Pese a que prefiero las novelas, de tanto en tanto (muy de tanto en tanto) me animo con algún ensayo, pero solo si versa sobre literatura (of course). Este lo leí por recomendación de Entre montones de libros y me ha gustado mucho.
ISBN: 978-84-339-1367-8Páginas: 176
Traductor: Joaquín JordáPublicación: 18/04/2006
Autor: Daniel Pennac
Editorial: Anagrama
Título original: Comme un roman
Sinopsis:
Esta obra insólita, un auténtico estímulo para la lectura, ha sido uno de los grandes fenómenos de la edición francesa reciente. Pennac, profesor de literatura en un instituto, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, sea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida. Todo ello escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: «En realidad, no es un libro de reflexión sobre la lectura -dice el autor-, sino una tentativa de reconciliación con el libro».
Si no soléis leer obras de este género, este libro es una buena forma de empezar, pues se aleja mucho de la forma tradicional del ensayo, hasta el punto de ser como una novela, de ahí el título.
Hacía mucho que no me encontraba con un ensayo tan personal y ameno. Normalmente, suelen ser muy pendantes El autor usa un tono muy cercano al lector, aleccionando, sí, defendiendo una tesis y criticando la sociedad, como muchos ensayos, pero te hace cómplice de sus ideas y te comparte anécdotas personales disfrazándolas de argumentos. Mediante un lenguaje sencillo, pero enriquecido con recursos literarios, nos habla desde una posición pretendidamente subjetiva.
"El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. Esta lectura es para él una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra, pero que ninguna otra compañía podría sustituir"
Curiosamente, también presenta personajes: los padres preocupados por sus hijos, porque no leen, pese a que ellos tampoco lo hacen. El autor consigue retratarlos mediante los diálogos, que hacen más amena la lectura, y solo con eso nos muestra que están más preocupados por establecer lazos con sus hijos y no resultar un fracaso de padres que no por conseguir que amen la lectura.
"Pero, al cabo de unas páginas, se ha sentido invadido por esa pesadez dolorosamente familiar, el peso del libro, peso del tedio, insoportable fardo del esfuerzo inalcanzado.Sus párpados le anuncian la inminencia del naufragio.El escollo de la página 48 ha abierto una vía de agua debajo de su línea de resoluciones.El libro le arrastra.Zozobran."
Toda la obra es un alegato en defensa del amor por la lectura y, pese a ser de los 90, es de rabiosa actualidad. Empieza con los motivos por los cuales los adolescentes no leen, pese a que estaban fascinados por los cuentos cuando eran pequeños. Una de las razones es que los adultos convierten el placer de leer en la obligación de leer. Hay una profunda crítica a los padres y maestros que exigen la lectura, convirtiéndola en un deber. Seguro que todos podéis compartir malas experiencias con lecturas obligatorias y padres que te obligaban a leer cosas que no te interesaban. En general, el libro merece mucho la pena por todas las reflexiones sobre la lectura que se pueden encontrar, así como por la pasión con la que el autor habla de los libros.
"Y cuanto más leíamos, más ignorantes, en efecto, nos sentíamos, solos sobre la arena de nuestra ignorancia, y frente al mar. Sólo que, con él, ya no teníamos miedo de mojarnos. Nos sumergíamos en los libros, sin perder el tiempo en fríos chapoteos"
Otra de las tesis que defiende el autor es la importancia de la lectura en voz alta. Los padres dejan de leer en voz alta una vez sus hijos aprenden a leer, algo que considera un error, pues los niños aún no están preparados para embarcarse solos en la aventura de leer. Incluso defiende que los profesores deberían leer en voz alta, pues es la mejor manera para atrapar a los jóvenes: volviendo a hacerles sentir niños.
Algo que me ha sorprendido es que este libro es ampliamente citado, pese a que nadie le reconoce el mérito. He encontrado que el libro está plagado de frases célebres acerca de la lectura, como los tan conocidos derechos del lector, pero en ninguna parte se dice que son fragmentos extraídos de esta obra. Seguro que el encabezamiento del libro os resultará la mar de familiar.
Pero no todo es perfecto. Para empezar, los capítulos son muy cortos, algunos de una página, algo que hace la lectura más ligera (uno de los trucos que menciona el lector, para que los alumnos sientan que han leído mucho), pero que fragmenta el texto, pese a que se continúa con el mismo tema en el siguiente capítulo. Por otra parte, en algunos de sus argumentos el autor se hace un poco repetitivo.
«¡Qué pedagogos éramos cuando no estábamos preocupados por la pedagogía!»
Otra de las cosas que no me ha convencido es que me parece que idealiza demasiado esta idea de la lectura en voz alta, pues a mí por ejemplo eso me aburría en clase, pues yo leía más rápido. Depende mucho de cada uno. Además, aunque sería bonito, como profesor, no puedes dedicar un trimestre entero a leer en voz alta. Tampoco cuadran los cálculos del autor respecto a la cantidad de páginas que se pueden leer con este método, pues las clases duran 50 minutos, 45 si contamos el tiempo que tardas en poner orden. A eso hay que sumarle que los niños de hoy tienen muchos más problemas de concentración y, por muy bien que lo leas, al cabo de veinte minutos desconectan (lo sé por experiencia propia).
"Si estás leyendo esto es porque tú la conoces muy bien, esa ansía, ese impulso de leer unas páginas más, un capítulo más, sin tener en cuenta la vida que se despliega a tu alrededor"
La obra también defiende mucho que no se debe exigir a los niños comprensión de aquello que leen, que eso les llegará con el tiempo, pero no estoy muy de acuerdo, porque los adolescentes saben leer, pero no comprender aquello que leen, analizarlo ni ver la riqueza entre líneas. Está bien que se quiera conseguir primero su atención por los libros, pero me parece importante que comprendan aquello que leen.
En conclusión, estamos ante un ensayo muy peculiar que se aleja de la forma tradicional. Defiende sus argumentos con un su tono cercano, personal, y elementos como los personajes o el diálogo hacen que sea muy ameno. La tesis gira en torno a la importancia de la lectura en voz alta para captar la atención de los más jóvenes y acercarlos a la lectura. Esta no debe ser un deber, sino un placer, algo que muchos padres y profesores no son capaces de transmitir. Una obra ligera, pero llena de reflexiones y críticas sobre la lectura, así como muchas frases para enmarcar. Perfecto para cualquier amante de la lectura.
Cosas que he aprendido:
- La lectura en voz alta no debe abandonarse cuando los niños aprenden a leer.
- He descubierto al autor de muchas frases célebres sobre la lectura.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...3'5/5!
Primeras Líneas...
A mí también me aburría en clase lo de la lectura en voz alta. Y si duraba mucho, desconectaba. Y no desconectaba más porque tenías que estar pendiente por si te tocaba leer. Que si no sabías por dónde iba, nota negativa... Quizás que los padres aún sigan leyendo a los niños... Aunque yo lo he hecho y de poco me ha servido. Al menos por ahora mi hija no toca un libro como no sea por obligación. En fin... El libro lo leí hace ya un tiempo y me gustó mucho.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy de acuerdo con lo de la lectura en voz alta. Yo me ponía a leer las siguientes páginas y me perdía.
EliminarAish, ya sé tu drama con lo de tu hija y me sabe grave, porque sé que lo has intentado de todas las formas posibles. Siempre se vende la idea de que los niños no leen porque en casa no se fomenta la lectura, pero a veces no es así. Que a unos padres les guste mucho algo no va a hacer que a sus también les guste. Precisamente quizás por eso lo aburren.
Un saludo animoso,
Laura.
Bueno, tampoco me lo tomo como un drama. Es que hay mucha competencia hoy día, con los móviles sobre todo, que acaparan todo el tiempo. Eso sí que me causa más enfado, el tiempo que le dedica a las pantallas y que podría dedicarlo a otras cosas. Ya no solo leer. A otros hobbys, que hay muchas cosas que se pueden hacer y disfrutar además de leer. Que yo respeto el derecho a no abrir un libro...
EliminarMás besotes!!!
Hola.
ResponderEliminarNo sabía que es bueno leer en voz alta a un niño aunque sepa leer, sin duda es un dato que tendré en cuenta, uno ya lee sus propios libros y el otro estoy en proceso de que aprenda a leer.
Muchos besos.
Pues sí, sí, es algo muy importante. Me alegro de que te lo apuntes.
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