domingo, 19 de enero de 2025

Mejores y peores lecturas 2024

¡Hola a todos! Llevo un poco de retraso con estas entradas especiales, porque suelen publicarse a principios de enero (o a finales de diciembre, cosa que no entiendo, porque hasta el último día tienes la oportunidad de toparte con la mejor lectura del año), pero más vale tarde que nunca. 

Hoy os traigo un TOP 3 de mis mejores y peores lecturas del 2024. La mayoría están reseñadas en el blog (alguna, leída a final de año, todavía está en el tintero), y ya en su momento me explayé largo y tendido. Por eso, aquí haré solo un comentario breve (siempre digo lo mismo y no sé cómo, pero termino escribiendo un testamento), por si no visteis la reseña en su momento. Así tendréis una excusa para lanzaros este año a por la lectura de mis favoritos y descartar los otros nada más verlos. En caso de que os interesara leerla reseña completa, os informo de que si hacéis click en el título del libro, el enlace os llevará a la reseña correspondiente (si es que la hay).

Este año la decisión no ha sido difícil. En cuanto a las tres mejores, en el pódium deberían estar La canción secreta del mundo, de José Antonio Cotrina y Te daría el mundo, de Jandy Nelson, sin ningún ápice de duda dos de mis mejores lecturas del año, pero como son relecturas, he decidido no incluirlasEn el caso de las peores lecturas, he escogido los tres que más me enfadaron. Hay muchos libros que he dejado a medias que deberían estar en este TOP (Tengo tu número, de Sophie Kinsella, seguro que lo encabezaría), pero solo incluiré aquellas lecturas que haya terminado. Como últimamente estoy abandonando todo aquello que no me convence, no hay tantas malas lecturas como en otros años ni son tan terribles.


TOP 3 MEJORES LECTURAS 2024

Monster, de Naoki Urasawa

Cuando G me recomendó este manga porque le parecía de mi estilo, no esperaba que se convirtiera en una de mis mejores lecturas del año. Tuve mis más y mis menos con los tres primeros tomos: me gustaba el dibujo, el tono serio y el debate que asomaba entre las páginas, pero las casualidades y el buenismo de Tenma me molestaban. En los tres siguientes decidí abrazar los defectos y virtudes de la obra y eso me permitió sintonizar con la historia. La recta final fue una montaña rusa de emociones. En concreto, me ha encandilado cada página del último tomo: las leía varias veces para saborearlas, y cuando llevaba la mitad, me planteé volver a empezar para prolongar la experiencia.

Puede que la historia tenga sus fallos y podría mejorar en varias cosas (hay casualidades y Tenma no deja de ser la influencia positiva de cualquier conflicto), sin embargo, el final es un rotundo diez: el autor pone toda la carne en el asador y deja al lector con el corazón en un puño a cada página, el dominio absoluto que tiene de la tensión narrativa te deja con los nervios a flor de piel y una no puede evitar sorprenderse al darse cuenta de lo mucho que han evolucionado los personajes y hasta dónde han llegado.

Este manga en general me parece muy accesible para aquellos que no están habituados al formato y les gustan los thrillers, porque tiene muchas características de los cómics occidentales. El dibujo no solo es claro, limpio y fácil de seguir, sino que aporta mucho gracias a los fondos detallados y la expresividad de los rostros. La historia merece mucho la pena tanto por la emoción que hay en los arcos de personaje como por la reflexión necesaria sobre el monstruo que acecha dentro de cada uno de nosotros. No es una historia, perfecta, pocas lo son, pero se quedará conmigo mucho tiempo y sé que la releeré en un futuro. 

S. El barco de Teseo, de J. J. Adams y Doug Dorst

Su peculiar formato y la cantidad de materiales complementarios que incluye consiguieron que este libro se vendiera como churros, pero no llegó a su público objetivo. No estamos antes un libro bonito y accesible, al contrario, es un libro que desafía las convenciones tradicionales de lectura y exige un esfuerzo activo por parte del lector para interpretarlo, en parte porque experimenta con la forma: la narrativa es multidireccional (puede que tengas que ir saltando de una página a otra), hay acertijos y es necesario interactuar con diferentes elementos paratextuales para descubrir la historia completa. Que los personajes cuenten una historia en los márgenes de la página y se intercambien documentos que nosotros también podemos tocar, me voló la cabeza.

Que el libro me haya encantado no quita que haya sido un suplicio leerloEs como un puzzle que juega con varias capas de realidad para dar lugar a múltiples interpretaciones.  Más allá del peculiar formato, la dificultad de la lectura reside en leer constantemente entre líneas y comprender las distintas capas de significado que esconde cada párrafo; solo así podrás desentrañar todos los misterios y captar la profunda reflexión que esconde la historia sobre la fluidez de la identidad, la crítica al capitalismo y a la explotación laboral. Si uno lee esta obra desde la perspectiva del entretenimiento, encontrará una narrativa confusa y vacía, porque solo verá la superficie.

Este libro no es para todo el mundo, porque demanda un lector con mucho tiempo, mucha capacidad de atención, interés por los códigos ocultos y la capacidad (y las ganas) de analizar la obra palabra a palabra. Va más allá de la simple experimentación con el formato, porque la usa para explorar la reflexión sobre la identidad desde perspectivas nuevas. Las tres tramas que presenta son básicas en su superficie, porque el interés reside en cómo se interrelacionan y en captar los mensajes subliminales. En su conjunto, es un puzzle en el que todas las piezas encajan a la perfección, pero cuya imagen final será distinta para cada lector.

No puedo terminar esta recomendación sin alabar el estupendo trabajo realizado por el traductor, Marcelo E. ManzzantiEn una obra en la que cada palabra importa, llena de mensajes ocultos y juegos de palabras, traducir y adaptar el texto sin que se pierda la esencia de la obra original es toda una proeza. También cabe mencionar el increíble trabajo de maquetación, que ya les gustaría tener a los libros que se venden como "ediciones especiales".

Ciudad de jade, de Fonda Lee

Me ha sido difícil decidirme entre añadir esta novela o su continuación, Guerra de jade (reseña pendiente), porque ambas son muy buenas. Finalmente, me he decantado por recomendar esta, no solo por ser la primera de la trilogía, sino porque aunque la política no sea tan buena (y eso que aquí es brutal), maneja mejor a los personajes. Ciudad de jade es una novela perfecta para aquellos que quieran leer sobre mafias y gángsters, ya que muestra su funcionamiento y las relaciones entre sus miembros de forma muy realista. No había leído nada hasta ahora del tema y he quedado enamorada. El mundo está muy bien presentado y hace un retrato muy completo de las mafias: veremos las cruentas luchas territoriales entre clanes; la relación de vasallaje con los comerciantes, obligados a posicionarse y pagar tributo; los lazos de lealtad entre los miembros del clan, mucho más estrechos que si fueran de sangre; los tejemanejes políticos, la corrupción y la ambición de poder; el sangriento precio de la traición. 

Los personajes tienen mucha profundidad y cada uno ofrece una perspectiva muy distinta sobre el clan. Puede que sean personajes carismáticos, puede que entiendas de dónde vienen, cuáles son sus pasiones y miedos, pero eso no significa que la novela los presente como los buenos de la historia: ambicionan el poder, quieren el control completo de la ciudad, no tienen unos objetivos nobles y son tan violentos como cualquier otra mafia. Aun así, la autora los humaniza y explora tan bien todos sus recovecos, desde sus inseguridades hasta sus fortalezas, que es inevitable conectar con ellos.

Que conste que no estamos ante una novela juvenil, sino una obra adulta que  equilibra con gran maestría escenas de acción (muy bien descritas), donde lo importante son las consecuencias emocionales en los personajes, e intrigas políticas, donde es más importante lo que se calla que lo que se dice. Si te gustan los politiqueos narrados de forma interesante, este es tu libro.
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TOP 3 PEORES LECTURAS 2024

El secreto de las hermanas Blackwood, de Ellen Marie Wiseman 

Este es uno de esos libros que solo terminé de leer para poder escribir una reseña negativa y hablar con conocimiento de causa. El principal problema es que me aburrió soberanamente: la trama del presente sobra por completo y la del pasado es insulsa. Pretende hablar sobre los circos de monstruos, la vida que llevaban los artistas y el maltrato animal, pero no trata ninguno de esos temas con profundidad. En el caso de la trama del presente, la lectura tampoco tiene interés porque la protagonista es un personaje atado a su antepasada, sin personalidad propia, que no lleva a cabo una verdadera investigación de sus raíces. El personaje de Lilly está más trabajado, pero aun así, presenta algunas lagunas y no la vemos pasar por tantos apuros como para que su historia nos conmueva, a excepción del dramatismo del final. Me sentí estafada porque  no ofrece la profundidad ni los temas que vende la premisa. A todo eso hay que sumarle que la edición es catastrófica: hay muchos errores ortográficos frutos de la falta de revisión, así como guiones de diálogo que no están donde toca. 

Harrow la Novena, de Tamsyn Muir

He dudado entre incluir en esta lista Gideon la Novena o Harrow la Novena, porque ambas han sido la gran decepción del año. Al final me he decidido a hablaros de la segunda parte, porque me enfureció ligeramente más que no intentara solucionar ninguno de los problemas de la novela anterior. Con Harrow la Novena, no solo sentí que perdía mi tiempo, sino que entre tanta nada, había una buena historia cuyo potencial estaba completamente desperdiciado.

Hay que admitir que algunas cosas no me han gustado porque no encajan conmigo, como el humor de la generación Z. Entiendo que es un humor que se basa en lo inesperado, pero es que no puedes pretender tratar un tema como el duelo haciendo bromas fuera de tono, sacando hierro al asunto y sin llegar a hablar seriamente sobre ello. 

Lo más interesante es el worldbuilding, pero no está nada trabajado y sabemos muy poco del mundo a todos los niveles: social, religioso, tecnológico, político, cultural, mágico... La nigromancia, la magia de este mundo, también es fascinante, pero no se establecen los límites de la magia ni las reglas básicas.

Lo peor ha sido la confusión reinante. La autora prioriza la creación de misterios por encima de los personajes, la narrativa y los temas, así que al final se siente como si hubieras mezclado las piezas de varios puzles y no supieras qué imagen tienen que formar al finalTodo este misterio no tiene ninguna razón de ser y todo es tan ambiguo que cualquier final es posible. He terminado la novela sin saber nada de los personajes, porque no tienen profundidad, ni desarrollo, no conocemos sus sentimientos y no sabemos hasta qué punto lo que nos cuentan ellos y la narración es real. El objetivo de esta novela es confundir y engañar al lector: aunque nos cuentan cosas del pasado de Harrow, entra tanto en contradicción con la novela anterior que enseguida te das cuenta de que es inventado. En Gideon la Novena, Harrow me gustaba, porque era un personaje proactivo; aquí, por el bien de la confusión, se convierte en un personaje pasivo, al igual que el resto, que no reaccionan de forma lógica. Estos no solo son distintos de la novela anterior, sino que se hacen eco de la voz de la autora y suelen actuar o hablar de forma discordante con su personalidad.

A todo esto hay que sumarle los problemas narrativos: descripciones confusas, abuso de comparaciones que rompen con el tono y interrumpen la narración, un exceso de referentes y muchos errores de traducción. Una castaña, vamos. Y si os llamaba la atención porque son nigromantes lesbianas en el espacio, quitáoslo de la cabeza: la ciencia ficción es prácticamente inexistentees cierto que la mayoría de mujeres son lesbianas, pero nadie sale con nadie, ni sus sentimientos son correspondidos, ni el amor es algo en lo que se paran a pensar los personajes. 

Cómo volé sobre el nido del cuco, de Sydney Bristow

Todavía no he colgado (ni escrito) la reseña de este libro porque fue una de mis últimas lecturas del año. Llevo un tiempo muy interesada en leer sobre enfermedades mentales y recordaba que este libro había causado revuelo en su momento. Además, no era una ficcionalización, sino el testimonio de alguien que había sido ingresado en un centro psiquiátrico. No ha sido para nada lo que esperaba. Para empezar, no se profundiza en el estado mental de la protagonista, que durante años ha sufrido trastornos alimenticios y su intento de suicidio la dejó en silla de ruedas temporalmente. La narración es aséptica y la protagonista no habla ni reflexiona sobre cómo ha llegado hasta esa situación ni en cómo se siente. No conocemos su pasado, más allá de alguna mención esporádica, ni la relación con su entorno: su familia sale, pero son un florero y más allá de lo superficial, la protagonista no reflexiona sobre su relación con ellos. Tiene 30 años, pero la madurez de una adolescente.

Seguiremos día a día su ingreso (no sé cómo lo recuerda tan bien si no lo apuntó y las pastillas te suelen confundir), cotilleando en la vida de los demás pacientes, pero sin llegar a saber realmente qué tienen ni cómo son sus enfermedades. No se ve demasiado del centro psiquiátrico, más allá de la ineptitud e incompetencia de la mayor parte del personal. Y no solo eso, por lo que nos cuenta, no hay verdaderos tratamientos, ni ayuda psicológica (la psicóloga le hace más mal que bien): parece un centro ocupacional en el que pasar el rato y hacer amigos. Puedo aceptar que la trama sea aburrida para reflejar lo repetitiva que era la rutina, pero no que sea aburrido porque la protagonista no reflexione acerca de nada.

A todo eso hay que sumarle que tiene la calidad literaria de una patata. No hay errores ortográficos, se nota que al menos la editorial ha cuidado eso, pero no conoce las técnicas narrativas básicas y hace cosas como mezclar tiempos verbales. Puedo entender que, el año en que salió, 2018, hubiera pocos testimonios reales sobre salud mental, pero hoy en día hay cosas mucho mejores que esto.

Y hasta aquí mis mejores y peores lecturas del año. ¿Teníais pendiente alguno de los libros que menciono? ¿O habéis leído alguno? ¿Estáis de acuerdo conmigo? ¿Cuáles han sido vuestras mejores y peores lecturas del año?

miércoles, 15 de enero de 2025

Lo siento, Leonard Peacock, de Matthew Quick

Traductora: Maia Figueroa Evans
Editorial: Booket
302 páginas
Título: Lo siento Leonard Peacock
Autor: Matthew Quick
Fecha de publicación: 06/05/2014
304 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-670-4133-0

Sinopsis:
El día en que cumple dieciocho años, Leonard Peacock decide acabar con su vida. El mundo adulto le parece triste; cuando las personas crecen caen en una rutina de desilusión que él quiere evitar. Ha conseguido una pistola P-38, herencia de la lucha de su abuelo contra los nazis en Europa, con la que se pegará un tiro. Pero antes tiene que entregar cuatro regalos, uno para cada persona importante de su vida: su anciano vecino, amante de las películas de Bogart; un compañero de instituto con gran talento para el violín; una preciosa muchacha que reparte folletos de su iglesia a la salida del tren; y Herr Silverman, profesor de Historia y adulto de referencia. En cada despedida, Leonard tratará de encontrar un sentido al camino que pretende dejar atrás.

Opinión:

Puede que esta obra me hubiera gustado más en mi etapa adolescente, porque siento que ya se me ha pasado el arroz. Me la habían vendido como una novela dramática y desgarradora y, a ver, no ha habido para tanto, es más, me parece bastante olvidable, al menos para mí (¿no es esa una forma de justificar tu escueta reseña?).

Ojo, que me parece muy necesaria como lectura escolar o para los más jóvenes, ya que trata temas con los que sentirán cercanos: Leonard es muy solitario, se siente incomprendido por su entorno, su madre le ignora y ve el futuro tan negro, que solo quiere escapar de él suicidándose. La obra habla del último día de vida de Leonard, quien nos desgrana qué le ha llevado al suicidio. Veremos el apoyo que suponen para él algunas personas de su entorno y si estas serán capaces de detenerle. 

En este tipo de historias, suele ser habitual que el protagonista sea víctima de acoso escolar, pero no es el caso de Leonard. Su depresión es consecuencia de su soledad: casi nadie le ve ni le escucha, no sabe qué quiere hacer con su vida y cree que todos los adultos llevan una vida amargada y triste. Sí que hay un trauma en su pasado y es la razón por la que quiere matar a su antiguo mejor amigo Asher. Me ha parecido loable que se mencione este tema (por desgracia no se trata) porque está muy invisibilizado.

SPOILER (subrayar para leer)

Leonard es víctima de violación por parte de su amigo, que a su vez sufrió abuso sexual por parte de su tío. Se habla muy poco de la violación masculina y creo que es necesario que se visibilice más para que pierda su carácter tabú.

FIN SPOILERS

Otra peculiaridad más que tiene la obra es que Leonard no es buena gente. Por ejemplo, acosa a una chica que conoce en el metro, se burla de sus creencias y la besa en contra de su voluntad (esto no es en una única escena, sino que es una relación de varios meses). A eso hay que sumarle que se salta las clases para seguir a la gente deprimida que va al trabajo por las mañanas y que tiene pensamientos violentos sobre los demás. Leonard no es en ningún momento solo la víctima y no se nos muestra que sus actos sean positivos, al contrario, se le critica por ello, porque las personas somos complejas y estamos compuestas por una gama de grises. Quizás Leonard era así desde el principio o quizás las circunstancias le convirtieron en lo que es (creo que la novela se inclina más por esto último), pero eso no importa. La vida siempre nos pondrá obstáculos y no hay que dejarse llevar por la oscuridad, sino seguir adelante pese a todo.

Hablaré brevemente del resto de personajes, porque tampoco la obra profundiza mucho en ellos. No tengo nada que decir de la chica católica porque ni la llegamos a conocer bien ni su relación con el protagonista me ha parecido mínimamente interesante. Del anciano vecino Walt, el único amigo del protagonista, tampoco tengo que decir mucho. Ambos pasan las tardes viendo películas del Oeste con afán de evadirse, así que no hay ningún mensaje, ya que podrían estar mirando el futbol. No he entendido la dinámica de responderse con diálogos de películas, porque a veces no tenía sentido.

Asher, para mi sorpresa, ni siquiera llega a ser un personaje y la madre de Leonard sale muy poco, lo justo y necesario para demostrar que algunas personas no deberían tener hijos: gran parte de los problemas de Leonard surgen a raíz de la ausencia de una figura materna. Es curiosa la relación de dependencia de Leonard con su madre: pese a que ella nunca está ahí ni se preocupa, cualquier mínimo atisbo de atención, para él ya es suficiente, y pese a que reniega de ella, nunca pierde la esperanza de que se percate de cuanto la necesita.

Me ha parecido indicado dedicar un párrafo independiente para hablar de herr Silverman, profesor de Leonard en la asignatura Holocausto (qué raros son en EEUU, cómo pueden tener una asignatura completa sobre el tema en el instituto). Herr Silverman es la única figura adulta positiva que hay en el entorno de Leonard (Walt no es negativo, pero es un anciano amargado), el único que realmente se preocupa por el protagonista. Es el profesor perfecto: intenta hacer clases dinámicas que hagan pensar a sus alumnos, plantea debates morales, muestra preocupación por todos y se ofrece a ayudar a Leonard en lo que sea. El trasfondo del mensaje es positivo (ante cualquier problema, siempre puedes confiar en algún profesor), pero en realidad refuerza un modelo de profesor que no existe y al que muchos docentes aspiran, en vano. No puedes preocuparte cada año por 120 alumnos y convertirte en su apoyo y confidente. Como profesor, no debes cargar con el peso de la salud mental de tus alumnos. No hay ni recursos ni tiempo suficiente, y ni siquiera es tu responsabilidad. Me parece muy bien que Herr Silverman sea el apoyo del protagonista y claro que los adolescentes deben hablar con un profesor si padecen algún problema, pero el docente debe derivarles a un profesional adecuado, no hacerse responsable de todo, porque llegará un punto en que se sentirán frustrados por no poder hacer más.

Por otra parte, me ha parecido exagerado que, más allá de Herr Silverman, no hubiera nadie más satisfecho con su vida y que todas las personas a las que sigue Leonard refuercen su creencia de que los adultos tienen una vida de constantes pesares, sin embargo, hay que tener en cuenta que la obra está narrada por Leonard, así que es su visión del mundo.

Varias cosas más por comentar. La novela cuenta con representación LGTBI naturalizada, ya que su orientación no es la única característica de esos personajes. Además, hay personajes del colectivo tanto positivos como negativos, cosa que es un acierto para no dar un mal mensaje.

En cuanto a la narración, hay un par de cosas curiosas. Para empezar, la novela está plagada de notas al pie de Leonard, a quien le ha gustado este recurso y ha decidido explotarlo al máximo... sin ser muy consciente de su uso real. Son muchas notas al pie muy largas que solo están ahí para ofrecer algo distinto; más allá de eso no tienen mucha razón de ser y, en la mayoría de casos, podrían integrarse perfectamente en la narración.

La segunda cosa curiosa es que de vez en cuando, se cuela algún capítulo epistolar, donde los familiares de Leonard, desde un futuro distópico, le escriben para hablarle de la felicidad que le espera. No sabía yo si es que iba a haber algo de ciencia ficción rara por aquí metida; por suerte no es así y estos capítulos tienen una explicación racional. La idea me ha parecido bonita, pero sentí que algunos capítulos se alargaban mucho y, sobre todo, que interrumpían la historia. En el fondo esto último tampoco importa mucho, porque como os imaginaréis, la trama no es trepidante (hay mucho flashback y monólogo interno de Leonard) y solo hay un momento tenso.

El final también es bastante atípico, porque queda, en cierta manera, abierto, sin dar pie a una continuación. Es un final ambiguo, porque realmente no sabes qué decisión toma al final Leonard, pero creo que, si has entendido el mensaje de la obra, la respuesta es clara. Me gusta esta ambigüedad porque da lugar a debate, pero mientras que para mí el mensaje es bastante claro ("el mundo nunca dejará de tratarte como si fueses basura; lo importante es que no te dejes convencer de que lo eres"), no estoy segura de si el público al que va dirigida esta novela será capaz de comprenderlo y reflexionar sobre ello. Prueba de ello es que la mayoría de quejas que he leído sobre esta novela son, precisamente, sobre el final.

En conclusión, Lo siento, Leonard Peacock es una novela que me ha causado bastante indiferencia y que olvidaré con facilidad. Estoy segura de que muchos jóvenes empatizarán con la soledad del protagonista y tanto la reflexión sobre el suicidio como el mensaje sobre el coraje de seguir adelante me parecen muy importantes. Tiene algunos elementos curiosos y distintivos: las notas al pie, un protagonista algo sinvergüenza y un final ambiguo que da pie a la reflexión. Algunos momentos me han parecido más lentos y descriptivos (en el fondo es una novela que aboga mucho por el monólogo interior y que cuenta con una trama poco emocionante y previsible), pero ofrece buenos mensajes, se lee con facilidad y resulta entretenida.

Cosas que he aprendido:

  • Las notas al pie son un recurso molón, pero tienen que tener un sentido.
  • Esta cita que se atribuye a Gandhi: "Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan y entonces ganas". Y ganas porque sigues luchando.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:



PUNTUACIÓN...3/5!

Primeras Líneas...

domingo, 12 de enero de 2025

Balance lector 2024

¡Hola a todos!

Adivinad con qué entrada vengo hoy. ¡Correcto! ¡Un resumen de mis lecturas del 2024! No tengo ni idea de cómo lo habéis adivinado, yo que intentaba sorprenderos... Quizás no debería haberlo puesto en el título. A principios de enero (finales de diciembre es demasiado pronto, aún se está a tiempo de leer más) me gusta hacer un poco de balance de mi año lector. Eso no significa solo hacer recuento de libros y páginas, sino valorar el conjunto: algunos años leo más que otros (últimamente, cada vez voy a menos), de un género o de otro y disfruto más o menos del total de mis lecturas. ¿Mi meta? Leer cuantos más buenos libros, mejor.

Algunos hacéis un diario privado de lecturas; yo prefiero compartir mi resumen para que podáis confirmar que habéis leído mucho más que yo (es lo más seguro) y descubrir hasta qué punto nuestro año lector coincide. No quiero que esto sea un monólogo: ¡espero leer vuestras impresiones en los comentarios!

RETOS LITERARIOS 2024

Hace ya un buen puñado de años que solo me apunto a dos retos: el Reto Goodreads (y el de The Storygraph, que no cuenta, porque es el mismo) y el que organizo anualmente en el blog, 24 kilos de conocimiento (solo faltaría, que no me apuntara a mi propio reto). Antes me apuntaba a muchísimos retos y era divertido, por desgracia, ya no dispongo del tiempo para ir actualizándolos periódicamente y organizar mis lecturas (ya escasas de base) para cumplir las premisas que se piden. Por ahora, me conformo con lo que tengo; si alguna vez me tomo un año sabático, puede que lo retome.

En cuanto al reto de Goodreads, como cada año, me propuse leer 80 libros, una cifra simbólica: lo que realmente me interesa es hacer un recuento de los libros que voy leyendo. Mi meta real sería leer 100 libros anuales, pero teniendo en cuenta la cantidad de lecturas anuales de los últimos años y el tiempo del que dispongo, es poco asequible por el momento. Es por eso que establecí como objetivo 80, una cifra a la que suelo acercarme. 

En un principio, puede parece que este año he leído mucho menos que el anterior (51 libros en 2024, frente a los 71 que leí en 2023), sin embargo, hay que tener en cuenta el tamaño de los libros: este año he leído unas 19.450 páginas, frente a las 20.630 que leí en 2023. Así que sí, he leído muchos menos libros, aunque el número de páginas es muy similar, en realidad, es como leer cuatro libros menos (o un libro de Sanderson). Claro que me gustaría leer más cada año, aspiro a ello, sin embargo, hay muchas otras cosas que retienen mi tiempo: otras aficiones (ver películas, series y animes), mi pareja, mi familia, los amigos, el trabajo y encargarme de la casa. Está bien esto de ser adulto y tener dinero para comprar todos los libros que quieres... pero es un asco no tener tiempo para leerlos.

En cuanto al reto de 24 kilos de conocimiento, he logrado superarlo con creces, a finales de noviembre: claro, este año he leído muchos tocholibros. Gracias a este reto estoy haciendo mella en la estantería de libros pendientes (aunque no tanto como me gustaría), sin embargo, también es verdad que tengo el ebook muy abandonado, cosa que es un poco triste: mi lista de libros digitales es muy amplia, y de aquí a que me ponga con ellos, seré tan distinta que ya no me gustarán. De todas formas, no queda otra: hay que priorizar, porque la vida no da para más.

Mis avances con ambos retos los he ido registrando en el blog, así que si queréis ver la lista completa de libros de cada reto, aquí os dejo el enlace para que veáis los resultados completos.

ESTADÍSTICAS LECTORAS
Para empezar, me gustaría dejaros dar un vistazo a mi total de libros leídos, clasificados por puntuación. La estadística ha sido extraída de Goodreads, por lo que se rige por su impreciso sistema de estrellitas.
Como ya os había adelantado, este año he leído 51 libros, entre los que hay una novela gráfica y 18 tomos manga. Me estoy tomando muy en serio esto de familiarizarme con el formato y cada año le doy la oportunidad a dos o tres historias. Suerte que Naruto no me convenció y lo abandoné: son 72 tomos y yo leí hasta el sexto. Los otros dos mangas que he leído, Ratón de biblioteca (pendiente de reseña) y Monsterme han gustado mucho. Me alegro de haber ampliado mis fronteras literarias, porque he encontrado verdaderas joyas, pero echo de menos leer más libros anualmente. 

De los demás libros, como podéis ver me he tropezado una gran decepción (La tumba sellada); he leído un libro más de Sanderson (con lo prolífico que es, parece que esto se convertirá en tradición: ya tengo planeada la LC del siguiente de El archivo de las tormentas para dentro de un par de semanas) que no ha sido para tanto; he hecho tres relecturas, dos que han vuelto a ser maravillosas (La canción secreta del mundo y Te daría el mundo), mientras que la tercera (Nimona) ha sido normal; y he leído un libro en inglés (Baccano: The Rolling Bootlegs). Aunque este último ha estado bien, no creo que siga con la saga; dependerá de si G se anima a hacer LC. 

Lo más positivo de este escaso número de lecturas es que nunca antes habían sido tan buenas. Ya lo dice el dicho: cantidad no es lo mismo que calidad. Para mi sorpresa, cada año pongo más cuatro y cinco estrellas. Esto no se debe a que haya bajado mis expectativas, haya tenido suerte o haya relajado mi vena crítica, sino porque cada vez más abandono los libros que veo que no van a gustarme, que ya no son para mí o que sé que no me aportarán nada. 

En cuanto a las estadísticas, en años anteriores os compartí las de Goodreads, hasta que descubrí The storygraph, una maravilla de plataforma para lectores que incluye un montón de estadísticas. Además de las que suele haber habitualmente, a finales de año generaron un Wrap-up muy chulo con más información. 

En Navidad, G me dijo que le resultó muy difícil encontrar en mi wishlist libros que no te empujaran a tirarte por un puente. Qué se le va a hacer, me gustan mucho los dramas, las novelas que te hunden y te destrozan, como se puede ver en este gráfico. No ha sido un año de lecturas muy alegres, más allá de los primeros meses. En otoño, donde la gráfica está por los suelos, fue cuando leí Monster y You que, seamos sinceros, no son la alegría de la huerta.

Este gráfico muestra las equivalencias entre los libros leídos cada mes y el número de páginas. Es curioso ver cómo en algunos momentos, la diferencia entre ambos es tan abismal. También habréis notado que he abandonado los audiolibros. Lo intenté muchas veces, especialmente a principios de año, y al no encontrar nada que me enganchase, lo dejé. Miraré a ver si con el nuevo año han puesto algo nuevo en la eBiblio.

En cuanto al primer gráfico, me sorprende que haya leído tantas obras de ritmo medio; me considero una persona a la que le gusta el ritmo rápido. También es verdad que no soy yo quien clasifica los libros según el ritmo, sino la comunidad, así que puede que lo que los demás consideran ritmo medio, yo lo considero rápido. En cuanto al segundo gráfico, la mayoría de las lecturas de menos de 300 páginas son mangas. Un 17% de libros de más 500 páginas puede parecer poco, pero es bastante: este año he leído muchos tocholibros. Por último, según esto, lo que más he leído son novelas de aventuras, de misterio y oscuras, y ya después algunas de humor, alegres y tensas. Me cuadra bastante con los libros que he leído, aunque no recuerdo haber leído tantas obras de humor. 

Estas estadísticas son bastante acertadas, pese a ello, me gustaría más precisión y poder indicar yo el género de la novela; mi criterio no suele coincidir con el del resto de la comunidad de lectores. Por supuesto, como cada año, la cantidad de novelas de fantasía es abrumadora, y mayor debería ser el contraste: para mí el manga no es un género, y muchos de los libros clasificados como tal, deberían ir a fantasía (he hecho un recuento propio: 22 libros de fantasía, casi la mitad de lo que he leído este año). En cuanto a los demás géneros, se corresponde con lo que suelo leer: bastantes novelas de misterio (12, según mi recuento propio) y un par de contemporánea (4). También he leído algo de ciencia ficción, histórica y juvenil, pero estas dos últimas, mucho menos que lo que suele ser habitual. Supongo que se debe a que la novela juvenil ya no me llena tanto como antes y que he agotado los libros de la Segunda Guerra Mundial que me llaman la atención.

Si hay algo que me gusta de The Storygraph es que te permite ser mucho más precisa que Goodreads respecto a la puntuación. Es cierto que la media final no difiere mucho (según Goodreads es un 3'5), pero todos sabemos que no es lo mismo ponerle a un libro 3 que 3'25 estrellas. En esta ocasión, la media es de 3'48algo superior a la del año pasado (3'37), y eso que ya era la más alta hasta el momento. Solo son unas décimas de diferencia que se han notado: aunque este año he leído menos, lo he disfrutado mucho. Me alegra ver que estoy en racha de buenas lecturas. Comparadlo con la media de otros años, que en muchos casos no llegaba ni al 3: 2015 (2'9), 2016 (3), 2017 (2'8), 2018 (3), 2019 (3), 2020 (2'8), 2021 (2'92), 2022 (3'09). No es una media espectacular, pero yo me conformo con esto. Ojalá este 2025 sea tan bueno en lecturas (o mejor, incluso)

Me gustaría terminar con un par de estadísticas curiosas:
1. El libro más largo que he leído es El ritmo de la guerra, de Brandon Sanderson (1408 páginas) y el más corto es Somriure amb la gramàtica, de Joan Melià (120 páginas).
2. Aproximadamente, la media de mis lecturas es de 390 páginas (muchos tocholibros este año, como os había dicho).
3. Aproximadamente, la duración media de mis lecturas ha sido de 11 días por libro.
4. El libro que más he tardado en leer es El barco de Teseo, de J. J. Abrams y Doug Dorst (101 días).
5. Julio fue el mes en que tuve mejores lecturas (la media es de 4'13 sobre 5).
6. Mayo fue el mes en que más leí (2478 páginas).
7. He abandonado 15 libros.

Y eso es todo por hoy. Contadme, ¿cómo os ha ido a vosotros el año? ¿Cuántos libros habéis leído? ¿Habéis leído más o menos que otros años? ¿Cuál creéis que es vuestra nota media? ¿Qué género ha predominado en vuestras lecturas? ¿Habéis abandonado muchos libros? ¿Sois más de tocholibros o de libros cortos?

domingo, 5 de enero de 2025

Melanie: Una novela de zombis, de M.R. Carey

Título: Melanie. Una novela de zombis
Título Original: The Girl With All The Gifts
Año de publicación original: 2014
Autor: M. R. Carey
Editorial: Minotauro
Traducción: Manuel Mata1ª Edición: Mayo 2015
ISBN: 9788445002445
Tapa: Blanda
Nº de páginas: 409

Sinopsis:
Cada mañana, Melanie espera en su celda a que vayan a buscarla para llevarla a clase. Cuando la puerta se abre, el sargento le apunta con su pistola mientras la atan a la silla de ruedas. Ella cree que no les gusta. Bromea diciendo que no les morderá, pero ellos no se ríen. Melanie es una niña muy especial

Opinión:

Si hay un subgénero de la literatura de terror que no soporto es el de los zombis. De normal, suelo alejarme de todo lo relacionado con descripciones muy gráficas de sangre y vísceras; si encima la obra habla de canibalismo o comer carne humana, me tapo los oídos y huyo. ¿Qué me pierdo? Cosas como La sociedad de la nieve, un dramón que ha generado muy buenas prensa, o la reflexión y la crítica social de Cadáver exquisito. A mí todo este tema me repugna y a la mínima me dan arcadas, quizás porque tiendo a meterme demasiado en las historias.

Entonces, ¿cómo es que os traigo hoy la reseña de un libro que nos advierte de la presencia de zombis hasta en el título? Porque de entre todos los monstruos y seres paranormales de la literatura, el zombi me parece el más trágico, no tanto para los que se convierten como por los que quedan atrás. Sería muy dramático ver cómo alguien a quien quieres pierde la cabeza hasta el punto de convertirse en un monstruo que no te reconoce y que solo quiere devorarte. Los zombis son caparazones vacíos de recuerdos y todo rastro de su antigua personalidad. Algunas enfermedades mentales presentan síntomas similares (dejando de lado la agresividad), como el Alzheimer, y por eso me conmueven tanto.

Por todo eso, si tengo ocasión, me acerco a novelas del género en las que lo importante no es el monstruo, sino las personas. Hasta el momento, no he leído nada especialmente reseñable, más allá de R y Julie, un retelling Romeo y Julieta con zombis. Me gustó el narrador, R, un zombi, y que la obra no fuese excesivamente gráfica (han pasado diez años y aún tengo la escena inicial grabada a fuego por el trauma), quizás porque el público al que iba dirigida era juvenil (hay una película, por si os interesa). Quizás algún día me vea con fuerzas de releerla.

Algunas novelas del género narran el caos tras la propagación de la plaga, otras, cómo pequeños reductos humanos se las apañan por subsistir; las primeras tienden a ser más violentas que las segundas. Por suerte, esta forma parte del segundo grupo: han pasado diez años del inicio de una plaga que se ha extendido por todo el planeta. En este mundo, algunas ciudades siguen en pie, totalmente valladas y aisladas, y aún mantienen la esperanza de encontrar una cura.

Hice toda una investigación de campo y lo que más me animó a leer la novela fue descubrir que la protagonista era un zombi; la perspectiva prometía ser peculiar y, efectivamente, así ha sido. Melanie es una niña que lleva varios años recluida en una prisión de alta seguridad junto a otros niños. Permanece encerrada y aislada del resto, excepto para asistir a clase, cosa que hace completamente maniatada. El primer tercio de la novela sucede en ese lugar y nos muestra el día a día de Melanie mediante un narrador en tercera persona omnisciente. Lo curioso es que el lector sabe lo que está ocurriendo, por lo que el interés no radica en descubrir el misterio, sino en ver cómo Melanie va atando cabos y tomando consciencia de lo que es. 

Como esperaba, es una novela que va más a la reflexión que al terror. El mundo está plagado de hambrientos, seres sin consciencia, incansables, que se abalanzan sobre cualquier humano para despedazarlo (es decir, zombis). Melanie es una niña corriente que crece, siente curiosidad, aprende y a quien le gusta que le cuenten historias. La única diferencia es que no necesita comer (solo proteínas cada mucho tiempo) y que cuando huele carne humana, siente la necesidad de devorarla, un impulso difícil de controlar. Pese al comportamiento humano de Melanie, no deja de ser lo que es, algo que algunos olvidan con facilidad, como la señorita Justineau, mientras que otros son incapaces de dejar de lado, como el sargento Parks o la doctora Caldwell. La obra reflexiona sobre qué es el ser humano y si una mutación nos convertiría en algo distinto. Puede que la humanidad no se convierta nunca en zombi, pero no sería extraño que a causa de la radiación o la tecnología mutáramos y nos convirtiéramos en algo nuevo. ¿Qué es lo que realmente nos hace humanos? Ese es el dilema al que deberán enfrentarse los personajes de la obra.

Los dos siguientes tercios de la novela ya se ajustan más un argumento prototípico: el grupo protagonista se embarcará en un viaje a través de un terreno peligroso, plagado de zombis, para llegar a la salvación, mientras buscan una vacuna. Esta parte, centrada en la supervivencia, me ha parecido más tediosa, ya que está plagada de tópicos: el grupo discute sobre las decisiones que toman, tienen problemas para conseguir víveres, se estropea el vehículo, hay varias escenas de tensión donde deben huir de los zombis... Solo el personaje de Melanie aporta un poco de variedad a una historia manida. Por desgracia, la novela deja de focalizarse en ella y empieza a dar paso al resto de miembros del grupo. Esto no me ha parecido una decisión acertada: ninguno de los otros personajes ofrece nada nuevo y su perspectiva ya la hemos visto en muchas otras historias.  

Ninguno de los secundarios me ha llamado especialmente la atención: la señorita Justineau, que siente un cariño especial por Melanie (no hay un giro en el que se revela que es su madre, por suerte); el sargento Parks, un hábil soldado inclemente con los zombis, la metódica doctora Caldwell, que ansía el reconocimiento de descubrir la cura; el soldado Kieran, que se siente un donnadie. El arco de todos los personajes es previsible; pese a ello, sus historias daban para mucho. Justineau se siente culpable por algo de su pasado y trata de redimirse, Parks dudará de la moralidad de sus actos, Caldwell se verá consumida por su afán de protagonismo y Kieran nos representa un poco a todos los mindundis. La acción constante, la brevedad de la novela, el protagonismo de Melanie y la variedad de puntos de vista ha hecho que ningún secundario se pueda tratar con la profundidad necesaria. 

Melanie ha sido el personaje más interesante. Se comporta en gran medida como una niña, aunque tiene una gran capacidad de adaptación y conocimientos inusuales debido a la peculiar educación que recibió en el laboratorio. Me ha gustado la conmoción que supone para ella salir al exterior por primera vez, su asombro ante las cosas más corrientes, así como la ausencia de nostalgia por un mundo mejor, ya que ella no conoce otro. También es curiosa su obsesión, cada vez más aguda, por la señorita Justineau, por quien siente una lealtad férrea, ya que es la única persona que le ha demostrado cierta estima.

En cuanto a la brutalidad, como ya había imaginado, es mínima. Hay pocas escenas gráficas y las que hay no son excesivamente grotescas ni sangrientas. Sí que hay acción y muere gente, por supuesto, sin embargo, importa más lo que significan sus muertes que no la forma en que mueren. 

Es difícil hacer un final satisfactorio para este tipo de novelas. La mayoría me suelen parece muy idealistas: encuentran la cura al final (que funcionará con todo el mundo, sin efectos secundarios y sin necesidad de ensayos y otros estudios) y con el tiempo todo volverá a la normalidad (nos saltamos cómo vamos a reconstruir las ciudades, la sociedad y el impacto emocional de haber vivido algo así). Aquí el autor opta por una alternativa bastante pesimista, pero con un toque de esperanza.

Un par de cositas para terminar. No me convence la traducción del título. En inglés es The girl with all de gifts, en referencia a Pandora, cuyo nombre puede traducirse como "la que tiene todos los dones". El mito aparece referenciado en la obra y Melanie se siente representada por el personaje: puede que sea la portadora de todos los males habidos y por haber, pero también, representa la última esperanza de la humanidad. El título en español es directo hasta decir basta: el nombre de la protagonista seguido de una aclaración que indica el género de la obra. Me parece bien que se indique el género al que pertenece la novela (Melanie es tan humana que uno puede tardar varios capítulos en hilar cabos), pero podría mencionarse en la sinopsis, no en el título.

De esta novela hay una adaptación cinematográfica que no me apetece ver (dudo que aporte nada nuevo) y una precuela, The boy on the bridge, que no me interesa: siento que la historia ya ha contado todo lo que tenía que contar y que solo puede repetirse (volvemos a tener a un grupo que tiene que sobrevivir rodeados de zombis).

El caso, que la novela no ha sido todo lo que esperaba y aun así, no ha estado mal. Estamos ante una novela de zombis donde lo importante no son las criaturas, sino las personas. La obra reflexiona sobre qué nos hace humanos y por ello la protagonista es Melanie, una niña que siente la pulsión de devorar a los humanos. Su punto de vista es original e interesante; por desgracia contaremos también con el punto de vista de otras cuatro personas, cuya historia no es demasiado interesante (son personajes prototípicos en el género) ni tienen suficiente profundidad ni desarrollo. El primer tercio nos muestra una trama poco frecuente, pero a partir de ahí se convierte en una historia de acción a contrarreloj donde solo importa la supervivencia. No os preocupéis si sois algo aprensivos, porque la violencia no es muy gráfica y hay pocas escenas grotescas y sangrientas. Pese a los tópicos, es una historia de carácter más reflexivo de lo habitual, con una protagonista que ofrece una perspectiva novedosa y con un final que huye del idealismo y se inclina por algo más melancólico.

Cosas que he aprendido:

  • Las historias de zombis pueden tener un final muy distinto.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:


PUNTUACIÓN...3/5!



Primeras Líneas...