Blog en pausa

No sé muy bien qué me ha pasado este año (dice Laura, pero procede a explicarlo). Mi trabajo es sencillo y me deja todas las tardes libres (excepto las tardes que te reúnes con tus amigos o tu familia o con G. Quizás no son tantas tardes libres como creías). Además, en agosto tengo todo el mes de vacaciones. ¿Debería poder leer mucho, verdad? Pero no ha sido así. En parte, eso se debe a que estamos inmersos en las reformas de la casa, por lo que todas las mañanas de agosto (ejem, ejem, alguna te has escabullido. Y cuatro horas no son tanto), por ejemplo, hemos estado reparando cosas, pintando paredes o limpiando muebles. Y ni siquiera hemos terminado porque la casa es demasiado muy grande 

Suelo tener en la recámara cinco o seis reseñas escritas, por si alguna semana sucede algo y no puedo dedicarle tiempo, pero poco a poco las he ido consumiendo. Eso se debe, por una parte, a que últimamente he empezado bastantes libros que he abandonado a la mitad, a que he leído libros muy largos (bah, a mí me parece que como siempre) y me he animado a leer uno largo en inglés, cosa que está llevando su tiempo (aunque me siento muy orgullosa de mis avances). Además, confieso que me he enganchado a un par de series (Detective Conan y El hombre en el castillo) y que les he dedicado un buen puñado de horas.

A todo esto, resulta que la independencia te limita, y ahora tengo menos tiempo libroe porque hay que hacer todas las tareas del hogar (no esperaba que llevara tanto trabajo, y eso que hacemos lo mínimo). También cohabito con G y las noches, durante las cuales solía leer hasta que me entraba sueño, las paso charlando con él e incluso jugando a videojuegos (estamos con el Puyo Puyo 2, donde le estoy dando una paliza a G, y con el Overcooked 2, donde hago lo que puedo).

¿Algo más? Pues sí. La semana que viene, de jueves a domingo, G y yo nos vamos de viaje a Zaragoza, donde se organiza la Hispacon. Este año no fuimos al Celsius porque quedamos un poco desilusionados de los festivales anteriores: lo que más merecía la pena eran los libros de segunda mano. Me gustaban los autores que venían, pero no me interesaban las presentaciones y las charlas eran algo insustanciales. Queremos darle una oportunidad a este otro festival, pero me da la impresión de que nos encontraremos con más de lo mismo. Las charlas parecen prometedoras, pero vienen demasiados autores y duran demasiado poco como para que se pueda profundizar mucho. Estoy planteándome hacer una crónica, pero ya veremos.

Así, los astros se han alineado para que me haya quedado tanto sin reseñas como sin libros por reseñar como sin tiempo. Por ello, he decidido dejar el blog en pausa unas semanas, como mínimo hasta que haya liquidado todo lo que tengo pendiente: la reseña de La casa de la Colina Negra, seguramente la reseña del libro en inglés (yep, milagrosamente ya lo termino), otro libro si cae, el Visto en las redes, la crónica del viaje, una entrada sobre la construcción de nuestra habitación biblioteca, que tengo a medias y otra sobre los libros abandonados últimamente. Vamos, que tengo trabajo para rato. Y ganas de leer, claro. 

Espero que os vaya bien la vuelta a la rutina. Desconectaré de las redes, pero no de vuestros blogs, por lo que quizás me veáis el pelo de tanto en tanto. ¡Volveré en cuanto pueda!