¡Hola a todos!
El año pasado decidí iniciar esta sección cuatrimestral en la que os hablo brevemente de los libros que he dejado a medias y por qué no he seguido leyendo. Que no haya terminado un libro, no implica que no pueda compartir mi opinión sobre él. Es cierto que no puedo hacer una reseña en condiciones, claro, pero considero que es útil hablar de los motivos por los que una abandona una obra. Gracias a mis palabras, quizás alguien que se ha forzado a terminar el libro se sienta identificado o puede que mis advertencias sirvan para que un lector con unos gustos similares a los míos lo descarte.
La lista de libros abandonados es larga (nada más y nada menos que siete en cuatro meses), porque en esta ocasión he tanteado lecturas que no me inspiraban confianza. A veces, una lee una reseña tan positiva que se apunta el libro sin pensar; otras, la obra genera tanto hype que parece que el entorno te obliga a leerla. Pese a mis recelos, realmente tenía la esperanza de que estos libros me gustaran. No ha sido así y me consuela pensar que, como mínimo, no los he comprado.
No soy muy aficionada a los audiolibros, pero van bien para cuando haces tareas mecánicas que no requieren demasiada atención. No quería escuchar un libro que me encandilara, porque en esos casos prefiero tenerlo en físico, ponerle post-its y concentrarme. Por eso, decidí escuchar libros que dudaba de si comprar o no. No todas las experiencias han sido negativas (escuché un par de páginas de Los girasoles ciegos y me gustó tanto que decidí retomarlo en un futuro en papel), pero sí la mayoría de ellas.
Cita con la muerte, de Agatha Christie
De esta autora, me gustaron mucho Asesinato en el Orient Express, Diez negritos y Muerte en el Nilo, pero las siguientes novelas que leí (El asesinato de Roger Ackyord y Cartas sobre la mesa) me parecieron mediocres. Quise darle una nueva oportunidad a su obra y me decanté por este porque estaba disponible en la eBiblio. Cuando le comenté a G que lo había empezado, me mostró que lo tenía entre sus estanterías, bastante a la vista. En todo caso, después de exponerle por qué lo dejé, también decidió descartarlo.
La mayoría de novelas de Agatha Christie siguen un mismo guion, pero también innova en cada obra, aunque sea mínimamente. O al menos eso es con lo que me he encontrado. En esta novela sabemos desde el principio que la señora Boyton va a morir (tiene todas las papeletas) y todos los miembros de su familia (que viven amargados por su tiránico control) son sospechosos de asesinarla de en cualquier momento. En lugar de una novela de misterio, me encontré con un extenso estudio de personajes. Leí unas 80 páginas muy aburridas en que nos retrataba con mucha profundidad a todos los miembros de la familia y cómo estaban sometidos a la señora Boyton. Este análisis lo llevaban a cabo dos secundarios que importan mínimamente y Poirot solo había aparecido de refilón.
No digo que no pueda estar bien y comprendo que a los fans de la autora les pueda gustar, pero no era para mí. El ritmo es muy lento y los personajes no tienen interés. Como sé que esta autora suele hacer finales muy inesperados, decidí destriparme el final: quizás solo por eso merecía la pena. Y sí, la identidad del asesino sorprende, pero al mismo tiempo me pareció que convertía el estudio familiar en algo vano y superfluo.
Al igual que con Agatha Christie, mi entusiasmo con este autor está en caída libre. Me gustaron mucho Lo que encontré bajo el sofá y El regalo, pero Invisible (que leí por la admiración que había despertado), en cambio, me pareció que estaba simplemente bien. El argumento o el tono (algunas son juveniles) de sus más recientes publicaciones no me llamaban demasiado la atención, pero decidí darle una oportunidad para ver qué me estaba perdiendo. Creía que Invisible me había decepcionado porque estaba enfocado a un público más juvenil, así que esperaba que esta, de corte más adulto, iba a reconciliarme con el autor.
Por desgracia, me he encontrado con una versión edulcorada de los libros que tanto me habían gustado. Quizás me equivoque, porque hace mucho que los leí (algún día haré relectura), pero lo que me ha echado hacia atrás de este libro es su artificiosidad. Mientras que las otras obras parecían un diálogo directo con el lector (dónde el autor te abría los ojos a cuestiones sociales que le preocupaban), aquí lo he sentido más como un monólogo en el que el autor fuerza la simpatía del lector al hacer críticas poco controvertidas.
La prosa del autor siempre ha tendido a la poeticidad, pero aquí lo lleva al extremo de la redundancia y abundan las palabras vacías. Por otra parte, abusa de las oraciones cortas para transmitir fuerza artificialmente. Así hace que todo sea intenso, incluso situaciones que no lo son (en un momento el personaje pierde el móvil, que encuentra poco después en la cocina, y casi le da un ataque de pánico). A eso hay que sumarle que el autor pretende hacer un experimento literario y evita por todos los medios clasificar a sus personajes en un género u otro, esquivando pronombres y usando circunloquios. Eso, en lugar de hacerme empatizar más con los personajes, consiguió todo lo contrario. Puedes hacer algo así un relato corto, pero no en un libro y menos en castellano, una lengua en la que hay marcas de género por todas partes. Eso hizo que la narración me pareciera artificial y forzada, como si el autor hiciera malabares.
No sé cuánto leí, quizás unas treinta páginas, pero lo que me contaba no me estaba interesando. Y eso que tenía muchas expectativas: la novela empieza con afirmaciones como "esta no es una historia para todo el mundo" y la mayoría de reseñas dicen que les ha calado hondo y les ha roto el corazón. La obra nos pone en la piel de una pareja sin chispa, cuya relación se ha desgastado con el paso del tiempo, en contraste con la pasión que sentían al principio. Es algo que suele ocurrir, pero el personaje lo siente todo con tanta intensidad que parece el drama del siglo. Quizás esté equivocada y haya algo muy profundo e intenso detrás de eso, pero no me merecía la pena seguir leyendo.
Las noches de la peste, de Orhan Pamuk
A veces, no saber nada del autor puede jugarte una mala pasada. Por eso me creí a pies juntillas la introducción de la autora, una historiadora que cuenta que el germen de la novela es el prólogo a una edición anotada de unas cartas de la época. En mi ignorancia, no sabía ni que el autor era un hombre.
Tampoco sabía nada de la historia porque es de esos libros que, ya sabéis, apuntamos por algún motivo a nuestra lista de pendientes y luego no recordamos por qué. Así que yo iba mentalizada para escuchar un drama sobre la peste negra en la Europa del siglo XV y me encuentro con una obra sobre la peste bubónica en Turquía a principios del siglo XX.
Pero ese no fue el motivo por el que abandoné esta lectura. No he leído mucho sobre la cultura turca y el tema central seguía siendo la peste (que era lo que a mí me interesaba), así que una vez mentalizada, retomé la lectura. Me resultó casi imposible sumergirme en la historia. Era incapaz de imaginarme que todo sucedía en el siglo XX debido a las costumbres tan medievalistas de la sociedad y a la ausencia de tecnología, y no entendía nada relacionado con el plano político. Por lo que he leído, es una novela que incide mucho en las figuras históricas, los aspectos sociopolíticos y el retrato de época, en lugar de hilar una trama, tener unos protagonistas claros y tratar las consecuencias psicológicas de la peste. Me pareció terriblemente soporífera.
A eso hay que sumarle que la narración me resultaba cargante porque constantemente se hablaba de los personajes por su nombre y apellidos. Soy lectora de fantasía y estoy acostumbrada a los nombres exóticos, pero lo habitual suele ser utilizar abreviaturas y pronombres. En general, estoy bastante de acuerdo con esta opinión que he visto en Goodreads de alguien que terminó de leer el libro.
Patria, de Fernando Aramburu
No solo tengo un amigo al que le ha encantado, sino que cuando se publicó, este libro causó sensación. El tema de ETA me interesa, pero la trama no me llamaba especialmente la atención. Decidí darle una oportunidad y, efectivamente, no ha sido para mí.
Está bien escrito y la confrontación que se presenta es interesante (el reencuentro de dos amigas que dejaron de serlo cuando el hijo de una, que pertenecía a ETA, mató al marido de la otra), pero me aburrí. El problema para mí fue que, más allá de estos personajes y algunos secundarios, la trama parecía nula. Ambas familias están muy bien caracterizadas, pero a mí me aburre una novela tan centrada en los personajes y con tantas páginas. Eso sí, sobre este tema me gusto mucho la película Maixabel.
Junto a Jennifer Armentrout, esta autora ha relevado a Cassandra Clare en popularidad y ha consolidado el género del romantasy. Leí Trono de cristal hace tiempo, cuando la autora a penas era conocida y me gustó mucho. Quise retomar la saga el año pasado y releerlo, pero lo abandoné, porque el tono me pareció demasiado juvenil. Tengo entendido que sus novelas actuales inciden mucho en el erotismo, por lo que preferí darle una segunda oportunidad con esta saga, más casta (o al menos los primeros libros). Además, el mundo de las hadas me parece poco explorado en fantasía y hacía tiempo que no leía sobre el tema.
La decepción ha sido mayúscula. Mi interés por la historia era mínimo porque el argumento prometía ser predecible y los tópicos me hacían bostezar (la chica pobre que de pronto se ve rodeada de riquezas, la chica guerrera que tiene que aprender a comportarse como una dama, dos personajes de razas enfrentadas que se dan cuenta de que su odio se basa en prejuicios...). Comparto bastante esta opinión
Por otra parte, la protagonista no me caía bien porque sus dos únicas líneas de pensamiento eran su odio por los fae y la preocupación por su familia. Lo primero no tiene fundamento y lo segundo es egocentrismo. Más allá de la educación recibida, la protagonista no tiene ningún motivo para odiar a los fae, especialmente porque estos no hacen más que demostrar bondad, pese a que ella ha matado a un amigo suyo y no se arrepiente de ello en ningún momento. El recelo inicial es lógico, pero su odio se sustenta en el vacío. En cuanto a su familia, son unos parásitos que la desprecian, pese a que subsisten gracias a ella. Entiendo el apego que les tiene la protagonista y más porque prometió a su madre cuidarles (supongo que se explicará por qué haces prometer eso a la hija menor), pero son unos malcriados. No he dudado ni por un momento que tras la marcha de la protagonista recapacitarían y empezarían a sacarse las castañas del fuego; la protagonista cree que se quedarán mirando una pared y morirán de hambre.
Cuéntamelo otra vez. Compendio de cuentos recontados, de VVAA
Me gusta mucho Ferran Varela, pero G es incluso más fan que yo. Tanto, que compró este libro de segunda mano solo porque en él aparecía un relato del autor. Lo gracioso es que unos días después de recibir el libro, Varela se ofreció desinteresadamente a pasarle la audiograbación del relato.
El caso es que a mí me gustan los retellings y G me convenció para que leyera yo primero la antología. Leí con atención los dos primeros relatos, los siguientes los hojeé, disfruté con el de Varela y finalmente decidí abandonar el libro sin ni siquiera darle un vistazo a los relatos que faltaban. Puede que entre los que no he leído hubiera alguno muy bueno, porque todos son de autores distintos, pero no creo que me merezca el esfuerzo.
En general, los relatos que leí me parecieron mediocres. Ni aportaban nada ni ofrecían una perspectiva completamente nueva del cuento. Estaban bien escritos, sin ser nada espectacular, pero la mayoría eran demasiado ambiciosos y la extensión no les daba para todo lo que querían contar, así que eran muy superficiales.
Por supuesto, el de Varela es el mejor de todos, pese a no estar entre lo mejor que ha escrito. Es una historia oscura y macabra sobre El flautista de Hamelín donde reflexiona sobre la actitud voluble e indiferente de Dios ante la humanidad. La prosa está muy cuidada, pese a que no hay ninguna cita para enmarcar, y el tono grotesco está muy bien captado, aunque en algunos momentos me parece excesivo.
Y después..., de Guillaume Musso
Agatha es una autora que me gusta mucho pero si es cierto que algunas novelas se pueden hacer un poco pesadas, aun así no puedo ser objetiva con ella XD
ResponderEliminarEloy Moreno es un autor que no me llama nada
Patria tampoco me llama pero quizás le de una oportunidad a la película
De ACOTAR amigos cercanos me han dicho que el primer libro es horrible pero en el 2 da un giro de 180 grados, aquí el problema que si el primero no me gusta nada no voy a darle una oportunidad al 2
un beso
Hola, Memphis!
Eliminar1. Huy, no sabía que había una peli. Lo investigaré.
2. TOP TOP. Si tengo que tragarme un libro que no me gusta para leer un segundo que es un poco mejor, no me merece la pena.
Un saludo,
Laura.
Pues si que han sido varios que has abandonado, yo también lo hago bastante a menudo. En ocasiones siento que no es el libro que tal vez sea yo o el momento que estoy viviendo pero me da igual, hay muchísimos libros como para perder el tiempo o sentir que lo estás perdiendo. Suerte
ResponderEliminarSí, hay veces que la que no encaja con el libro soy yo, no es que sea una mala obra, como sucede con la mayoría de los que he abandonado, pero también sé que no voy a volver a ellos.
EliminarDe todos el único que he leído es Patria, que me gustó mucho. Sí es verdad que se centra más en el desarrollo de los personajes, pero a mí esto suele gustarme. Eso sí, unas páginas le hubiera quitado. El de Agatha no recuerdo ahora mismo haberlo leído. Tuve una época en mi adolescencia en que leí mucho de ella y me gustaba mucho pero ahora cojo alguna obra suya de vez en cuando... Muy de vez en cuando. También es verdad que no termino de cogerle el punto a los audiolibros. No logro concentrarme. Mi cabeza empieza a pensar en otra cosa y no termino de enterarme. En algún momento lo intentaré de nuevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
1. El de Patria estaba bien, pero no era para mí. Puedo entender que te haya gustado y más porque tú eres más de personajes que yo.
Eliminar2. Con Agatha, le daré más oportunidades, pero no estoy muy entusiasmada tras las últimas decepciones.
3. Ah, yo con los audiolibros sí que logro concentrarme. Fue cuestión de familiarizarme. Antes me ponía nerviosa perderme una palabra o dos, pero ahora eso ya no me preocupa.
Algunos libros son difíciles de digerir. Abrazos
ResponderEliminarSí, y otros no están hechos para ti. Pero así es la vida. Mejor abandonarlos que seguir perdiendo el tiempo.
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