Pero eso no es siempre, ni mucho menos. Creo que como lectores no debemos limitarnos solo a eso, y aunque la lectura por placer está bien, también hay que leer críticamente (que no tiene por qué estar reñido con lo anterior). Como lectores, no tenemos que conformarnos. Tenemos que exigir a las editoriales libros de calidad, sin errores ortográficos, y dejar de pasarlos por alto. También hay que exigir más a los autores y no conformarnos con historias tópicas que solo distraen la mente,sino exigir buena literatura, que los autores den todo lo que puedan de sí.
Relacionado con todo esto, hace poco leí un texto que habla sobre la importancia de los lectores críticos, y no pude menos que pensar en compartirlo enseguida con vosotros. Aquí os lo dejo, espero que os guste:
Un lector crítico tiene exacerbadas la perspicacia y la sospecha. Esa perspicacia es lo que le permite leer entre líneas, darse cuenta de cuándo una omisión es fundamental para entender el conjunto, o cuándo un epígrafe abre un intersticio para entrar de lleno en la médula de un texto. Otro tanto podría decirse de la sospecha: es necesaria para descubrir en los textos las marcas de filiaciones políticas o el interés soterrado de un autor; o para hacer evidente una mentira, un engaño o para develar una sutil manipulación. [...]
Los lectores críticos no se conforman con una única lectura. Son, en verdad, relectores. Van y retornan al texto enriqueciéndose con cada nuevo abordaje. Les importa cada palabra, cada línea, pero lo hacen cotejando el conjunto, la totalidad. No descuidan la letra menuda y saben que sin las luces de los contextos su tarea quedaría a medio camino o rendiría muy pocos dividendos.
Los lectores críticos saben que el significado no aparece de inmediato y que se requieren muchas evidencias para decir con certeza cuál es la comprensión de una obra. Los lectores críticos son artesanos del significado; son investigadores minuciosos de la fabricación de estos productos culturales.
El lector crítico tiene a mano o lee con fuentes de referencia. Toma notas y glosa los textos. Hace cuadros, diagramas y se apoya en la esquemática para darle a lo fragmentario una figura de totalidad. Así, el lector crítico escribe sobre lo que va leyendo; sabe que esa etapa es definitiva para reconstruir lo leído; conoce del poder de la escritura para reconfigurar el pensamiento. [...]
El lector crítico, para tener un mayor calado en sus análisis, se mueve en varias disciplinas. Es consciente de que no puede conformarse con la información contenida en el texto objeto de su interés. Son igualmente importantes el autor, el ambiente y la época en la que se produce la obra. El lector crítico necesita y le entusiasman la historia de las ideas, el paralelismo entre las artes y las dinámicas de los procesos sociales y de la vida cotidiana. De manera similar, tiene un buen soporte filosófico, hecho de lógica y dialéctica; al igual que una preocupación por la lingüística y la semiótica. En algunas oportunidades le serán indispensables los aportes de la economía y, en otros, la antropología podrá facilitarse unos de sus conceptos o sus métodos. El lector crítico halla en la psicología, y especialmente en la simbólica, una potente ayuda para descubrir las constelaciones de significado indirectas, las correspondencias analógicas, las explicaciones profundas de lo imaginario. En síntesis, el lector crítico cree y practica la interdisciplinariedad.
El lector crítico profundiza, socava, hace arqueología de los textos. Descubre niveles, estratos; recupera estructuras, identifica vestigios. Pero lo más importante, allí donde alcanza su mayor fuerza, es al momento de reconstruir todas las piezas, cuando arma el rompecabezas del sentido, de la interpretación. Al lector crítico, le corresponde volver a reconfigurar los textos; elaborar un nuevo producto intelectivo a partir del cual pueda juzgarse el primer objeto de lectura. Porque esa es su principal tarea: valorar, aquilatar, dar juicios razonables sobre un texto. No se trata de mostrar una inconformidad o convertir la obra en pretexto para divagar sobre cualquier cosa; más bien es lo contrario: el lector crítico fabrica una opinión argumentada y consistente. [...]
Los lectores críticos no se conforman con una única lectura. Son, en verdad, relectores. Van y retornan al texto enriqueciéndose con cada nuevo abordaje. Les importa cada palabra, cada línea, pero lo hacen cotejando el conjunto, la totalidad. No descuidan la letra menuda y saben que sin las luces de los contextos su tarea quedaría a medio camino o rendiría muy pocos dividendos.
Los lectores críticos saben que el significado no aparece de inmediato y que se requieren muchas evidencias para decir con certeza cuál es la comprensión de una obra. Los lectores críticos son artesanos del significado; son investigadores minuciosos de la fabricación de estos productos culturales.
El lector crítico tiene a mano o lee con fuentes de referencia. Toma notas y glosa los textos. Hace cuadros, diagramas y se apoya en la esquemática para darle a lo fragmentario una figura de totalidad. Así, el lector crítico escribe sobre lo que va leyendo; sabe que esa etapa es definitiva para reconstruir lo leído; conoce del poder de la escritura para reconfigurar el pensamiento. [...]
El lector crítico, para tener un mayor calado en sus análisis, se mueve en varias disciplinas. Es consciente de que no puede conformarse con la información contenida en el texto objeto de su interés. Son igualmente importantes el autor, el ambiente y la época en la que se produce la obra. El lector crítico necesita y le entusiasman la historia de las ideas, el paralelismo entre las artes y las dinámicas de los procesos sociales y de la vida cotidiana. De manera similar, tiene un buen soporte filosófico, hecho de lógica y dialéctica; al igual que una preocupación por la lingüística y la semiótica. En algunas oportunidades le serán indispensables los aportes de la economía y, en otros, la antropología podrá facilitarse unos de sus conceptos o sus métodos. El lector crítico halla en la psicología, y especialmente en la simbólica, una potente ayuda para descubrir las constelaciones de significado indirectas, las correspondencias analógicas, las explicaciones profundas de lo imaginario. En síntesis, el lector crítico cree y practica la interdisciplinariedad.
El lector crítico profundiza, socava, hace arqueología de los textos. Descubre niveles, estratos; recupera estructuras, identifica vestigios. Pero lo más importante, allí donde alcanza su mayor fuerza, es al momento de reconstruir todas las piezas, cuando arma el rompecabezas del sentido, de la interpretación. Al lector crítico, le corresponde volver a reconfigurar los textos; elaborar un nuevo producto intelectivo a partir del cual pueda juzgarse el primer objeto de lectura. Porque esa es su principal tarea: valorar, aquilatar, dar juicios razonables sobre un texto. No se trata de mostrar una inconformidad o convertir la obra en pretexto para divagar sobre cualquier cosa; más bien es lo contrario: el lector crítico fabrica una opinión argumentada y consistente. [...]
Por supuesto que no se trata solo de contar con este dispositivo para leer los textos escritos. La lectura crítica cobija a todas las facetas de la vida cotidiana: leemos críticamente las prácticas sociales, los ambientes de la ciudad, los objetos, los discursos afectivos o las relaciones sociales. Un lector crítico está alerta para saberse defensor de los derechos ciudadanos, se sabe vigía de las necesidades de su comunidad y es un acucioso escudriñador de sus propias actuaciones y de las de sus semejantes. Pondrá entre paréntesis los “dado por hecho”, los “no merece discusión”; se cuidará de no caer en la idealización de sus convicciones y defenderá la inalienable condición de ser un libre pensador.
(Prólogo "Repensar la lectura y la lectura crítica", de Fernando Vásquez Rodríguez, dentro del libro La lectura crítica : propuestas para el aula derivadas de proyectos de investigación
educativa)
Completamente de acuerdo contigo pero cuando nos convertimos en reseñadores de pilas de libros e intentamos acaparar todo lo que de novedades hay es muy difícil disfrutar plenamente al nivel que comentas aquí. Brindo por ser de esos lectores que traes en esta entrada aunque creo que entonaré muchas más veces el mea culpa.
ResponderEliminarSí, es lo que dices, con tantos libros como hay en el mercado es difícil leerlos todos críticamente. Pese a que intento hacerlo, muchas veces simplemente, me dejo llevar, y eso tampoco está mal.
EliminarUn saludo,
Laura.
gran aporte, muy cierto. Yo nunca he sentido lo que ustedes llaman bloqueo lector, pero creo que es su subconsciente alertándolos de la banalidad de leer libros en serie, que varían nombres y contextos pero describen lo mismo. Es como la comida chatarra, te deja satisfecho pero sin nutrirte de verdad y terminas hastiado. Leer en forma critica podría hasta modificar tus gustos, y hay que exigir más al autor, en lo formal y en el contenido también. 3 cosas mínimo: originalidad, evolución del personaje y trama secundaria.
ResponderEliminarAnda, qué suerte no haber tenido nunca un bloqueo lector. Puede que tengas razón y se deba a eso, que nos cansamos de leer libros que no nos aportan.
EliminarMuy de acuerdo en que leer de forma crítica puede llegas a cambiar tus gustos.
Sobre los tres elementos que mencionas...como siempre, todo es matizable. La originalidad depende de tu bagaje lector, no hay nada nuevo en el mundo, un personaje plano puede ser muy bueno si un autor sabe manejarlo (véase Cumbres borrascosas) y si la trama principal es potente, no hacen falta tramas secundarias.
Un saludo de,
una Laura criticona.
Completamente de acuerdo. Aunque reconozco que a ese análisis no llego. Aunque sí llego a aburrirme con los libros que repiten las mismas fórmulas una y otra vez. Y sí, hay que exigirles más a las editoriales, que últimamente no tratan muy bien sus libros, con pésimas correcciones.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy de acuerdo con lo de las pésimas correcciones y los libros que usan la misma formula. Sobre lo de llegar a ese nivel de análisis máximo...sin duda es difícil.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte por aquí, como siempre.
Estupenda entrada.Yo no trabajo con editoriales ni las busco.Espero que el placer y el asombro sea descubierto por mi o en base de una buena y confiable referencia.
ResponderEliminarPor lo demás coincido contigo hay algunos que mucho bombos y platillos y no lo son para tanto!gracias por hacer algo diferente y edifican te. Besazo
En cuanto a elegir mis lecturas, hago como tú, me dejo llevar por recomendaciones. Y sobre los libros que tienen mucho márketing detrás y que después no son nada del otro mundo... Uf, los hay a puñados.
EliminarUn saludo hastiado,
Laura.
Hola Laura!! Me gustado mucho esta entrada tuya, tienes razón pero dado que no somos críticos literario sino reseñadores es normal que no seamos tan exigentes. ¡Genial post! Besos!!
ResponderEliminarYa, pero aún así, creo que deberíamos exigir más...
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