viernes, 19 de septiembre de 2025

Frases memorables: Festí de corbs


Festí de corbs, de George R. R. Martín es el cuarto libro de Canción de fuego y hielo, una saga que no fue para mí: demasiadas descripciones y personajes que no aportaban nada, tramas estancadas y mucho relleno. Si queréis saber más, os animo a darle un vistazo a la reseña. Solo para que os hagáis una idea, el primer libro no me apreció gran cosa y resultó ser el mejor.

No vengo a recomendar la cuarta parte, solo a traeros un fragmento que me gustó mucho; que una novela no me guste no significa que no tenga cosas buenas. Y sí, en esta ocasión no es una "frase", sino una cita larga. El libro lo leí en catalán, así que os traigo el fragmento en ambos idiomas. No sabría deciros cuál de las dos versiones me gusta más: la catalana tiene más musicalidad y sentimiento, mientras que la castellana tiene más fuerza.

«Els homes romputs més aviat mereixen la nostra compassió, encara que poden ser igual de perillosos. Gairebé tots són plebeus, gent senzilla que mai no s’havia allunyat mitja llegua de la casa on havien nascut fins que un dia va arribar un senyor per endur-sel’s a la guerra. Mal vestits i mal calçats, se’n van marxant sota les seves banderes, sovint armats amb una falç o una aixada esmolada, o la maça que s’han fabricat ells mateixos lligant una pedra a un pal amb tires de pell. Els germans marxen amb els germans, els fills amb els pares, els amics amb els amics. Han sentit les cançons i les rondalles, per això marxen amb el cor ple d’anhels, somiant les meravelles que veuran, les riqueses i la glòria que obtindran. La guerra sembla una magnífica aventura, la més gran que la majoria d’ells viurà.
Llavors, tasten la batalla.
Alguns en tenen prou amb aquest primer tast per trencar-se. D’altres van tirant durant anys, fins que perden el compte de totes les batalles en què han lluitat, però fins i tot un home que ha sobreviscut a cent batalles pot acabar romput a la que fa cent u. Els germans veuen morir els germans, els pares perden els fills, els amics veuen com els amics intenten aguantar-se les entranyes amb les mans quan una destral els ha obert el ventre.
Veuen morir el senyor que els comandava, i llavors un altre senyor els crida que ara són seus. Els fereixen, i quan encara no s’han guarit del tot, els tornen a ferir. Mai no hi ha prou menjar, el calçat els cau a trossos de tant marxar, la roba se’ls estripa i es podreix, i la meitat es caguen a les calces per haver begut aigua dolenta.
Si volen unes botes noves o una capa més gruixuda, i o potser una cervellera de ferro rovellat, els han d’agafar d’un cadàver, i al cap de poc també comencen a robar als vius, a la gent senzilla a les terres dels quals lluiten, homes molt semblants als homes que ells solien ser. Els maten les ovelles i els roben els pollastres, i d’aquí a endur-se també les filles hi ha un pas molt petit. I un dia miren al seu voltant i s’adonen que tots els seus amics i familiars són morts, que estan lluitant al costat d’uns desconeguts sota un estendard que gairebé ni reconeixen. No saben on són, ni com tornar a casa, i el senyor pel qual lluiten no sap com es diuen, però ara arriba i els ordena a crits que formin, que facin una línia amb les llances, les falçs i les aixades esmolades, i que no retrocedeixin. I els cavallers els cauen al damunt, homes sense rostre tots, coberts d’acer, i el retruny de la càrrega sembla omplir tot el món...
I aquell home es trenca.
Es gira i fuig, o després s'arrossega entre els cossos dels caiguts, o fuig d'amagat aprofitant la foscor, i troba un lloc on amagar-se. Ara ja ha deixat de pensar en casa seva, i tots els reis, déus i senyors signifiquen menys per ell que un tros de carn feta malbé que li permetrà viure un dia més, o un odre de vi dolent que li pot ofegar les pors unes hores. L'home romput viu al dia, pensant només en el següent àpat, i té més de bèstia que d'humà»

«Los hombres quebrados pueden ser igual de peligrosos, pero también son dignos de compasión. Casi todos son gente sencilla, hombres del pueblo que nunca habían estado a más de media legua de la casa en la que nacieron hasta que un día, un señor cualquiera se los llevó a la guerra. Mal vestidos y mal calzados, marchan tras sus estandartes, a veces sin más armas que una guadaña o una hoz, o una maza que se han hecho ellos mismos atando una piedra a un palo con tiras de cuero. Los hermanos marchan con los hermanos; los hijos, con los padres; los amigos, con los amigos. Han oído las canciones y las anécdotas, así que caminan con el corazón anhelante, soñando con las maravillas que verán, con las riquezas y la gloria que conseguirán. La guerra les parece una gran aventura, la mayor que vivirá la mayoría de ellos.
Luego prueban el combate.
Algunos se quiebran nada más probarlo. Otros aguantan años, hasta que pierden la cuenta de las batallas en que han intervenido, pero alguien que sobrevive a cien combates puede quebrarse en el ciento uno. Los hermanos ven morir a sus hermanos, los padres pierden a sus hijos, los amigos ven a sus amigos tratar de volver a meterse las tripas después de que los haya rajado un hacha.
Ven caer al señor que los llevó allí y, de repente, otro señor les grita que ahora lo sirven a él. Reciben una herida y, cuando todavía la tienen a medio curar, reciben otra. Nunca tienen comida suficiente; el calzado se les cae a pedazos de tanto caminar; la ropa se les desgarra y se les pudre, y la mitad se caga en los calzones porque ha bebido agua que no era potable.
Si quieren unas botas nuevas, una capa más caliente o, tal vez, un yelmo de hierro oxidado, tienen que quitárselo a un cadáver; no tardan en robar también a los vivos, a los aldeanos en cuyas tierras luchan, a hombres como los que eran antes ellos mismos. Les matan las ovejas y les roban las gallinas, y de ahí a llevarse también a sus hijas sólo hay un paso. Y un día miran a su alrededor y se dan cuenta de que todos sus parientes y amigos han desaparecido, de que luchan al lado de desconocidos y bajo un estandarte que ni siquiera identifican. No saben dónde están ni cómo volver a su hogar; el señor por el que luchan no sabe cómo se llaman, pero ahí está siempre, gritándoles que formen una línea con sus lanzas, sus hoces, sus guadañas, para defender la posición. Y los caballeros caen sobre ellos, hombres sin rostro envueltos en acero, y el retumbar de su ataque parece llenar el mundo...
Y el hombre se quiebra.
Da media vuelta y huye, o se arrastra entre los cadáveres de los caídos, o se escabulle en plena noche y busca un lugar donde esconderse. A esas alturas, los hombres quebrados ya ni piensan en volver a casa. Los reyes, los señores y los dioses les importan menos que un trozo de carne medio podrida que les permita vivir un día más, o un pellejo de vino agrio con el que ahogar sus miedos unas horas. Viven de día en día, de comida en comida; son más animales que humanos».

Lo que me gusta de este fragmento es el realismo con el que describe las penurias de la guerra. Estoy cansada de novelas de fantasía épica o de películas bélicas que ensalzan la guerra, cuando en realidad es algo terrible que te rompe como persona. Fragmentos como este conciencian sobre el daño psicológico de la violencia y cómo luchar no merece la pena... o al menos, hasta cierto punto. Sí, estoy en contra de la guerra, pero al mismo tiempo entiendo que luchar sea necesario para protegerte a ti, a los tuyos o tu modo de vida. No apruebo la guerra Ucrania-Rusia, pero si la alternativa es un gobierno ruso, con todo lo que implica (censura, discriminación, pérdida de derechos...) entiendo que la gente se aliste y se sacrifique por conservar su mundo. Lo que es absurdo es luchar en beneficio de otros por dinero o alistarse en una guerra que ni te va ni te viene solo por el honor y la gloria.

Lo segundo que me gusta de este fragmento es cómo contextualiza a los hombres quebrados, lo que queda de una persona tras la devastación de la guerra. No me parece que sus sufrimientos excusen los crímenes que han cometido, pero ver el contexto completo ayuda a comprender mejor a la gente. Las prisiones no deberían ser centros de reclusión, sino de reformación. No solo deben conseguir un arrepentimiento real, sino que los criminales sean capaces de reparar parte del daño que han hecho. Y si conocemos el contexto se puede empezar a trabajar en mejorar. Los hombres quebrados también tienen que pagar por sus crímenes, pero eso no significa que estén condenados de por vida. Han cometido errores guiados por la ingenuidad, la presión social o la necesidad de una vía de escape a su sufrimiento; nosotros en su situación seguramente actuaríamos de forma similar.

Esto es todo lo que tengo por comentar hoy. Como veis, no es mucho, pero es que creo que el fragmento hablo por sí mismo. Es vuestro turno: ¿os ha gustado la cita? ¿Habéis leído la novela? ¿Destacaríais algún otro fragmento? ¿Creéis que en el arte de cada vez se idealiza menos la guerra? ¿Os parece que un criminal puede tener redención, sin importar el crimen que haya cometido? 

jueves, 11 de septiembre de 2025

Ninguno de nosotros volverá, de Charlotte Delbo

Traductor: Regina López Muñoz
Editorial: Libros del Asteroide S.L.U.
ISBN: 9788417977139
Título original: Auschwitz et après i, ii: Aucun de nous ne reviendra / Une connaissance inutile
Número de páginas: 320
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento:  27/01/2020
Autora: Charlotte Delbo

Sinopsis:
En 1942, Charlotte Delbo fue detenida en París y encarcelada por pertenecer a la Resistencia francesa y, en 1943, deportada al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau junto con doscientas treinta presas francesas, de las que solo sobrevivirían cuarenta y nueve. El presente volumen recoge los dos primeros libros de su elogiada tetralogía Auschwitz y después, en los que relata esa experiencia.
Delbo reconstruye su recuerdo a partir de breves y poéticas estampas de vida y de muerte, y lo hace en gran medida desde una voz colectiva femenina, la de todas las cautivas que, pese a haber sido desposeídas de su identidad, supieron sostenerse las unas a las otras. A partir de esa particular mirada, la autora logra encontrar palabras para lo inefable e ir todavía más allá, creando belleza donde no podía haberla. Uno de los testimonios más emotivos y necesarios de la literatura concentracionaria, a la altura de los de Primo Levi o Elie Wiesel. Sin duda, una obra maestra literaria.

Por qué este título
"Es un barracón nuevo que acaba de ser acondicionado en el recinto de la enfermería. Varios camiones han descargado máquinas lacadas y niqueladas, un lujo de propiedad apenas creíble. Han montado en el barracón una sala de radiografía, diatermia, rayos X.
La primera vez que unos hombres reciben cuidados en nuestro campo. El campo de los hombres está abajo. Cuenta con un revir, que es mejor que el nuestro, o eso dicen. Quizá solo menos terrorífico. ¿Por qué los mandan aquí? ¿Ahora tratan a la gente aquí?
Los hombres siguen esperando. Callados. La mirada perdida y sin color.
Uno por uno, empiezan a salir los primeros. Se visten en la puerta. Su mirada rehúye la de quienes esperan. Y cuando distinguimos sus rostros, comprendemos.
Cómo expresar el sufrimiento en sus gestos. La humillación en sus ojos.
A las mujeres las esterilizan con cirugía.
¿Y qué más da? Si ninguno de ellos volverá. Si ninguno de nosotros volverá."

Opinión:

Hace más de tres meses que leí este libro. He tenido mil cosas este año y eso ha hecho que se me acumularan las reseñas pendientes, por eso aún no me había puesto con ella. Ahora que me he sentado con el libro al lado, tengo la mente en blanco. No recuerdo absolutamente nada, más allá de lo básico: la autora fue prisionera durante más de dos años (27 meses) en varios campos de concentración y escribió sus memorias a los pocos meses de conseguir la libertad.

De buenas a primeras, pensaréis que es un libro que ha pasado por mi vida sin pena ni gloria, ya que no lo recuerdo; nada más lejos de la realidad. Precisamente, si lo he olvidado es como mecanismo de defensa. La historia que esconde entre sus páginas es tan dura, que una no puede hacer más que olvidarla si quiere volver a sonreír algún día. Recuerdo que lo leí despacio, un par de capítulos al día; era la única forma de no hundirme en la miseria.

"Y, como Ondina, yo sabía que olvidaría, porque olvidar es seguir respirando, porque olvidar es seguir recordando, y porque la distancia entre la vida y la muerte es mayor que la que separaba la tierra y las aguas a las que regresaba Ondina para olvidar."

Hace media hora he pensado "no será para tanto". Entonces, he releído los fragmentos que había marcado como relevantes para la reseña y ahora estoy hecha un mar de lágrimas. Me gustaría descansar un poco, dar un vistazo a Twitter, distraerme y ya después ponerme con la reseña, pero haré un esfuerzo por seguir escribiendo: este es el estado anímico necesario para intentar explicar lo que esta obra me ha hecho sentir.

"De pie, envuelto en una manta, un niño, un chiquillo. Una cabeza rapada muy pequeña, una cara en la que destacan la mandíbula y el arco superciliar. Descalzo, da saltitos sin cesar, animado por un movimiento frenético que recuerda al de los salvajes cuando bailan. Quiere agitar también los brazos para calentarse. La manta se abre. Es una mujer. Un esqueleto de mujer. Está desnuda. Se ven las costillas y los huesos ilíacos. Se coloca bien la manta sobre los hombros, sigue bailando. Un baile mecánico. Un esqueleto de mujer que baila. Sus pies son pequeños, flacos, y están desnudos en la nieve. Hay esqueletos vivos que bailan."

Empiezo con una advertencia: no busquéis una historia, porque esto es un sueño febril, retazos de recuerdos deshilachados. Os aviso de que tampoco podéis agarraros a una cronología, porque en el infierno no pasa el tiempo. Ni siquiera hay personajes: los demonios no merecen un nombre y los condenados solo son rostros fugaces que pronto serán ceniza.

"Un hombre que ya no puede seguir. El perro lo agarra por el trasero. El hombre no se detiene. Camina con el perro caminando detrás de él sobre dos patas, con el hocico en su trasero.
El hombre camina. No ha proferido grito alguno. La sangre marca las rayas del pantalón. Por dentro, una mancha que se amplía como sobre papel secante.
El hombre camina con los colmillos del perro hincados en la carne.
Intentad mirar. Probad a ver".

De lo único que se puede hablar de este libro es de sentimientos: angustia, impotencia, incredulidad, apatía. Si ya me ha parecido demoledor leerlo, no puedo imaginar lo doloroso que habrá sido escribirlo. Para ello, una tiene que forzarse a escarbar en los recuerdos reprimidos y revivir el horror desde la distancia, desde la cordura. Eso debe de ser peor que vivirlo, porque ante el sufrimiento, una blinda mente y alma, y no es hasta que se toma consciencia de lo sucedido que llega el dolor.

"Las mujeres pasan cerca de nosotras. Gritan. Gritan y nosotras no oímos nada… Este aire frío y seco debería ser conductor si estuviésemos en el entorno terrestre ordinario. Gritan en nuestra dirección sin que ningún sonido nos alcance. Sus bocas gritan, sus brazos estirados hacia nosotras gritan, todo en ellas grita. Cada cuerpo es un grito. Antorchas que llamean en gritos de terror, gritos que han tomado cuerpo de mujer. Cada una es un grito materializado, un alarido que no oímos. El camión circula en silencio sobre la nieve, pasa bajo un pórtico, desaparece. Se lleva consigo los gritos".

En estas páginas, la autora desnuda su alma para ofrecernos un atisbo del infierno en la Tierra. Lo extenuante que es pasar días de pie a la intemperie, en pleno invierno, sin poder moverte un ápice de la formación. No es mucho mejor caminar, caminar, caminar, sin ver más que los pies que te preceden, sin rumbo ni destino, sin saber si merece la pena resistir el agotamiento un minuto más. La autora nos habla del duelo en situaciones extremas, de los estrechos lazos que crea el sufrimiento compartido, de la agonía que supone la incertidumbre de la muerte y del dolor de seguir viviendo cuando todos los demás han muerto. Uno de los capítulos más duros es, para mí, aquel en el que nos muestra la desesperación de vivir con sed, cómo la necesidad te consume y corroe lentamente tu consciencia. Cuando te atenaza el miedo a perder la voz, cuando beber solo te produce más sed, es el momento en que sabes que la locura te acecha y ya no te importa. Por supuesto, llega un punto en el que no duelen los golpes de los palos, que no sientes el frío que roe tus pies, que miras a la muerte con indiferencia; pero para llegar ahí hay un largo camino de sufrimientos.

"Yo estoy de pie en medio de mis compañeras y pienso que, si algún día vuelvo y quiero explicar lo inexplicable, diré: «Yo me decía: tienes que aguantar, tienes que aguantar en pie mientras dura el recuento. Tienes que aguantar hoy también. Porque habrás aguantado hoy también, volverás, si vuelves algún día». Y será mentira. Yo no me decía nada. No pensaba en nada. La voluntad de resistir se hallaba sin duda en un resorte mucho más oculto y secreto que está roto desde hace no sé cuánto. Y si las muertas hubieran exigido a quienes volvieran que rindieran cuentas, estas serían incapaces. Yo no pensaba en nada. No miraba nada. No sentía nada. Era un esqueleto de frío con el frío soplando a través de todos esos abismos que forman las costillas de un esqueleto".

Este tipo de obras tienen un valor testimonial, histórico: recordar el pasado es la única forma de no repetirlo. Sin embargo, para mí su valor va más allá: estas historias me hacen amar la vida. Una vez me recupero, durante un tiempo, valoro mucho más cada pequeño instante de felicidad, disfruto de todo como si fuera una niña y aprovecho cada instante con los demás como si fuera el último. Y es que si algo me enseñan estas obras es a aferrarme a la vida con uñas y dientes. Nunca hay que caer en la desesperación, sino seguir adelante por mucho que pese la carga a tus espaldas, porque nadie puede saber qué nos deparará el mañana.

No quería terminar esta reseña sin hablar de la escritura. He hojeado las primeras páginas y he recordado lo mucho que me sorprendió el estilo narrativo libre, casi sin filtros: los capítulos tienen una longitud dispar (algunos varias páginas, otros un par de líneas) y el texto no siempre está en prosa (hay emociones que solo se pueden transmitir con la poesía) ni se deja encerrar por las reglas de puntuación.

"cómo cómo
perdonaros que estéis vivos
cómo cómo
os haréis perdonar
por esos que están muertos
para que paséis
bien vestidos con todos vuestros músculos
para que bebáis en las terrazas
para que seáis más jóvenes cada primavera
Os lo suplico
haced algo
aprended un paso
un baile
algo que os justifique
que os dé derecho
a ir vestidos con vuestra piel y vuestro vello
aprended a caminar y a reír
porque sería una estupidez
al final
que tantos hayan muerto
y que vosotros viváis
sin hacer nada con vuestra vida"

Lo que más rechazo me produce de este tipo de historias es la narrativa: ya he dicho muchas veces que vivir algo no significa que sepas plasmarlo en el papel. En esta ocasión, se nota que la autora tiene una formación y que sabe escribir; gracias a ello puede, por ejemplo, jugar con los tiempos verbales pasando del presente al pasado con una naturalidad apabullante. Tiene un estilo peculiar, distintivo, poético en ocasiones, onírico en otras; sin embargo, el texto es muy accesible. No hay descripciones confusas ni simbolismos, sino la realidad en toda su crudeza.
Experimentación formal

En conclusión, una obra testimonial sobre el cautiverio de la autora en varios campos de concentración. No es una autobiografía, sino un compendio de recuerdos con los que trata de transmitir cómo se siente una en una situación límite como esa. Había 230 mujeres en el convoy en el que la autora llegó a Auschwitz. "Ninguna de nosotras volverá", reza el título, y así fue: aunque de esas 230 mujeres sobrevivieron 49, ninguna era la misma que al partir. Si te interesa el tema de los campos de concentración, pero nunca has leído una obra testimonial, te animo encarecidamente a darle una oportunidad a este libro, porque te ofrecerá una sinceridad que no puedes encontrar en ninguna novela. 

Cosas que he aprendido:

  • El sufrimiento no tiene por qué venir de torturas complejas.
  • Olvidar es la única forma de seguir viviendo.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...4'5/5!

Primeras Líneas...

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Viñeta del lector 126#


Hoy en día, se estrenan tantas adaptaciones (literarias o no) que parece que los directores solo apuestan por aquello que tiene un público asegurado y que no requiere escribir un guion desde cero. Lo que pasa es que no son conscientes de que ese público va a ser muy exigente y que reciclar una historia conlleva ciertos riesgos.

Los lectores somos un público difícil de contentar porque vamos al cine con muchas expectativas. Por una parte, sabemos cómo son los personajes y cómo evolucionará la trama, así que aquello que nos genera interés es si la película logrará que la novela, tal y como la conocemos, cobre vida. Eso es un problema, porque cada lector interpreta la obra a su manera, por lo que la fidelidad textual no es siempre sinónimo de éxito. Que los actores se correspondan a la perfección con la descripción del libro no significa que se correspondan con la imagen mental que tenemos de los personajes. A veces, nos fijamos mucho en un rasgo concreto y otras obviamos otros que se mencionan de pasada; de ahí surgen las diferencias.

A eso hay que sumarle que es imposible respetar al 100% el original. La imagen suple las descripciones; sin embargo hay que recortar diálogos y escenas si uno quiere que la película no dure varios días. Eso hace que la narrativa cambie, que se tengan que reordenar los eventos, inventarse escenas transicionales y que el producto final sea muy distinto al original.

¿Y eso es necesariamente malo? En absoluto. Para mí, una adaptación cinematográfica que se articula entorno a la fidelidad al original es un fracaso. Y es que entonces, ¿qué diferencia hay entre ver la película o leer el libro? Eso es lo que pasa con el manga, que las adaptaciones de anime suelen ser exactamente lo mismo. En esos casos, me decanto por lo uno o por lo otro; depende de si el dibujo en el manga me parece legible (aún tengo dificultades) o si el anime es demasiado acelerado o exagerado. Para mí no tiene sentido consumir ambos productos, excepto si quieres hacer una relectura/revisionado. Beastars, por ejemplo, es un manga que me gustó mucho; si algún día quiero volver a su historia, quizás lo haré con la versión anime, solo para variar un poco. 

Lo más interesante de las adaptaciones son las diferencias. Por ejemplo, en el caso de El detectiu Conan, yo veo el anime, mientras que G lee el manga. Ambas versiones son prácticamente calcadas; sin embargo, hay cambios muy curiosos tanto de traducción (yo lo veo en catalán y él lo lee en castellano) como de ritmo. Cuando veo una adaptación cinematográfica me interesa pensar por qué han recortado una escena en lugar de otra, pero también notar los cambios que reflejan cómo hemos evolucionado como sociedad: si se añade representación de minorías, si se suprimen los comentarios homófobos/racistas/machistas, si se evitan las escenas que perpetúan los roles de género... Por supuesto, hacer estas modificaciones al original no siempre está bien: hay que evitar que cambien sustancialmente la obra o rompan su mensaje.   

Para mí, las adaptaciones pueden cambiar cualquier cosa, excepto la esencia de la obra. Se puede aprovechar para ofrecer una visión distinta de la historia (en la adaptación de El señor de los anillos se incide más en la acción que en la descripción y en la serie de Juego de tronos el ritmo es más acelerado), mostrar otras perspectivas (en la adaptación de Charlie y la fábrica de chocolate de 2005 tenemos también la perspectiva de Wonka) o aprovechar los elementos cinematográficos para potenciar el mensaje. 

Entiendo a aquellos que solo buscan la fidelidad. Es emocionante ver en carne y hueso a tus personajes favoritos. Además, en las obras en las que prima la descripción, resulta mucho más atractivo ver esos paisajes o los detalles de la época (arquitectura o ropajes, por ejemplo) con tus propios ojos que no leer sobre ello. Pero para mí, conseguir plasmar visualmente la novela es solo una parte de la adaptación; también tiene que ofrecerme algo más.

¿Cuáles son vuestras adaptaciones favoritas? ¿Preferís la fidelidad o los cambios? ¿Soléis ver las adaptaciones cinematográficas de libros que ya habéis leído? 

domingo, 24 de agosto de 2025

Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, de Pablo Tusset

Editorial: Lengua de Trapo
ISBN: 9788489618626
Idioma: Castellano
Número de páginas: 319
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 19/03/2001
Medidas: 22.0 cm x 15.0 cm
Autor: Pablo Tusset (pseudónimo)
Título; Lo mejor que le puede pasar a un cruasán

Sinopsis:
¿Qué ocurre cuando Pablo Baloo Miralles, treintañero inadaptado y vacilón, holgazán, misógino, prostibulario, además de pariente pobre y conocido filósofo en la Red, se topa de hocicos con el misterio en un barrio pijo de Barcelona? A bordo de un deportivo con aire de pantera Bagheera, y con un humor inteligente, excéntrico y mordaz, Miralles nos conduce por una intrigante trama salpicada de alegrías etílicas, escarceos venéreos y páginas Web de dudoso contenido: el esclarecimiento de la repentina desaparición de su hermano, The First, presidente de Miralles & Miralles, la próspera empresa familiar. ¿Una fuga con la amante?, ¿la venganza de algún competidor estafado?, ¿un secuestro? Siempre de la mano de este tan impresentable como simpático Baloo de entre siglos, conoceremos a muchos personajes pintorescos: Gloria, la cuñada alcohólica con veleidades literarias; el patriarca Miralles, «difícil síntesis entre Winston Churchill y Jesús Gil»; el iracundo John, profesor de ontología en Dublín y coautor de una Teoría de la Realidad Inventada a medio postular; o la inefable Fina, heroína naïf de busto meritorio, cuyas aspiraciones románticas sobreviven a cualquier desaire. Pero lo que empezó como una misteriosa desaparición irá adquiriendo calidades oníricas y terminará llevando a nuestro Pablo Baloo hasta la Fortaleza: una invisible ciudadela incardinada en la entraña misma de esta nueva Barcelona de los prodigios.

Por qué este título...
"Lo mejor que le puede pasar a un cruasán es que lo unten con mantequilla; eso pensé mientras rellenaba uno abierto por la mitad con margarina vegetal de oferta, me acuerdo. Y me acuerdo también de que estaba a punto de hincarle el diente cuando sonó el teléfono".

Opinión:
Impresión: Raro

Este libro lo leí por recomendación de G, a quien le había volado la cabeza. O al menos, eso creía: resulta que no lo había leído, solo le había parecido curioso (me siento engañada). Es lo que pasa cuando pones un libro en pendientes y no lo tocas hasta muchos años después: una olvida qué le impulsó a comprarlo.

Lo de arriba parecen fresas. No sé qué pintan
Lo de arriba parecen fresas.
No sé qué pintan
No me arrepiento de haberlo leído, pero no repetiría... si no fuera porque a G le gustó tanto este autor (?????), que me empujó a comprar otro libro suyo. Y ahora que ha dejado la lectura aparcada una temporada, yo soy su conejillo de Indias... Le daré una segunda oportunidad al autor; total, el libro está ahí. Eso sí, iré con pies de plomo y, si no me convence, no me lo pensaré dos veces.

Pasando a hablar de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán: bien, no sé quién diseñó la portada, solo sé que ese día no iba muy fino. Ni ese ilustrador ni ninguno de los que contrataron después, porque no hay ni una portada buena. Lo sé bien: antes de comprar el libro, intentamos elegir la portada más bonita (G quería tener a su autor favorito en la mejor edición [?]) y esto era lo más decente que había.

Esta está diseñada
 por el propio autor
El título sí que es llamativo (yo creo que a G le llamó la atención solo por eso), mientras que la premisa no es nada del otro mundo: a Pablo Miralles, un cantamañas de tres al cuarto, no le queda otra que espabilar cuando su hermano, principal fuente de ingresos, desaparece en extrañas circunstancias. Teniendo esto en cuenta, esperaba la típica novela de un investigador privado de poca monta que se encuentra ante un caso que le permite demostrar su valía y enderezar su vida. Nada más lejos de la realidad: Pablo va dando tumbos de aquí para allá, sin mostrar mucho interés por el paradero de su hermano, aprovechándose de la situación. Hay algunos momentos de investigación, pero no diría que estamos ante una novela misterio, ya que el argumento se centra, más que nada, en el día a día del protagonista.

La novela tiene un tono cómico, no hay ninguna duda; otra cosa es que a mí me haga gracia. Si tuviera que definirlo, diría que es un humor muy español, con situaciones distendidas, algo de comedia física, escatología y un lenguaje muy coloquial. Esto último ha sido para mí lo más destacado de la obra: el autor domina la jerga de la calle y hace un gran uso de los vulgarismos (gazuza, agramante, empapuzar, relojear, giñada, estozolar, acogotar, fistro). Normalmente, las obras que reflejan el lenguaje coloquial se limitan a algunas apócopes (pasao por pasado, ta por está) y al abuso de los insultos más comunes; aquí encontramos localismos hispanoamericanos y de zonas muy concretas de España. Tiene mucho mérito este dominio del lenguaje español por parte de un autor catalán, aunque al mismo tiempo es un poco extraño, porque el personaje vive en Barcelona y no parece de ascendencia latina: no tiene sentido que hable así.

Con el objetivo de mostrar que Pablo es de baja estofa, otra característica lingüística es la transcripción literal de los anglicismos (jevi, güindous, yacusi, jol del edificio, Suarsenaguer, crismas, flauers, pidsas, imeil, pásguor, sait, güìquén, jom-peich, rum, nic-neim, grin-pis). No es que cuando se publicó el libro estas palabras aún no estuvieran adaptadas, sino que es una decisión consciente para remarcar cómo lo pronuncia Pablo; si el anglicismo lo usa otro personaje, está bien escrito.

Todo este coloquialismo contrasta con el uso de tecnicismos y un lenguaje elevado en algunas ocasiones (condicionales contrafácticos, dentro de la compunción a la que las luctuosas circunstancias obligaban, retropucio, pacata, deletéreos). Pablo no es un vividor cualquiera, sino un vividor instruido, filósofo de afición. Por eso, la narración en primera persona va alternando entre un lenguaje más o menos formal según la situación. Con tanto palabro, he de admitir que me he sentido un poco perdida; pese a ello, he disfrutado de descubrir nuevas palabras.

Siento haberme tirado el pisto hablando de lengua (gajes de oficio): para mí es lo más interesante que tiene la novela, ya que todo lo demás ni me va ni me viene. En parte, eso se debe a la trama tan dispersa, pero también al escaso trabajo de personajes. Solo Pablo es interesante, y ni eso. Lo único que tiene a su favor es ser un personaje realista que retrata un sector de la población: hombres sin oficio, beneficio ni lazos sentimentales, enganchados a la bebida y a las drogas, que se limitan a vivir el día a día. Este tipo de personaje tiene poco protagonismo en literatura, ya que solo existe para mostrarnos que hasta las personas más miserables son capaces de cambiar. Con Pablo, esto no pasa. La mayoría de novelas nos dicen que si nos lo proponemos y se dan las circunstancias propicias, todos somos capaces de cambiar, aunque sea solo un poquito; eso no significa que todo el mundo esté dispuesto a ello, como bien nos muestra Pablo. Me parece necesario concienciar de la posibilidad del cambio, pero también advertir de que algunos no cambiarán nunca. Eso no significa que la obra defienda este modo de vida: a Pablo le salen las cosas bien, pero la obra nos muestra que su vida es sórdida y nos deja claro que el protagonista no es, en ningún momento, un modelo a seguir.

Los secundarios son tan estereotípicos y planos como el protagonista. La Fina es un ejemplo de cómo las mujeres también pueden llevar una vida como la de Pablo, vagando de aquí para allá sin madurar. Me ha gustado que, pese a los rumores, no salieran juntos, sino que solo fuesen buenos amigos que se comprenden muy bien; cualquier otra obra hubiera optado por un romance. Gloria, la cuñada, también me ha gustado, no solo porque sea un personaje femenino positivo, sino porque es una mujer fuerte que ha sabido sacar partido de sus circunstancias y montarse la vida lo mejor posible. 

Teniendo en cuenta lo comentado hasta el momento, puede que os preguntéis por qué seguí leyendo, ya que para palabras guachis podía leer el diccionario. Lo cierto es que fue por inercia: si la obra hubiera sido más larga, posiblemente la hubiera dejado. También es verdad que el tono ligero acompaña, que hay muchas escenas cotidianas y familiares, y que, pese a la jerga incomprensible, es bueno de digerir.

El final sí que me sorprendió, no porque haya un gran giro de guion, sino porque, en lugar de inclinarse por el idealismo, la obra prefiere ser coherente con el personaje que nos habían presentado. Me pareció un final valiente que no dejará contento a todo el mundo; sin embargo, prefiero eso a un cambio surgido de ninguna parte.

En conclusión: supongo que esta novela está siempre de segunda mano porque a nadie le interesa. La trama de tintes costumbristas y el tono humorístico hacen que la novela sea entretenida, por mucho que no vaya a ninguna parte. La combinación entre jerga de la calle y lenguaje intelectualoide está graciosa, pese a que puede hacer que a la lectura sea pesada. El protagonista es cuanto menos curioso, sin embargo, la época de los personajes planos pasó hace mucho. Seguro que la obra tendrá su público (G es un gran fan [?]) y que el humor encajará con algunos lectores, pero no es mi estilo. También hay que tener en cuenta que esta fue la primera obra del autor; quizás la otra que tengo me parezca más resultona.

Cosas que he aprendido:

  • Palabras guachis
  • Un buen ejemplo de conversación por chat
  • Reafirmarme en que la gente no cambia de la noche a la mañana

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads

:

PUNTUACIÓN...2'5/5! 

Primeras Líneas...

lunes, 18 de agosto de 2025

Visto en las redes 73#

 ¡Hola a todos! ¿Cómo va todo? Yo, contenta de que haya llegado el verano. No por el calor, claro, ni por las vacaciones que no tengo, sino porque hemos puesto horario de verano y la biblioteca está mucho más tranquila. Ahora tengo un poco más de tiempo para dedicar al blog y a escribir reseñas, que es justo lo que necesitaba. 

En fin, paso a presentar la entrada. Para los que no lo sepan, esta sección me gusta mucho porque da pie a muchos debates (aunque no os veo muy por la labor de debatir), así que, pese a que lleva mucho tiempo, me encanta escribirla. Espero que la disfrutéis y que podamos comentar un montón de temas interesantes. ¡No os olvidéis de comentar todo aquello con lo que estéis o no de acuerdo!

Eso sí, antes que nada, empezaré explicando en qué consiste la sección para aquellos que aún no lo sepan. Ya sé que estos párrafos que vienen a continuación son muy repetitivos; el caso es que siempre hay gente nueva que no sabe en qué consiste la sección y me gusta informar de ello. Visto en las redes es una recopilación de todos aquellos tweets que me han parecido interesantes (y a los que he dado retweet) publicados los últimos meses (junio y julio) por diversas personas, y una selección de las reflexiones relacionadas con el mundo literario que he compartido por las diferentes redes sociales. Es decir que... ¡atención, porque podríais salir mencionados en esta entrada! 

Me decidí a crear esta sección como excusa para hacer debates porque sé que algunos de vosotros no me seguís en las redes sociales tranquilos, estáis en la lista negra (tanto porque no os interesa como porque no tenéis una cuenta) y pensé que os podría parecer interesante tener una recopilación de esta información. Así, todos los que no tenéis redes podrías estar al tanto y los que me seguís, pero estáis saturados, podríais tener un resumen.  

Como sabéis, el blog está en varias redes: en Twitter, en Facebook, en Instagram, en The Storygraph, en Goodreads y en Bloguers (podéis acceder a mi perfil de cada red social haciendo click en los enlaces), aunque estoy especialmente activa en Twitter e Instagram, por lo que en esta sección me centraré en esas redes sociales.   

Repito, como en cada ocasión, que la idea de esta sección no es completamente mía (siempre hay que dar créditos). Me inspiré en una sección muy parecida en el blog de Deja volar tu imaginación llamada Citando a Twitter. En ella, Patt recopilaba algunos de sus retweets favoritos, siempre relacionados con reflexiones sobre el mundo en general, no centradas en el ámbito literario. 

Y sin más dilación, os dejo con la entrada:

Visto en Twitter

Los autores son humanos y es inevitable que a lo largo de su vida expresen ideas que no compartes, defiendan causas que no te parecen justas, cometan algún crimen o contraigan algún tipo de adicción intolerable. Hay tan pocos autores que se libren de culpa, que, al igual que Dr. Motosierra, prefiero distinguir entre autor y obra, en parte porque su ideología puede no reflejarse en el texto, como es el caso de la homofobia de Orson Scott Card. Pese a no buscar activamente información sobre los autores, es inevitable hacerse eco de los casos más sonados. Cuando me entero de algo así, no me deshago de todos los libro a bote pronto, sino que decido no leer nada más suyo si no es que adquiero el libro de segunda mano o de la biblioteca. ¿Cómo reaccionáis vosotros?

Si hay algo que valoro mucho de Carlos di Urarte son sus consejos sobre escritura. Coincido con sus observaciones sobre el uso de los gerundios, los adverbios terminados en -mente y las expresiones recurrentes; es válido utilizarlos, siempre que no sea en exceso.

Después de darle un par de vueltas a este conflicto de MonikaFeren, yo diría que no es necesario usar un pseudónimo. A mí me gusta cuando un autor no se encasilla y demuestra que puede escribir obras de otros géneros literarios. Si alguien piensa que no se pueden escribir de temas tan diferentes o que quien mucho abarca poco aprieta, es problema suyo. En cuanto a lo de la lista de correo, no creo que sea una desventaja. Si decido seguir la lista de difusión de un autor es porque me interesa todo lo que publica no solo una obra en concreto. No creo que uno tenga que limitarse a su zona de confort; esto puede ser una oportunidad para adentrarte en otro género de la mano de un autor que te gusta. ¿Vosotros qué opináis?

En los últimos años he leído algunas novelas juveniles que no me han parecido gran cosa, pero que estoy segura que, de adolescente, me hubieran fascinado. Es lo que tiene crecer, que tus gustos cambian. Eso no significa que las novelas juveniles que se publican hoy en día sean peores (siempre se han publicado novelas con relaciones tóxicas), ni mucho menos, sino que, como dice CG Drews, ya no somos su público objetivo y por eso no las disfrutamos tanto. ¿A vosotros os siguen emocionando las novelas juveniles?


Me negaba a creer que estos precios que nos enseñan Gee y AlmaPrendida fueran reales, así que lo he mirado con filtros en Amazon y he quedado tiesa. Hay un montón de títulos de Planeta que están a 12€ en digital y novelas como Viento y verdad que están a 15€. De verdad que no entiendo los motivos que hay detrás de todo esto. ¿De verdad hay gente que lo compra a estos precios? Es que incluso si solo fuera un precio disuasorio, para que lo compres en papel y nadie pueda decir que no ofrecen una opción en digital, me parece excesivo. ¿Será para ganar más si la obra está en plataformas de suscripción? ¿Alguna otra propuesta?

Al igual que Luna, intento llevarme siempre un libro a todas partes. Es incómodo, pesa y normalmente no tengo tiempo ni de abrirlo, pero merece la pena para las pocas veces en las que sí me ha sido útil llevarlo conmigo. ¿Vosotros también vais siempre con un libro encima?


Me gustan las novelas grimdark y eso que rara vez puedes identificarte con sus personajes. A mí no me importa que el protagonista sea mala gente; solo necesito comprenderlo y poder empatizar con él y sus circunstancias. Eso no significa que me guste una novela en la que se muestra a este personaje como un ejemplo a seguir, ni mucho menos: lo lógico en estos casos es criticarlo. Por eso los protagonistas de las novelas grimdark no suelen terminar bien. En todo caso, la pregunta de Goodreads me parece lógica, ya que hay mucha gente que prefiere no hacer el esfuerzo de intentar comprender al otro.


En la mayoría de entrevistas que he leído de autores, que son pocas, se pregunta exclusivamente eso, sobre su oficio, si bien es verdad lo que comenta Mientrasleo que en las entrevistas de más alcance y cuando un autor trata en su obra mínimamente un tema de actualidad, también se le pregunta su opinión al respecto. Cada uno sabe de lo que sabe y, de lo demás, solo puede dar su opinión sin fundamento, pero al ser famoso, esa opinión ya tiene cierto peso. En vista que los entrevistadores seguirán haciendo estas preguntas inadecuadas, para generar polémica, creo que como autor, si no sabes de algo, deberías ser consciente de tu influencia y no responder.   

Si nos ponemos serios, sí, Dr. Motosierra, es un problema aislarse del mundo y encerrarse en los libros. No me arrepiento de haberme pasado toda mi infancia leyendo, aunque hubiera estado bien que desarrollara un poco más mis habilidades sociales y que hubiera hecho algún amigo más. Los libros son un buen apoyo, pero no deberían sustituir la vida real.

Eh... sí. Al igual que Maliha, esto es algo que me encanta hacer, no por presumir, ni mucho menos, sino que veo el libro, me invaden los recuerdos y siento unas ganas enormes de convencer a la otra persona para que lo lea y así yo pueda revivir esa historia a través de la lectura y los comentarios de otro. ¿Vosotros también tendéis a señalar y hablar de libros que habéis leído?

Lo de que todas las novelas románticas tengan que tener un final feliz, como dice Luna, me parece una soberana tontería. La romántica es un género como cualquier otro, cuyo núcleo es la relación amorosa, independientemente de si esta termina con los personajes juntos o no. Es más, hay novelas románticas en las que el final feliz es que cada uno siga su camino. Yo leo el género para comprender mejor las relaciones entre personas. No le veo el punto a autoengañarse con novelas con finales positivos si la realidad no es así ni lo será. Eso solo genera unas expectativas respecto a las relaciones que no se van a cumplir nunca. 

Comparto la crítica de Seguiré Leyendo, pese a que entiendo la decisión de las editoriales, cuyo objetivo es conseguir más ventas. Hay tantas publicaciones hoy en día, que la única forma de sobresalir es con un producto que sea visualmente más llamativo que cualquier otro del mercado, incluso si para eso hay que reducir costes de corrección y traducción. No hay tantos lectores que se quejen por ello y muchos menos deciden dejar de comprar libros a la editorial por esa razón; en cambio, con los cantos pintados y las reediciones pueden conseguir aumentar su público, así que es una apuesta segura.

En esto sí que coincido con Luna: cualquier momento es bueno para leer. Cualquier estado de ánimo me incita a leer y cualquier situación en la que esté sola. Quizás el único momento en que no me apetece leer es cuando me lo paso bien con los amigos; por lo demás, cualquier momento es bueno. ¿Hay alguna situación o estado de ánimo en el que nunca os apetece leer?

No se me ocurre cómo un traductor puede cometer un fallo tan garrafal como este que nos enseña Seguiré Leyendo. Quizás quería decir que, por las lágrimas, se le pegaron los ojos, pero eso solo sucede cuando las lágrimas están secas, así que también sería raro en este contexto. 

Muy de acuerdo con esto que dice María R. Coco. Mirad que no me gustan los tópicos, pero si para evitarlos tienes que usar un lenguaje artificioso, mejor déjalo estar. Todos sabemos qué significa fruncir el ceño y, si tu personaje lo hace, no me parece mal que lo uses. El problema es cuando se abusa de estos recursos.

Es mucho más barato poner el lomo de un color chillón que no hacer un trabajo complejo como este que nos enseña Luna. Y con lo que están triunfando los cantos pintados, si la editorial no necesita hacer más para vender, para qué esforzarse. Supongo que a medida que pase la fiebre de los cantos pintados simples, estos empezarán a valorarse mucho más. ¿Tenéis alguna edición así?

Me siento muy representada con este comentario de Vale Ivs Percy Jackson. En mi caso, tenía una linterna "para ir al baño" que en realidad utilizaba para leer en la oscuridad. También es verdad que pocas veces pasaba horas y horas leyendo por la noche, una o dos a lo sumo, porque llegaba a cansarme. Y no os podéis hacer a la idea del miedo que tenía siempre a que me descubrieran. Como me abstraigo tanto con la lectura...

Cada vez que descubro algo como lo que nos cuenta Carlos di Urarte aquí, me quedo en shock. Y lo mejor es que suelo olvidarme, así que cuando me lo recuerdan, me quedo en shock de nuevo. En algunos casos mi confusión se debe a que el nombre suele ser asociado al género femenino, como Tracy, pero en otros casos no tengo excusa. Incluso hice una entrada hace tiempo hablando de esto.

Si alguien conoce alguna novela con estos tropos invertidos, por favor, que me lo diga, porque me muero por leer cualquiera de estas cosas que propone CG Drews. Siempre ando en busca de la originalidad y de una vuelta de tuerca a las historias, así que me encantaría leer algo de esto: un "de amantes a enemigos", un maestro alegre con su aprendiz cascarrabias, el elegido es un elegido para hacer el mal, una casa embrujada completamente nueva, deshacer un matrimonio por conveniencia, que sean una pareja falsa y no se enamoren, una historia de ricos a pobres o la idea de "no estoy intentando que cambie para bien, sino para mal".

De no ser por Aaron Bady no conocería esta anécdota de Saramago. Resulta que su traductor al inglés, cuando traducía Ensayo sobre la ceguera, estaba tomando una medicación con la que perdía visión y decidió dejar de tomarla, a riesgo de vivir menos, para conservar la vista. Chunguísimo. No suelo leer entrevistas de los autores, así que me pierdo estas cosas. ¿Conocéis alguna otra historia así?

Lo he leído millones de veces y siempre había creído que significaba "acariciarse la barba". No ha sido sino gracias a este comentario de RGR que he descubierto la verdad. ¿Os ha pasado lo mismo?

Comparto el enfado de Omaira_G. Entendería una subida de no o dos euros, pero es que esto es absurdo. ¡Y pensar que hace una década la mayoría costaban 6€! Por supuesto, los sigue habiendo a 9€, pero más que eso me parece un abuso. ¡Si por el precio que tiene un libro de bolsillo ahora, antes podías comprar uno de tapa dura! Esta subida de precios es lo que me incentiva cada vez más a comprar los libros solo de segunda mano.

Esto también me representa. Al igual que Vale Ivs Percy Jackson, cuando era pequeña y decía que me iba a dormir, incluía un rato para leer. Ahora, como vivo en pareja, rara vez leo antes de dormirme, porque charlamos hasta que me da el sueño.

Con tantos libros como hay por leer, las relecturas dan pereza. Sin embargo, como dice Pere Pèries, en una relectura el libro será él mismo, pero tú habrás cambiado y por eso cambiará tu percepción del libro. Eso es lo que a veces me detiene: ¿y si al releer un libro que me había encantado, ya no me atrapa como la primera vez? Al mismo tiempo, no me siento cómoda al recomendar un libro que no he leído recientemente, por lo que sí que hago relecturas de aquellos libros que creo que mi yo actual seguirá valorando positivamente.

Muy de acuerdo con esto que dice Mientrasleo. Es mágico cuando recomiendas algo y a la otra persona le encanta. No es solo la felicidad de haber acertado con la recomendación, sino también el placer que supone revivir una historia que te había gustado a través de los comentarios de los demás. Esto tiene su contraparte: cuando recomiendas algo y a la otra persona le parece una lectura sin más. Es entonces cuando me gustaría recordar mejor la obra para ofrecer mejores contrargumentos y poder hacer un poco de debate.

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Esta composición de BabelReader me parece muy interesante. Me gusta que haya encontrado tantos elementos de color verde y relacionados tanto con los venenos (las flores muertas, el escorpión, la botellita...) como con la muerte.



Esta imagen de MientrasleoS es bastante normalita, pero me ha convencido porque ha logrado camuflar muy bien el libro con todos esos frascos de perfume, hasta el punto de que he tenido que mirar la imagen dos veces para localizarlo.


La sencillez de esta imagen de MonicaSerendipia es lo que me enamora, así como la curiosa perspectiva. Queda muy original la vista desde arriba y además, me gusta el punto de libro a conjunto con el libro.

Por último, es inevitable que os muestre mis fotografías favoritas de AndrésYSusana_Atrapada. Y es que su estilo encaja completamente conmigo. En algunos casos (la primera, la segunda, la cuarta y las dos últimas fotografías) lo que me gusta es la estética simple y que acompañe la novela de pequeños elementos relacionados con la novela y que no tengo ni idea de dónde puede haber sacado, así como que logre que encajen cromáticamente. En otros casos, me sorprende el uso de un fondo tan bien escogido. Es el caso de la tercera fotografía, con el mapa de Roma; la quinta fotografía, con un fondo que consigue el efecto de un cenagal; y la sexta fotografía, donde la piedra negra y roja que enmarca el libro me recuerdan a la ceniza y a la sangre, esparcidas en un suelo terroso.

Y eso es un poco todo por hoy. He hablado mucho, así que ahora es vuestro turno. ¿Qué opináis de los debates que os he presentado? ¿Qué es lo que más os ha llamado la atención? ¿Os gustan las fotografías o preferís otro estilo?Luna