Es inevitable que mis reseñas de este manga sean cada vez más cortas (esta es tan larga como la anterior y son tres tomos más); lo principal está dicho ya. En general, todo lo bueno que tenían los primeros tomos (la profundidad en el tratamiento temático y de personajes, por ejemplo, o el detallismo en el dibujo) se mantiene. Es por eso que solo comentaré someramente la trama y me centraré en aquellos aspectos que o bien no había notado hasta ahora o bien han cambiado. Por supuesto, habrá spoilers de los tomos anteriores, es inevitable (Thorfinn sigue vivo, para sorpresa de nadie); de todas formas, intentaré no destripar nada de estos tomos, a excepción de algunos detalles que estarán en la zona spoilers.
Opinión:
Si algo dejaban claro los tomos anteriores es que el arco de Thorfinn acababa de empezar. Y menos mal, porque para ser el prota, hasta ahora no había tenido mucho desarrollo. Thorfinn ha decidido abandonar por completo la violencia y dedicarse en cuerpo y alma a reparar el daño que ha hecho. Que un personaje tan pasivo tome las riendas de su destino es un avance muy grande; sin embargo, no será nada fácil demostrar que es capaz de ser fiel a su palabra. Ya en los anteriores tomos, Thorfinn se enfrentaba a algunos obstáculos que hacían tambalear su determinación, pero es aquí donde se le pone realmente a prueba, enfrentándole con las consecuencias de la decisión que ha tomado.
No sería la primera vez que me llevo una sorpresa en ese sentido. No confiaba en absoluto en que mejoraran los personajes femeninos y, en ese aspecto, estos tomos me han impresionado. ¡Al fin tenemos un buen puñado de mujeres fuertes e independientes! Arneis ya fue un buen añadido, aunque tanto su trama como sus motivaciones estaban atadas a los hombres. Aquí, en cambio, encontramos, por ejemplo, sororidad entre mujeres, cosa que no se había visto ahora, en parte por la ausencia de personajes femeninos que pudieran interactuar. Ahora las mujeres aparecen por todas partes de forma lógica y tienen tanta relevancia como los hombres. Hay madres, hijas y esposas cuyo papel no es simplemente accesorio, e incluso hay mujeres que no solo cumplen con los roles tradicionales, sino que también son cazadoras o marineras, siempre siendo coherentes con su contexto. Ahora bien, sigo echando en falta alguna guerrera vikinga.
Para ampliar el discurso sobre la mujer, el autor introduce también al personaje de Hildr, una cazadora hábil que tiene una vida solitaria y nómada y que, además, es inventora; una mujer que se sale de todos los cánones femeninos de la época. Esto está justificado por su contexto: de pequeña, se dedicaba a la carpintería y a crear todo tipo de inventos, unas aficiones que no hubieran sido posibles si su padre no fuera un carpintero de renombre que daba poca importancia a los roles de género. Sin duda, Hildr es una rara avis en el mundo nórdico que puede permitirse llevar una vida más libre al no formar parte de la sociedad. A pesar de ello, el autor no idealiza esa libertad: Hildr no es un alma salvaje que un día decidió marcharse de casa y dedicarse a la caza, como suele ser habitual en los personajes literarios femeninos "fuertes e independientes". Su aislamiento no es voluntario, sino que se debe a las quemaduras en su rostro, y es nómada desde que, de niña, perdió a su familia y su hogar. Hildr es lo que es por su contexto. En lo personal, estoy acostumbrada a leer novelas históricas donde los personajes femeninos actúan según una mentalidad actual, una mentalidad a la que no podrían haber llegado de ninguna manera por el contexto social y político en el que viven. Hildr es un soplo de aire fresco porque actúa exactamente como lo haría una mujer de la época que se ha visto obligada a vivir en los márgenes.
Ya a principios de esta tanda se nos introduce a Gudrid, que representa el término medio entre seguir las convenciones sociales y vivir en los márgenes. Ella siempre ha querido ser navegante y explorar el mundo, pero al estar atada a una sociedad patriarcal con valores tradicionales, se espera de ella que se case y se quede en casa cuidando a los niños. No le queda otra que cumplir con el rol tradicional de la mujer, al menos hasta que se le presenta una oportunidad de cambio.
Tanto Gudrid como Hildr tienen un papel protagónico en la trama durante varios tomos; por desgracia, quedan relegadas a un segundo plano cuando termina su historia. Ese ha sido mi mayor problema con los secundarios de estos tomos: les falta presencia. No solo me he quedado con ganas de ver una mayor participación de Gudrid y Hildr en los acontecimientos o que se trabajara más su dinámica con otros personajes, sino que me ha pasado lo mismo con Einar, Balder o Garm. Sí que es cierto que algunos tienen una presencia constante, como Sigurd, aunque en su caso es porque es el alivio cómico hasta casi el final, donde tratan al personaje con la profundidad que merece. Por lo demás, siento que Thorfinn acapara toda la atención y los demás solo importan en sus propias tramas. Es cierto que es quien más tiene que decir y puedo entender que algunos personajes que se han presentado ahora pueden desarrollarse más en el futuro; sin embargo, me parece muy feo que Einar, que era coprotagonista en el tomo anterior, aquí tenga una participación simbólica. Casi diría que sale tan poco como Ojohuevo.
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| Ojohuevo amenazando al autor porque no sale más y el resto de secundarios, criticando al autor por no tener más presencia |
Y si Einar sale poco, Canuto sale menos: en estos nueve tomos, tiene una escena o dos. Pese a que había acordado con Thorfinn que cada uno seguiría su propio camino, había cobrado tal protagonismo que se me hace rara su ausencia. Como mínimo, esperaba ver la evolución paralela de ambos personajes, por muy difícil que hubiera sido combinar las dos tramas.
El caso de Canuto es un ejemplo más de cómo el autor ha dejado de lado el trabajo con algunos personajes secundarios, mientras sigue dedicando mucho tiempo a otros, como Thorkell. Sí, vuelve Thorkell (*Laura hace la ola*) y es increíble. Me encanta su caracterización, cómo resulta terrible y gracioso al mismo tiempo, y lo detallado de su diseño; el trabajo de marcar todos y cada uno de sus músculos es impresionante. Su papel no es muy relevante en la trama; lo importante es que tiene mucha presencia (y no solo porque sea grande). Me gusta que reaparezcan tanto él como Floki: creo que ambos personajes se habían quedado un poco a medias. Para mí, Thorfinn no se podía ir a Vinland sin antes reencontrarse con ellos. En el caso de Thorkell, faltaba ver un poco el contraste con el nuevo Thorfinn; en el caso de Floki, quedaba por resolver lo del tema del padre. Eso sí, tampoco esperaba que se le dedicaran TANTAS páginas.
Aunque lo he pasado bien con estos tomos, se me han hecho largos. Creo que el autor le dedica demasiadas páginas a mostrar batallas y gente pegándose. Sí, la guerra es terrible y bestial, pero insistir tanto en ello me parece redundante. En parte, entiendo el propósito: hablar de la batalla sirve para criticar la parte de la cultura vikinga que ensalza el honor y la violencia. Por ejemplo, las escenas bélicas están plagadas de humor negro que refuerza la idea de la banalidad de la lucha. No estaba mal implementado en los anteriores tomos, con detalles sutiles. Aquí tenemos cada vez más agentes involucrados en la historia y eso hace que sean necesarias más escenas que solo cortan el ritmo. He preferido, con mucho, las críticas que se introducen de forma natural en los diálogos entre personajes, porque me parece que tienen más profundidad, como esta sobre la necesidad de vengar una afrenta o la siguiente, sobre la dificultad de cambiar:
Me parecen necesarias obras como esta, que desmitifican a los guerreros nórdicos mostrándonos que, por muy molona que pueda parecer la violencia, nunca es el camino adecuado (Thorkell mola un montón, pese a que en la vida real me parecería aterrador). Hoy en día son cada vez más visibles las nuevas masculinidades, pero durante muchos años el hombre vikingo ha sido un modelo a seguir. La crítica al comportamiento y mentalidad de los vikingos es también una crítica a la idealización del macho alfa. Puede que ya no se resuelva todo con los puños y que lo del honor de morir en batalla ya no sea la última moda; sin embargo, muchos de esos valores siguen vigentes y están muy afianzados, como el hecho de no mostrar los sentimientos o considerar valiente a quien ejerce la violencia.
Antes de pasar a hablar un poco del final de este arco, quiero hacer mención al dibujo. Como ya he dicho en otras ocasiones, el autor se ha documentado muchísimo para hacer este manga y en el dibujo es donde más se nota. Tanto las ropas como las herramientas y armas que usan los personajes son muy detallados, hasta el punto de que el autor añade algunos extras en los que nos muestra bocetos de objetos vistos desde distintos ángulos.
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| En la primera imagen vemos detalladamente las herramientas de Hildr. En la segunda, un comentario del autor hablando de la documentación. |
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| Bocetos sobre el arma de Hildr |
Un dibujo tan detallado puede llegar a ser recargado; no es el caso de este manga, ya que las viñetas con más dibujo solo sirven para establecer el espacio y suelen ser amplias; si lo importante es transmitir una emoción, los fondos son más vacíos y toda la atención está puesta en la expresión de los personajes.
SPOILERS (subrayar para leer)
QUE NO SE VAN A VINLAND. ¿Pero en qué cabeza cabe? Casi me dio un jamacuco cuando vi que en el primer tomo decidían irse a Grecia. Nada menos que a GRECIA, como si no estuviera en el quinto moño. "Nah, un año para ir y otro para volver", dicen los personajes. Y yo como Qué Me Estás Contando. Y luego qué, ¿Japón, que está a un tiro de piedra?
Una vez superada la sorpresa inicial, al ver los pequeños conflictos con los que se encontraba Thorfinn, acepté que era una viaje de madurez, que aún no estaba preparado para ir a Vinland. Como he comentado, me han gustado los obstáculos a los que se enfrenta, pese a que, en cierta manera, la trama le ayuda a salir victorioso: Hildr no le mata porque su padre le pidió que perdonara a sus asesinos, Thorfinn no mata a Floki gracias a la intervención de Balder, y suerte que Garm solo quería enfrentarse a Thofinn y no estaba empeñado en matarle. Al principio, estas conveniencias de guion me molestaban; ahora, después de darle un par de vueltas, me pregunto: ¿es posible que siempre haya una tercera opción? ¿Que se pueda dar la vuelta a cualquier circunstancia y que el mérito de Thorfinn es haber encontrado la forma de hacerlo? ¿Realmente podría haber una situación en la que las únicas opciones son matar o morir?
No me hubiera parecido mal seguir así, con pequeñas escaramuzas hasta Grecia. El problema es que, después de habernos dicho por activa y por pasiva que vamos a Grecia, al final no vamos. Los lectores, al menos, nos quedamos estancados en el mar Báltico. Thofinn sí que llega a ir: off-screen. Pasamos al siguiente tomo y no solo han ido a Grecia, sino que ya han vuelto. Es decir, ¿para qué marcarse como objetivo un viaje tan largo si luego no lo vemos? ¡Para eso que se fueran a Finlandia, que ya era un trecho!
Entiendo que el objetivo de este arco era ver cómo Thorfinn se enfrentaba a una serie de retos que ponían a prueba su determinación y mostrarnos cómo esos obstáculos le permiten evolucionar. Pues bien, no me creo que tras las turbulentas aguas del Báltico, los 2.500 km que hay hasta Atenas sean coser y cantar y que tanto las experiencias que viven como las culturas que conocen no supongan una evolución para los personajes. ¿Qué hay más distinto de la cultura nórdica que la cultura griega? ¿Cómo cambia la perspectiva de Thorfinn sobre el mundo tras descubrir cómo los griegos gestionan la paz? Y hablo de Grecia por poner un ejemplo, no será por países por los que pasan. Es que la simple barrera idiomática ya me parece un obstáculo enorme. Que sí, que en parte esa es la historia que yo quiero y no la que nos plantea el autor. Sin embargo, era tan fácil como no enviar a los personajes tan lejos. ¿Para qué prometer un largo viaje que no vemos?
Lo que más me enfada es haberme perdido la evolución de la relación de Gudrid y Thorfinn. Gudrid se declara a Thorfinn y la siguiente vez que les vemos es uno o dos años después ya casados. No se muestra el enamoramiento y no vemos el matrimonio. El romance no está nada bien trabajado, porque si bien tenemos a Gudrid sonrojándose a diestro y siniestro y ambos ven el mundo de la misma manera, no tenemos suficientes escenas de los dos como para decir que hacen buena pareja; solo parecen buenos amigos.
Supongo que en los siguientes tomos iremos viendo la relación entre ambos, pero para mí ya será tarde. Que Thorfinn empiece una relación amorosa con alguien es un paso muy importante para un personaje que, por lo que hemos visto, nunca ha mostrado interés ni ha estado con nadie. No solo hemos perdido la oportunidad de ver a un Thorfinn torpe e inexperto, sino que algunos conflictos matrimoniales ya no tendrían sentido en futuros tomos.
FIN SPOILERS
En conclusión, estos tomos, en comparación con los anteriores, han sido un poco flojos, pero la historia sigue siendo muy buena. Me quedo con las reflexiones sobre el pacifismo y la crítica al ensalzamiento de la guerra y la violencia. Lo primero me parece mejor llevado, con situaciones orgánicas que ponen a Thorfinn contra las cuerdas; lo segundo se me ha hecho algo repetitivo y considero que las escenas de batalla se alargan demasiado y que el humor negro es excesivo. En lo que respecta a los personajes, me ha encantado el trabajo con los femeninos, al fin mujeres fuertes e independientes, aunque creo que Thorfinn acapara demasiado la atención y que los secundarios podrían tener más presencia fuera de sus propios arcos. Por lo demás, el dibujo sigue siendo magistral, lo único que empaña mi entusiasmo es el final, debido a que con el salto temporal se pierde toda la evolución de la relación de personajes que se acababa de establecer.
Cosas que he aprendido:
- Puede que siempre haya una tercera opción para evitar la violencia.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN... 4/5! (Tomos XV, XVI, XVII, XVIII)
PUNTUACIÓN... 3'5/5! (Tomos XIX, XX, XXIII)
PUNTUACIÓN... 3/5! (Tomos XXI, XXII)






























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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney