miércoles, 9 de diciembre de 2020

El atlas de las nubes, de David Mitchell

Cuando vi la película de El atlas de las nubes, hace ya bastantes años, lo hice movida por las buenas críticas. Lo cierto es que no guardo muchos recuerdos de ella, solo que era extraña y que estaba bien sin ser nada del otro mundo. Un tiempo después leí la fantástica reseña de Libros y mazmorras sobre el libro (cuya existencia desconocía), y lograron picar mi curiosidad.

Traducción: Ví­ctor V. Úbeda 
Colección: Nefelibata
ISBN: 9788492723799
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 14 X 21,5
Páginas: 608
PVP: 21.00 €
PVP ebook: 13.99 €

Sinopsis:
¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disímiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el siglo xix, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro postapocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones.

Por qué este título...
«—El sexteto Atlas de las nubes… Robert Frobisher… La verdad sea dicha, lo conozco de oídas, aunque nunca le he puesto la zarpa encima… Frobisher era un niño prodigio, murió cuando comenzaba a despuntar… Déjeme ver, tengo aquí el catálogo de un vendedor de San Francisco especializado en rarezas… Franck, Fitzroy,  Frobisher… Aquí está, con una breve reseña y todo… Sólo se hicieron quinientas copias… en Holanda, antes de la guerra, caray, no me extraña que sea una rareza… El de San Francisco vende una copia en acetato hecha en los cincuenta… por una
discográfica francesa ya desaparecida. El sexteto Atlas de las nubes debe de ser como el beso de la muerte para quienes lo rozan… Veré qué puedo hacer, les quedaba uno el mes pasado, pero no le puedo garantizar la calidad del sonido y además le advierto que barato no es…»

Opinión:
Impresión: Me ha encantado

He de empezar diciendo que, por contra de lo que creía, esto no es una novela, sino una antología de relatos. Las antologías no suelen ser santo de mi devoción, pero por una vez, la agradezco, puesto que si tuviera que valorar la obra como novela (algo que creo que intenta hacer la película, que sea todo un conjunto muy relacionado) mi opinión sería mucho más negativa.

Así pues nos encontramos con una obra compuesta por seis relatos dispuestos siguiendo una estructura piramidal: cada relato se interrumpe a la mitad para dar inicio al siguiente, hasta llegar al sexto, que se narra completo, para luego recuperar el final de los anteriores de forma inversa. Además de esto, cada relato está dentro del siguiente de alguna forma (por ejemplo, el primer relato es el diario de un hombre, el cual el protagonista del segundo relato encuentra en una biblioteca, mientras que las cartas que este escribe, son encontradas por la protagonista del tercer relato) y podemos ver pequeños paralelismos y detalles de una historia a otra, sin hablar de casualidades o reencarnación del alma (cosa que también trata la película).

Sin esta estructura y este entrelazamiento, lo cierto es que estaríamos ante una antología de relatos bastante corriente.  Aunque luego os hablaré un poco más en profundidad de cada uno, en general las historias son entretenidas, tratan temas muy distintos, están bien escritas y no buscan sorprender al lector. Pero aun así tienen un algo que logra que quieras seguir leyendo. No sé si fue porque lo combiné con la lectura de Peñazo de tronos, pero lo cierto es que se me hizo muy ligera y las páginas se me pasaban volando.

Por otra parte, al ser relatos tan largos, unas cien páginas cada uno, es como si estuviéramos ante novelas cortas que tienen su medida justa: la historia no se alarga más de la cuenta y los pocos personajes están suficientemente desarrollados y caracterizados, sin que se tornen monótonos. Eso sí, como uno de los fallos que presenta la obra, es que trata muchos temas de forma superficial, podrían haberse desarrollado mucho más, con más sentimiento y haber hecho hincapié en una crítica más dura y mordaz.

En general me pareció que la obra se quedaba en la superficie, aunque como he dicho, no es por falta de páginas. Entre los temas que trata puedo hablar del colonialismo, el racismo, la libertad de prensa, el mundo editorial, el estado de los psiquiátricos, crítica al capitalismo,... Quiere abarcar demasiado, hubiera sido mejor que cada relato tratara su tema con profundidad y que no tratara de explorar otras costas.

Aun así me ha parecido una obra original, tanto por su peculiar estructura, un sello distintivo, como por su estilo narrativo tan cambiante, pues en cada relato escribe de una forma ligeramente distinta. Esto se debe en parte que cada relato avanza cincuenta o cien años al futuro, por lo que el lenguaje evoluciona, sino que cada uno debe adaptarse al género en el que se inscribe: un diario, unas cartas, una novela, una entrevista o un relato oral.

Ya para terminar, me gustaría hablar un poco de cada uno de los relatos, sin entrar en demasiados detalles y sin estropearos nada. La mayoría me han gustado mucho, en la misma medida, y quizás los más flojos han sido "El diario del Pacífico de Adam Ewing" y "El tremendo calvario de Timothy Cavendish".

- "El diario del Pacífico de Adam Ewing": ambientado a mediados del siglo XIX, el protagonista es un abogado que viaja en barco de vuelta a su hogar y que visita varias tribus indígenas del Pacífico de camino. Me ha parecido muy interesante conocer de cerca los efectos de la colonización, el papel del hombre blanco, además de la tribu de los moriori y los maorís. Se dan muchos datos sobre su casi-extinción y los malos tratos que sufrían, aunque me ha faltado que se profundizara más y que fuera más emocional, sin un punto de vista tan objetivo como el del abogado.

- "Cartas desde Zedelghem": ambientado a principios del siglo XX, el protagonista es un pianista que empieza como aprendiz en casa de un gran músico. El relato narra sus vivencias en la casa, las relaciones que establece con todos sus miembros y hay un poco de debate acerca de la autoría las obras. Es un relato que no tenía muy claro qué quería contarme, pues no veía una reflexión sobre ningún tema concreto, pero lo he disfrutado de lo lindo por el amor hacia la música que hay en cada página. Me gusta cómo se caracteriza el protagonista, mostrándote cómo es en lugar de contártelo, y por cómo relaciona todas sus vivencias con la música. Además, me ha parecido un personaje interesante porque es bastante gris (vende los libros de su maestro a escondidas y se tira a la mujer de este, para empezar) y me ha gustado su forma de ver las relaciones amorosas. Hay un momento un romance que me pareció excesivamente brusco, pero que luego se justifica mostrando que solo era un encaprichamiento. Por otra parte, el protagonista es bisexual y ese no es el tema del relato, sino que es una característica más que está ahí de fondo, tratada con mucha naturalidad, sin hacer un drama de ello.
«Las van de Velde son cinco clavicémbalos desafinados tocando allegro sin parar, así que los oídos me zumbaban de gratitud por haberme librado de su presencia»
 «Porque me he pasado la vida aguantando a mujeres idiotas y sofisticadas que se empeñaban en entenderme, en curarme, pero Eva sabe que soy terra incognita, y me explora sin prisa, como hacías tú. Porque es delgada como un niño. Porque huele a almendras, a hierba del prado. Porque si me sonrío de que quiera ser egiptóloga me da una patada en la espinilla por debajo de la mesa. Porque me hace pensar en algo más que en mí mismo. Porque resplandece aun cuando está seria. Porque le gustan más los diarios de viaje que Walter Scott, prefiere a Billy Mayerl antes que a Mozart y no distingue un do mayor de un sargento mayor. Porque yo, sólo yo, veo su sonrisa una milésima antes de que le llegue a la cara. Porque el emperador Robert no es un buen hombre —su mejor parte es prisionera de la música inédita que lleva dentro— pero así y todo me dedica esa sonrisa única. Porque oímos a los chotacabras. Porque su risa le brota de un agujero en lo alto de la cabeza y riega la mañana entera. Porque un hombre como yo no tiene nada que ver con esta sustancia, «la belleza», y, sin embargo, hela aquí, en las cámaras herméticas de mi corazón.»
- "Vidas a medias. El primer misterio de Luisa Rey": ambientado en los ochenta o noventa, está protagonizado por una periodista que ha descubierto unas irregularidades en una planta nuclear y quiere sacarlo a la luz. Este relato lo devoré con fruición. El autor sabe manejar muy bien el ritmo, pues la acción y tensión son constantes. En este relato entramos de lleno en una persecución en toda regla, de la que no sabemos cómo logrará escapar la protagonista. Sí que tiene algunos tópicos (persecución de coches) y algunas casualidades, pero la acción frenética hace que lo dejes pasar. A todo esto, la crítica hacia el periodismo y cómo el dinero es capaz de silenciar cualquier cosa, me parece fantástica.
 «—Sí. ¿Acaso existe una nueva política editorial de la que no he sido informada que excluya a priori todo artículo verdadero?
—Mira, el seminario de metafísica es en el tejado. Coge el ascensor y sigue andando hasta que te choques con la acera. Cualquier cosa es verdadera si se la cree bastante gente. ¿Tú qué tienes, Nancy?»
- "El tremendo calvario de Timothy Cavendish": ambientado un par de años en el futuro, está protagonizado por un editor que vive toda una serie de desventuras, huyendo de una mafia y escapando de un psquiátrico en el que le han encerrado sin querer (más o menos, no llega a explicarse). Para mí uno de los más flojos en parte por el potencial desaprovechado, pues esperaba algún giro final que no ha llegado o que se jugara con la mente del lector. Tanto el tema de la crítica editorial como a los centros psquiátricos es muy floja, y no tenía muy claro hacia donde iba todo. He visto Shutter Island y leído Los renglones torcidos de Dios, así que esperaba mucho más.

- "La antífona de Sonmi-451": ambientado en un futuro lejano, está protagonizado por Sonmi, una clon que trabaja en un restaurante de comida rápida y que poco a poco va adquiriendo consciencia. Estamos en un mundo futurista y lleno de tecnología, en el que triunfa el capitalismo y hay dos clases de personas: los clons (ciudadanos de tercera modificados genéticamente que solo trabajan) y la gente normal. Este relato me ha parecido fascinante, tanto por la ambientación y cómo desarrolla el mundo, como por la crítica al sistema como por la forma en que la protagonista va asimilando el mundo y saliendo de su cascarón. Me parece fantástico cómo se introduce toda la información, además de que la evolución de la trama es genial y...me hubiera pillado por sorpresa si no hubiera leído 1984. La única pega en el relato es la cantidad de reminiscencias que tiene a ese clásico, cosa que hace que pierda parte del mérito, pues se notan las semejanzas.

- "El cruce de Sloosha y toda la pesca": ambientado en un futuro muy, muy lejano, está protagonizado por Zachry, un joven indígena que empieza a convivir con una Clarividente que ha venido a su pueblo para estudiarlo. Sí, es justo lo contrario que el primer relato. Estamos ante un relato muy costumbrista, pero que me ha mantenido atrapada, tanto por lo interesante que es la cultura del protagonista, como por todo el misterio de qué ha sucedido con la civilización, como por lo curioso del lenguaje. Me ha gustado mucho ir descubriendo poco a poco los entresijos de su cultura y forma de ver el mundo, así como me he quedado con ganas de más sobre los Clarividentes y con descubrir qué sucedió. Además, cuenta con su parte de acción, aventura y drama, y eso siempre está bien. En cuanto al lenguaje, un aplauso al traductor, porque no ha debido ser nada fácil. Aparecen muchas palabras inventadas o modificadas, a resueltas de cómo el lenguaje evoluciona con el tiempo, algo que me ha parecido interesantísimo. Y lo mejor es que, pese a esas modificaciones, se puede entender perfectamente. Aquí os dejo un ejemplo:
«Resulta que ese día estaba que me iba por las patas abajo porque me había comido un muslo de perro cojo en Honokaa, y estaba de cuclillas entre los ojaranzos, al borde de un barranco, cuando de repente, ¡zasca!, unos ojos que me miran, lo sentí.
—¿Quién anda ahí? —grité, y las zarzamatas se tragaron mi voz.
Oh-oh, estás hundido en la mierda, chavalín, murmullaron los helechos.
—¿Quién eres? —grité, pero no muy alto—. ¡Tengo un chirlo, te lo advierto!
Justo encima de mi cabeza oí un susurro, ¿Quién eres tú, chavalín, Zachry el Chaopalante o Zachry el Cagueta? Miré hacia arriba y allí estaba el Viejo Georgie, sentado en una rama podrida, con una mueca zorrastrona en sus ojos hambrientos.
—¡No me das miedo! —le dije, aunque la pura dura es que me salió una voz como un pedo de pato en un huracán. Ya estaba todo culicanguis cuando el Viejo Georgie saltó de la rama, ¿y qué pasó entonces? Pues que se esfumó en un santiplás, sí señor, detrás mía. Allí no había nada de nada… sólo un pavograso que buscaba larvas y pedía a gritos que lo desplumasen y ensartasen. Bueno, pensé que Zachry el Chaopalante había espantado al Viejo Georgie, sí señor, y que el muy demoño se había ido a por víztimas más caguetas que yo. Quería contarles a Padre y a Adam mi misteriosa aventura, pero los cuentos dan más gusto con cuchizampa, así que me arremangué los pantalones, me acerqué chiticallando a aquel pajarraco del demoño… y salté.
El señor Pavograso me se escurrió de entre los dedos y se escapó lechicagando, pero yo no di mi brazo a partir, no señor, sino que lo perseguí monte arriba entre zarzamatas, bujeros, ramas secas y toda la vaina, los espinos me arañaban la cara, pero es lo que tiene la caza.»
En conclusión, el Atlas de las nubes es una antología de seis relatos que presenta una estructura piramidal muy original, donde se usa un género distinto para cada relato y muchas peculiaridades narrativas. Las historias no son nada del otro mundo ni buscan sorprender al lector, pero la mayoría están muy bien, son interesantes y te mantienen atrapado a sus páginas, con ganas de seguir leyendo. Un libro enriquecedor que seguro que te aportará mucho.

Cosas que he aprendido:
  • Quienes eran los moriori.
  • Cómo dar voz propia a los personajes.
  • Cómo retratar a un protagonista músico.
  • Usar palabras inventadas no significa que el lector no vaya a entenderlo.
  • Una estructura muy original para un libro de relatos.

Y ya para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:

PUNTUACIÓN...4/5!

Primeras Líneas...

6 comentarios:

  1. Con la peli lo intenté pero no pasé de la primera media hora. Y no me había planteado la lectura del libro hasta leer tu reseña. Creo que sí que podría disfrutar de cada una de sus historias.
    Besotes!!!

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    1. Te entiendo, vi la película ayer y no solo el ritmo es frenético, sino que constantemente va cambiando de historia, hasta el punto de resultar lioso. Ya te digo que con el libro es muy distinto.

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  2. Hola Laura!! Vi la película hace un tiempo y me quitó toda las ganas de leer el libro, menudo rollo el largometraje, se me hizo eterno. Puede que me plantee darle una oportunidad, no sé. ¡Genial reseña, muy completa! Besos!!

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    1. ¡Hola! Pues te recomendaría darle una oportunidad de todos modos. Yo también vi la película hace nada y más que un rollo me pareció liosa y que le faltaba mucha profundidad.

      Un saludo,
      Laura.

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  3. No lo conocía, gracias por la reseña.
    Un saludo.

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney