído. Sus comentarios no son monólogos, sino diálogos: a medida que me los comenta, yo voy haciendo observaciones y críticas. Por ejemplo, le hice notar que en Sombra y hueso los personajes no tienen profundidad porque es una obra juvenil que no pretende hacer un análisis de personajes, sino contar una historia entretenida. También le justifiqué que el uso en ese libro de la ambientación rusa no tiene por qué tener una motivación más allá de ofrecer un escenario distinto. ¡Y eso que no me he leído los libros! Pero conozco las novelas de fantasía juvenil y sé a lo que van. Otro ejemplo de eso es que, tras el análisis de G sobre Ataque de titanes, me veo capacitada para afirmar que el final (del manga) es un desastre, pues al glorificar al protagonista se va en contra del mensaje que quiere transmitir la obra. 

Con los clásicos, esto pasa mucho. Hay libros que son tan famosos, de los que hemos consumido tantos retellings o de los que hemos leído tantas opiniones, que podríamos criticarlos sin haberlos leído. Por ejemplo, creo que todos, sin haber leído Romeo y Julieta, os veis con los conocimientos suficientes para hacer un debate sobre si la relación entre ambos personajes es tóxica o no. ¿Me equivoco? Eso sí, hay que ir con cuidado, pues la reescritura de historias puede llevarnos a errores: yo creía que Drácula se enamoraba, y ni mucho menos. 

«Muchos libros no leídos no dejan de producir efectos sensibles  en nosotros gracias a los ecos que de ellos nos llegan»

Creo que si te informas muy bien de un libro, es casi como si lo hubieras leído. Eso sí, solo si te basas en más de una fuente. A veces G, que tiene mucha cultura general, me habla de libros y películas que no ha visto ni leído, pero lo hace con tal seguridad, que me confundo. No considero que un libro evocado sea un libro leído. Pese a la profundidad con la que me comenta los libros G, nunca los añadiría en Goodreads (aunque más de una vez  me he sentido tentada, pues tarda más en comentármelo que yo en leerlo), pues aunque puedes emitir una crítica, siempre debes añadir que esta se basa en las palabras de otros. 

2. ¿Cuándo te puedes ver en la tesitura de hablar de libros no leídos?

El autor no defiende que en tu vida diaria tengas que mentir y hablar de libros que no has leído, sino que defiende la sinceridad ante todo. Eso sí, opina que afirmar que no has leído un libro no te exime de poder hablar de él. Por ejemplo, el otro día conocí a un chico que es fanático de los libros de lo salvaje. Este es un género del que no había oído hablar. Son libros sobre el ser humano con relación a la naturaleza e incluye obras como Hacia rutas salvajes, Walden, La escritura indómita o El embrujo del tigre. En todo momento admití mi desconocimiento, aunque metí baza en la conversación para mencionar (simplemente mencionar) El clamor de los bosques, un libro que había leído G y que me parecía de temática similar. No creo que en esta situación tuviera que haber fingido conocer esos libros. 

Un caso distinto es cuando en clase mis alumnas (porque siempre son chicas) me hablan acerca de lo maravilloso que es After y yo les contradigo indicándoles lo tóxica que es la relación. No lo he leído, pero sé tanto sobre él que me veo capacitada como para hablar acerca de su contenido (siempre indicando la verdad, que no lo he leído).

En general, considero que se puede hablar de libros que no has leído siempre que sea de forma superficial y para ponerlo en relación a otros libros. Puedo mencionar la prosa parca de La carretera al hablar de estilos de escritura o del detallismo de Inio Asano al hablar de dibujo manga, pero en ninguno de los dos casos me veo capacitada como para escribir un artículo fidedigno de quince páginas.

Otra ocasión en la que te puedes ver obligado a hablar sobre libros que no has leído, es tanto cuando eres alumno como cuando eres profesor. Que tire la primera piedra aquel que se leyó todos los libros de los que hizo artículos y trabajos en la universidad. Yo leí la mayoría, pero en muchas ocasiones no era así. Y lo mismo con los artículos que citaba en mis trabajos, pues muchas veces simplemente había leído la cita o solo lo había hojeado.

Lo mismo sucede con los profesores. A veces, nos vemos obligados a hablar de libros que no hemos leído, como es el caso de las lecturas obligatorias. Este curso debería haberme leído 15 libros de lectura obligatoria, en casi su totalidad, de libros que no tengo ningún interés en leer (¿y por qué los has puesto? No los elegí yo y no se pueden cambiar). Algunos los he leído; otros, no. En algunos casos, son libros que he leído, pero he olvidado. Si no me gustaron en su momento, ¿por qué debería forzarme a releerlos? Ojo, con eso no quiero decir que esos libros de lectura sean malos, simplemente que no son de mi interés.

Pese a ello, me he informado con mucha profundidad acerca de esas obras, algunas de las cuales ya conocía con anterioridad, por lo que me veo en condiciones de hablar acerca de ellas y valorar trabajos acerca de su contenido, pues en muchas ocasiones esos trabajos tienen más que ver con qué aprende uno con la lectura que no tanto acerca de la lectura en sí.

Relacionado con esto, me parece muy difícil discernir si alguien ha leído un libro o no. En las escuelas son muy comunes los exámenes estilo "¿cuál era el nombre de la prima de la protagonista?" porque son cuestiones muy específicas que solo puedes saber si has leído de verdad la obra. Aún así, yo soy incapaz de saber en qué lengua se han leído mis alumnos los libros (excepto una vez, en que llamaron a un personaje con el nombre en castellano, pero incluso así podrían justificármelo con que han usado el traductor). Claro que se debe fomentar la lectura, pero si alguien no quiere leer el libro de lectura, siempre encontrará la manera de aprobar sin hacerlo. Por ello, creo que debemos fomentar la lectura reflexiva, que no sea tan importante conocer los detalles concretos como aprender algo de aquello que has leído. En consecuencia, es posible que alguien que haya el libro, pero no lo haya entendido o no sepa expresarse, suspenda, mientras que otra persona que ha hecho un gran trabajo de investigación y reflexión, apruebe.

3. Importancia de tener una visión de conjunto de los libros

Hasta que conocí a G (parece que le tengo idealizado, pero también tiene sus defectos, como el de no ser capaz de valorar los libros juveniles) me consideraba una persona cultivada. Luego vi la cantidad de conocimientos que él tiene sobre el universo literario y callé la boca. Los libros los olvidamos. Lo único que nos queda de ellos son los conceptos básicos. ¿De qué me sirve conocer toda la cosmogonía de la Tierra Media? Lo importante es conocer los puntos básicos de El señor de los anillos para comprender el valor de la obra de Sanderson, la cual rompe con la fantasía tolkeniana. ¿De que me sirve conocer de pa a pa la cronología de Drácula? Lo que al final importa es conocer la base para comprender por qué Crepúsculo supuso una renovación.

También es verdad que a nivel personal, defiendo leer los libros ante todo. El autor dice:

«cabe preguntarse cuál es el mejor lector entre aquel que lee en profundidad una obra sin poder situarla y aquel que no penetra en ninguna pero circula en todas.»

Para mí, no hay mejores ni peores lectores. Quizás el segundo tenga más conocimientos acerca de la Literatura, pero como persona, ¿de qué le sirven? Actualmente sé mucho acerca del manga y puedo hablar de muchas obras, pero eso solo me sirve en una conversación sobre el tema para demostrar mis conocimientos. Como persona, ninguna de esas obras artísticas me ha emocionado, ni me ha hecho cambiar, ni reflexionar, ni empatizar con ideas distintas a las mías.

Pese a ello, concedo que es importante tener una visión de conjunto sobre los libros, conocer las interelaciones y poder situar una obra dentro del conjunto de la Literatura:

«Las personas cultivadas lo saben —y sobre todo, para su desgracia, las personas no cultivadas lo ignoran—, la cultura es en primer lugar una cuestión de orientación. Ser culto no consiste en haber leído tal o cual libro, sino en saber orientarse en su conjunto, esto es, saber que forman un conjunto y estar en disposición de situar cada elemento en relación con el resto. El interior importa aquí menos que el exterior, o, si se prefiere, el interior del libro coincide con su exterior, pues lo que cuenta en cada libro son los libros adyacentes. Por eso, no haber leído tal o cual libro carece de importancia para la persona cultivada, pues si bien no está informada con precisión acerca de su contenido, es a menudo capaz de conocer su situación, es decir, el modo en que éste se dispone en relación con los otros libros. »

4. Un libro es distinto con cada lectura

¿Alguien puede recitarme de memoria, punto por punto, un libro? ¿No, verdad? Eso es porque nuestra memoria es selectiva. Cuando terminamos de leer un libro, no recordamos cada una de las conversaciones palabra por palabra; ni siquiera recordamos todas las situaciones y escenas. No hay una única lectura de un libro. Puede que el autor quisiera contar algo y que nosotros interpretemos una cosa completamente distinta. De ello me he percatado con mis LCs con G, pues mientras que determinadas escenas yo las interpreto de una manera, él, que ha leído el mismo libro, lo ve de forma distinta. 

«No conservamos en nuestra memoria libros homogéneos sino, antes bien, fragmentos arrebatados a lecturas parciales, a menudo mezclados entre sí, y, por si fuera poco, remodelados por nuestros fantasmas personales»

Con el tiempo, de los libros solo nos quedan detalles concretos, positivos o negativosEs por eso que no podríamos decir que hemos leído un libro si alguien nos cuenta su opinión sobre él o nos hace un resumen, pues estaría sujeto a su subjetividad, no nos estaría contando realmente el libro. Pese a todo, la idea que tenemos del libro tras haberlo leído nosotros mismos, tampoco se corresponde exactamente con el libro real, por lo que es imposible escapar de la subjetividad, tanto la propia como la de los demás. Por eso, el autor del ensayo considera libro leído tanto si lo lee uno mismo como si alguien se lo comenta, pues ninguna de las dos versiones será la del libro de verdad.

De todas formas, creo que aunque en los dos casos la visión final que tenemos del libro no se corresponde con la realidad, como mínimo, si leemos el libro, la versión será más próxima a nuestra forma de ver la obra y más como lo interpretaríamos nosotros que si nos lo cuenta alguien.


Y más o menos, esas son todas las reflexiones literarias que os traigo por hoy. ¡Nos leemos en los comentarios y seguimos debatiendo!

6 comentarios:

  1. ¡Holaaaaa!

    Una entrada super diferente e interesante, me ha encantado.
    Yo creo que a la hora de hacer una crítica o de hablar de un libro, da igual si te lo has leído de cabo a rabo, si lo has hojeado o si lo has dejado a medias. Lo importante es que sepas desde donde haces la crítica, dejar claro si no lo has terminado, dejar claro desde dónde se basa tu opinión. Por supuesto que se puede opinar de un libro olvidado o incluso no leído, pero siendo siempre conscientes desde donde hablamos, de las cosas que no sabemos.

    ¡besotes!

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    1. Me alegro de que te haya gustado^^
      Muy de acuerdo contigo, sin duda.

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  2. Hola! Una frase que me sonó mucho fue "Seguro que os ha pasado más de una vez que empezáis un libro, sabéis que no os va a gustar, lo seguís leyendo a base de fuerza de voluntad, y vuestra impresión no cambia lo más mínimo." porque realmente me pasa un montón.. Creo que entiendo porque no te gustado el libro, a mí con lo poco que has dicho no me ha sonado ni un poquito. Para mi la experiencia de leer es sagrada y tengo mucha discordia con la simple existencia de los audiolibros ahora imagínate con todo lo que tú nos dices aquí. Casi se me explota la cabeza.
    Fue muy interesante la entrada,a pesar de todo. Gracias por compartir! Un saludo <3

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    1. No he estado de acuerdo con muchas cosas que afirma el autor, pero en general me ha parecido interesante por todas las reflexiones que me ha aportado.

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  3. Uys, la de descripciones aburridas que yo me he saltado... Y yo los cuento como libros leídos. ¿Libros hojeados? Algunos, sí. Los que hojeo demasiado rápido no los cuento, la verdad, porque creo que me he dejado muchas cosas en el camino. Y libros olvidados... Ays, la memoria... Imposible recordar todos los libros. Incluso aquellos que has disfrutado tanto... Recuerdas momentos, alguna escena... E incluso si los relees te das cuenta que algunas escenas no eran tal y como las recordabas. Y esas relecturas nos hacen a veces cambiar tanto de opinión. Una entrada la mar de interesante. Me ha gustado mucho.
    Besotes!!!

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    1. Me alegra ver que todos tenemos tanto libros hojeados como libros olvidados. Estoy contenta de que te haya gustado la reflexión^^

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney