domingo, 9 de marzo de 2025

Frases memorables: El arcano y el jilguero

El arcano y el jilguero, de Ferran Varela, es uno de mis libros favoritos del mundo mundial. Y he venido hoy aquí para convenceros de que lo leáis ya mismo. Podría hablar de todas las reflexiones que hay sobre moralidad, de cómo el autor logra que empatices con un protagonista completamente deleznable que comete todo tipo de atrocidades o del rico folclore del mundo fantástico que construye. En su lugar, dejaré que la poesía de sus palabras os convenza. Es una novela muy oscura escrita con una prosa tan bella que se te saltan las lágrimas. Podéis encontrar mi reseña en el blog, así como algunos fragmentos más. Por mi parte, os dejo a continuación mis citas favoritas. Os animo a leerlas en voz alta y con voz pausada, fijándoos en la cadencia de la prosa.  

«Las historias no se narran para relatar unos hechos concretos o para enseñar una lección mediante una moraleja. Es verdad que también pueden utilizarse para estos fines, pero no son el verdadero objetivo. Las historias se tejen para hacer sentir cosas que no se han experimentado y para hacer recordar momentos que se creen perdidos en el olvido. Expanden los límites de la imaginación, sacian el hambre de la mente.»

«Me incliné hacia ella para protestar, mas no encontré las palabras que buscaba. No las había. Cuando un sentimiento alcanza cierta magnitud, las palabras dejan de ser sus alas para devenir cadenas que le impiden remontar el vuelo. A veces, el problema estriba en que el idioma no cuenta con los términos oportunos para expresar lo que uno quiere transmitir; otras, uno es consciente de que ni en un millón de lenguas hallaría los adecuados»

«¿Oyes la voz de la playa? Suena a calma y a arrullo, a nana y a sal. Sisea secretos a las rocas cada vez que las besan sus olas. Lame arenas mancilladas y les devuelve la virginidad perdida. El rumor y la resaca renuevan el mundo a cada latido. Pequeños principios y finales concatenados en una melodía infinita. Su tempo es el palpitar del corazón del océano —le digo con el susurro más armónico que consigo entonar y pausando el ritmo para adaptarme al murmullo del agua—. Concéntrate en su canción, deja que la espuma del mar arrastre tus pensamientos a la deriva y despeje tu cabeza. Entrégate al sosiego del olvido y, a cambio, recibirás el descanso de una mente blanca, pura y vacía.»

«Me lamo el índice y el pulgar y apago la vela. La noche nos engulle. Su negrura se me antoja el lienzo ideal para pintar un escenario digno de un hijo de Tirvo. La madera cruje, el viento silba; una música envidiable para acompañar a la obra. El vaivén de las olas nos mece la cuna y el rebramar del océano nos marca un tempo quedo y tranquilo. Nara y yo estamos aislados del resto del mundo, a solas, en una burbuja de tinieblas. Espectadora y cuentacuentos cabalgando a lomos de etéreos hipocampos por la tenue frontera de los fiordos oníricos. Somos en parte sueño, en parte delirio. Somos poesía en la oscuridad. Sonrío, aclaro la voz y abro el telón del teatro de las historias.»

El protagonista, de la novela, el Arcano, pese a todos los rumores que circulan sobre él, no posee ningún tipo de magia, más allá de un dominio absoluto de las palabras. Su leyenda y el temor que inspira se basan, en su mayor parte, en historias que él mismo ha inventado y difundido. Para él, la razón de ser de un relato va más allá de dar un mensaje o comunicar una información. A mí me gustan las obras con moraleja, siempre y cuando esta no sea muy directa, pero coincido con el personaje en que, a veces, las historias están ahí para ayudarnos a empatizar con otras personas, para acercarnos a emociones que no hemos experimentado, para rememorar recuerdos y para desarrollar nuestra imaginación. Todas esas funciones me parecen muy necesarias para mejorar nuestra relación con el mundo, nuestras habilidades comunicativas y para conocerse mejor a uno mismo.

En el caso de la segunda cita, me gusta mucho cómo expresa la impotencia que sentimos al enfrentarnos a una situación o sentimiento que nos supera. A veces, simplemente, no hay palabras. En más de una ocasión (casi siempre funerales) me he encontrado con que el otro necesitaba consuelo, pero su dolor era tan grande que no me veía capaz de decir nada para apoyarle. Creo que en esos casos, más vale dejar de lado las palabras vanas y las frases manidas y dar un abrazo a la otra persona o compartir con ella el dolor. Que conste que no todo es negativo. Alguna vez he sentido un amor tan fuerte por alguien que eso también me ha dejado sin habla. De nuevo, en esos casos, creo que es mejor que hable el cuerpo.

Las dos últimas citas realmente no tienen un mensaje, pero me gustan por lo poética que es la prosa y lo bien que suena todo. La primera de ellas es una narración del protagonista para que la otra persona coja el sueño. En el caso de la segunda, el protagonista se prepara para empezar a contar una historia e intenta que el ambiente y el entorno acompañen el momento.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os hayan gustado las citas y que os haya convencido para leer la obra.

sábado, 1 de marzo de 2025

Ratón de biblioteca, de Miya Kazuki y Suzuka

Título original: Honzuki no Gekokujou ~Shisho ni Naru Tame ni wa Shudan wo Erandeiraremasen~ Dai 1-bu 「Hon ga Nai nara Tsukureba Ii!」 (本好きの下剋上 ~司書になるためには手段を選んでいられません~ 第一部 「本がないなら作ればいい!」)
Guion: Miya Kazuki
Dibujo: Suzuka
Diseño de personajes: You Shiina
Traducción: Joan Eloi Roca (tomo 1), Makoto Morinaga (tomo 4), Raquel Viadel (tomos 2 y 3)
Editorial japonesa: To Books
Editorial española: Kitsune Manga     
Colección: Kitsune Manga
Formato: Tomo B6 (130x180) rústica (tapa blanda) con sobrecubierta
Sentido de lectura: Oriental
Números en japonés: 7 (serie completa)
Números en castellano: 7 (serie completa)

Sinopsis:
Una estudiante universitaria a la que le encantan los libros desde que era pequeña muere en un accidente y resucita en un mundo completamente distinto del que no sabe nada en absoluto. Ahora es Myne, la enfermiza hija de cinco años de un pobre soldado. Las personas de ese mundo apenas saben leer y los libros prácticamente son inexistentes, además de muy caros. Así que Myne decide convertirse en bibliotecaria para vivir rodeada de libros para siempre. Sin duda, esta es una historia dulce que hará las delicias de los amantes de la lectura y de los ratones de biblioteca.

Opinión:

Aunque G me recomendó este manga porque a la protagonista le chiflan los libros, no tenía ninguna esperanza de que fuese a gustarme: soy una persona aficionada a las tramas y giros de guion. ¿Cómo iba a gustarme una novela tan sencilla como esta, en la que la trama es casi nula? La protagonista es una amante de los libros. Con eso lo digo todo.

Es una historia con toques juveniles, no vamos a negarlo, y la trama, como bien me había divertido G, escasea, pero el dibujo es bonito, tiene momentos políticos complejos y la protagonista adora los libros. Si tú eres un ratón de biblioteca como yo, solo te pido que le des una oportunidad.

Antes que nada, me gustaría contaros un poco sobre el origen de esta historia. Resulta que este manga es una adaptación de una serie de novelas ligeras (novelas juveniles) escritas por Miya Kazuki. Con la aprobación de la autora, se encargó a una dibujante la versión manga de la historia, es decir, esta es una obra por encargo. Eso no se aprecia en absoluto, ya que, al mismo tiempo es un proyecto de pasión: la dibujante, Suzuka, adora esta historia. Esto lo podemos ver en las páginas finales de cada tomo, donde tanto Miya Kazuki como Suzuka nos hablan de la creación de este manga: la primera nos cuenta qué opina de la adaptación y la segunda cómo se ha documentado y qué es lo que más ha disfrutado plasmar en el papel.

Este manga es un isekai, un subgénero de los mangas de fantasía en los que el protagonista se teletransporta o se reencarna en una persona de otro mundo. Es lo que le ha sucedido a Mine, una joven que, tras morir en un terremoto aplastada por sus libros (la pesadilla de cualquier lector), se ha reencarnado en una niña de cinco años de un mundo similar a nuestra Edad Media.

Antes que nada, la única forma de que te guste esta historia es hacerle una concesión: la protagonista está caricaturizada. La historia es bastante realista y cuenta con un gran trabajo de documentación, como os contaré; sin embargo sobre todo al principio, pretende satirizar a una lectora que, de repente, se encuentra en un mundo donde los libros están fuera de su alcance. Es por eso que, nada más despertar, lo único que le importa a Mine es leer libros. Cero dramas con ser ahora una niña pequeña, no poder volver a su mundo y haber dejado atrás a toda su familia y amigos. Hay que tomarse la exageración como lo que es, una exageración. Además, la obra justifica en cierta medida ese desapego de Mine por su mundo: vivía recluida en su habitación, con sus libros, sin apenas contacto con la gente. Más allá de esto, el resto es realista, e incluso el ansia de Mine por los libros, se va relajando a cada tomo.

Es la primera vez que leo un isekai; de no ser por G, no sabría que el resto no son así. Según me ha contado, lo habitual en este tipo de historias es que el personaje humano quede maravillado ante el nuevo mundo de fantasía y que lo descubramos junto a él. Aquí tenemos eso y cómo los conocimientos de Mine sobre nuestro mundo se pueden aplicar en este, cosa que no suelen hacer el resto de historias de este estilo. Así, más que descubrir cosas sobre un mundo de fantasía, esta historia nos permite apreciar la comodidad con la que vivimos, así como descubrir cómo fabricar objetos cotidianos.

El objetivo de Mine es leer libros, así que cuando se da cuenta de que su familia es pobre y que nunca tendrá acceso a ellos, decide que fabricará sus propios libros. Es una chica que ha leído muchísimo y sabe de cualquier tema; además, su madre le enseñó artesanía, por lo que tiene una gran habilidad. El manga es consciente de que la teoría no es lo mismo que la práctica; Mine sabe mucho, pero no lo tendrá nada fácil y la mayoría de sus intentos por fabricar papel se irán al traste: no solo es un mundo con materiales distintos, sino que no tiene acceso a la mayor parte (ella es una niña y son carospor ser caros) ni la fuerza necesaria para trabajarlos (recordemos que tiene cinco años). 

Las dificultades son también lingüísticas: conserva los recuerdos de la verdadera Mine y conoce el idioma de este mundo, sin embargo hay palabras de esa lengua que no conoce y cosas para la que todavía no existe una palabra.

Junto a la protagonista, descubriremos no solo la parte más técnica de la fabricación del papel, sino también de objetos cotidianos que no existen en este mundo fantástico y que Mine patenta (champús, crepes, broches de tela, pastel de cuatro cuartos...), así como otras cosas que le enseñan a hacer (como velas). A simple vista, esto puede parecer aburrido; nada más lejos de la verdad: está explicado de forma sencilla y muy entretenida, sin que parezca que te dan lecciones. Si no fuese tan manazas, estoy segura de que podría fabricar las mismas cosas que Mine siguiendo sus instrucciones; en las páginas finales la dibujante nos cuenta entusiasmada cómo se inscribió a cursillos y cómo se documentó para aprender a hacer lo mismo que la protagonista y cómo plasmarlo en el dibujo.

Como veis, es una historia con pocos sobresaltos, que nos muestra de forma realista el día a día de Mine durante dos años. Junto a la protagonista, iremos descubriendo cómo era vivir en aquella época, las diferencias entre clases sociales y las características propias de este mundo. No hay un gran trabajo de worldbuilding, la ambientación se semeja a nuestra Edad Media, pero los pequeños detalles distintivos me han encantado: la gente tiene el pelo natural de colores diversos, hay unos árboles cuyo fruto solo sale los días soleados de invierno y después sale volando, otro árbol crece a una velocidad de vértigo y puede arrasar el territorio, etc. Toda esta información del mundo se introduce paulatinamente de forma lógica: al ser Mine una niña pequeña enfermiza, no sale de casa y no sabe mucho del mundo.

Mine tiene muchos dones, pero un gran impedimento: es débil y enfermiza. Padece una enfermedad grave desconocida que la deja febril y postrada en cama durante días. A causa de esto, no puede hacer un gran esfuerzo físico; ya en el primer capítulo vemos que ir hasta la puerta de casa la deja agotada. Poco a poco irá mejorando y fortaleciéndose, aunque la enfermedad seguirá siempre ahí, consumiéndola y dejándola incapacitada en más de una situación. Además, es una chica de constitución débil, por lo que puede mejorar hasta cierto límite. Esto me encanta: no solo no es frecuente que los protagonistas sean físicamente débiles, sino que este obstáculo la obliga a delegar en otros y establecer relaciones para conseguir sus objetivos.

A esto hay que sumarle que el personaje de Mine es bastante realista (a excepción de su pasión por los libros). Quizás es demasiado mañosa y lista; sin embargo, como no conocemos su pasado (algo en lo que me hubiera gustado que se profundizara), su habilidad y sus conocimientos podrían estar justificados. Por lo demás, no es nada fácil retratar a un adulto en el cuerpo de un niño (véase el nefasto trabajo de verosimilitud de El detective Conan) y aquí se logra bastante bien. Para algunos, el comportamiento de Mine será demasiado aniñado; sin embargo, a mí me parece lógico, tanto porque interpreta un papel a ojos de los demás como porque conserva los recuerdos de la verdadera Mine, cosa que influye en su forma de ser (somos nuestros recuerdos). La mayor parte del tiempo, Mine habla y se comporta como una niña muy lista, pero nada que levante muchas sospechas. Todo hay que decirlo: la serie es valiente y cuando un personaje empieza a sospechar, Mine le cuenta la verdad y se plantea la moralidad de estar engañando a todo el mundo y haberle robado la vida a otra chica. 

Como veis, es un personaje que, pese a estar satirizado (sobre todo al principio) y ser demasiado hábil, me encanta. En general, creo que he conectado mucho con esta historia ya que me siento muy identificada con la protagonista, no solo por la pasión por los libros, sino también por la debilidad física y esa mirada infantil del mundo.

La gracia de este manga, más allá de la pasión de Mine por los libros, son las relaciones que se forjan entre personajes. Lo mejor es la familia (el padre, la madre y la hermana) de Mine, todos encantadores. Apoyan a Mine siempre que pueden, la regañan si es necesario y buscan lo mejor para ella. A lo largo del manga, veremos su dinámica, sin embargo, me ha gustado especialmente el capítulo de la reunión familiar (mi favorito de todo el manga) en el que Mine les cuenta la verdad sobre su estado de salud, las esperanzas de vida que le quedan y el elevado precio de la cura. Un capítulo emotivo en el que se muestran los estrechos lazos que ha creado con su familia.

Otro personaje relevante es Lutz, un chico de la edad de Mine con el que hará buenas migas: Lutz quiere convertirse en mercader y Mine le propone que venda los libros que ella fabrique. Es un chico monísimo que se desvive por la protagonista y siempre se presta a ofrecer una mano. No es un secundario que orbite alrededor de Mine, sino que tiene sus propios problemas: sus padres no aceptan el oficio que ha escogido, no se lleva bien con sus hermanos y se siente inmaduro en comparación con Mine. Supongo que, a la larga, surgirá un romance entre ambos; sin embargo, por ahora, son grandes amigos.

Sin dejar de ser un niño, lo que menos me ha convencido es la madurez, no solo de Lutz, sino de todos los niños que nos presentan de este mundo. Sin importar la clase social, todos son responsables, piensan en su futuro, se preocupan por contribuir en casa y no tienen un comportamiento especialmente infantil; normal que Mine no destaque tanto. No sé hasta qué punto en la Edad Media era así y claro, hay que tener en cuenta que esto es un mundo distinto; sin embargo, se me hace difícil de creer que a los seis años entren a trabajar como aprendices y desempeñen tareas de cierta responsabilidad. Mine, por ejemplo, frecuentemente se encarga de cocinar y hay otra niña de la misma edad a la que le permiten llevar las finanzas del hogar. La historia no hubiera funcionado si los personajes tuvieran once años (no tendría sentido que a esa edad Mine no supiera más cosas), pero es que esa es la edad que parece que tienen. Especialmente, toda la parte del comercio, pese a que me ha encantado, me resulta inverosímil con la edad de los protagonistas. Los adultos deberían extrañarse más de que Mine sea capaz de leer y elaborar un contrato justo para una patente o que sea capaz de regatear.

Además de la fabricación de objetos cotidianos, algo sobre lo que se aprende en este manga es sobre el comercio. Todas las conversaciones entre comerciantes son fascinantes: los trueques, el pago con información, el regateo, las técnicas que usan para conseguir mayores beneficios... Tampoco diría que es emocionante, ya que en este manga hay poca tensión; sin embargo, son conversaciones llenas de astucia, batallas dialécticas en las que gana aquel que saca mayor provecho. Uno de los comerciantes que tiene más protagonismo es Benno, maestro de Mine y Lutz. Es una persona ambiciosa que quiere sacar tajada de cualquier asunto, sin dejar de lado nunca a los suyos y que enseñará valiosas lecciones a Mine.

El último tomo diría que me ha gustado un poco menos del resto porque hay varias conveniencias de guion. La Iglesia (con toda su política), que no había sido mencionada hasta el momento, tiene aquí un papel capital. Fue extraño que no se hubiera introducido antes y que nadie se la hubiera mencionado a Mine. El final también me pareció bastante conveniente y en cierta manera cuestionable: no solo parece que lo de la enfermedad de Mine se resuelve, sino que el personaje hace cosas que hasta el momento no podía hacer. En todo caso, eso es algo que se verá más adelante: el séptimo no es el último tomo ni por asomo.

La publicación de este manga es bastante extraña. Para empezar, se basa en una serie de 33 novelas ligeras, de las que estos tomos adaptan tres: la cosa va para largo. En segundo lugar, para avanzar más deprisa, han dividido la saga en partes y han asignado un dibujante para cada parte... que van publicando simultáneamente. Así, las partes 2, 3 y 4 se han publicado simultáneamente, pese a que se pisan cronológicamente. Un caos. El caso es que esta primera parte tiene un final medianamente satisfactorio, pese a no ser completamente cerrado, y que en España, si los siguen trayendo (cosa que espero que sea así), se publicarán de forma cronológica.

Os he hablado del final y ni siquiera he mencionado el dibujo. Es preciosísimo. Fin. Lo cierto es que no tengo mucho que decir, más allá de que los diseños de personajes son característicos, que el paneling presenta poca innovación, que hay los fondos justos y necesarios y que, en general, se ve precioso. El dibujo es como en las portadas, pero en blanco y negro (no siempre es así). No me he sentido perdida en ningún momento y lo he podido seguir todo bastante bien. Solo en algún momento me he confundido debido a que hay bocadillos que no indican quién está hablando.

Lo más destacable son las onomatopeyas. Normalmente, las ignoro, porque no están traducidas o no entiendo la traducción, así que me pierdo parte de la escena. En este caso, la autora ha optado por usar palabras en lugar de onomatopeyas, de manera que pone cosas como "peinar, peinar" en lugar de "fru, fru", cosa que me permite seguir las escenas con agilidad. Os dejo con un par de ejemplos:


Más allá de los comentarios finales de la dibujante y la autora de las novelas ligeras, los tomos incluyen otros materiales extra. Primero hay capítulos complementarios que no se publicaron hasta la compilación en tomo. Todos me han encantado y me enfada que no sean parte de la historia: aportan mucha información y muestran escenas relevantes. En segundo lugar, hay historietas cortas de la autora de las novelas ligeras, con personajes terciarios o nuevos. Al ampliar el mundo, son interesantes, pero son terribles porque están tan mal escritos que cuesta de leer. El manga está bien traducido, así que no sé si es cosa del traductor (quizás era otro) o si son así en el original. No son solo errores ortográficos, sino que presentan graves problemas de redacción y con los tiempos verbales.   

En conclusión, Ratón de biblioteca es una historia sencilla y preciosa que conquistará el corazón de cualquier amante de los libros. Aprovecha el género isekai para que el lector aprecie más las comodidades a las que está acostumbrado y aprenda de artesanía, en concreto, cómo elaborar papel. Es un manga con mucho trabajo y documentación detrás y que intenta ser realista siempre que puede; lo único que está exagerado es la pasión de la protagonista por los libros. Mine es un personaje que, más allá de esta concesión, está muy bien construido. Tiene un comportamiento muy infantil en algunas ocasiones y muy maduro en otras, cosa que se debe a su naturaleza: es una niña de cinco años que antes era una veinteañera, así que los recuerdos de ambas vidas chocan. Es cierto que tiene demasiados conocimientos y habilidad con la artesanía, pero también tiene un gran impedimento: es débil y enfermiza, por lo que debe crear vínculos con los demás para que la ayuden a conseguir sus objetivos. Las relaciones entre personajes son lo más interesante. La relación familiar es preciosa, así como la amistad entre Mine y Lutz y cómo Benno se convierte en un segundo padre para ella. El dibujo es sencillo, bonito, con los fondos justos y necesarios y un diseño de personajes bastante reconocible. El hecho de usar palabras descriptivas en lugar de onomatopeyas me parece un plus, ya que permite que las escenas sean fluidas. En cuanto al mundo no está tan trabajado (es similar a nuestra Edad Media), pese a que cuenta con particularidades originales y no tiene inconsistencias.



Cosas que he aprendido:

  • Cómo fabricar objetos cotidianos (velas, champú, broches)
  • La teoría no es lo mismo que la práctica
  • Fabricar papel es muy difícil
  • Técnicas de fabricación de papel
  • Estrategias de los comerciantes relacionadas con las patentes
  • Cómo hacer bien un isekai
  • Hacer que el protagonista sea enfermizo crea dinámicas distintas a las habituales.

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads

PUNTUACIÓN...4/5!

Primeras Líneas...


miércoles, 19 de febrero de 2025

Premio a la perseverancia bloguera

Hace muchos años, estaba de moda eso de darse premios entre blogs. Me parecía una dinámica divertida, que ayudaba a crear comunidad y que nos conociéramos más los unos a los otros. Poco a poco, esta moda fue perdiendo fuelle, quizás porque la comunidad bloguera ya no es lo que era. No sé vosotros, pero a mí me da la impresión de que cada vez hay menos blogs literarios nuevos. Que los sigue habiendo, por supuesto, pero el flujo es menor. Esto seguramente se deba a la proliferación de nuevas plataformas de expresión (YouTube, Instagram, TikTok...) y que es un formato cada vez más incompatible con el ritmo acelerado de las generaciones más jóvenes, que buscan la inmediatez y la expresión gráfica. Es lógico que para ellos esto resulte soso y distante, sin embargo, es el espacio en el que mejor me muevo. Espero que con los blogs no pase como con los foros, que cada vez están más de capa caída.

Es por eso que me sorprendió recibir un premio del blog Bitácora literaria: creía que ya nadie hacía estas cosas. Conozco a Nuria de Espinosa desde el año pasado, cuando se apuntó al reto 24 kilos de conocimiento, y desde entonces le sigo la pista a las reseñas que va publicando, que son breves y se refieren a libros poco conocidos.

¿En qué consiste el premio?

Después de agradecer al blog que te ha nominado (en mi caso, Bitácora literaria) hay que responder una serie de preguntas sobre una misma y después premiar a otros blogs y avisarles, para que respondan a las mismas preguntas en su blog, con el objetivo de crear una cadena. Si sois creativos, podéis editar la imagen del premio, pero a mí me ha dado pereza. 

Preguntas:

1. ¿Por qué iniciaste un blog?
Abrí este blog a finales de 2012, cuando cursaba 3º de la ESO. En clase de informática, nos explicaron cómo crear un blog y yo decidí hacer el mío sobre libros. Trasteando, descubrí los blogs literarios y, como no había mucha gente de mi entorno con quien hablar de libros, decidí empezar a hacer reseñas de todo cuanto leyera. Y hasta hoy. Nunca he estado muy preocupada por conseguir seguidores, viabilidad ni popularidad; mi intención desde el principio ha sido dejar constancia de mis impresiones más para mí misma que para el resto (seguramente, porque ni por un momento me planteé la posibilidad de que mis palabras le interesarían a alguien). A lo largo de los años, he ido puliendo mi estilo y me he esforzado cada vez más en hacer análisis más profundos, de manera que mis reseñas han pasado de ser opiniones sencillas a reflexiones bien medidas.

2. ¿Qué es lo que no harías nunca? 
Mentir en una reseña. Soy completamente incapaz de hablar mal de un libro que me ha encantado o viceversa. En mis reseñas soy sincera y digo las cosas directamente, siempre usando argumentos y sin intención de herir a nadie. Puede que ante un libro muy querido por los lectores no sea tan tajante (si le ha gustado a tanta gente, quizás es que yo me he perdido algo) y si sé que el autor va a leer mi reseña, también mido muy bien mis palabras, pero siempre sin dejar de ser fiel a mí misma. Solo una vez escribí una reseña de la que no me siento muy orgullosa, una crítica profesional para una revista. No dejé de ser sincera, pero me escudé en las ambigüedades para no resultar tan dura. Ese mismo libro lo reseñé también en el blog y la diferencia entre un texto y el otro era abismal, sin que la tesis fuera distinta. Todo esto también lo aplico a mi vida: soy incapaz de mentir, al menos abiertamente. Si las circunstancias me obligan, me esfuerzo en ocultar la verdad, ofrecer información a medias o hablar con ambigüedades; eso no lo considero mentir. 

3. ¿Algo de lo que te sientas orgulloso?
La constancia. He visto a tantos blogs queridos desaparecer, que el hecho de seguir aquí a flote hace que me sienta orgullosa de mí misma. Al publicar una reseña de cada cosa que leo me ha permitido practicar y mejorar mucho; estoy a años luz de las primeras reseñas que hice. Me siento orgullosa de haber mejorado tanto mi capacidad de análisis y expresión. Espero seguir avanzando a este ritmo.

4. Si pudieses dar tus tres deseos a alguien, ¿a quién se los darías? 
Es una pregunta un poco rara (no más que las que vienen después) ¿Se refiere a dar la oportunidad a alguien de formular tres deseos o de pedir yo tres deseos, pero que los reciba otra persona? Supongo que en ambos casos, a G. Me ha dado mucho apoyo a lo largo de los últimos seis años (es el tiempo que hace que nos conocemos), tanto moral como psicológicamente, además de ayudarme mucho a mejorar y evolucionar como persona. Sin él, sería mucho más conformista y mi vida hubiera tomado un rumbo completamente diferente. Además, sé que me tendría en cuenta antes de pedir los tres deseos (y que uno de ellos sería tener tiempo para leer). 

5. ¿Paloma o gaviota?
Eh... prefiero a Alejandro Palomas a Juan Salvador Gaviota, pero no sé si la pregunta va por aquí. 

6. ¿Ciudad o campo?
¿El pueblo es una opción válida? Suele haber una conexión de Internet aceptable y los establecimientos básicos. Con eso me basta. Entre campo y ciudad, prefiero esta última. No me gusta su bullicio, sin embargo, las ciudades disponen de un montón de bibliotecas y librerías. La tranquilidad del campo me gusta y no necesito tener a gente cerca, pero qué pereza desplazarse tanto para hacer la compra básica, así como cuidar del campo. 

Cualquiera puede responder a las preguntas en los comentarios, pero formalmente nomino a:

jueves, 13 de febrero de 2025

Visto en las redes 70#

¡Hola a todos! El último Visto en las redes lo publiqué en octubre y se refería al mes de septiembre. Después de eso, tuve el parón para estudiar las oposiciones de biblioteca, no solo en el blog, sino también en redes. Volví a principios de enero, así que esta entrada va a hacer referencia a lo que compartí ese mes. 

Antes de pasar a la sección, quería hacer un pequeño inciso para contaros una novedad importante en mi vida: es un 98% seguro que dentro de un mes sea bibliotecaria. Aprobé los tres exámenes y llegué a la fase de méritos siendo la única candidata. Me falta todo el papeleo, que será cosa de un mes, pero siempre y cuando no haya algún problema administrativo, la plaza es mía. Aunque no tengo estudios como bibliotecaria ni nunca he trabajado en el sector, estoy muy ilusionada y con muchas ganas de aprender. No solo es un trabajo relacionado con el mundo literario, sino que además está a cinco minutos a pie de mi casa. Todo un lujo. No podría estar más feliz. Han sido muchos meses de estudio muy duros que han merecido muchísimo la pena.

Tras este momento de cotilleo, paso, ahora sí, a presentar la entrada. Para los que no lo sepan, esta sección me gusta mucho porque da pie a muchos debates (aunque no os veo muy por la labor de debatir), así que, aunque lleva mucho tiempo, me encanta escribirla. Espero que la disfrutéis y que podamos comentar un montón de temas interesantes. ¡No os olvidéis de comentar todo aquello con lo que estéis o no de acuerdo!

Eso sí, antes que nada, empezaré explicando en qué consiste la sección para aquellos que aún no lo sepan. Ya sé que estos párrafos que vienen a continuación son muy repetitivos; el caso es que siempre hay gente nueva que no sabe en qué consiste la sección y me gusta informar de ello. Visto en las redes es una recopilación de todos aquellos tweets que me han parecido interesantes (y a los que he dado retweet) publicados el último mes (enero) por diversas personas, y una selección de las reflexiones relacionadas con el mundo literario que he compartido por las diferentes redes sociales. Es decir que... ¡atención, porque podríais salir mencionados en esta entrada! 

Me decidí a crear esta sección como excusa para hacer debates porque sé que algunos de vosotros no me seguís en las redes sociales tranquilos, estáis en la lista negra (tanto porque no os interesa como porque no tenéis una cuenta) y pensé que os podría parecer interesante tener una recopilación de esta información. Así, todos los que no tenéis redes podrías estar al tanto y los que me seguís, pero estáis saturados, podríais tener un resumen. 

Como sabéis, el blog está en varias redes: en Twitter, en Facebook, en Instagram, en The Storygraph, en Goodreads y en Bloguers (podéis acceder a mi perfil de cada red social haciendo click en los enlaces), aunque estoy especialmente activa en Twitter e Instagram, por lo que en esta sección me centraré en esas redes sociales.   

Repito, como en cada ocasión, que la idea de esta sección no es completamente mía (siempre hay que dar créditos). Me inspiré en una sección muy parecida en el blog de Deja volar tu imaginación llamada Citando a Twitter. En ella, Patt recopilaba algunos de sus retweets favoritos, aunque siempre están relacionados con reflexiones sobre el mundo en general, no centradas en el ámbito literario. 

Y sin más dilación, os dejo con la entrada:

Visto en Twitter
Yo cuido la ortografía en redes y en el blog, aunque de tanto en tanto se me escapa alguna errata; hacer fallos es inevitable, así que si alguna vez encontráis que he hecho alguno, avisadme. Tampoco es cuestión de ir corrigiendo a todo el mundo como si fuéramos la Inquisición de la Lengua: cuando alguien de confianza que sé que se preocupa por la ortografía tiene un despiste, se lo digo, porque sé que lo va a agradecer. En el caso que expone Marta Madrid Ribas, el de las publicaciones de los autores en redes, me parece absurdo juzgar a alguien por un simple mensaje. Sin embargo, si esos errores son constantes, tomo nota de ello: si no sabes comunicarte en redes, dudo que sepas comunicar una historia.

En esta foto, Mazarbul nos enseña el catálogo de Edimat y aprovecha para desrecomendarnos cualquier obra de esa editorial. Yo, por desgracia, en una época en la que creía que todas las ediciones de clásicos eran iguales, compré Ana Karenina (con la portada de la película) de esa editorial y confirmo todas las quejas de Mazarbul. Puedo entender que recorten en calidad de papel y que reduzcan el tamaño de letra; sin embargo, no sé en qué les beneficia ofrecer obras cuyo contenido está recortado. ¿Es porque es una adaptación? Pues indícalo en alguna parte. También es muy feo que no figure el nombre del traductor (lo busqué porque la traducción era terrible). ¿Tienen algo que ocultar? Mi edición era del 2012, cuando aún no se habían popularizado las IAs, pero algo me huele a chamusquina. ¿Hay alguna editorial que desrecomendéis?

Sé que la sinceridad debería ser lo primero, pero si por culpa de esa sinceridad desanimas tanto al autor que decide dejar el manuscrito tal cual o no volver a escribir, tampoco ganas nada. Como Carlos di Urarte, he hecho de correctora un par de veces y, en algunos casos, la única forma de arreglar el texto era empezarlo de cero. Por muchos argumentos objetivos que tengas, ¿qué autor va a querer hacer borrón y cuenta nueva? Es por eso, que en esos casos, me centro en los errores más graves y apremiantes, en los cimientos, con la esperanza de que a fuerza de seguir escribiendo, la próxima obra del autor sea mejor. ¿Qué opináis vosotros de mi postura?

Me pasa: cuando el precio de algo es bajo sin que sea una oferta, no me fío. Y es que pienso: "Si el resto de productores no pueden permitirse poner un precio menor, es que los componentes tienen que ser de peor calidad, ¿no?". Quizás por eso muchos no se fían de los autores autopublicados, con sus libros digitales a dos euros, cuando los bestsellers se venden por diez. Confieso que leo muy poco autopublicado, pero porque hay demasiados libros en el mercado, así que no compro ninguno, sea del precio que sea, si antes no me lo ha recomendado encarecidamente alguien de confianza. Eso sí, hay una excepción a lo que comenta Annoying Mom: las ofertas. Cuando sentimos que salimos ganando, que estamos estafando al vendedor o consiguiendo algo a un precio único, es cuando valoramos algo que compramos barato. En vuestro caso, ¿soléis valorar las cosas baratas o gratis?

Hoy en día, es bastante habitual que, varios años tras la muerte de un autor de cierto renombre, aparezcan de aquí o allá textos inéditos. Para evitar esto, Pratchett, por ejemplo, hizo destruir sus discos duros con una apisonadora (siempre tan teatral). Si el autor decidió en vida que la calidad del texto no era tan buena como para publicarse bajo su firma, ¿los herederos no deberían respetarlo? En principio, estoy de acuerdo con esta política de Mientrasleo. Sin embargo, si esta regla se siguiera a rajatabla, no nos quedaría nada de Kafka, que pidió a un amigo que, tras su muerte, destruyera todos sus manuscritos. ¿Cómo os posicionáis en este caso?

Estoy de acuerdo con Carlos di Urarte. Una de las cosas que más me molesta en literatura es el adoctrinamiento, cuando el autor quiere imponerte su ideología. Por eso no me gustó Persona normal, de Benito Taibo, y cada vez me irrita más Sanderson, tan evidente en sus mensajes. Si lo que quieres es publicar un panfleto, adelante, dilo directamente, no lo camufles como si fuera literatura (como pasa con la mayor parte de las obras de autoayuda). Un buen autor debe ser capaz de escribir con sutilezas y dar la opción al lector de pensar por sí mismo. Entonces, algunos se perderán el mensaje y otros lo malinterpretarán, pero los buenos libros son aquellos que ofrecen múltiples lecturas.

Sí, la vida real es triste, fría y oscura, pero no dejará de serlo porque tú leas novelas en las que todo es de color de rosa; al contrario, eso hará que te desmoralices al darte cuenta de que tu vida no es como la vendían los libros. La ficción tiene que representar la realidad. Como dice Sergio Chesán, a veces es la única forma que tenemos de acercarnos a situaciones, ideologías y perspectivas que no forman parte de nuestro día a día, pero sí de nuestro entorno. Las obras tienen que hablar de personas mentirosas, orgullosas, buenistas, ambiciosas, hipócritas, etc., porque esa gente está ahí, a nuestro alrededor y comprenderlas nos puede ayudar a tratar con ellas. Representar estas realidades y lograr que el lector empatice con ellas no significa, ni mucho menos, defenderlas. Una obra puede hablar de relaciones tóxicas sin hacer apología de ello (muy recomendado You o Te doy mis ojos). 

Entiendo que el objetivo es promocionar y visibilizar un producto (el libro); sin embargo, me molesta como consumidora que a los influencers las editoriales les envíen paquetes con contenido y material adicional que yo, como lectora, la que les paga las facturas, no puedo conseguir de ninguna manera. Más allá de eso, creo que, como en el caso que nos cuenta Mientrasleo, a algunas editoriales se les ha ido de las manos y buscan generar ruido en redes en lugar de vender libros. ¿Sabéis de algún otro caso tan estrambótico como este?

Cualquiera diría, a estas alturas, que todos los libros se publican en papel y digital; nada más allá de la realidad. Aún hay muchas editoriales que no publican los libros en digital para evitar el pirateo (como si eso fuera a servir de algo) y por miedo a que disminuyan las ventas en papel. Por esto último, algunas se dignan a publicar la versión digital a un precio tan desorbitado, que cualquiera prefiere tenerlo en físico. En el caso de las novelas, todo esto tiene un pase, no así con los libros académicos, como nos cuenta Enara. No estamos pidiendo audiolibros de cada libro que se publica, simplemente la versión digital de aquellos que son realmente necesarios para el día a día. No creo que sea tanto pedir.

Se sigue pirateando tanto como antes, pero ahora a plena luz del día, sin ningún tipo de vergüenza, como critica Mientrasleo. Los autores ganan muy poco con cada venta, si quieres que ese autor siga publicando, ¿no conviene que fomentes la compra de sus libros? Puede que algunos lectores no tengan el poder adquisitivo para comprarlo, cosa que no te disculpa de colgar el libro pirata el primer día que sale a la venta. Hay muchas otras formas de leer a un menor precio, desde ir a la biblioteca (que suelen comprar novedades al cabo de un par de semanas) a comprarlo a medias con alguien. 

No sé exactamente a qué libro se refiere Leyna, pero si es una recomendación de género (romantasy), no veo tan mal la comparación. Entiendo que algunos necesiten categorías para saber a qué atenerse, así como para orientarse en el maremágnum de la literatura. Puede que ninguna de las dos autoras haya escrito sobre brujas, aunque el tono y los temas serán similares. No es algo nuevo: ya con el boom de las distopías, cualquier obra del género se decía que era perfecta para los fans de Los juegos del hambre. Ahora bien, si la editorial usa el mismo reclamo una y otra vez, se terminará desgastando.

En respuesta a MonikaFeren, supongo que no, porque es algo muy ligado a la personalidad y capacidad de cada uno. Mi madre es una mujer que tiene muchas virtudes, pero entre ellas no está la reflexión ni el interés por la cultura o la formación. Desde hace unos años se ha aficionado a los libros sobre gatos, hasta el punto de que se ha decidido a escribir la historia del suyo. En caso de que le saliera bien, no sería una historia compleja, con varias capas de significado, reflexiones profundas y llena de sutilezas, porque ella no es así. En principio, una persona compleja debería ser capaz de escribir una historia sencilla; sin embargo, ¿qué interés tendría uno en escribir algo que no va a dejarte satisfecho? Incluso si es una obra por encargo, es inevitable dejar tu huella en el texto. ¿Qué opináis vosotros?

Visto en Instagram




Varias de las imágenes que os comparto hoy me han encandilado por cómo encajan las portadas con el fondo de la imagen. Es el caso de esta de Libertyeagle20, que no sé cómo lo ha hecho para encontrar un mantel que encaje tan bien con la novela.


Las dos primeras imágenes de Andrésysusana_atrapada me encantan por los fondos. La primera tiene exactamente los colores de la portada y la segunda cuenta con un colorido y un movimiento que encajan muy bien con las rayas de la portada y la idea de las alucinaciones. En el caso de la tercera imagen, en una novela histórica sobre la independencia de EEUU me parece perfecto que el fondo esté lleno de papeles antiguos y que acompañen la novela una pluma y un sello.




Otra imagen muy simple que me ha encandilado por el fondo. Es perfecto que haya dos telas separadas justo en la mitad de la novela, con los colores invertidos a los de la portada. En este caso, queda muy bien, pese a que los tonos sean un poco demasiado pálidos. Es cosa de La vida de mi silencio.




Puede que el fondo sea demasiado blanco (hubiera preferido algo más hogareño), pero esa taza de té, junto a esa planta con flores rosas encajan mucho con una novela con un título así. Solo a la autora, 
Mónica Serendipia, se le ocurriría. Solo faltan unas pastas. 




No es una fotografía espectacular, ni mucho menos, pero la corona en la esquina superior del libro me ha parecido divertidísima. Me hace mucha gracia cómo algunos son capaces de encontrar por casa objetos que cuadren tan bien con una obra y que son tan aleatorios. No tengo ni idea de dónde ha sacado Babel Reader una minicorona.




Me enamoré de esta imagen nada más verla y eso que es difícil que la fotografía de un libro digital capte mi atención. Más allá de los tonos rosa pastel y el equilibrio de los elementos de la imagen de Mirada lectora, la fotografía no tiene nada especial, pero me transmite mucha paz.


Todo hay que decirlo: la edición de esta novela ya es bonita de base. Eso no le resta mérito a Omaira: nunca hubiera dicho que un fondo negro quedaría tan bien. Me recuerda al cielo estrellado con todos esos elementos relacionados con los astros. Además, tiene el toque de color justo. Por cierto, o
s invito a visitar el perfil de Omairagtz, porque en diciembre (así que no entra en este recuento) publicó una foto preciosísima con pétalos de rosas.


Y eso será todo por hoy. Espero que os hayan gustado las imágenes y que haya captado vuestro interés con los debates. Me callo ya, que he hablado mucho. Os cedo el turno y nos leemos en los comentarios. ¡Espero que os haya gustado la entrada!