"Sovint m'he adonat que tendim a atribuir als nostres amics l'estabilitat de caràcter que els personatges literaris adquireixen a la ment del lector [...] Qualsevol evolució que hagi sofert aquest o aquell heroi popular entre la portada i la contraportada del llibre té el destí traçat a la nostra ment i, semblantment, esperem que els nostres amics segueixin aquesta o aquella via lògica i convencional que els hem assenyalat. Així, l'X no podrà compondre mai l'obra immortal que xocaria amb les simfonies de segon ordre a què ens té acostumats. L'Y no cometrà mai un assassinat. En Z no ens trairà sota cap pretext. Ho tenim tot apamat a la nostra ment i com menys vegades veiem una persona concreta més satisfactori és comprovar amb quina docilitat s'adiu amb l'opinió que ens donen d'ell cada vegada que el sentim anomenar. Qualsevol desviació del destí ens xocarà per anòmala, però també per immoral. Preferiríem no haver conegut el nostre veí, el venedor jubilat de hot dogs, si un bon dia publica el llibre més important dels nostres temps "
"Muchas veces he advertido que tendemos a atribuir a nuestros amigos una estabilidad similar a la que adquieren en la mente del lector los personajes literarios. [...]
Sea cual fuere la evolución de este o aquel personaje popular ha experimentado entre las tapas de un libro, su destino está fijado en nuestra mente, y, de manera similar, esperamos que nuestros amigos se ajusten a tal o cual molde convencional que hemos acuñado para ellos. Asi X nunca compondrá la música inmortal que no armonice con las sinfonías de segundo orden a que nos ha habituado. Por su parte, Y jamás cometerá un asesinato. En ninguna circunstancia nos traicionará Z. Lo hemos dispuesto todo en nuestra mente, y cuanto menos veamos a una persona determinada, es tanto más satisfactorio comprobar la fidelidad con que se ajusta a la idea que nos hemos hecho de ella cada vez que nos llegan noticias suyas. Cualquier desviación del destino que hemos ordenado nos impresionaría, no sólo por anómala, sino también por su falta de ética. Prefeririamos no haber conocido a nuestro vecino, el vendedor jubilado de perritos calientes, si un buen día publica el libro más importante de su tiempo"
Las expectativas. Tendemos a encasillas a la gente y simplificamos el mundo. Mi madre siempre hará comida para un regimiento y llegará tarde a todas las citas. Mi padre es capaz de arreglar cualquier cosa rota. Mi hermano no sale de fiesta y pasa el día con el ordenador. G no va a sitios donde haya interacciones sociales. L nunca se pegará con nadie. P nunca insultará a nadie a gritos. Y así. No caben las contradicciones en nuestra mente, y en caso de que eso suceda quedamos en shock.
Pero la gente es contradictoria, está en su naturaleza. Hay personas que defienden acérrimamente el medioambiente, pero cuando va por la calle tira la botella de agua vacía en un contenedor cualquiera. Otros defienden los derechos humanos pero tienen a una mujer de la limpieza a la que pagan en negro. Podemos odiar las películas románticas, pero gustarnos mucho Love actually. Somos volubles, en ciertas cosas, podemos cambiar de un día para otro.
Eso no pasa con los personajes. A ver, sí evolucionan, pero es una evolución lógica, que el lector tiene en cuenta. Si Vin es una mendiga débil y asustadiza que no confía en nadie, todos sabemos cómo será al terminar el libro. Si Harry es un pobre niño maltratado e ignorado por el mundo, todos sabemos qué le pasará. Pero no me refiero a esto. ¿Puede Lord Voldemort ayudar a alguien que ha tropezado a levantarse? No. ¿Puede Harry hacer la zancadilla a Ron porque ha sacado peor nota que él? No. ¿Puede Hermione suspender un examen? No. ¿Puede Gimli convertirse en arquero o Légolas un gran luchador con el hacha? No. ¿Puede un personaje decir/pensar una cosa y hacer otra? No, entonces diríamos que la novela es incoherente.
Aunque eso, sí, hay libros que están enfocados precisamente en romper los principios de los personajes, como veo que está pasando con Jon. Pero es diferente, porque es la narración la que quiere incidir en eso. No veo a Joffrey enamorándose y siendo buena persona, por ejemplo.
Pero esto no se limita solo a los personajes, también a la historia. A medida que vamos leyendo nos formamos una idea de cómo va terminar el libro. Aceptamos que puede haber giros inesperados, pero siempre dentro de un límite. Un límite que no se puede romper, porque sino, aunque esté justificado, el lector se siente engañado. Todos sabemos que las películas de comedia romántica de domingo por la tarde terminaran con la pareja junta. Sabemos que Scrooge se redimirá. Sabemos que Harry no va a morir en el primer libro. Sabemos que Frodo llegará al volcán. Sabemos que el detective de turno pillará al asesino. Sabemos que alguien se sentará en el Trono de hierro. Sabemos que los finales de Sparks son tristes. Es cuando un libro no termina como uno espera que se generan bandos contrapuestos: los que no lo aceptan y los que sí. Es el caso de Perdida, La canción secreta del mundo o Antes de ti.
No es el caso de Lolita, el libro de donde he sacado la cita que os traigo hoy, cuyo final ya se nos indica en el prólogo y cuyos personajes, son como son. Lolita ha sido un libro controvertido, pero no por el final, sino por el tema y su forma de tratarlo. Me gustó cómo exploraba sus personajes, pese a que es una novela muy descriptiva y con poca acción. Eso sí, está escrita con un lenguaje muy cuidado y se adentra muy bien en la psicología de los personajes. No es de mis libros favoritos, pero creo que debe ser leído.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Conocéis algún personaje contradictorio? ¿Sois de los que aceptan los finales que se salen de los límites? ¿Sabéis algún libro así? ¿Habéis leído Lolita?
Hola.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo la frase y la reflexión. Cuando pienso en personajes contradictorios me vienen a la mente los personajes de «Te daría el sol», una novela que amé mucho. ¡Saludos!
Anda, muy bien pensado. Muy cierto, ese libro me gusta mucho precisamente por el realismo de sus personajes^^
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